Capitulo 10
Descarga de responsabilidad cualquier personaje usado en esta historia no son míos y solo los uso para mi historia, su creación a sus respectivos creadores.
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Mundos: parte 3.
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Observando el cielo nublado la dama de cabello negro y ojos plateados observaba el movimiento de las estrellas y por ende del mismo destino. Aunque era algo en lo que ella no creía dada la naturaleza de su propio existencia, este imponía su poder y autoridad sobre aquellos que no tenía el poder para openerse a él, llevó una mirada al lejano horizonte allí una energía singular se anteponia al resto, diferente alienigena, extranjera, también habían quienes se sentían atraídas por esa energía aunque no era cosa por la cual debía preocuparse debía de ser cautelosa, sabía lo caprichoso qué podía ser, más aún cuando ella siempre se encontraba en peligro.
- señorita Pandora, la están esperando - esa voz la saco de sus pensamientos.
Suspirando dejo que el habitual negro en sus ojos volviese a ellos, los ojos una vez llenos de la más pura divinidad encarnaron su naturaleza como mortal mientras miraron al pequeño espectro qué le había hablado con tanta cercanía.
Debía matar al patético ser que tan lamentable creí estar a la altura de estar ante ella, pero un rápido suspiro le hizo olvidar esos pensamientos mundanos mancharse las manos con algo tan insignificante sería un honor para este ser tan humilde.
Con desdén solo asintió y comenzó a seguirlo, con elegancia en cada paso ella recorrió el camino por los pasillos del lugar hasta llegar a la sala donde aquellos seres inferiores tan inocentemente se reunían ante lo que ellos creian era una simple mujer.
Las puertas se abrieron de par en par y Pandora solo entro al lugar aunque al hacerlo noto que algo estaba mal, mirando los extensos campos de flores que se extendían hasta donde la vista alzaba a dibujar el horizonte, suspirando por lo bajo tan solo siguió avanzando por el lugar hasta donde una figura era observable.
- es inusual ver que te muestres interesado en los asuntos del mundo - Pandora hablo cada palabra fue perfectamente medida con el más delicado tono de voz que pudo reunir
- el mundo no me interesa, tu por otro lado tienes mi completo atención - El hombre frente a ella se pronuncio con tranquilidad.
Pandora lo observó detenidamente de no ser por que su cabello se mezclaba entre el plateado y negro, ambos serían una gota de agua únicamente diferenciados por el género.
- oh, entonces debería sentirme honrada - sus palabras salieron con algo de sarcasmo.
Aunque más de causar molestia en el hombre frente a ella, el solo sonrió de manera nerviosa.
- todavía estas molesta - el dijo con una expresión nerviosa.
- ¿qué es lo que quieres? - ella indago queriendo acabar con esto lo mas pronto posible.
Sabiendo que era lo máximo que conseguiría de ella, el solo suspiró proyectando una imagen frente a Pandora la misma arqueo una ceja.
- y eso que se supone que es - Pandora dijo sin mucho interés realmente en lo que veía en la imagen.
- solo mantén ocupado a la banda de idiotas que diriges por un tiempo - el dijo tranquilamente.
- esto tiene que ver con el extraño flujo de poder que sentí entre las estrellas - dijo Pandora arqueando una ceja.
El hombre solo asintió vagamente, eso fue suficiente respuesta que necesito Pandora, ella comenzó a volver por donde vino ante la mirada del hombre quien se mantenía en silencio por alguna extraña razón.
- tomaras parte en esta guerra - Pandora se volvió a pronunciar una vez más sin siquiera mirarle.
- no - fue la única respuesta que le dio el hombre.
Pandora al oír su respuesta solo continuó su camino y al estar una vez más en esa puerta que la había traído a este lugar se detuvo una vez más, jugo con la idea de voltear su mirada pero la misma fue despechada aún lado y ella reapareció en la parte exterior de la puerta en ese palacio una vez más.
- señorita Pandora - esa molesta voz la volvió a llamar.
Mirando al pequeño espectro qué había dejado atras ella no dijo nada y solo se adentro una vez más a ese lugar donde los espectros se reunían.
Mientras tanto....
Si ella hubiera volteado lo hubiera visto mirando en su dirección, Raziel suspiro en derrota al menos no trato de ignorarlo activamente como antes eso ya era un avance.
En silencio camino por los campos de Avalon un sin fin de pensamientos cruzaban por su mente en relación a la niña de cabello negro que se había ido.
- supongo que así se sintió - el dijo en un suspiro.
Mirando el cristal frente a el, una imagen de Pandora se veía.
- No a cambiado en nada - el pensó con una sonrisa.
........
Sam miro el cielo nocturno con un leve ceño fruncido la inquietante sensación de que algo se acercaba no se alejaba con nada más aun cuando todo se había ido al carajo.
Decidiendo que era momento de actuar Sam solo comenzó a caminar por las calles del pequeño pueblo en Italia, la gente se había comenzado a aglomer tan pronto como el peligro se hizo presente en el ambiente.
Un estruendo volvió a recorrer la enorme barrera que cubrió el pueblo, había sido el tercero en el lapso de tiempo en el cual todo empezó.
- todos por favor continuen avanzado a la plaza principal - La voz de Amber resono tras un megáfono qué tenía sobre sus manos.
Muchos ignoraron el aparato por el bien de salvaguardar sus vidas.
Cuando todo esto comenzó cabe decir que las cosas ya se estaban saliendo de contral, robos por doquier e intentos de cualquier acto barbarico estaban a la orden del momento, cabe decir que la guardó del lugar no se daba abasto más aún cuando empezaron los ataques.
- como va todo aquí Medea - Sam había llegado al centro de la plaza donde la maga aun seguía dándole los últimos toques al sello mágico.
- deberías poder salir de aquí una vez todos estén listos - hablo Medea.
En ese momento otro impacto en la barrera causó que el pánico una vez más se apoderara de los habitantes.
- deberíamos poder hacer algo con eso verdad - dijo Sam mirando a lo lejos.
- con esos impactos la barrera no tardará en caer... Y aun no están todos reunidos - Medea dijo.
Mirando a su alrededor Sam observó a los guardia guiando a la gente mientras Amber seguía dando instrucciones y tratar de calmar a la gente.
- estonces basta con que gane algo de tiempo verdad - hablo Sam atrayendo la atención de la maga de la era de los dioses.
- no - ella se negó de inmediato.
- debemos hacer algo o esto se nos podría salir de las manos - Sam dijo mirandola.
- deberías ver a tu alrededor, esto ya no está en nuestras manos haremos lo que podamos y eso no incluye arriesgar tu vida - Medea dijo mientras la miraba estoicamente.
Sam comenzó a mirar a su alrededor, habían ancianos, niños mujeres, pequeños en brazos, la sola imagen le causaba querer ir más, aunque en su recorrido con la mirada pudo ver a Amber, cualquier ímpetu se desvancio de inmediato ella era su responsabilidad la arrastre a este lado del mundo sin querer y por ellos debía protegerla, ahora sabía como se sentía medea al estar con ellas, pues su responsabilidad era doble.
- uhhh chicas - la voz de Amber sono nerviosa en cuestión.
Tanto Medea como Sam la observaron aunque su atención se la llevo qué observaba con tanto interés y nerviosismo.
Al levantar su mirada tanto Medea como Sam abieron sus ojos en sorpresa en pura incredulidad.
La mujer sobre el domo las miraba con indiferencia pero tanto Medea y Sam lo sintieron y vieron, el relación a Medea pudo sentir divinidad en ella una tan pura que la desconcerto, en constraste de Sam qué vio su aura la cual era de un plateado y blanco entremesclado con azul.
- por dios ella es..... - pensó Sam estupefacta.
Sus pensamientos se vieron interrumpidoa pues la barrera se desmorona en pedazos por un simple golpe de la mujer causando el todos comenzaron a correr por sus vidas.
- saca a todos los que puedas ahora - Ordenó Sam alarmadamente.
Rápidamente Medea atrajo a Amber hacia ella y activo las inscripciones en el suelo las cuales brillaron de un azul neón brillante solo tuvo que esperar unos segundos antes de las personas que estaban a su alrededor comenzarán a desaparecer una a una.
- Sam entra al círculo ahora - ordenó Medea.
Sam no estuvo en desacuerdo con la orden pues la mujer que destruyó el domo era parte angel en todo el sentido de la regla y algo aún más peligroso que no pensó que existieran en este mundo.
Rápidamente se acerco al círculo mágico aunque no espero que la mujer ya estuviera lanzando un ataque en dirección de Medea y Amber, frunció los labios sabiendo que su siguiente acción podría ser la más estúpida que haya hecho.
Materializo el arco que tenia en sus manos y apuntó la flecha en poz del ataque de la mujer, a tiempo el impacto que se desencadenó de ambos ataques comenzó a destruir las edificaciones a su alrededor, pero había conseguido su objetivo ganar el tiempo suficiente para que todos los que sean posibles sean evacuados, se lamento a si mismo el no haber podido responder a ese ataque inesperado apropiadamente.
Y se disculpo con quienes quedaron atrapados con ella en este pandemonio.
Con pasos firmes y elegantes los tacones de la mujer resonaron audiblemente en el lugar donde estaba Sam de pie mientras a lo lejos escuchaba el pánico y terror en las voces de quienes se quedaron atrás en este infierno.
- por que hiciste eso - dijo Sam mirando a la mujer a cuestas.
La mujer en cuestión era alta de estatura, de fisico muy exuberante, muy bien proporcionada, de cabello negro y largo y piel blanca y tersa, viste prendas de un estilo gótico, los cuales llegan ser sugestivos, ya que muestra su bien proporcionado fisico (se trate de su enorme busto o sus piernas bien torneadas), ya sea por sus atuendos muy pocos sugetivos Sam no negaría que era una de las mujeres más bellas que había visto en su vida.
- curiosidad tal vez - ella se pronuncio suavemente.
Desenvaino su espada de su funda causando que los ojos de la mujer se ampliarán muy levemente, la desbordante aura de la espada y el increíble poder la chica sin duda se ganaron su atención.
- pues devido a ellos muchos morirán - Sam apretó la empuñadura de la espada con más fuerza.
- debieron confiar en ustedes.... Pero mira salvaron a la mayoría yo diría que es un logro - ella dijo tranquilamente.
- pero no completo - Sam corrigió.
- no puedes salvar a todos eso es un hecho - la dama de negro corrigió.
Sam no dijo nada ante sus palabras pues sabía que tenía razón pero eso no le quitaba el mal sabor de boca que le dejó esto.
- tengo una pregunta - Ella dijo.
- y esa sería - Sam dijo cautelosamente.
