Te Quiero.

Oye te acuerdas cuando un zapato se fue por una sequía.
Bien recuerdo que Mamá me regaño, pero ahí estabas tú; me hiciste uno nuevo.

Hace 12 años mamá y yo, te visitamos en tu huerta y carpintería. Creo que te llevamos un poco de comida, ya que cada 24 y 25 de los distintos meses del año te tocaba regar el huerto que cuidabas. En la parte de afuera había una sequía donde fluía demasiada agua y a mí me encantaba eso, significaba que podía meterme al agua y jugar.

Mamá no quería que me metiera y yo le insistí demasiado. – Esta bien, juega un momento, pero quítate los huaraches – me dijo desesperada, de tanto que insistí.

Mis papas me acaban de comprar unos huaraches y ese día los portaba con mucha felicidad, ya que eran nuevos.

Me metí al agua y estaba muy helada. Pero la disfrutaba demasiado. – Ya vámonos – dijo mamá al salir de la huerta. Levante una pierna y logro salir de la sequía, pero era mucha la intensidad del agua, que al querer sacar la otra pierna, mi huarache se fue por el agua. Corriste muy rápido para alcanzarlo, pero ya no pudiste.

Y, ¿recuerdas? Que me hiciste un huarache nuevo. Esa fue la mejor parte, mi súper huarache nuevo. Aun cuando ese recuerdo viene a mi mente, no paro de reír. 

Iba caminando y la gente se me quedaba viendo, me daba un poco de pena,  pues mi huarache era una bolsa de hule atada a mi pie izquierdo. Ya no quería seguir caminando, deseaba tanto llegar pronto a la casa, pero el camino se hacia a un más largo. Pero después de pasar tanta vergüenza, recordé quien había realizado mi huarache y la vergüenza desapareció de mi cara. 

Recordé que tu me hiciste ese huarache.  Y supe que las cosas valiosas se quedan en el corazón.