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3 - 'el fin de un compromiso'

Capítulo 3
'El fin de un compromiso'

Allen.

Aryeh entro a la habitación donde se suponía que se encontraba Allen. Pero esta no estaba ahí, o tal vez sí. Solo que estaba escondida. Y para su sorpresa Aryen no cayó en la trampa.

—Se que estas ahí. Deja de esconderte.

Allen salió de detrás de aryeh y lo tomo por sorpresa.

—No sabía que seguías aquí —Susurro con voz dulce en el oído de Aryeh.

El plantó algunos metros entre ellos y empezó a hablar.

—Khorne me mandó por ti. Nos vamos de regreso a Teufel.

Allen estaba esperando poder irse. Pero no podía salir ese reino sin el permiso de un alto mando. Y Khorne no se lo iba considerar.

Ella solo asintió. Y Aryen le indico que salieron de la habitación.

Allen caminaba con los brazos colgados a sus lados. Ese día había elegido un vestido verde azulado, con un gran moño que adornaba la parte izquierda de este. La parte de arriba era totalmente de color negro, con algunos detalles de el color de la falda dando unos hermosos detalles.

Allen seguía sintiendo la mirada de el hombre atrás. Esa mirada de remordimiento y rencor. Una proveniente de un ojos color miel, dulces y encantadores. De los ojos de los que un día llego a enamorarse. Aún recordaba la primera vez que los vio.

Julianne se encontraba corriendo por la parte trasera de el castillo donde se encontraba. Por su parte Allen solo se encontraba leyendo sobre encantamientos y algunos tipos de venenos. Ágora se encontraba a su lado hablado de las maravillas que había visto en el mundo de los mundanos. Sobre algo llamado... Hamburguesas, y su exquisito sabor.

Allen solo la ignoraba y seguía en lo suyo.

—¡Allen! —el grito fuerte de un chico se escuchó a lo lejos de el castillo.

Allen reconoció la voz y se levantó fuertemente sin darse cuenta de que en realidad el chico ya estaba a su lado. Este la abrazo fuerte y empezó a sonreír y repetir algo poco entendible.

— ¿Que ha sucedido, Aryeh? —pregunto Ágora con una voz llena de curiosidad.

Aryeh se separó de Allen sin borrar ni un segundo la enorme sonrisa de su rostro.

— Ahora soy un guardia oficial —Ágora no ocultó su sorpresa y Julianne apareció a su lado con la misma cara.

Allen se lanzó hacia Aryeh y lo abrazó fuertemente.

—Eso es increíble Aryen—Grito Allen— Podremos pasar mucho más tiempo juntos en el castillo, así no te tendrás que preocupar por nada.

Allen se separó de Aryeh y observo con detalle los ojos color miel que este tenía. Siempre le había gustado ese color simple que lo destacaba. Aunque también le recordaba a su madre.

Allen recordó y se le escapó una sonrisa. Aryeh ya se encontraba a su lado, y no a sus espaldas.

—¿Una sonrisa?—al igual que ella el también se le escapó una sonrisa—hace mucho que no lo hacías.

Allen trató de borrarla pero no pudo. Se sonrieron como en los viejos tiempos. Cuando eran dos jóvenes enamorados.

Pero Allen no podía evitar pensar en ese ojo que la observaba con severidad. Sin criterio alguno y traspasaba cada uno de sus pecados.

Un día en una misión que Khorne le había impuesto a Aryeh, se suponía que solo tenía que acabar con un dragón que vagaba por los bosques de Wren. Pero lo que nadie sabía era que ese simple dragón era un espíritu de el bosque. Un espíritu de la verdad que había salido a buscar algo de comer en un horario algo singular.

Aryeh lucho con todas sus fuerzas. Pero el espíritu tomo su cuerpo, o parte de el. El espíritu quedó en uno de los ojos abatidos de Aryeh.

Uno de los espíritus que vio a Allen nacer.