- ¿que tan fuerte eres? - ella dijo en un parpadeo ya estaba frente a Sam lanzando una estocada con su tridente.
A duras penas Sam apenas pudo levantar su espada y protegerse del impacto realmente fatal que estuvo por recibir.
- oh, estoy impresionada - La mujer sonrió tranquilamente.
Sam blandio la espada y se sacó a la mujer de encima la misma apenas se vio afectada por la fuerza de arrastre qué la envío unos pasos lejos de Sam, pero esta misma frunció los labios mirando a un costado del lugar.
Sam solo podía preguntarse qué tanto jodio su hermano este mundo para que alguien así exista.
Dejando aún lado eso pensamientos centro su mirada en las múltiples figuras se que ya la estaban rodeando.
- valla pero mira que tenemos aquí, no te molesta si nos unimos verdad - se pronuncio el soldado intrigado.
- eso siquiera es importante realmente - Sam dijo la misma se puso en combate la espada en su mano se levantó en dirección del espectro qué hablo.
- es inútil resistirse estas rodeada - dijo otro espectro.
Mirando a su alrededor veían que esto era cierto pero por ningún momento esto la desánimo en cambio sonrió, algo que fue notado por la dama de vestido negro quien se veía un poco molesta por la interrupción.
- aunque sean muchos mi determinación me hará sobresalir aún más - ella dijo con una sonrisa.
- acaben con ella - ordenó el líder.
Rápidamente todos se avalanzaron sobre ella, pero Sam no se quedaria esperando esto sin más, llendo al más secano inyercepto su hacha con la espada antes de darle un pataso en el rostro seguido de eso evadió el corte de la lanza qué cayó tras suyo para después enfocar su atención en el mismos barriendo sus pies atrapó su rostro en su mano y lo arrojo hacia sus compañeros, seguido de eso envío un corte con su espada y la onda de choque fue lo suficientemente fuerte como para mandar a volar al resto, dio un salto reforzando su cuerpo con mana antes de caer sobre el líder de estos soldados su puño se impacto en su rostro mandándolo al piso.
Rápidamente alzó su espada a la altura del pecho y la misma absorción el impacto del tridente qué la envío varios metros atrás dejando una línea de destrucción tras sus pies, agradecía que su ropa también haya sido encantada sino la misma hubiera sido dañada en el proceso, levanto su mirada y vio mujer quien se veía visiblemente más animada por poder unirse al combate.
- tienes buenas reflejos he de admitir eso - el dama hablo solemnemente mientras la miraba.
- y tu bueno eres rápido apenas pude sentir tu presencia cuando te acercabas - Sam puso la espada sobre su hombro.
Debía de admitir que esta mujer era incluso más poderosa que su hermano aunque sabía que el ni siquiera usaba poder cuando la enfrentaba por lo cual debía ser cuidadosa con ella, poniendose en guardia miro cual movimiento que su cuerpo hiciera y lo tomaría como una señal para atacar.
El aura del la mujer a su alrededor se volvía más intensa y tomó un color plateado brillante aunque este era un aspecto de su poder le hizo suspirar un poco el saber que era otro monstruo como su hermano este ella también humano en parte pero su aura se sentía socegada.
Sam y la mujer chocaron de manera frontal, la espada y el tridente de la mujer causaron una onda expansiva enviando ondas de impacto por doquier pero Sam sabia que estaba en desventaja pues esta mujer era más fuerte que ella en todos los aspectos posibles.
Agitó su espada en un rápido movimiento y corto el aire enviando ondas de impacto en ellas con poca poder solo quería distraerlo lo suficiente como para escapar, no queria seguir midiendo fuerza con ella sabiendo que perdería de cualquier manera.
- a que estas jugando.... Es todo lo que puedes hacer - ella dijo hablo con una ceja alzada.
Sin embargo ella no respondio en cambio sonrió, y al mismo instante los ojos de la mujer se ampliaron en sorpresa.
La espada una vez brillante ahora estaba llena de relámpagos rojos que ella no dudo en apunter en su dirección.
- ¡Ryu-raiken! - riguio Sam la poderosa ráfaga de relámpagos mágicos golpeo de lleno a la mujer.
Esperando que esto sea suficiente dio un salto reforzado con mana aunque al poco tiempo frunció los labios pues ella seguía intacta, pero más que seguirla ella se mantuvo en el mismo lugar observandola detenidamente y hasta cierto punto parecía complacída consigo misma después de un tiempo.
- joven guerrera la próxima vez continuaremos con nuestro combate - ella declaró mientras la miraba fijamente.
Una cortina de humo la cubrió y al disiparse esta ya no estaba, Sam quien aterrizó sobre un tejado solo suspiro.
- genial llame la atención de una maniática de las batallas - pensó Sam maldiciendo su suerte actual.
Dejando esos pensamientos aún lado aún tenía tiempo para buscar a alguien quien haya sido capaz de sobrevivir a esta masacre sin sentido, aunque si ceño se frunció pues a lo lejos sentía presencias realmente poderosas acercarse a su posición debía actúar lo más pronto posible.
Impulsando sus salto con mana ella observaba los cuerpos mutilado de los aldeanos qué quedaron atrás, con una mueca en su rostro se lamento en silencio pero no dejo que eso la desanimara en su búsqueda.
Observando desde las alturas pudo vislumbra un grupo de personas ser acorraladas por un grupo de espectros rápidamente materializo el arco que llevaba en su pulsera derecha y apuntó tras disparar varias rondas de flechas cargadas de energía los aldeanos pudieron escapar lejos de ese grupo, Sam los siguió por el techo limpiando el terreno de los espectros.
Aunque esta se vio frustrada en su última intento pues uno de ellos evadió sus flechas con suma facilidad, al notarlo supo que era momento de encarar al tipo en cuestión.
Cayó frente a los aldeanos quienes dieron un paso hacia atrás.
- regresen hasta la esquina y sigan es camino los llevara fuera del pueblo, rápido - ordenó Sam seriamente.
Las personas no discutieron ante esto y solo se marcharon.
- nos volvemos a ver, dime al menos te presentaras esta vez.... Puede que sea la última - hablo Queen de Alraune el espectro de la estrella de la maldad.
- Samantha Horvarth un placer - ella dijo mientras se ponia en guardia no volvería a ser tan confiado con otro de estos tipos.
El espectro sonrió con confianza.
- y no te preocupes iré tras ellos una vez te elimine - el sonrió antes de ir a toda velocidad en mi dirección..
Concentro gran parte de sus reservas actuales de mana en la espada y cuerpo mientras imutaba la acción del espectro.
- ¡Blood Flower Scissors! / ¡ryu-raiken! - ambos declararon sus ataques.
La colision de ambos poderes causó un punto muerto en el lugar ambas partes estaban igualadas o eso se creía en un principio Queen aplicó más poder en su ataque qué fue capaz de desastivilizar el ataque de Sam el mismo implosiono de manera violenta levantando una cortina de humo.
Queen alertado por su olfato repelio uno de los envates de la espada de Sam quien se volvió a ocultar nuevamente en el humo residual.
Rápidamente detecto el olor de la chica quien nuevamente lanzó un ataque con su espada a mayor velocidad esta vez, la siguió con la mirada esta vez.
- vamos muestrame de que eres capaz niña y solo eres buena para huir - se burlo Queen se la chica.
De entre el poco humo la vio salir ella corría en su dirección pero ella arrojo su espada en su dirección míen ella seguía vieniendo hacia el, sonriendo en burla evadió la espada qué para su sorpresa hizo un giro imposible sobre su eje cortando su espalda, desgarrado su armadura como un cuchillo en llamas a la mantequilla, tan sin sentido era la lógica del arma de la chica que de plano se olvidó de su existencia un grave error del cual estaba por lamentar.
Frente a el la chica pelinegra tenía un arco y una flecha de energía apuntando a en su dirección.
- ¡Skjálfa! - la flecha salio disparada cargada de todo el poder que pudo constrar.
Al impactar la flecha hizo el mayor daño posible pues exparcio las vibraciones sononicas por todo su cuerpo despedazandolo de adentro hacia afuera.
Sam quedo horrorizada por lo que el ataque causó, quería acabarlo no mitilarlo debía de prestar más atención a lo que su hermano le enseñaba pues podría ser demasiado peligroso incluso para ella misma si no tenía cuidado.
- bien eso fue aterrador - ella murmuró con desagrado observando lo que quedo del cadáver algo que la hizo voltear rápidamente la cabeza.
En ese instante del cadáver una pequeña esfera salió y la misma se adentro en Sam sin que esta la notará aunque tuvo la leve sensación de que algo era diferente no sabía que y no tenía el tiempo para tan siquiera averiguarlo.
Apretando el paso siguió recorriendo la cuidad donde aparentemente ya no debería haber nadie, lastima que eso no fue así, además debía de preguntarse si la facilidad de buscar problemas era algo de familia por que algo arraigado a la sangre no era pues pese a la facilidad con la que si hermano se metía en problema pensó que solo era cosa suya, lastima que eso veía en el conjunto de ser solo su familiar para ya ternerla pegada hasta en los pies.
Sam podía maldecir su suerte o solamente darse la vuelta y alejarse en silencio rogando que no la hayan visto, lastima que ninguna opción era viable en ese momento pues era el centro de atención para los espectros en el lugar y sobre todo del joven Dios quien la miraba con un renovando interés por algo que ella simplemente desconocía en primera instancia.
Al inicio cualquier hubiera pensado que Italia sería un lugar agradable por sus antiguos calles y pintorescos sitios lleno de historias sin embargo la realidad puede ser más decepcionante de lo que parecía al primera vista.
- supongo que no estarás abierto a una platica amistosa verdad - se pronuncio Sam mirando al joven pelirubio y atuendo negro que la miraba con algo similar a la indiferencia que ocultaba interés verdadero en ella.
A su alrededor varios hombres le miraban sin embargo en ellos lo que parecían ser armaduras de color negro los revestian todos y cada uno revosaban de un palpitante e inmenso poder que no podría ser tomado a la ligera.
Uno de los hombres se abanlanzo sobre ella pero ante los ojos de la chica cada movimiento eran en suma lentos, pero eso no causó que lo subestimara pues las apariencias podrían ser más engañosas de lo podían parecer.
Tomo el brazo del hombre y usando su mismo impulso y peso logro derribarlo para después patearle en el rostro noqueandolo al instante.
- no eres un caballero pero aun así hay algo en suma peligro en ti - hablo el joven pelirubio de la nada.
Sam se tenso en superposición a todos los demás hombres este joven era diferente y debía tener cuidado con lo que decía y hacía. En el podía ver una aura azul pero así mismo una gris se entremesclava con la del chico, sea quien sea el chico pertenecía a uno de los panteones de dioses quienes le dieron forma el mundo, este chico era un humano pero al mismo tiempo era un Dios lo más extraña era que aun era más predominante su lado humano que el divino, por alguna razón sabía que este chico era peligroso desde el primer momento en el que lo vio.
