1 - 'la tortura de las tres cabezas'
Capítulo 1.
La tortura de tres cabezas.
Todos somos villanos. ¿Qué no darías por tener lo que tanto deseas?
Allen.
Allen se encontraba en uno de los puestos de la torre. Observaba pacientemente como sus hermanos se iban acomodando a sus costados para presenciar el festival donde se unían los reinos para castigar a los que habían cometido algún delito en los reinos. El gran estadio de la ciudad de Fobos donde se reunían cada siglo estaba lleno en su mayoría por apostadores o negociantes. En su otra mayoría eran criaturas de diferentes reinos que disfrutaban este tipo de espectáculos.
Por el lado de Allen, aún con poca edad sabía que eran este tipo de espectáculos Sabía en que terminaban, y el por qué sucedía.
Pero por alguna razón esta vez le llamaba más la atención. Por lo que había escuchado en la conversación de Khorne y Frieden. Había un ángel implicado esta vez.
En la existencia de Allen, solo había asistido a este evento tres veces atrás. Pero nunca recordó ver un ángel, después de todo su cualidad es la amabilidad, la pureza y la verdad.
Mayormente se veían a gigantes, hadas, sirenas y claro, demonios.
'los gigantes se creen superiores en fuerza, las hadas solo buscan satisfacer su ambición y las sirenas solo buscan seducir' Pensó Allen.
Allen siempre le intereso hasta qué punto se podría resistir el no intentar matar a un hada. Las hadas era su mayor conflicto. Claro, también los ángeles. Pero esas hadas con sus cabellos llenos de colores, sus alas delgadas pero finamente confeccionadas por la piel de mariposa más filosa, con esas miradas punzantes y su manera de hacer perder todo. Para Allen era insoportable. La única hada que lograba soportar era a Carlisle, ya que habían convivido gran parte de su niñez
Pero siempre que asistía u presenciaba ese tipo de eventos se imaginaba a ella sacando a Cerbero para que el ángel o la hada luchará por su vida. Para después Allen sacarle su corazón y ponerlo en una flor de capullo negro para conservar lo como un trofeo para el resto de la eternidad.
—¿Qué te pasa hoy, Allen?—Aryeh, su prometido ya se encontraba a su lado.
Aryeh y Allen siempre fueron buenos amigos de la infancia. Crecieron juntos y pasaron buenos momentos juntos. Pero todo cambio cuando Aryeh se volvió un guardia de la corte Suprema de demonios y todo cambio.
Allen lo admiraba, hasta tal punto de querer seguirlo a todas partes como una pequeña demonio caprichosa. En un momento Allen se dio cuenta sus sentimientos y se los expreso a Aryeh, quien no dudó en corresponder su amor. Pero ese amor que ellos se decían tener, no duró mucho.
Allen observó su anillo de compromiso en su mano derecha. Era un pequeño anillo sellado con sangre de dioses y mundanos.
La desilusión en su rostro era notoria, pero Allen nunca le gusto demostrar lo que sentía. Menos a alguien que en algún momento la podría apuñalar por su espalda.
—Nada querido, solo fue un poco de té de caoba que me dejó algo desubicada—carcajeo mientras que él me mira muy serio—¿Qué?
—Sabes que odio que consumas ese tipo de té Allen—repite.
—Y sabes que odio que me digan que hacer, Aryeh—Allen lo mira firmemente y hace un gesto señalado le que está agotada para aguantarle.
—¿Quienes serán castigados?—su hermano menor, morank, con apenas una década de vida preguntó con mucha diversión—¡Ya quiero a ver a Cerbero!
—Tranquilo pequeño demonio—Aryeh le sacudiendo el cabello rojo fuego de Morank. Este se pone rojo por el gesto para después volver a emocionarse.
—Morank— Ágora, su hermana mayor habla con firmeza—Compórtate desentemente.
Morank la ignora y Ágora le hace una seña a Allen para que lo calme.
