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Capítulo 03

14 de marzo 2020

La campanilla que esta colgada en la puerta resuena indicando un nuevo invitado en la tienda. El mostrador desde el que trabajo está a una distancia prudente para no opacar el lugar y que sea cómodo, ni tan lejos ni tan cerca. 

—¡Bienvenido! —digo como de costumbre y sonrío al ver de quién se trata.

Levanta la mano en señal de saludo y de paso acomoda sus anteojos. 

—¿Que haces aquí? —pregunto y acomodo lo que esta sobre el escritorio, casi pensé que se trataba de un nuevo cliente y estaba por maldecir a lo bajo, ya era hora de cerrar y moría de ganas por volver a casa a comer galletas con la señora Lucinda. 

—Solo quise pasar a por ti, me imaginé que aún no saldrías. 

—No tenías que hacerlo. —Levanto unos libros antiguos que han dejado sobre el mostrador luego de decidir que no se los llevarían y los acomodo a la vista para no olvidar re organizarlos mañana al regresar. 

—No me molesta —le resta importancia con un gesto de las manos —¿Te falta mucho?

—No —Tomo las llaves del local y rodeo el mostrador —Ya he terminado.

Salimos y Noah me ayuda a bajar las grandes puertas que cubren los ventanales, seguido de eso, agrego seguro a la primera puerta que es transparente y deja lucir el contenido del interior, luego agrego la cerradura a la puerta de fuera que es mas opaca. 

—Andando.

Me subo a su auto y me aseguro de meter las llaves del local dentro de mi bolso, una vez pensé haberlas metido y las habría perdido de no ser porque un pequeño que corría tras de mi la vió caer, me las paso y le di un caramelo que traía en mis manos y planeaba guardar porque no se me apetecía en ese instante. 

—¿Que tal el trabajo? —pregunto para romper el silencio, que a pesar de que es cómodo, quise hacer el intento de conversación.

—No tienes que hacer conversación si no quieres —se ríe sin despegar la vista del volante— Pero, responderé ya que te has esforzado. —sonrío—Estuvo bien, aunque la tensión estuvo incómoda luego de que John encendiera la radio y se escucharan las noticias. 

Noah trabaja en una cafetería local del pueblo, Si mal no recuerdo, John es el jefe que suele pasearse de vez en cuando por el lugar, muy pocas veces, confía en que Noah y su compañero son unos muy buenos chicos y pueden mantener el lugar en orden, y por lo visto, los chicos han mantenido muy bien esa buena reputación. 

—¿Las noticias? —cuestiono con curiosidad, yo casi nunca me molesto en encenderlas, Hiltown es un lugar muy tranquilo. 

—¿No has escuchado las noticias de hoy? —me mira brevemente con las cejas en alto.

—En realidad, las de nunca. —me encojo de hombros y el niega con la cabeza estirándose un poco sin perder la carretera de vista para presionar el botón de la radio. 

En otras noticias —La voz de un hombre se hace presente luego de que Noah ha cambiado la radio unas dos veces buscando el de las noticias.— El misterio envuelve a Hilltown mientras dos residentes desaparecen misteriosamente en menos de una semana.  Daniel Mitchel, un popular profesor de la escuela local que fue visto por última vez saliendo de su casa hace tres días. Los esfuerzos de búsqueda continúan sin éxito, dejando a la comunidad preocupada y desconcertada sobre el paradero de Mitchel.

Me estremezco, ¿Dos desapariciones, de la nada? 

En un giro aún más alarmante, anoche se reportó la desaparición de Grace Carter una joven artista que había estado trabajando en su estudio cerca del río. Amigos y familiares informan que Grace no ha sido vista desde la tarde del martes, y las autoridades temen que pueda haber caído en peligro.

Apago el aparato, y Noah me mira sobre sus hombros un segundos antes de volver a mirar al frente. Mi casa no esta tan lejos de mi lugar de trabajo así que logro divisarla ya a pocos metros. 

—¿Que pasa Emily? —Estaciona en la acera. 

—Es que, hace unos instantes pensaba que no había necesidad de ver las noticias porque el pueblo es un lugar muy tranquilo, lo suficientemente pequeño como para que casi todos se conozcan —bajo la mirada, tengo un extraño y mal presentimiento— Y ahora ¿Dos desapariciones? 

—Lo sé, todos nos sentimos igual hace un momento en la cafetería, como no es algo normal seguro lo estarán pasando en las noticias hasta que se solucione, pero tu no te preocupes, todo estará bien —Toma mis manos y acaricia mi dorso— La policía se hará cargo. 

Le sonrío y apreto sutilmente su mano como agradecimiento por el apoyo, me alegra saber que lo tengo a él.

—Ya voy a casa. —Desabrocho el cinturón de seguridad— Iré con la señora Lucinda un rato, seguro me espera para hacer galletas. 