- oh es así joven Dios.... Bueno estoy alagada por tu observación - Sam sonrió mientras Nivhel salía de su vaina y era apuntada al joven dios.
Esto pareció molestar en suma a los demás hombre a su alrededor quienes ni cortos ni perezosos se lanzaron hacia ella, la espada brillo tenuemente mientras ella se lanzaba en su contra con las mismas intenciones, pensamientos mundanos cruzaron en ese momento aunque el más recurrente fue como es que ella acabó metida entre una pelea con espectros y lo más preocupante un Dios.
El impacto entre los espectros y la chica humana levantó una gran cortina de polvo y casi nivela el lugar en su totalidad, el joven dios debía de admitir que no era normal en ningún sentido, sea quien sea esta mujer se volvía más fuerte con cada encuentro que tenia.
Logró sentir como los espectros eran eliminados a una velocidad alarmante, solo eran soldados comunes muchos de ellos eran algo aceptables uno de ellos Queen de Alraune quien fue enviado a detener al perpetrador y bueno no volvió en su lugar lo hizo ella pero un poco diferente a lo que recuerdaba cada vez que la veía en el pueblo.
- carajo eso dolió - pensó Sam maldiciendo su rodilla descansaba sobre el suelo mientras su peso era apoyado en la espada frente a ella y sangre corría por su frente hasta su mentón.
Pesé a que sintió el sabor metálico de su sangre ella no le dio importancia en este momento que podría ser crucial más aun cuando sentía más cerca esas otras presencias, no sabía si eran refuerzos o enemigos de los espectros y no se quedaría a averiguarlo.
Apoyo su peso total sobre sus rodillas mientras se obligaba a levantarse, los espectros qué la miraban solo arqueron la ceja en intriga, la humana frente a ellos era demasiado resistente para ser normal, además el poder en su interior no hacía nada más que crecer constantemente muchos fruncieron los labios pues si esto continuaba estaban muy seguros que podría darla la vuelta a este conflicto.
Escuchó los pasos de los espectros acercarse aunque no estaba lista aún podría hacer algo que sencillamente no creía que estaba lista para usar.
Levantó su espada la misma brillo con un tuene resplandor en respuesta, a lo cual Sam parpadeo en confusión pero en su escaso sentido del ambiente solo sonrió.
Llevo la hoja de la espada hacia su mano aunque la sangre se comenzó a filtrar no pudo ejercer el corto que ella quiso hacer, pues de improviso varias presencias cercanas captaron la atención de los espectros por un breve instante.
Y eso fue suficiente para detener cualquier cosa que estaba por hacer, acuno la empuñadura de la espada entre sus dos manos la levantó y la bajo con una violenta ferocidad.
Las ascuas de poder sagrado golpearon de lleno a los espectros obligandolos a retroceder.
Cuando el impacto de poder sagrado fue disuelto por el poder propio de los espectros se percataron de que no eran los únicos en el campo de batalla.
- genial más problemas - pensó Sam maldiciendo los acontecimientos tan desafortunados.
Observando a los recién llegados lo primero que noto fue el oro, plata y bronce en los ropages en forma de armaduras qué llevaban los recién llegados.
Levantó su espada rápidamente al ver caer lo que pareció ser un rayo de energía sobre ella, aunque el esfuerzo que puso fue en vano pues ella salió disparada contra una de los muros de los edificios casi en ruinas.
Saboreando el metálico sabor de su sangre abrió uno de sus ojos mientras enfocaba su mirada en el joven dios.
- deberías ser más amable con una dama - Sam le sonrió divertida.
Aunque el joven la miró con indiferencia apuntó su mano hacia ella mientras el aura de poder a su alrededor incrementaba.
Apretó la empuñadura de su espada mientras la ponia frente a ella en manera defensiva mientras trataba de ponerse de pie, el poder crepitante en su interior reacción a su llamado pero esta vez se sentía diferente, llamas de un azul fatuo a su alrededor se comenzaron a hacer visibles mientras que una fuerza inexplicable la llenaba.
El joven dios de cabello rubio disparo su poder crudo sobre ella pero la misma se mostraba reacia a tan siquiera rendirce aun.
El poder en ella aunque grande sería inútil para tan siquiera oponerse al poder del dios y aun así ambos chocaron en oposición al otro.
- ¡AAAAHHHHH! - el reververante gritó lleno de poder resono en todo el lugar.
El poder crudo del dios fue cortado en dos y ella avanzó hacia el con una resolución increbrantable aunque en sus ojos también habia miedo su determinación no vacilaria ante nadie.
Su mano se levanto y detuvo la espada dorada con suma facilidad aún cuando esta misma trataba de ejercer su poder, causando que los ojos de la chica se abrieran en sorpresa pero por el filo de la hoja pudo ver un hilo de sangre que pertenecia a la mano del joven dios.
El poder explotó en el rostro de Sam mientras el Dios detuvo su espada de manera fácil y la expulsada con tan solo una onda de choque emitida por su poder.
Aunque lastimada sentía que las heridas en su cuerpo eran soportables mientras sus piernas aterrizaban sobre el techo del edificio que apenas se mantenía en pie lo notó, el poder extraño que de su cuerpo se emitía y el cual era de un origen similar a de los enemigos con los cuales se estaba enfrentando.
No le dio importancia en ese momento pues podría usar esta nueva fuerza para oponerse a estos bastardo pero pensándolo mejor sabía que debía salir de allí más aún cuando los enemigos había aumentado.
Se puso recta mientras que de su ropa sacó un pequeño orbe y lo aplastó sus heridas desaparecieron y sus reservas de mana volvieron a tope.
- bien.... Mi situación no mejoró mucho pero al menos ahora ya podré irme de aquí pero antes de eso - Sam penso tranquilamente mientras su mirada se desvío hacia el grupo de recién llegados aunque no le daban mala espina no sabía sus intenciones pero al menos les daría el beneficio de la duda por hoy al menos.
- deberíamos volver a pelear en otra ocasión joven Dios - ella dijo mientras miraba al pelirubio quien entrecerro los ojos antes sus palabras.
Pero antes de que el pudiera decir algo ella actuó pues sería su única oportunidad para salir de aquí.
- ¡light! - canto Sam el encantamientos lumínico más sencillo que recordaba mientras alzaba su espada al cielo.
El destello de luz blanca qué salió de la espada cego a todos los presentes por unos segundos suficiente para que ella logre escapar del lugar.
Ella habia estado soltando de techo en techo a una distancia ya considerable miro de reojo tras suyo a lo lejos pudo ver como el joven dios descender hacia el grupo de recién llegados.
Se disculpo con ellos mentalmente no eran enemigos pero tampoco aliados y si eran lo suficientemente fuertes podrían salir de allí por sus propios medios.
Al cabo de unos minutos pudo vislumbrar al grupo que había ayudado a escapar del pueblo, aunque trato de acercarse solamente lo negó, la presencia familiar que se desviaba en la dirección opuesta en la que hiban ellos le era su máxima prioridad.
Reforzando sus piernas con mana ella hiba de árbol en árbol cruzando el bosque a gran velocidad al cabo de unos minutos la presencias de Medea y Sam ya eran más perceptibles.
Cuando llego a un claro por el cual a lo lejos se podía ver una poblado ella se relajó visiblemente.
- tardaste - Medea la regaño mientras que con curiosidad observaba a la chica por alguna razón que ella misma aun desconocía.
- tuve problemas para salir de allí - dijo Sam mirando la cuidad a lo lejos.
- Napoles.... El alcalde del pueblo aseguró que serían recibidos - Amber agregó uniéndose a la comversacion.
Sam la miró y acercó a ella había mientras la abrazaba.
- uhh todo bien Sam - ella no se negó al abrazo pues había estado tan preocupada por ella que el verla llegar fue un alivio tan visible.
- si si, por supuesto solo estaba preocupado por ti nada más - Sam sonrió con tranquilidad.
- y yo estoy pintada o que - Medea parecía molesta por el comentario de Sam.
Ella solo sonrió nerviosa aunque su expresión cambió con el paso de los instantes.
- bien ya logramos nuestro cometido, ahora cual es el siguiente paso a seguir - Sam dijo.
- de momento seguir moviéndonos, aunque ante me quiero sacar una duda esa mujer era.... - Medea dijo la duda en su voz era notable.
- si, es diferente a todos.... Se parece tanto a Arthur tanto en poder, naturalesa y apariencia - Sam dijo con una mueca en su rostro.
- ella es un ángel - Medea dijo intrigada.
- si y bueno algo más también - Sam suspiro la sola idea le causaba un poco de malestar pero antes de sacar cualquier conclusión debía estar segura de eso.
- que hará alguien como ella con los espectros - dijo Medea.
- de verdad buscar darle lógica a eso.... Es claramente que ella es el producto de la presencia de Arthur en este mundo - dijo Sam mirando a la bruja.
- y puede que ella sepa donde esta el - dijo Medea tranquilamente.
- si.... Pero.... - Sam volteo su mirada hacia la columna de humo que era visible desde ese lugar.
- lo se volver a ese lugar no sería lo más sensato, pero deberíamos verla en algún momento - dijo Medea.
- sin lugar a duda nos estará observando, parecía estudiar mis movimientos mientras combatia además el peso en sus ataques estaba perfectamente controlado, era como haber estado entrenando con mi hermano - dijo Sam mirando a la bruja
- tch, como sea ha que movernos ya hemos pedido demasiado tiempo - Medea dijo cambiando de tema pues no encontraba nada de lógica en este mundo y para el colmo su conexión con su maestro apenas era perceptibles en sus sentidos por lo cual había algo aquí que Arthur quería ocultar al menos por un tiempo.
.........
- Quítate de en medio niña...estás en todo el camino - una voz resono en los oídos de Amber.
Amber miró todo a su alrededor, era un pueblecito, las personas llevaban atuendos extraños, para nada parecido a los de nuestro siglo XXI...aunque eso no le importa realmente más aún por que estaba cumpliendo el sueño húmedo de cualquier otaku, viajar a otro mundo aunque su experiencia tan mágica se vio empaña por el hecho de que no recibió ningún poder roto o reliquias de un poder incalculable o el cliché encuentro con el dios a cargo de este mundo, en lugar de ellos resivio una lista de insumos básicos y dinero local para hacer las compras, valla sueño.
Se apartó del camino hasta la acera, o lo más parecido a una acera, que había al lado derecho, dando justo en el borde de una casa de madera algo pequeña y humilde. La puerta se abrió y salió una niña con el pelo castaño, no más de 13 años y con un ramo de flores en los brazos, vestía un sencillo vestido color lila con una rosa roja en el pecho y una coleta de lado.
