Capítulo 02
—¡Emily!
Suelto el libro de la impresión al escuchar gritar mi nombre, giro temblorosa y un despeinado Noah con los anteojos torcidos y enfundado en un pijama de ositos casi salta para llegar a mi lado.
—¡Joder, estas helada! —toma mis manos y me ayuda a ponerme de pie —Ven, ¿quieres que te haga un té, o un chocolate? —me cubre con su chaqueta luego de habérsela quitado y me hace tomar asiento con lentitud en el sofá —Vale, mejor un té para calmarte.
No digo nada y sale disparado en dirección a la cocina, mi vista cae nuevamente sobre aquello que me ha dejado estupefacta, esta cerrado, pero eso no impide que me sienta inquieta en su presencia.
Escucho unos toquecitos en la puerta a mis espaldas, seguido de eso, una voz femenina.
—Emily, perdona, pero los oficiales dicen que ya debemos irnos. —la nueva vecina, Olivia, es quien aparece en mi campo de visión —¿Estas bien? pareces mas pálida que hace unos instantes.
—Estoy bien —le respondo cuando el gris de sus ojos queda fijo en mi persona en espera de una respuesta.
—Ya sé que no nos conocemos, y que he llegado al pueblo el día menos oportuno, pero, cuando nos calmemos un poquito te invitaré un café ¿vale?
Sonrío casi sin poder evitarlo.
—Estoy de acuerdo en que llegaste en un día un poco loco, aunque me hubiese encantado que conocieras a la señora Lucinda, era un amor... —susurro el final desviando la mirada, algunas lagrimas empiezan a hacer aparición en mi rostro, como si mi cuerpo hubiese reaccionado por fin a la situación, como si ya no estuviera lejos de lo que ha estado pasando.
Olivia se acerca y me rodea con sus brazos dando leves palmadas en mi espalda, y eso es todavía peor porque empiezo a llorar con mas ahínco, como si lo que atascaba mi garganta y mi mente se hubiese liberado de una estocada dejando salir todo lo que sentía. Acabo de perder a la única compañía que me quedaba que me recordaba a mis padres, y a mi abuela con sus palabras de animo, ahora, se siente como si ya no tuviera nada, me he quedado sola, una vez mas.
—Aquí traigo tu té... —levanto la mirada que había escondido en el cuello de Olivia para mirar a Noah acercarse a pasos rápidos y dejar la taza humeante que traía consigo sobre la mesa mas cercana— Tranquila Emy, estarás bien...
Ahora soy rodeada por los brazos de Noah y siento a Olivia alejarse de nuestro lado.
—¿Quién eres? —le pregunta a Olivia luego de que me he calmado.
—Soy Olivia Blackwood, me acabo de mudar enfrente. —es lo único que responde y Noah le tiende la mano, esta lo mira con duda antes de aceptar el apretón de manos.
—Noah Spencer.
—Señorita Waters y Blackwood, lamento interrumpir, pero ya es hora de ir a la comisaria. —La oficial que nos había interrogado hace un momento es quien interrumpe el intercambio tenso de miradas entre Olivia y Noah.
La comisaría se encuentra en el corazón del pueblo, una estructura de ladrillo robusta y bien mantenida que irradia autoridad y seguridad. Su exterior está decorado con una placa de metal pulido que lleva el emblema del departamento de policía, y las ventanas están enrejadas con barras de hierro forjado como medida de seguridad adicional.
Al entrar, se encuentra un vestíbulo amplio y bien iluminado, con un mostrador de recepción en el centro donde un oficial de guardia atiende las consultas de los visitantes. Las paredes están decoradas con fotografías enmarcadas de antiguos jefes de policía y con certificados de reconocimiento por servicios destacados.
Desde el vestíbulo, se accede a las distintas áreas de la comisaría. A la izquierda, se encuentra la sala de interrogatorios, donde se llevan a cabo los cuestionamientos a los sospechosos. A la derecha, se encuentra el despacho ordenado y meticulosamente organizado lleno de archivos y expedientes. En el hay alguien sentado con la vista fija en aquello que esta hojeando con concentración, levanta la mirada cuando estamos pasando cerca de su despacho y la profundidad de sus ojos negros es lo primero que me encuentro, no logro mirar absolutamente nada más porque desvío la mirada para seguir el camino que nos indica el oficial a la izquierda, donde esta el interrogatorio.
En la parte trasera del edificio se encuentra el área de celdas, donde se mantienen a los detenidos en espera de juicio. Las celdas están dispuestas en un pasillo estrecho y sombrío, con puertas de hierro macizo y pequeñas ventanas con barras que apenas dejan pasar la luz del día.