—Morank, Cerbero es un perro curioso. Cuando vea el escándalo que haces se acercara a ver y te comerá lenta y muy felizmente—Allen le advirtió con cansancio en su voz.
Morank asintió y se removió algo en su trono. Para después gritar.
—¿Dónde está tío Khorne?
Allen busca con la mirada entre los tronos a Khorne. Pero claramente no se encuentra ahí. Khorne está en la torre de los altos mandos. Ahí solo se encuentra los dioses primerizos de cada criatura y su acompañante fiel.
Allen desde muy joven soño con llegar a ser la acompañe de Khorne. Pero esa idea sonaba tan poco coerente que dejó de practicar. Y con cada vez que lo pensaba, cada vez lo iba dejando más en el olvido.
Pero una noche cuando la luna tocaba el cristal de su ventana Allen supo que se estaba auto limitándose. Y su padre no le gustaría que una de sus hijas y tal vez próxima gobernante de Teufel, fuera tan débil en dejar olvidar su meta y más grande sueño.
Allen solo se limitó a suspirar y tomar postura en su trono. Su vestido de telas de luna roja y hilos de manjar rozaron sus tobillos, un viento no muy agradable subió por el Escoté en su pierna haciendo que la fría daga calentará su piel. Al igual que sus hermanos todos esperaron pacientemente, hasta que las trompetas sonaron y dieron inicio a la tortura de las tres cabezas.
Las campanas dan inicio a La tortura de las tres cabezas. Su nombre en atributo a Cerbero. El perro de tres cabezas que cuidaba a el reino de Teufel.
Allen ve como un guardia entra con una pequeña hada de cabellos azules brillantes. El alboroto aumenta.
Mammon, el Dios primerizo de la hadas se levanta de su trono y todo se vuelve silencio. Allen nunca se llegó a acercar a él. Siempre le tuvo sumo miedo, sus alas eran de color verde musgo, igual que sus ojos.
—Todora, hada y mi fiel amiga—Mammon empieza a dictar la sentencia sarcasmo— por el delito de intentar asesinar a tu superior, serás condenada a morir a manos de tu Madre.
Los murmullos se vuelven gritos.
—Traidora... Asesina... Maldita—entre otras cosas le gritaban a la tal Todora.
Allen espera con ansias a la entrada de Cerbero. Pero en vez de eso entra una señora con porte de elegancia. Con demasiadas joyas para ser contadas.
La señora llega hasta donde su hija se encontraba y giró hacia en la torre donde Allen se encontraba. En sus ojos se veía que estaba hechizada.
—¿Por qué no está Cerbero?—Morank pregunta algo decepcionado.
—Sólo espera—Ágora le ordena y Morank se queda callado de un golpe.
Allen observa a Ágora. Allen siempre supo que Ágora los odia a cada uno de sus hermanos. Los odia por el hecho de no ser la única en poder obtener el trono.
Allen se gira hacia su hermano menor y hace un movimiento de manos haciendo que su hermano pueda volver hablar. Morank la mira con una sonrisa y sigue observando el espectáculo.
—Deja de desobedecer, Allen—Acusa Ágora con voz infantil.
Allen solo le dedica una sonrisa. Mientras Ágora se levanta de su trono y desparece entre las cortinas.
—Ella tiene algo entre manos, y no creo que sea nada bueno—Aryeh le susurra a Allen.
—No lo dudes—Allen le responde mientras que observa como la madre de la hada le corta el pecho haciendo que la pequeña hada grite de forma desgarradora.
Después de varios castigos llegó uno donde el que se levantó de el trono fue Frieden. Nadie escondió su asombro.
Un guardia entraba con un Ángel. Allen no podía creer lo que estaba mirando, por primera vez en su existencia iba a observar como castigaban a un ángel.
Algo en el pecho de Allen se movía con ansías.
Freiden carraspeó la garganta algo incómodo.