- ¡Agasha! ¡Ve con cuidado! - dijo la voz de un hombre desde el interior.
- ¡Sí padre! - dijo la niña cerrando al puerta, de pronto se fijó en ella - mmm...hola... buscas a alguien? - ella dijo curiosa al verla tan distraida.
- Yo... ¿dónde está la plaza comercial? Lo que pasa es que me perdí -dijo Amber con un leve sonrojo de vergüenza.
- ¿perdida? Aqui en la Aldea de Rodorio, cercana al santuario de Atenea. -dijo mirándola sin comprender.
Rodorio...no le sonó el nombre aun que lo otro lo entiendo perfectamente, era una broma... tenía que ser una broma... santuario... Atenea... hizo una última pregunta sabiendo lo que le iba a contestar y teniendo miedo por ello.
-¿Atenea? Como la diosa, hija del rey del Olimpo verdad - Amber dijo ladeando la cabeza.
- Claro - dijo sonriendo la niña- ¡me llamo Agasha y usted señorita! - ella dijo curiosa.
- Amber - se presentó la pelicastaña de ojos verdes ante la niña menor.
- ese es un bonito nombre - Agasha sonrió.
- pues el tuyo también es lindo - Amber le dio unas paladitas en la cabeza a la niña y no negaría qué se sintió bien bueno al menos entendía el porque lo hacía mucho con ella, aunque el solo pensar en eso la molesto un poco.
- ¡AH mira! ¡Alli vienen! -dijo Agasha sonrojándose enormemente y mirando hacia la espalda de Amber.
La pelicastaña sintió un escalofrío recorrerle toda la espina dorsal. Se giró y vio como muchos aldeanos estaban saliendo de sus casas para recibir a ciertas personas que venían por el camino principal. A Amber casi se le sale el corazón por la boca, no notó cuando la niña de cabello castaño la jaloneó del brazo hasta llevarla a primera fila entre la multitud de aldeanos. El primero de la fila, si es que se le podía llamar fila, tenía el cabello verdoso y largo, muy largo, vestía una armadura dorada similar a las que había visto hace unas noches atrás. Venía saludando a algunos aldeanos mientras hablaba con uno de sus compañeros, vestido de forma similar a él, con el cabello castaño a capas largas por los hombros.
La sensación de poder que predomina en ellos no era visible para el sentido común aunque Amber al haber estado tantos años cerca de Arthur podía notar algo en ellos y eran muy fuertes se atrevia a decir más fuerte que Sam.
Agasha salió de entre la multitud y se acercó al de cabello verdoso.
- Shion sama... gracias por protegernos siempre de las maldades, este ramo es para el santuario - dijo feliz.
- Hola Agasha, ha pasado un tiempo desde la última vez. Estás tan enérgica como siempre - dijo Shion con tono amable recogiendo el ramo, lo miró y se acercó un poco a la niña - la rosa del centro es para el caballero de piscis supongo no? - el dijo en un tono más bajo.
La niña se sonrojo hasta las orejas hasta quedar tan roja como la rosa que tenía en el vestido.
El peliverde soltó una carcajada y el de cabello marrón se rió acariciando el cabello de la niña.
- Eh... no, no, yo no... ¡ella! - dijo de pronto sin saber qué hacer para salir de esa situación - ella es la que le manda la rosa, no yo! - y señaló a cierta persona de cabello castaño y ojos verdes con cara de retrasada la cual miraba a los caballeros como si fueran árboles de pizza.
- eh.... Yo - Amber se señalo así misma como una idiota sin entender la situación realmente.
Ambos caballeros dorados se habian quedado estáticos por un segundo, la sola sensación de esta niña era descorsentante era normal de eso no había duda alguna pero por alguna razón en ella había una aura de poder aplastante qué sencillamente no entendían de donde provenía, observando a la niña detenidamente y siguiendo sus sentidos en su muñeca derecha una pulsera sencilla qué tenía una pequeña cruz dorada y el extraño pañuelo rojo que abrazaba su cintura emitian una sensación de protección absoluta.
- disculpe señorita puedo preguntarle donde obtuvo esos objetos - Shion indago realmente curioso.
Llevando la mirada hacia donde señalaban sus mirada una señalaba su muñeca y el otro su cintura, debía de suponer que tendría preguntas sobre el sudario sagrado qué Sam le obligó a ponerse esta mañana pero que tenian qué ver por el brazalete qué su madre le dio, su cara mostró una leve confusión ante este último, dando un paso atrás ella acuno su muñeca y les lanzó una mirada cautelosa.
- ehh, esto me lo dio mi madre, por que - Amber dijo cautelosamente.
- me disculpo por mi rudeza pero nos podrías acompañar a un sitio si eres tan amable - el hombre de pelo castaño se había acercado un poco para poder hablar.
- ¿A donde? - ella tenía ya una marcada idea a dónde querrían llevarla, en menudo lío se había metido.
- es algo delicado de tratar por lo cual si eres tan amable en seguirnos - sonrió Dohko.
- eh pero yo estaba en medio de algo - ella pensó claramente sacada de onda por este curso de acontecimientos.
.........
Se detuvieron a los pies de una colosal escalera la cual iba ascendiendo poco a poco traspasando templos con forma griega. Amber se detuvo un momento y miró toda su extensión, era realmente impresionante. Shion se detuvo a la par al notar el descenso de los pasos de la chica, la miró algo serio pero sin muestras de estar enfadado o molesto.
- Esto es... - dijo la pelicastaña.
- El Santuario de Atenea - dijo Shion mirándola a los ojos y jalando un poco de su brazo para indicarle que continuara.
Pasaron por Aries, el templo del peliverde, y Amber se quedó maravillada con el interior del templo, todo se veía tan misterioso y genial Amber era de las personas que se dejaban impresionar casi con cualquier cosa ademas de ser en suma curiosa casi por todo lo que no esté relacionado con número.
Por el resto del trayecto su presentación atrajo la atención de los caballeros de cada casa, Dohko y Shion la condujeron directamente al último templo, el del patriarca. Al entrar, caminaron por una enorme alfombra roja y los dos caballeros dorados se pusieron al frente para, a continuación, hincar la rodilla izquierda en el suelo y presentar sus respetos al patriarca, el cual se encontraba sentado en su silla.
- Bienvenidos, Shion de Aries, Dohko de Libra - dijo el patriarca.
- Patriarca - comenzó el peliverde - tenemos un asunto de suma importancia antes de informar acerca de nuestra misión más reciente en Italia - Shion se expresó.
Por unos largos minutos Amber escucho el otro transfondo de la historia contada por Sam, desde su huida de la cuidad los dos caballeros dorados se enfrentaron a Hades y sus espectros cabe mencionar que eso no pudo salir bien pues con la muerte del santo de pegaso y unicornio se podría decir la guerra a comenzado.
Tras unos segundos de silencio el patriarca asintió ante su reporte aunque su mirada viajo hacia ella con una expresión curiosa al respecto y espero en silencio que su presencia pueda ser explicada.
- Estabamos de regreso en la aldea de Rodorio cuando, por accidente más bien que por otra cosa, nos encontramos con una muchacha, la cual se encuentra a nuestras espaldas, que portaba un objeto extraño - dijo Dohko - creemos que le podría parecer muy interesante, tanto a usted como a la señorita Athena - el santo de libra informó.
El patriarca se acercó con la cabeza de forma tranquila y se levantó sin prisa pero sin pausa de su asiento. Bajó los pequeños escalones de la plataforma donde se encontraba el sillón y pasó entre medio de los caballeros para llegar justo delante de Amber.
- Buenos días, ¿tendría el gusto de decirme su nombre? - dijo el patriarca educadamente.
-M..me llamo Amber. -dijo ella un poco amedrentada- - Amber, tranquila, todo saldrá bien... creo... -se dijo a sí misma para tranquilizarse en sus pensamientos.
Debía ir con cuidado, un paso en falso y estaba perdida. La tomarían como una amenaza rara que podía tentar contra la vida de la diosa griega...
- Bienvenida al santuario, Amber Mi nombre es Sage, soy el patriarca de este santuario, y el representante carnal de nuestra diosa Athena, la cual ahora mismo se encuentra ocupada en otros asuntos y no puede atenderte, sin embargo - dijo poniendo la voz un poco más dura - estaría realmente encantado de que me cuentes como es que tienes esa pulsera en tu muñeca - el dijo.
Amber volvió a mirar el objeto mencionado, un correa gruesa de color negro sostenía la pequeña cruz dorada con extrañas letras grabadas en ella. Ella tenía la certeza de que después de su normal vida con un dios del todo, éste le había colocado eso sin que ella se percatara. Pero... ¿cómo iba a explicar que provenía de la Tierra pero de una Tierra totalmente diferente a la de la era donde se encontraba ahora?
- Bueno... yo... - comenzó a decir sin saber exactamente cómo iba a explicar todo eso.
- Es uno de los diez mandamientos - dijo una voz hermosa y tranquila.
Todos los allí presentes se giraron hacia el lugar de donde provenía esa voz. Una pequeña puerta al lado derecho de la estancia del gran patriarca, la chica que se encontraba allí de pie era realmente hermosa y su cabello violeta enmarcaba esos dos ojos verdes que la miraban con serenidad.
- Atenea - dijo Amber embobada.
El patriarca miró a la joven pelicastaña y un sentimiento de intranquilidad se instauró dentro de su corazón.
- No pasa nada Sage - dijo la chica - no hay peligro - ella aseguro.
Los dorados se miraron entre sí y luego de su diosa y posteriormente a la misteriosa chica de ojos de verdes.
- Amber - comenzó Athena - ¿serías tan amable de acompañarme a mis aposentos? Hay algo que me gustaría mucho mostrarte - Athena propuso
- Pero... señorita Athena - dijo Shion con alarma en la mirada e imploración para que no hiciera eso.
- Tranquilo Shion, como dije antes no hay peligro - hablo ella tranquilizadoramente - deberías volver a tu templo y relajarte después del gran trabajo en tu última misión, tú también Dohko, se lo han ganado - ella sonrió cálidamente.
Ambos miraron al patriarca y éste asintió con la cabeza. Ambos caballeros se levantaron resignados y pasaron al lado de Amber no sin antes mirarla de forma muy seria. La chica se sintió un poco mal ya que no tenía la culpa de lo que estaba pasando, pero aún así no les culpaba ya que entendía sus sentimientos.
- Amber, acompañanos - dijo el patriarca instándola con la mano a que avanzara hacia la diosa y la siguiera.