Tomamos asiento en la parte del vestíbulo cercana a la sala de interrogatorios, segundos después, el mismo que había visto sentado en el despacho aparece frente a nosotros, su altura es considerable, su cuerpo parece haber estado bien preparado para absolutamente todo con los músculos que están cubiertos por una chaqueta negra y una camiseta blanca bajo ella. Su cabello castaño se esparcir por todos lados y en sus ojos negros tiene una determinación que penetra en la piel de a quién mira.
—Soy Richard Morgan, el detective a cargo de este caso. —nos tiende la mano a cada uno y la tomamos, su voz tiene la misma determinación de su postura y su mirada. Le da un vistazo a unas hojas que lleva consigo y luego se fija en Noah— Señor Spencer, usted primero.
Noah es el primero en entrar para ser interrogado, rato después vuelve a salir y se queda a mi lado mientras Olivia es la siguiente en entrar a la sala. Pasan largos minutos en los que empiezo a desesperarme un poco y Noah lo nota, porque sostiene mi mano con una de las suyas, y deposita la que tiene libre sobre mi pierna temblorosa.
—Estarás bien, no te preocupes. —asiento y toma mi cabeza con la mano que tenía sobre mi rodilla y me hace depositarla sobre su hombro, mi vista cae en su pijama y el calzado de sus pies que posiblemente es lo primero que se ha encontrado al salir corriendo hasta acá. Sus fachas indican que ya estaba en la comodidad de sus cobijas cuando le envié el mensaje.
—Gracias por estar aquí Noah. Eres un gran chico.
Escucho su pecho vibrar levemente, seguro una risa involuntaria, acaricia el dorso de mi mano.
—No agradezcas, ¿Qué clase de persona sería si no viniera cuando mi querida amiga está en crisis eh?
Esta vez río yo, y cierro los ojos un instante, que no parecen ser ni dos segundos cuando el sonido de la puerta siendo abierta me hace volver a abrirlos, Olivia ya ha salido y detrás suyo esta de pie recostado del umbral de la puerta y de brazos cruzados el detective, me indica con la mirada que es mi turno, me pongo de pie con lentitud y doy un largo respiro cuando Noah susurra un "Tú puedes" detrás de mi con una palmada en la espalda. Avanzo sosteniendo la chaqueta que no me he quitado de los hombros desde que me la ha puesto y paso el umbral con su mirada atenta a mis movimientos, cierra la puerta tras de mi y me indica tomar asiento frente al escritorio mientras el llega al otro lado para imitar mi accion.
—Bien, señorita Waters, como ya he dicho, soy Richard Morgan, el detective a cargo de este caso, no tiene de que preocuparse, son preguntas para descartar a posibles sospechosos y descubrir al culpable. ¿Lista? —asiento en respuesta— Empecemos.
Pasa la pagina a una en blanco de la libreta que tiene en manos y adopta una posición para escribir.
—¿Puedes describir con más detalle cómo encontraste a Lucinda Foster en su casa?
Respiro para calmar mi corazón desbocado, revivir la escena en mi mente es como agregar sal a quemaduras.
—Estaba tendida en el suelo, con los ojos abiertos, tenía velas negras a su alrededor, y una marca como si estuviera en un ritual marcada en el suelo con sangre.
—¿Notaste algo inusual o fuera de lugar en la casa de Lucinda antes de encontrar su cuerpo?
—La puerta estaba abierta, normalmente ella siempre la mantiene bien cerrada.
—¿Habías notado alguna actividad sospechosa o personas extrañas cerca de la casa de Lucinda en los días previos al descubrimiento?
—No, la veía al llegar del trabajo, me quedaba en su casa hasta las diez comiendo unas galletas que preparaba y café —mi voz tiembla y tengo que dar una bocanada de aire para no echarme a llorar nuevamente.
—¿Tienes alguna idea de quién podría haber querido hacerle daño a Lucinda o alguna razón por la que alguien pudiera haberla atacado?
—No, estoy segura de que no habría razón, era una persona amable, respetuosa y muy cariñosa.
—¿Puedes recordar si viste o escuchaste algo fuera de lo común en el vecindario la noche anterior al descubrimiento?
—No vi nada.
—¿Tienes alguna teoría sobre lo que pudo haber sucedido con Lucinda, basada en lo que sabes sobre ella y su entorno?
—No tengo ninguna, ni siquiera me esperaba que hubiese alguien que quisiera hacerle daño. Es imposible que le hubiese hecho algo a alguien.
El detective continúa tomando notas, solo levanta la mirada cuando voy a contestar alguna pregunta.
—¿Recuerdas haber visto a alguien cerca de la casa de Lucinda en el momento en que encontraste su cuerpo?