—¡Dile que te de esa deliciosa receta! 

Suelto una carcajada al escucharlo casi gritar eso ultimo antes de despedirse y arrancar para seguir su camino. 

Apenas doy dos toquecitos cuando el rostro arrugado por los años se hace presente detrás de la puerta con una sonrisa amable, el cabello castaño que lleva consigo está lleno de hebras blancas que relucen mezclados a su color de juventud.

—Señora Lucinda ¡Estoy aquí! 

—Estoy justo frente a ti Emy, no estoy ciega.

Le sonrío, como si no lo supiera ya.

Actualidad...

—Solo tengo agua a la vista, como ya ves, todo lo demás esta encerrado en cajas. —Olivia me extiende un vaso que tomo pensativa. 

Echo un breve vistazo a la nota nuevamente.

"Querida Emily, Juguemos a crear una obra de terror. Tu serás la jueza, la muerte que mas te guste, gana."


¿Qué seré la jueza? ¿Qué la muerte que mas me guste gana? ¿Qué mierda se supone que esta pasando?

—¿Estas bien? —posa una mano sobre mi hombro y salto de la impresión envolviendo la nota a tiempo para que no pueda verla. 

—Perdona que me he metido a tu casa de esta manera —le respondo y miro a su alrededor. —¿Tienes pensado organizar todas esas cajas ahora? —Las señalo y me pongo de pie con intenciones de acercarme a ellas— Te ayudo.

Eso la sorprende, parpadea unos segundos y parece darse cuenta de que intento hacer, porque sonríe un poco y asiente. 

—No tenía planeado organizar justo ahora, pero un poco de ayuda no viene mal, y sería una excelente manera de distraer un poco la mente, así que —da un sonoro aplauso y se pone de pie de un salto— manos a la obra. 

Olivia había etiquetado las cajas con el nombre del espacio que ocupaban, así que fue sencillo para mi organizar los trastos de la cocina, tenia al menos dos cajas con la etiqueta de "cocina" a la vista, avancé cargando una y ella me acompañó, solo estaría ayudando, no conozco sus gustos así que no tengo ni idea de como le gustaría organizarlos. 

Movemos las cajas de la habitación y arreglo los utensilios de sobre su mesita de noche y las cobijas por unas de un tono mas claro, mientras ella abre las puertas del armario y cuelga sus ropas. El espacio de su casa es mas grande que el mío, a pesar de que solo tiene la sala de estar, la cocina, una habitación, y su baño. No hay escaleras, todo esta en un mismo piso. 

—¿Te gustan los libros? —pregunto al toparme con una caja llena de ellos. 

—Si, leer es maravilloso. —no me mira cuando responde, intenta alcanzar una prenda que ha quedado mal colgada.

—Hay una biblioteca cerca de mi trabajo, si quieres mañana me acompañas y pasas. —dejo de lado esa caja y paso a una que esta a su lado con un kit de maquillaje. 

—¿De verdad? ¡Seria genial! —voltea a verme, pero su expresión decae en tanto parece pensar lo siguiente que dirá—Hay algo... —piensa un segundo —aparte de la muerte de la señora de en frente ¿Qué más ha pasado aquí?

Desvío la mirada, no me esperaba esa pregunta, aunque, tomando en cuenta la situación, era cuestión de tiempo.

Suspiro con fuerza.

—Hasta ahora, las noticias han hablado de cinco muertes.

La mirada que intentó mantener tranquila durante la noche cambió por completo a una de terror, un terror que me hizo estremecer y no me permitió dormir incluso después de  tres horas en silencio organizando las cajas. La casa quedó preciosa, con colores claros para combinar con el color celeste de las paredes. Al final, a eso de las tres de la mañana me hizo un espacio a su lado, ya que solo era una habitación, y las 5 horas restantes en las que debí haber dormido fueron eternas, apenas pegue un ojo cinco minutos y una silueta oscura con un libro en manos se paseaba en mis sueños con una risa escalofriante, la alarma de mi móvil fue quien me hizo casi saltar de mi sitio exaltada, con sudores recorriendo mi espalda y mi rostro. Olivia también se paró de golpe, pero seguro por mi alarma que aún sonaba desesperada. 

Reacciono unos segundos al tomar mi celular y deslizar mi dedo por la pantalla para apagar el sonido.

—Lo siento por eso. —me pongo de pie al notar que me queda una hora para llegar al trabajo. 

—No te preocupes —Se estira sobre la cama— ¿En que tiempo irás a tu trabajo?

—Una hora. —camino hasta mi chaqueta y mis llaves que había dejado sobre su sofá. —Me iré a preparar, te aviso cuando termine. 

—Espera —detiene mis pasos y me extiende una mano la miro confusa —Tu teléfono. 