La pelicastaña asintió e hizo exactamente todo lo que le dijeron, llegaron hasta lo que parecía una recámara con una cama al fondo, una mesa circular en medio, de piedra, y un estante lleno de libros que cubría toda la gran pared de la izquierda.
- Toma asiento, por favor - le alarma la diosa.
Amber se sentó con cuidado como si con un simple suspiro pudiera activar cualquier cosa que pudiera ofender a los allí presentes, y se quedó muy, muy quieta.
Athena fue hasta la estantería y luego de observar los libros con el ceño fruncido hasta que encontro el que buscaba y sonriente saco un polvoriento libro de cubierta rojiza y solapas doradas. Se acercó y tomó asiento junto con el patriarca de forma que los dos quedaron mirando a Amber frente a frente.
- Me gustaría mucho que prestaras atención a este libro - dijo acercándoselo.
La chica lo tomó entre sus manos y sintió una calidez extraña entre sus llemas, como si el libro estuviera ansioso por ser leído, porque descubrieran los secretos que ocultaban sus páginas. Amber miró a las dos personas delante de ella y al ver las miradas de resolución de ambos se decidió a abrir el libro.
- Página 122, por favor - dijo Athena, Sage parecía realmente interesada lo que estaba pasando - ¿podrías leer en voz alta? - ella pidió amablemente.
- Sí, por supuesto... - dijo Amber extrañada.
Sin embargo, nada más leer el título se sentía como una especie de gancho la atrapaba y hacía que sus ojos no se despegasen de las letras, estas a su vez, parecían resplandecer con tenue brillo dorado que le parecía extraño, misterioso e incluso algo terrorífico. los libros no brillan...
Y sin embargo ese momento se vio interrumpido por el gigantes sismo que sacudió el santuario en su totalidad.
- que demonios - grito Amber asustada.
- hay que salir de aquí ahora - Sage ordeno de inmediato.
Athena tomo la mano de Amber y la condujo por los pasillos de su templo hasta llegar a la villa de athena donde todos quedarian en silencio ante lo que veían.
- eso es real - Amber pronuncio completamente asombrada - es hermoso - pensó al observar la gigantesca bestia se alzaba desde un punto en el horizonte hasta perderse en el cielo.
........
Mientras tanto hace algunas horas....
- no me siento bien dejando a Amber sola - Sam se lamento un poco su decisión.
- déjala estará bien.... Por lo que se uno de esos diez mandamientos esta en ella - hablo Medea con tranquilidad.
- tch....maldito niño debería habernos dicho eso - dijo Sam con el ceño fruncido.
- por lo que se.... Esos mandamientos fueron hechos antes de que el muriera... Así que no podemos tan siquiera reclamarle - hablo medea con tranquilidad.
El aparente enfurruñamiento de la pelinegra se fue casi de inmediato, aun había muchas cosas que ignoraba de su hermano y una de estos fue esos mandamientos que hizo Arthur en su vida pasada.
- ella estara a salvo, además esta cerca del santuario de Athena, si pasa desapercibida nada malo puede ocurrir - Medea puso una mano en su hombro.
Sam se relajo un poco solamente pero la preocupación no se hiba.
Al cabo de uno hora después de estar navegando sobre la estratosfera ellas descendieron al suelo y miraron una proyección del mapa del planeta.
- Egipto, Noruega, Suiza, Inglaterra, Italia, Etiopía y Sierra Leona - decía Medea algo pensativo - no... Estos lugares no me agradan - el ceño de la bruja de la traición se profundizo.
- hay algo de malo en estos lugares Medea - inquirio Sam dudosa.
- si, desde la antiguadad esos lugares tienen una fuerte afluencia espiritual y cósmica, así que no se de que trata exactamente - dijo Medea tranquilamente.
- uhh, el mundo tiene aún más misterios de lo que parece - Sam dijo sorprendida.
- bueno eso resuelve por que el señor de los muertos puso su castillo justamente en Italia, podría usar esa fuente de energía para potenciar sus habilidades y quien sabe usarlo como un terreno favorable para sus actividades en la tierra - explico Medea.
- um bueno eso es problema de alguien más si me pediste que investigarámos el planeta fue por algo no es así - dijo Sam mirándola.
- de hecho es así.... Aunque las energías arcanas en este mundo son un componente de lo que ellos llaman Cosmos, hay fuentes sólidas de mana en el mundo, una de ellas está en lo que es Inglaterra actualmente - medea señaló la proyección del mapa mundial en la nave dimensional.
- y la más cercana - dijo Sam mirando el mapa.
- Esta en el golfo del mar mediterráneo - señaló Medea.
- quieres ir - hablo Sam.
- deberíamos, la influencia qué tuvo Arthur en este mundo puede haber cambiado la historia, uno de eso es la era de los dioses qué aún perdura - dijo Medea.
- tan extraño es que los dioses aun existan en la actualidad - dijo Sam con curiosidad.
- no realmente pero así mismo hay muchos mundos que su presencia desapareció absolutamente del planeta así como el misterio, eso dio paso a la era de la voluntad algo verdaderamente importante pues con un planeta muerto la vida debía de extinguirse - Explico medea.
- las leyes no son diferentes en cada universo como para que estas afecten mundos paralelos - dijo Sam.
- así es pero no hablamos de mundos paralelos sino del universo en sí, en entorno ecológico que influye mucho la decadencia de un mundo esto podría ser muy peligroso, atrayendo amenazas desde las estrellas qué terminarian por destruir el planeta en su totalidad - dijo Medea tranquilamente.
- je, una amenaza alienigena, bueno con todo lo que he visto hasta ahora no me sorprenderia realmente.... Aunque lo único que llega a perturbarme un poco son los dioses exteriores, espero jamas toparme con uno - Sam reprimio un escalofrío que quiso cruzar por su cuerpo.
- como sea hay que ir al mediterráneo - dijo Medea sacando a Sam de sus pensamientos un tanto perturbadores.
Ella no dijo nada solo asintió aunque por un segundo sintió nuevamente esa presencia desde el cielo, aunque era difícil de discernir su distancia se acercaba a la tierra envuelto en misterio y problema de eso estaba seguro.
Aunque sin que ella pudiera notarlo, debajo de de la parte posterior de su cuello una marca se hizo presente en un brillo carmesí qué rápidamente perdió su brillo pero la misma quedo en su piel grabada con una totalidad roja sangre.
Al cabo de unos minutos ambas habían descendido a lo que parecía ser un claro decertico de rocas aunque muy en fondo pudieron ver el indicio de lo que parecía ser una cueva, sabiendo que eso era una mala idea Sam se negó al principio pero al poco tiempo Medea solamente se cansa de sus lloriqueo y la hizo levitar en contra de su voluntad.
- este lugar parecía ser un antiguo santuario - dedujo Medea mirando una de las paredes las cuales estaban llenas de jeroglíficos y dibujos.
- el aire aqui me da mucha mala espina - Sam frunció los labios con molestia.
- el mana aquí esta más consentrado en comparación a la entrada, sea lo que sea que se haya dejado aquí aun parece estar en buen estado - dijo Medea tranquilamente.
Mas adelante la cámara de volvía más grande mostrando un gran anfiteatro y lo que parecía ser un sarcófago allí en medio del lugar.
- este lugar pareció ser una especie de prisión, hay sacramentos dibujados por doquier, encantamientos runicos y defensas espirituales - explico Sam sintiendo las energías del lugar.
- realmente sabes de ello - Medea enarco una ceja en curiosidad.
- me enseñó sacramentos, runicos antiguo y magia espiritual, aunque este último creo que se debio a que me tomo tiempo acceder a mi ki o que se yo realmente - explico encogiendose de hombros.
- pues has aprendido bien - Elogio Medea.
Sam no le dio importancia al comentario y solo comenzó a observar la cámara aunque parecía vacía a simple vista, cerca de los bordes habían cuerpo lo que qué debieron ser en primero instancia.
Pues ya solo era huesos y polvo más del último al ver los escasos esqueletos y la gran cantidad de armas regadas por el lugar.
Mientras tanto Medea comenzó a analizar el sarcófago detenidamente mientras a su alrededor sus familiares los guerreros dientes de dragon comenzaron a tratar de mover los escombros y huesos restantes para obtener una vista más apropiada del sarcófago.
Cuando de pronto Medea quien estaba revisando uno de los símbolos de la tapa del sarcófago apoyo su pecho sin darse cuenta en sobre una extraña figura que coincidía con su pecho, lo cual hizo que el sarcófago brillará y expidiera una ráfaga de aire que mandó a volar a todos los que le rodeaban.
Medea y Sam salieron disparadas cada uno al otro lado de la habitación, aunque medea se pudo estabilizar al flotar en el aire, Sam no corrió con el mismo resultado tuvo que lidear con el peso de varios de los familiares de medea y terminó por estamparse en la pared.
- Sam - llamo Medea.
- estoy bien solo debo quitarme esto de encima - ella respondió.
Medea suspiro aliviada aunque el mismo instante vio como las marcas en el piso, paredes y techo comenzaron a brillar en un dorado brillante, las misma calmaron a lo que haya querido salir del sarcófago nuevamente o eso debió ser así.
Un pequeño estruendo llamó la atención de Medea al llevar su atención a ese lugar, Sam había mandado a volar a unos de sus guerreros al otro lado de la sala, el mismo se estrelló contra la pared derrobandola por completo.
Sam al parecer de dio cuenta de ello y emitió una pequeña sonrisa de disculpa.
- ups... Lo lamento - Sam dijo.
De la nada las brillantes letras doradas se apagaron y la habitación volvió al mismo color oscuro sombrío qué fue tenuemente iluminado por las esfera de luz azul que Medea exparcio por el lugar.
De la nada la tapa del sarcófago se abrió dando paso a una aura de gran poder que causó que lo que haya estado dentro comenzará a reanimarse, era una especie de momia muy demacrada, pero de pronto la momia comenzó a regenerarse pero sin abandonar sus vendas mientras comenzaba a reírse, al principio su voz era de ultratumba para luego esta llenarse del calor de la vida hasta parecer una voz poderosa y arrogante.
- jajajajajaja soy libre - exclamaria el extraño que salio del sarcófago.
- y ahora que pasa - pensó Sam asombrada ligeramente por lo que ocurría.
Se había dado cuenta de un hombre había salido del sarcófago envuelto en vendas y el expulsaba una aura muy poderosa que la puso nerviosa en primera instancia.
- ahora voy a obrar mi venganza - decía el extraño ser que emergio del sarcófago.
El aura extraña que el tipo exudaba había atrapado a varios guerreros dientes de dragon y los había hecho desmorinarse antes de que siquiera notará la presencia de ambas féminas.
- y quien se supone que eres - Sam dijo por el rabijllo del ojo alcanzo a ver como medea le lanzaba una mirada fulminante.
