Tu sonrisa fue la más hermosa despedida...

Como no olvidarla, si tan solo escuchaste mi nombre

y tus labios tan cálidos sonrieron.

Una semana antes de tu muerte, te enfermaste demasiado.

Mamá, papá, mis hermanas y yo te cuidamos. En ese momento no quisiste ir al seguro. Dijiste que te mejorarías y que saldrías de esta como todas las ocasiones pasadas.

Conforme pasaron los días empeorabas. Decías palabras incoherentes, historias que no conocíamos, veías incluso a personas que hace tiempo atrás habían desertado, entre otras cosas. Tenías heridas graves; las cuales tuve que curar, creo que me dolía más a mí que a ti. No sé si te hacías el fuerte, pero decías que no te dolían para nada.

Por la noche te encontraste muy bien, se veían las mejorías.

Pero llego la mañana. Recuerdo que ese día papá jugaría un partido de futbol y yo lo acompañaría. Pero mamá dijo que ya no hablabas, que tus labios se juntaban mucho. Te dimos medicamento y dormiste un poco. Pero al regresar mamá nos dijo que estabas muy mal, ya no pudiste decir ninguna palabra, ninguna!

Llamamos a la ambulancia...

Entre a tu cuarto; no para despedirme. Solo extrañaba verte aunque horas antes ya lo había hecho.

Papá te pregunto - ¿Sabe quién es?

Y tú solo sonreíste. Qué lindo ¿no? Jamás había visto a alguien que sonriera de esa manera al verme. Y sobre todo en una etapa final.

En la Vida nos encontramos con personas que jamás olvidaremos.