—Ah —se lo extiendo. La veo teclear en el y segundos después volver a depositarlo en mis manos.

—Ese es mi número, puedes llamarme o escribirme cuando quieras, estaré para cualquier cosa. 

Lo miro unos segundos antes de agregarlo a mis contactos. 

Emily: 

Y este es el mío. 

Escucha la notificación de su celular y le sonrío, indicando que es un mensaje mío. Me despido y cruzo al otro lado, doy una gran bocanada de aire antes de introducir las llaves en el cerrojo de mi puerta y entrar. Todo sigue igual, aunque se siente opaco y vacío a comparación de los colores vivaces de la casa de Olivia, dejo las llaves en el lugar habitual sobre la mesita mas cercana a la puerta y avanzo para ver que ese horroroso diario sigue en el mismo lugar de antes, escucho movimiento del otro lado y miro por la ventana, los investigadores están en casa de la señora Lucinda desde muy temprano, ese dato es como una bofetada en grande a la realidad, si en algún momento mi mente tenía pensado pensar que aquello podría haber sido una pesadilla se ha esfumado la idea, los desconocidos en la casa de al lado son una parte de aquel golpe de realidad, y ese antiguo diario descansando tan tranquilamente sobre mi alfombra también. 

Lo tomo, con cuidado, y con las piernas temblando y el corazón a mil por segundo. 

Subo a mi habitación y lo guardo en uno de los cajones, al volver del trabajo lo veré, por ahora no.

Normalmente suelo venir caminando al trabajo, y Noah empieza a pasar por mi muy seguido, así que para regresar a casa no me preocupo mucho. En esta ocasión no vine caminando al trabajo, había olvidado que Olivia tenía una camioneta, le mostré la biblioteca, que estaba en la misma acera de la tienda, y asintió, aludiendo que volvería luego de llevarme, insistí en que estábamos cerca, pero usó mis argumentos en mi contra y de todas maneras me dejo frente al lugar, le agradecí y la vi desaparecer camino abajo de regreso.

—¡Bienvenido! —menciono al escuchar el ruido característico de la campanilla colgada sobre la puerta.  

—Oh- G-Gracias —es un chico menudo que viste formal y se acerca al mostrador con unos cuantos folletos en mano. Le sonrío para tranquilizarlo —T-traigo conmigo unos folletos de invitación de parte del diacono Philip. Me gustaría saber si puedo pegar uno en tu puerta, si no es molestia. 

—Claro, puedes colgarlo sin problemas. Gracias por preguntar. 

Asiente y sale con pasos torpes, deja uno de los folletos pegado al ventanal derecho y se despide con la mano antes de desparecer del lado izquierdo. 

Recuerdo brevemente al diacono Philip, la señora Lucinda me había hablado de él en algunas ocasiones, también intentó llevarme con ella a una que otra de sus congregaciones, pero me las arreglé para que llegado el día no me encontrara en casa, o simplemente, cambiaba de tema a tiempo. Preferiría no meterme en esos temas. 

Avanzo afuera, para ver lo que esta escrito, seguro que han estado regando esto en todo el pueblo, tomando en cuenta la situación actual, no me sorprendería. 

Querida comunidad de Hilltown,

En estos tiempos de incertidumbre y preocupación, es importante recordar el poder de la fe y la unidad en la comunidad. Como su pastor, me dirijo a ustedes con un llamado a la acción y la reflexión.

Les invito a unirse a nosotros en la iglesia de La paz este viernes a las 08:00 P.M,  donde nos reuniremos para orar juntos por la seguridad y el bienestar de nuestra querida comunidad. Es en momentos como estos que necesitamos la fuerza y la esperanza que la fé nos brinda.

Nuestra iglesia será un refugio de amor, paz y consuelo, donde podremos compartir nuestras preocupaciones y encontrar apoyo mutuo en la presencia de Dios y en la compañía de nuestros vecinos. Juntos, podemos elevar nuestras plegarias por aquellos que han sido afectados por los recientes acontecimientos y buscar la guía divina para enfrentar los desafíos que enfrentamos.

Por favor, únanse a nosotros en este importante momento de unidad y solidaridad. Juntos, podemos encontrar consuelo y fortaleza en nuestra fe y en la presencia de Dios.

Que la paz y la bendición del Señor estén con ustedes siempre.

Con amor y esperanza, Philip Evans.

Termino de leer y  vuelvo adentro, si el diacono del que tanto escuche que no solía venir seguido esta aquí, significa que las cosas están todavía mas tensas, y eso no puede ser nada bueno.





N/A 

Criaturitas, este es un capitulo un poquito mas suave que los anteriores, y posiblemente el mas suave que nos encontraremos en mucho tiempo, así que, mejor vamos a prepararnos para una montaña rusa bien loca. 

 #SeLesQuiereDeAquiACarrasco 💙

Stefii fuera🌹

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