- ¿eh? - dijo el sujeto egipcio - valla una niña que bien, eres joven y fuerte me parece que eres una amenaza - ese comentario preocupo un poco a Sam.
- y tu bueno solo pareces ser un simple hablador - Sam dijo tratando de sonar despectiva con su oponente.
- insolento, no sabes a quien insultando - gritaba enojado la momia.
- No y como no lo no me importa - dijo Sam sonando retadora.
- eres una imbécil sin razón - gritaría la momia - soy el gran sumo sacerdote Unas, el gran sacerdote del Gran Dios Ra y el más poderoso hechicero de todo Egipto no hay nadie que se me iguale - explico la momia con aires de grandeza.
- así que eres un sumo sacerdote egipcio - Dijo Sam, en ese instante una extraña sensación invadió a Sam nublandole la vista y tambaleándose.
- parece que mi presencia es imponente no, soy magnífico jajaja casi soy un dios - decía la momia regodeandose de su poder.
- que me sucede.... - pensó Sam sintiendo como su poder caía de repente.
Al otro lado Medea sentía lo mismo aunque sus reservas de mana era prácticamente infinitas no se vio afectada del mismo modo que Sam y el culpable era ese ser.
Mientras tanto Unas tenía del cuello de su atuendo a Sam y la miraba con arrogancia la arrojo al otro lado de la sala haciendola chocarse contra un muro y allí quedo sin dar signos de recuperación, preocupando a la maga.
- no creas que no me di cuenta de ti bruja - habla la momia mirandola reojo aunque por un segundo juro ver a alguien más en su lugar - oh, la hechicera celestia, Medea verdad - el sonrió con arrogancia.
- me conoces - hablo Medea su báculo fue traído a la realidad mientras pensaba la manera de traer de vuelta a la pelinegra.
- ustedes los griegos con tan molestos como siempre pero no te preocupes te atenderé como te mereces - enfatizó la momia con arrogancia.
Medea ni siquiera tomo sus palabras enserio mientras sus misterios se hacía presentes a su alrededor.
Por otro lado Sam levantó la vista y miro el espejo que yacia frente a ella extrañamente este la reflejada la cual era difícil de discernir por su estado actual, aunque por un segundo pudo ver como las mismas letras que una vez envolvieron la sala brillaron tenuemente pero en ese instante se apagaron nuevamente.
Ella cerró con una sonrisa amarga en su rostro y lo único que vio fue oscuridad, un infinito y absoluto negro la rodeaba por completo, cuando creyó que eso sería así un pequeño destello capto su atención y una explosión gigantesca la golpe de lleno.
Sam se puso de pie del pronto y al instante una corriente de poder invadió su cuerpo enviando oleadas de escalofríos por doquier, aunque por un instante su cabello se torna más oscuro y liminecente, poco antes de que varíos escombros la golpearan, los evadió fácilmente y logró ponerse al otro lado de la sala justamente tras Medea.
- ¿se puede saber que rayos te pasa? - cuestióno Medea molesta por lo que pasaba.
- lo siento no se... Que diablos me pasa - Sam respondió algo agitada.
Una braza de poder igneo estuvo por golpear a Medea pero Sam solo levantó su mano y una barrera absorvio todo el daño.
- ¿a que te refieres? - dijo medea.
- no lo se - dijo Sam evadiendo las llamas de la momia y el asombro de la bruja - solo sentí un vacío en mi cuerpo y de pronto la necesidad de sentir poder y solamente vi una luz brillante por un instante y todo mi poder volvió - explico Sam.
- bueno y ahora, como esta tu cuerpo - dijo Medea.
- por ahora bien, alguna idea de como vencer a este tipo - indago Sam.
- aplastalo sin contenerte - dijo Medea molesta.
- por mi esta bien - Sam sonrió de su cintura desenvaino su espada la cual brillo con una luz dorada sorprendiendo al sacerdote Egipcio qué rápidamente entró en cólera.
- tu quien portas una espada sagrada, eres su seguidora verdad - dijo Unas furioso.
- no se de que hablas pero basta de tanta cháchara, vamos a pelear - Sam habla con una expresión molesta mientras se colocan en pose de combate.
- valla o estas loca y el miedo te hace actuar como una idiota, pero que más esperaría de alguien como tú - dijo Unas con una expresión divertida y burlana.
- ¿alguien como yo? Crees siquiera conocerme - Sam lo miro molesta.
- valla muy valiente Santa, pero te hace falta poder para desafiar al gran Unas - decía La momia exitada - pero antes de eliminarte, dime Santa. ¿Quien eres? - sus ojos se entrecerraron en la pelinegro.
- je no recuerdo ser una Santa, pero si quiere saber mi nombre con gusto te lo Diré, Soy Samantha Horvarth más te vale recordarlo - ella dijo con una sonrisa.
- je dices no ser una Santa, algo contraproducente pues portas acero divino y una sabana santa en tus ropajes - la momia parecía algo dudasa de sus palabras - pero no importa tu destino no ha cambiado - el sonrió con arrogancia nuevamente.
- je pues ven bastardo - declaró Sam antes de lanzarse contra la momia.
- espero no te lances a lo loco - Medea trato de detenerla pero fue imposible hacerlo.
- tu lo pediste Santa - Unas dijo creando esferas de energía antes de arrojarlas en su dirección pero ella no se movió y fue directamente hacia ellas.
Unas dio un gran salto evadiendo los ataque de la bruja solo para ver como sus ataques fueron cortados por la espada de la pelinegro quien en ningún momento le había quitado los ojos de encima.
Rápidamente dejó caer una lluvia de ataques sobre ella con la intención de erradicarla al escuchar las explosiones de sus ataques Unas se sonrió satisfecha con su esfuerzo sin embargo había aún una molestia de la cual debia ocuparse.
- aún es muy pronto para que te centres en mi - ella le sonrió con malicia.
- fiu - fue el sonido que Unas escucho tras suyo - esto fue peligroso - dijo una voz.
Unas se sorprendio se sobremanera y sin dudarlo se replejo a una distancia de ambas féminas al estar lejos de ambas miro en dirección de la voz aquella niña seguía intacta.
- valla es rápida - pensó Unas temeroso - sin mi armadura no podré combatir plenamente, pero desde que me sello aquí quien sabe cuanto tiempo paso - pensó la momia detenidamente.
Desecho esos pensamientos y se centro el cosmos comenzó a inundar su cuerpo pero el mismo frunció el ceño pues no se sentía como en un pasado, ahora el era más débil de eso estaba seguro.
- pero no me daré por vencido tan fácilmente - una nueva llama de determinación lo inundó míentras más de su poder salía a flote - la bruja solo esta usando sus artes arcanas y esta mujer apenas parece descubrír como usar su cosmos, tal vez tenga una oportunidad con ella, pero el problema es ella..... - pensó volteando su mirada hacia la mujer de cabello lavanda.
- ya terminaste de pensar - comentó Sam distraidamente.
- no creas que me has vencido aun - el dijo molesto.
- ya lo veremos - Sam dijo desapareciendo de su vista.
Unas al notarlo comenzó a buscarla pero no tubo éxito, fue Sam quien apareció a su izquierda impactando su puño en el rostro del egipcio arrogandolo contra la pared impactando de lleno dejándolo atontado aunque se puso de pie el se tambaleaba.
- eso fue pura suerte me descuide - Unas dijo tratando de no sonar asustado.
- no parece - dijo Sam apareciendo frente a el impactando su puño de lleno en e torso de Unas.
Una enorme explosión sacudió el lugar arrojando lejos a Unas que se impacto de espaldas contra el muro muy debilitado, cayendo al piso con varios huesos rotos e la imposibilidad de levantarse.
- rindete no estas en condiciones de seguir - Pidió Sam seriamente.
- jamás, maldita Santa - respondió Unas con dificultad antes de escupir un poco sangre mientras forzaba a su cuerpo a extraer más poder de su interior.
- Sam acabalo ahora - ordenó medea la gran liberación de poder de la momia comenzó a fracturar la cueva y todo se estaba desmorondo.
- jajaja si voy a morir se irán conmigo - dijo la momia con una sonrisa enloquecida - nos veremos en el más allá, ¡Meidō Zangetsuha! - gritó la momia mientras su cuerpo se hacía pedazos un vortice inmenso y oscuro comenzó a viajar hasta Sam.
Mientras la momia seguía riendo como un lunático su cuerpo se seguía desmoronando, a. Lo cual Sam frunció el ceño mientras su aura crecía a su alrededor.
- que estas haciendo hay que.... - Medea se tragaria sus palabras debido a la titanica energía que provenía de Sam la misma tenía la mirada gacha mientras que por un instante Medea juro ver un pequeño universo explotar en su interior.
- ¡Sōryūha! - gritó Sam míentras empujaba su puño invuido de puro poder en dirección del ataque del egipcio.
Ambos ataques chocarian la colision desestabilizo aun más el lugar y sin embargo ningúno estaba listo para darse por vencido.
- no, yo soy el gran Unas, sumo sacerdote del Dios Ra yo no puedo perder ante una simple humana - grito Unas aterrorizado de que su técnica final haya sido detenido sin siquiera cumplir con su objetivo.
En sus delirios y mientras su cuerpo se convertirá en polvo a causa de sacrificar su cuerpo para obtener más poder, lo vio en el alma de esta mujer atado a ella un extenso campo de flores y en lo más recóndito estaba él, quien lo sello en este lugar olvidado del mundo entero.
- te maldigo Samantha Horvarth, pero más te maldigo a ti Razi.........el..... - sus palabras murieron ya que su cuerpo colapso ante su propio poder.
Pese a que dueño de este ataque murió su ataque seguia en pie y seguía absorbiendo todo a su alrededor aunque el ataque de Sam lo mantenga a raya es solo cuestión de tiempo para que también la consuma.
- parece que estas en un aprieto hermanita - una voz irritante pero familiar resono en la mente de Sam aunque puede que haya sido un mal momento pues su consentracion flaqueo y su ataque se desvancio por completo.
- deberías buscar el momento adecuado para interrumpir, no es un buen momento - dijo Sam mirando a su alrededor en busca de ese bastardo qué llamaba hermano.
- pues solo has lo mismo qhe antes, tu puedes hacerlo, hace poco lo hiciste estallaste tu cosmos hasta el infinito y fue espectacular, ademas esa técnica tuya fue increíble - elogio Raziel orgullo de su hermana mayor.
- no puedo hacerlo no se ni como lo hice - Sam gritó alterada pues veía la perdición más cerca a cada segundo.
- entonces déjame mostrártelo una sola vez, es lo que puedo hacer por ti - el hablo con algo de arrogancia.