Lo pienso un segundo, realmente no vi a nadie.
—No
—¿Has tenido alguna interacción reciente con Lucinda que pueda arrojar luz sobre lo que le sucedió?
Niego.
—La señora Lucinda y yo siempre nos hemos visto cuando he salido del trabajo, paso a su casa la ayudo a hornear las galletas o hacer café y luego nos sentamos a charlar, solo eso. —reitero la respuesta— Es imposible que hiciera algo que la llevara a semejante injusticia, esa señora era un amor, dulce, cariñosa, atenta y muy carismática. Amaba dormirse temprano, decía que perdería su jovialidad de los setenta si dormía minutos tarde...
La voz se me rompe, cabizbaja limpio disimuladamente las lagrimas que han sido tan rebeldes como para deslizarse por mis mejillas. El detective me tiende un pañuelo de un tono azul oscuro, levanto la mirada para agradecer con un gesto y tomo el pañuelo que me extiende.
—Sé que es difícil, pero necesito que respondas unas preguntas más —respiro cuando vuelve a tomar nota—¿Puedes proporcionar algún detalle adicional sobre las velas negras que mencionaste haber visto alrededor del cuerpo de Lucinda?
—Solo se que estaban rodeando su cuerpo creando un pequeño circulo con ella dentro, había una marca en la pared con sangre, pero no puedo reconocer la marca.
—¿Hay algo más que creas que pueda ser relevante para la investigación?
Hago memoria, intentando recordar algún otro detalle, pero ya he dicho todo lo que recuerdo.
—No.
El detective asiente y se pone de pie.
—Muy bien señorita Waters, eso es todo, gracias por colaborar, puede irse a casa. —pasa a mi lado y abre la puerta invitándome a salir, no digo nada y hago lo que pide, cierra la puerta a mis espaldas luego de que estoy completamente afuera y tanto Olivia como Noah se ponen de pie para recibirme.
El silencio que nos rodea en el auto es tan tenso que podría apostar que el detective Morgan, en su lado de conductor debe de sentirla igual, aunque seguro menos de lo que la estoy sintiendo yo sentada en medio de quienes parecen estar mas tensos. Noah a mi izquierda, y Olivia a mi derecha. La policía había sido quien nos había llevado a la comisaria, y estamos de vuelta a casa en el auto del detective.
Al llegar al frente de mi casa descendemos los tres, agradecemos y el detective da la vuelta para volver por el mismo camino que hemos venido.
—Yo ya me tengo que ir, el trabajo no se cancela y hay que estar allá a primera hora. —avisa Noah con la mirada en mi—¿Estarás bien?
—Estaré bien —le sonrío y retiro la chaqueta sobre mis hombros para entregársela, la toma y masajea mis hombros para reconfortarme —Llega bien a casa.
—Lo haré.
Lo veo alejarse en dirección a su auto que había dejado estacionado frente a mi casa, pone en marcha el motor y desaparece al final del camino contrario al que tomo el detective.
—Deberías entrar, solo el pijama no te mantendrá a salvo del frio. —miro a Olivia alejarse para ir a su camioneta y tomar una caja.
—Descansa. —digo cuando está introduciendo las llaves en su cerrojo. Voltea a mirarme y me sonríe, su cabello rubio se balancea cubriendo parte de su rostro e intenta apartarlos con la mano que sostiene las llaves, esta luchando por mantener ambas cosas en sus manos sin caerse.
—Lo intentaré.
Me giro y adentro a mi hogar luego de ver que sí logro abrir la cerradura e introducirse a su nueva casa. Me acerco temerosa al lugar en el que había estado el libro y sigue allí, solo que esta vez lleva una nota doblada con mi nombre sobre ella. Me acerco cuidadosa y con el corazón martilleando a una velocidad inquietante, tomo la nota con mis dedos, como si quemara y la abro lentamente, al leerla, lo único que logro hacer es tomar mis llaves, la chaqueta mas cercana que he encontrado junto a mi celular y correr fuera al único lugar que pudo conectar mi mente.
Aporreo la puerta como si me estuvieran persiguiendo y segundos después una rubia aparece mirándome con horror y un bate de beisbol en manos.
—¿Puedo quedarme contigo?
Asiente y entro al lugar sin mirar atrás, con unas palabras que antes estaban en una nota, ahora grabadas en mi mente.
N/A
¡Esto es una locuraa!
Y yo estoy emocionada.
¿Qué les pareció el capitulo de hoy?
¿Alguna loca opinión?
Por ahora eso es todo, estoy intentando no alargar demasiado los capítulos.
#SeLesQuiereDeAquiACarrasco
stefii fuera
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