—Hoy, en muchos siglos en este templo por fin se sacrificara a un ángel—Todos gritan y hacen bullicio y Allen se le escapa una risita.
El silencio vuelve, y Frieden sigue.
—Maxon logrennr, hoy serás condenado a ser asesinado a tu propia mano. Por tracción, asesinar inocentes, masacrar ciudades y intentar asesinar a tu superior.
Todos ríen, unos lloran por las atrocidades que el ángel llamado Maxon cometió. Por su parte Allen solo espera con ansias al momento de él se saque su corazón y su cuerpo se desplome en el suelo.
El ángel levanta su mirada en busca de alguien, y llega a la torre de Teufel. El mismo aíre incómodo llega hasta la daga en la pierna de Allen. Su corazón se acelera.
Los ojos de el ángel no se quitan de la torre y buscan con desesperación a una persona. Pero no la encuentra y vuelve a bajar su mirada con decepción.
—¿Algunas palabras antes de tu castigo?— Frieden alza sus alas. Y baja hasta él.
El ángel ve a Frieden sin una gota de arrepentimiento.
—Disfruté con cada uno de esos asesinatos, el sufrimiento al momento de hacerlo era placentero—el ángel sonríe y mira a el trono vacío en la torre donde se encontraba Allen— Pero aún no es suficiente.
Frieden lo mira con tristeza. Frieden nunca fue el tipo de sacrificar personas, su tarea era tener compasión con todo ser vivo que se movía. Aunque fueran malos. Le dolía.
—Bien, Maxon logrennr, hoy serás condenado. Espero tu alma quede libre de pecado alguno y algún momento rencarnez en una criatura nueva—Frieden hace un movimiento de manos haciendo que el ángel se levantará de golpe y empezar a caminar hasta la puerta donde aguardaba Cerbero.
El ángel ríe y un vacío incómodo se acentúa en una parte de el pecho de Allen. Ella se remueve y no soporta. En un momento Allen deja de respirar.
Las cadenas de Cerbero resuenan en la arena. El ángel no se mueve de donde Estaba y Frieden sale rápidamente de el lugar.
Todos los presentes observan con terror a la gran sombra de Cerbero. Esperando con miedo y pánico. Algunos empiezan a hacer sus apuestas.
'No puedo perderme esto. Hoy no'
La respiración de Allen vuelve como arte de magia, aunque no es capaz de retomar su compostura. Ahora solo observa con pocos ánimos. Las grandes patas de Cerbero se muestran haciendo temblar el suelo. El ángel mira a Cerbero a los ojos. Y de pronto todo se vuelve oscuro para todos.
Las luces de el lugar se apagaron dejando en caos a todos. Un fuerte golpe se escuchó a los lados de Allen. Gritos inconsolables, de pánico, agobiaba los oídos de la pobre Allen.
El cansancio de Allen no ayudaba. Pero rápidamente saco la daga que aún permanecía caliente y ahí lo supo.
Un pequeño rocé paso por su muñeca hasta en dedo donde se encontraba su sortija.
Allen trató, con todas sus fuerzas. Pero no pudo, solo alcanzó a dejar un rasguño en el brazo derecho de la persona.
Las luces volvieron, Allen observó todo con calma. Viendo algunos cuerpos de la multitud decapitados. Incluyendo a el de Cerbero. Algo dentro de Allen tembló.
Cerbero hacia unos veinte siglos llevaba sirviendo en Teufel. Antes había sido un simple mundano condenado a la miseria y a la pobreza. Un día Khorne lo encontró a punto de la muerte y lo convierto en lo que era. Y ahora no era nada.
Allen observó que ya no estaba ninguno de sus hermanos. En especial el trono de Morank, estaba vacío y con gotas de sangre. A diferencia de los demás tronos.
Miro su mano la cual sentía vacía. Sin peso alguno y eso era.
El ángel desapareció con la sortija y el hermano de Allen.
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