Cuando estaba por mandarlo al carajo sintió como su ser se sentía liviano y más que eso podia ver su cuerpo literal mientras ella o más bien su alma flotaba a su alrededor.
El la volteo a ver mientras poseía su cuerpo y dandole un giño coqueto expulsó una cantidad bestial de poder.
- ¡Sōryūha! - el puño de Raziel/Samantha se empujó hacia adelante en dirección ascendente mientras una corrente titanica de energía salía disparada de su puño en esta ocasión Sam pudo verlo la figura de un dragón se formó en la parte delantera la misma devoró el ataque como su y sin embargo cuando su hermano terminó de empujar su ataque su puño apuntaba al cielo mientras la totalidad de la cueva era reducido a nada más que un hueco mientras los rayos del sol iluminaban a Sam.
Medea solo podía observar en silencio sin poder encontrar las palabras al respecto, si esa era la verdadera capacidad de la chica pelinegra entonces su maestro estaba creando un monstruo.
- ahora se que tienen preguntas y les debo respuestas pero deben ir por Amber ahora - su voz no sonó amistosa ni calmada.
Y ninguna de las dos estaría dispuesta a discutir con el cuando usaba ese tono que por alguna razón no las asustó sino las preocupo.
- ¿por que esta en Rodario y cerca esta el templo de Athena - dijo Sam recuperando el control de su cuerpo.
Cerca de ellas motas de polvo dorado se aglomeraron dando paso a la figura de Arthur quien estaba mirándola.
- ella no me interesa sino lo que va al santuario - dijo Raziel con tranquilidad.
- pues ve y hasta cargo de ello - dijo Sam mirando al ángel con los ojos entrecerrados.
-no, lo que se acerca viene de otro mundo, más en especifico del mismo lugar en el que fue a parar Juztease, por alguna razón mi yo de ese mundo envió esa aquí por alguna razón, ya deberías haberlo sentido verdad - dijo Raziel mirando a Sam quien arqueo una ceja para después enfocar su mirada nuevamente en el cielo.
- lo que he estado sintiendo, viene por mi - dijo Sam con un leve ceño fruncido.
- más en especifico lo enviaron por alguna razón que no diré, y si la pequeña Athena descubre su naturaleza alienigena podría sacar sus conclusiones tanto de ustedes como de Amber y bueno digamos que no les gustan los invasores - dijo Raziel con tranquilidad.
- quieres que hagamos lo que tu no quieres hacer verdad - dijo Sam mirando a su hermano con un rostro neutro.
- deje las batallas por la paz.... Hay algo de malo en eso - el la miro con una ceja alzada.
- pues veo que has estado ocupada - Sam sonrió divertida.
- a que te refieres - dijo Raziel con curiosidad.
- Pandora, los diez mandamientos - Sam amplio su sonrisa al verlo ponerse un poco pálido.
- sobre Pandora bueno aun no puedo explicarlo, sin embargo los diez mandamientos son autónomos los hice antes de mi muerte cada uno elige a su usuario - dijo Raziel tranquilamente.
Ella entrecerro los ojos en el pero el desvío su mirada, podía seguir molestando al chico pero debía atender un asunto primero aunque al momento de acercarse a Medea volteo a mirarlo nuevamente.
- ¿eres feliz? - ella dijo.
- esa pregunta deberías hacérsela a tu hermano - Raziel dijo tranquilamente.
- pero lo eres - dijo Sam mirando al ángel.
- lo soy, pero tu quieres oír su respuesta basada en su vida en tu mundo, no en este tal vez seamos uno en conciencia pero lo que hicimos en cada mundo afecta mucho en como nos sentimos de forma individual - dijo Raziel con una sonrisa antes de arrojarle un pequeño orbe en el cual llamas oscuras y un líquido negro trataban de salir.
Sam se quedó en silencio sin poder decir nada más aun por lo que el le había entregado, la sensación era oscura y ominosa aunque la misma se adentro en su cuerpo sin que esta pudiera hacer algo al respecto.
- aveces es obvio cuando alguien está tratando de salir adelante, un simple gesto te puede dar la respuesta que quieres - el completo antes de desaparecer en motas de polvo dorado.
- Sam hay que irnos - Medea la llamo.
.......
Nuevamente en el santuario en Grecia.....
Amber había quedado anonadada y maravillada por lo que veía en el cielo, el. Gigantes dragón azul había ascendido hasta perderse en las nubes y aún así parecía no detenerse y solo avanzar.
- es el - murmuró Athena un pequeño dejo de miedo y asombro se escuchó en su voz y eso fue suficiente como para captar la atención de la pelicastaña.
- ¿quien? - indago Amber.
- Raziel - respondió Athena.
Ante el peculiar nombre Amber se mantuvo en silencio sabía que ese era el verdadero nombre de su novia quien ni para menor era un ángel en todo el sentido de la regla, ahora eso le hacía pensar que fue lo que le hizo a este diosa para que le tuviera una mescla entre miedo y respeto algo confuso por que ellos no respetan a nadie que no esté por encima de ellos.
Dando pasos lentos comenzó a alejarse sin que ambos lo notarán, no le duró mucho pues choco contra algo aunque sabía lo que era se negaba a aceptarlo.
Volteo su mirada tan solo para ver a varios hombres con ropajes dorados rápidamente se volteo y cerró sus ojos con fuerza.
- aunque lo hagas no vamos a desaparecer - escucho Amber a uno de los hombres hablar.
Parpadeó para abrir los ojos antes de cerrarlos rápidamente.
- Si crees que desapareceré cerrando los ojos lo suficiente, estás equivocada - la voz de Shion le reprendía.
- Nunca está de más intentarlo - dijo Amber arrugando la cara y presionando los párpados hacia abajo con más fuerza.
- No me obligues.... - no pudo terminar su frase pues de la nada y ante la mirada de todos una espada dorada le era apuntado al cuello.
- ¿te atreverías? - dijo Sam mirando al santo de aries de manera inexpresiva.
Rápidamente Amber fue en dirección de Medea quien mantenía un ojo en el Patriarca Sage y la diosa de la sabiduría y guerra.
Aunque llevaba su capucha puesta el asombro en el rostro de la diosa lo decía todo, sabía quien era aún así nadie dijo nada hasta el momento.
- estas bien Amber - Sam preguntó mientras aun mantenía su mirada en el caballero de pelo verde.
- eh, si no hay necesidad de violencia, la señorita Athena fue muy amable conmigo - dijo Amber.
- ¿qué sorpresa? Un dios siendo amable con un mortal si como no - Medea comento de manera sarcástica.
- basta Medea no estamos aquí para pelear - dijo Sam bajando su espada.
- y entonces para que están aquí - Amber dijo.
Antes de que pudiera contestar el relichar de un caballo llamó la atención de todos en el lugar.
- te encontró mi viejo enemigo - una voz hablo desde las alturas.
Allí, sobre nada más que un pegaso, había un hombre alto y rubio vestido con ropas blancas y una capa larga y sosteniendo una espada larga ligeramente curvada.
- je, entonces mi estimado amigo que se te ofrece - Hablo Sam debía obtener todo su atención pues por un segundo noto como este enfoco su atención en Medea y Amber cada una con diferente motivos.
El dios vestido de blanco alterna su mirada entra la pelinegra quien exudaba una presencia similar a su viejo enemigo, la mujer de capucha que le era familiar y la niña pelicastaña quien emitía un poder similar al ser que lo envío a estas tierras extranjeras.
- eso es fácil señor demonio unir nuestras espadas como es nuestro destino kármico - proclamó el dios hereo.
- ahora Medea - gritó Sam rápidamente.
Y de momento a otro el entorno cambió por completo, aunque las edificación seguía allí estaba en medio del bosque a una distancia considerable del santuario.
- je un cambio peculiar mi viejo enemigo, pero de nada servirá - hablo Perseo con una sonrisa tranquila.
Esa fue toda la advertencia que Sam tuvo que escuchar antes de que el dios de blanco atacara. La joven maga apenas tuvo tiempo de tirarse hacia un lado antes de que el espadachín atravesara donde había estado apenas un segundo antes. La esquivada había sido casi enteramente suerte más que habilidad, pero al no haber alcanzado su objetivo, Perseo había atacado y en su lugar cortó en dos la fuente de piedra en el medio del cuadrado.
Desenvaino Nivhel y destruyó la dos losas de piedra que le había arrojado, seguido de eso paro en seco la espada del dios héroe aunque al hacerlo sus pies se undieron en el suelo debido a la fuerza que sinceramente ella no esperaba que tuviera.
- es más fuerte que Queen y Unas juntos de eso no hay duda - pensó Sam apretando los dientes antes de caer al piso debido a la fuerza del dios.
Volviendo a ponerse de pie lo más rápido que pudo, se enfrentó a su enemigo; afortunadamente, Perseo no parecía tener prisa por perseguirla. Se paró en el centro de la plaza y adoptó una pose heroica mientras apuntaba con su espada a la mujer pelinegra.
- Así que, viejo demonio, parece que has aprendido algunos trucos nuevos. Aún así, no te servirán mejor que los antiguos porque siempre es el destino de los villanos caer ante el héroe valiente - Perseo se regodeo momentaneamente sin percarse qué estaba en medio de lo que parecía ser la boca de lobo.
Cuando los caballeros dorados estuvieron por actuar, de la nada el piso frente a ellos se partió en una línea recta provocado por un corte de una espada.
Mirando en esa dirección Shion, Dohko, Degel, Albafica y sobretodo Cid se sorprendieron al ver que el corte les había aputando a ellos en lugar de al invasor.
- no se metan es mi pelea - ella dijo tranquilamente.
- ¿Oho? Así que has encontrado tu espíritu, mi enemigo, ¡entonces bebamos juntos el vino de la guerra! - declaró el dios hereje antes de lanzarse nuevamente al ataque.
La espada sagrada Nivhel se encontró con el acero divino que portaba Perseo al hacerlo ambos rechinaron. El ruido de las espadas y el choque del acero resonaron por toda la villa de Athena, en un rápido y entrecortado latido de violencia. La maga nunca había logrado luchar tan bien antes, el constante consumo de mana no le suponía ninguna carga, su cuerpo ni siquiera se estaban calentando aceptaba el refuerzo mágico con facilidad. Pero no fue suficiente, la sonrisa de Perseo nunca cambió y su espada nunca pareció fallar, ser demasiado lenta, demasiado débil. Sam estaba poniendo todo lo que tenía en este asalto y simplemente no fue suficiente.
Nuevamente el dios héroe lo golpeó y la pelinegra apenas logró cruzar su espada sobre su pecho a tiempo para bloquear el golpe. Y Sam fue enviado una vez más volando hacia atrás, abriendo la distancia entre ellos.