Cuando llegaron a la puerta principal de la torre, vio como un carruaje con caballos los esperaban. Supuso que los demás ya habían partido así que subió seguida por Aryeh.

Cuando Aryeh iba a cerrar la puerta de el carruaje un grito se escuchó.

— ¡Alto!—era Ágora—esperad, faltó yo.

Aryeh no intento cerrar la puerta así que simplemente la dejo ahí en la nada. Ágora se subió rápidamente y tomo asiento a el lado de Aryeh. Sonrió tal como lo hizo la tarde de invierno cuando Allen no pudo cuidar a Aryeh de el ataque de ese dragón.

Allen sospechaba que Ágora tenía algún tipo de atracción por Aryeh. Pero las sospechas disminuyeron con el paso de el tiempo quedando como una simple y estúpida suposición.

—¿Ya tienen una fecha para su boda? — pregunto Ágora como si está no supira las condiciones para un matrimonio.

En las tierras de Teufel para conciliar un matrimonio si una de las personas que iba a formalizar tenía hermanos estos tendrían que estar presentes como testigos. A no ser, claro, que estos estuvieran muertos. O fusen delincuentes.

Pero Morank no era nada de eso. La ira apareció derrepente en la cabeza de Allen.

—Pareciera que tuvieras el cerebro de el tamaño de una nuez, hermanita—Allen escondió su mano tratando de no mostrar que hacía falta algo más que su hermano.

Ágora fingió una ofensa y tocó una parte de su pecho—aunque una criatura no necesitará un corazón, poseída uno—. Eso quería creer Allen

—Hablaras como si no me importará Morank —exclamó con suma ofensa Ágora.

Aryeh se mantenía en silencio desde que el carruaje empezó a avanzar.

—¿Aryeh, tú opinas que no me importa Morank? —Ágora le pregunto a Aryeh y este solo la ignoro.

No era necesario saber que las peleas entre hermanas —y más si se trataba de Ágora y Allen —nunca terminaban bien.

—Deja de meter a mi prometido en problemas que no tienen nada que ver con el, Ágora—trato de hacer que Ágora dejara en paz a Aryeh.

Ella la ignoro y empezó a hablar sobre temas relacionados de Teufel con Aryeh. El le respondía bastante simple, y con un pequeño tono de fastidio y fatiga. Tanto que en un momento el ojo verdoso busco la ayuda en la mirada perdida de Allen.

Cosa que nunca hacía.

En una parte de el camino Ágora se terminó por dormir. Y Aryeh aprovecho para pasarse de lugar a los asientos donde se encontraba Allen.

Allen solo mantenía la mirada perdida en un punto no fijo.

—Allen —Aryeh pronunció su nombre. Y como si esto fuera un botón de encendido Allen salió de su trance.

—¿Pasa algo? —ella se giró hacia el con la mirada algo luminosa.

—No tuve el tiempo para darte las disculpas por no tratar de evitar que se llevarán a Morank, ni que evitará el asesinato de Cerbero.

Allen trago en seco recordando la muerte de Cerbero.

Ella hizo un gesto sin sumarle importancia.

—No, soy tu prometido y más que eso tú guardia. Prometí cuidarte, y cuidar de los que te importan. Y estoy haciendo una tarea fatal.

Allen negó y sin darse cuenta estaba sosteniendo la mano de Aryeh con su brazo derecho.

Aryeh tras el gesto bajo la mirada para observar el dedo vacío de su prometida.

Antes de que este preguntara algo Allen se dio cuenta de su error. Pero antes de pronunciar siquiera una palabra, se giró para confirmar que Ágora estuviera en un profundo sueño.

—No hay sortija —explicó ella.

—No hay sortija —repito el.

—Es el fin de nuestro compromiso.

Y en unos solos días. La vida de Allen había terminado por empezar un caos.

Y ahora entre Allen y Aryeh sólo quedaba el fin de un compromiso.

[Gracias por leer]

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