- ¡Espléndido, verdaderamente magnífico, mi viejo enemigo! - Los elogios del dios vestido de blanco resonaron por toda la plaza. - No sé qué te pasó en occidente, pero esto es una gran mejora. Atrás quedó tu maldición interminable y en su lugar ahora empuñas un acero tan fino. ¡Qué verdaderamente glorioso! - elogio Perseo mientras extendía sus brazos en una pose dramática.
Mientras hablaba, su espada desapareció y fue reemplazada por un gran arco dorado. Sam ni siquiera se molestó en pensar en su acción, simplemente se movió. Su salvaje zambullida hacia un lado lo llevó lo suficientemente lejos como para escapar de la explosión que estalló desde donde golpeó la flecha azul ardiente de los dioses, pero su fuerza aún lo hizo rodar. Mientras luchaba por ponerse de pie, notó distraídamente que hoy parecía estar pasando gran parte de su tiempo dando vueltas por todos lados.
Aún así, no hay tiempo para pensar en eso ahora. Frenéticamente esquivó otra flecha y se mantuvo por delante de su explosión. Sin embargo, el siguiente venía demasiado rápido y desesperadamente Sam extendió una mano y formó la barrera más resistente que pudo hacer. No surgió tan naturalmente como una rafaga, pero un campo de ki excepcionalmente grueso se materializó a tiempo para protegerlo.
Mientras se arrodillaba en medio del humo, sus labios se curvaron en una mueca de frustración. Si las cosas seguían así, entonces sabía que su única oportunidad de ganar sería la contraparte maligna de Nivhel algo que no quería hacer hasta agotar todas sus opciones.
Enviano su espada y de su muñeca un arco se materilizo mientras la energía mágica se acumulaba aputando hacia Perseo ella dejó libre la flecha.
- ¡Skjálfa! - la flecha salio a todo potencia en dirección del dios héroe.
Pero la misma fue detenida por una propia del dios.
- magnífico tus artes esotéricas me han dejado sorprendido sin duda alguna, pero hará más que eso para vencerme - proclama Perseo sonriendo.
Sam frunció el ceño mientras pensaban al respecto esa flecha era lo más poderoso que tenia, aunque aún no podía controlar su cosmos debía de haber algo que pudiera hacer pues si eso no funcionó nada más en su repertorio lo haría.
Necesitaba algo más, algo más.
Dentro de ella algo respondió a su necesidad de poder.
Mientras su espada comenzaba a resonar algo que capto su atención y la de muchos a su alrededor pues era como si se estuviera conmunicando con algo o alguien.
Desenvaino su espada mientras la misma comenzaba a emitir pulsasiones ligeras.
- crees que podemos ganar - dijo Sam con una ceja alzada en curiosidad.
Una pulsación acompañada de un leve resplandor le dieron su respuesta, Sam sonrió levemente no sabía si se estaba volviendo loca o que pero no le importaba, si esta espada le decía que podían ganar hacia sería.
Empuñando Nivhel en sus manos Sam se lanzó sobre el dios hereo Perseo quien correspondió el gesto, lo que no espero fue ver que su espada saliera con una pequeña grieta de ese choque, eso hizo retroceder al dios quien alterno su mirada entre su espada la mujer y esa espada la misma que emitió un pequeño brillo.
El dios abrió la boca para hablar, pero Sam no le dio oportunidad. Saltando con piernas reforzadas elevó su espada solo para bajarla con toda la fuerza que pudo reunir hacíando qué Perseo la esquivara dando un paso hacia atrás sin embargo Sam no se detuvo allí pues elevo su espada justamente cuando el había retrocedido cortando el hombro izquierdo del dios quien miró esto sorprendido, mientras lanzaba una estocada propia qué apenas fue bloqueada por Sam y mandada a volar.
Dejando una línea de destrucción al haber su espada para detener su retroceso ella miro al dios en guardia para cualquier sorpresa.
En ese instante Perseo salto hacia ella su hoja cayó de manera pesada sobre Sam quien apretó los dientes mientras sentía que la tierra a su alrededor se undia y sin embargo lo pudo ver.
Era más lento ahora, era sólo una fracción pero fue suficiente. Su espada paso uno de sus brazos y le hizo un rasguño en el brazo izquierdo.
Era solo un corte delgado que apenas alcanzaba para sacar sangre, pero la sorpresa le hizo retroceder. Mientras lo hacía, un pequeño trozo de escombros se movió bajo su pie, haciéndolo tropezar. Nuevamente fue algo pequeño, pero lo suficiente para permitir que Sam se hiciera otra herida superficial, esta vez en su pierna derecha.
Sus defensas ahora mostraban más agujeros, como si no entendiera lo que estaba sucediendo y estuviera desconcertado por ello. Se anotaron más heridas pequeñas.
Y así nuevamente comenzaron a chocar espadas
Y ahora parecían estar desmoronándose. El dios rubio todavía era tan rápido, tan fuerte, pero los ataques de Sam ahora estaban llegando y las heridas se estaban volviendo más profundas y graves.
Sólo tenía que hacer un poco más, sólo un ataque más, sólo uno más y podría vencerlo.
Debía esperar el momento adecuado para darle el golpe final.
Sus espadas chocaron y la de Perseo terminó por agrietarse fue allí cuando lo vio, la abertura qué necesitaba.
Ambos pusieron todo lo que tenian en su última ataque.
Perseo levantó la espada que sostenía por encima de su cabeza, su acción era idéntica a la de Sam . Quizás había decidido que su mejor oportunidad de sobrevivir a esto era también la más poética.
En sus manos sostenía a Nivhel , la espada qué fue forjada por un dios y Perseo quien sostenía una represencio física de su leyenda y divinidad.
Poético en verdad.
Frente a él, la espada de Sam lanzó un rayo de energía pura, de color dorado, hacia el cielo azul. Perseo permitió que su divinidad inundara a su espada, un torrente de azul fue arrojado hacia el cielo.
Los segundos pasaron y Sam rezó para que, con suerte, esto logrará terminar esto sin que nadie saliera lastimado.
No fue así.
- todos alejence - gritó Medea quien había tomado a Amber y desapareció del lugar en una miriada de mariposas violetas.
Los santos dorados optaron por el mismo curso de acción, tomaron A athena y se alejaron, de lo que era para su información el encuentro de un dios contra un humano.
Los dos guerreros lanzaron sus ataques simultáneamente, fuerzas gemelas destructivas lanzándose hacia adelante y chocando entre sí con una fuerza tan intensa. El suelo se agrietó. Se arrancaron pilares y las edificaciones cercanas. El mundo mismo quedó despojado de todos los seres vivos.
No importaba cuánta fuerza Sam pusiera en este ataque, sabía en el fondo que solo había una manera de que esto terminara.
........
- ¡Amber! ¿Estás bien?" preguntó Medea mientras acunaba a la joven en sus brazos.
- ¿Qué... qué pasó? - preguntó Amber, inseguro de lo que acababa de pasar.
Medea realmente deseaba poder darle una respuesta honesta a Amber, pero tenía tanta pista como ella. Un segundo habían estado observando el enfrentamiento más desvaleanceado antes de que el mundo a su alrededor se alterara dramáticamente. La explosión que se había producido había cambiado el paisaje que los rodeaba. Francamente, fue nada menos que un milagro que no hubieran resultado heridos en la explosión.
- ¿Era Sam? -
La pregunta de Amber efectivamente había preguntado lo qué había estado en la mente de Medea. Si hubieran estado más cerca, medea no tenía dudas de que cualquier ataque que Sam hubiera lanzado habría tenido el potencial de derrotar a casi cualquiera inclusive a un dios por la gigantesca cantidad de mana que aun se siente en el ambiente circundante.
- ¿Había derrotado a su oponente? - Amber volvió a hablar pero en esta vez se oía más ansiosa y preocupada.
- Regresemos - dijo Medea la incertidumbre en su voz completamente comprensible. Las dos estarían caminando hacia el centro de un conflicto en el que ninguno de los dos tenía participación. Sin embargo, Medea sabía que entrar en situaciones como esta era simplemente parte integral de aquellos que deseaban convertirse en guerreros.
Sorprendentemente, Amber no discutió y simplemente asintió dócilmente, tal vez sin estar seguro de hacia qué tipo de peligro se dirigían. Teniendo en cuenta que se había pláticando con una Diosa y su patriarca hacía apenas unos minutos y que ese hombre se mostraba cauteloso con ella también, el nivel de peligro parecía algo difícil de comprender en ese momento.
Moviéndose a paso rápido, Medea se dirigió hacia el epicentro de la explosión después de haber puesto a Amber boca arriba una vez más. Si pensaban que la destrucción en la que se habían encontrado había sido extensa, no era nada comparado con lo que estaban encontrando. Fue especialmente impactante cuando encontraron el exuberante paisaje completamente desnudo, parecido a un páramo árido en lugar del bosque que los rodeaba.
Amber no pudo comprender la destrucción frente a ella, incapaces de encontrar palabras para describir lo que vía volteo su mirada hacia la maga quien observa el lugar con un ligero asombro. Sin embargo, había algo en medio de la devastación.
- ¡Sam! - gritó Medea al reconocer la figura parada allí. O al menos el cuerpo que había estado allí antes de que se desplomara hacia atrás, estrellándose contra el suelo con un ruido sordo sin ceremonias. Agachándose para permitir que Amber también pueda ver Amber corrió hacia su amiga y familia prácticamente, de repente Medea la detuvo abruptamente mientras le tapaba los ojos, agradecida de no haber actuado rápidamente antes de que la joven viera la imagen que tenían delante.
Decir que Sam había recibido un corte era quedarse corto, si es que alguna vez lo hubo. Decir que casi lo habían partido por la mitad era una descripción más precisa. Una línea recta había atravesado su cuerpo desde el cuello hasta la cadera, tres dedos de ancho permitiendo que la sangre fluyera de la herida y formara un charco a su alrededor.
Amber quito la manos de maga como pudo y sin embargo se encontró congelada mientras observaba cómo la vida literalmente se desangraba de Sam.
- ¡Tenía que ir a buscar ayuda! - pensó Amber mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Ella tuvo que ir...
Ella tuvo...
Las náuseas rápidamente llenaron el cuerpo de Amber y logró darse la vuelta justo a tiempo cuando el vómito y la bilis brotaron de sus labios y pintaron el suelo. Le tomó varios segundos recomponerse, inhalando y exhalando profundamente en un intento de recuperar el control de su cuerpo. No importaba lo mareado que le hiciera sentir la imagen, las desmesuradas lágrimas que caían por sus mejillas aun así tenía que buscar ayuda.
Ella tenia que.....
...
Continuará......
Espero que lo hayas disfrutado.
Y una vez más gracias por leer esta historia.
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