Capítulo 23: La verdad
Como ya era costumbre, Belcebú me levanto a las 3:00am para ir a la mansión de Lionel.
—Vamos ángel, no estes nerviosa, prometo que estaré más pendiente y no permitiré que te vuelva a poner una mano encima. —alzó su dedo meñique para hacer pinky promise.
No estaba nerviosa porque me pasara algo, estaba nerviosa porque había la posibilidad que esta vez tampoco pudiéramos recuperar su corona.
—Aunque me pasara algo, jamás podría odiarte por eso, lo importante es recuperar tu corona. —le sonreí para tranquilizarlo.
—Tal vez tu podrías perdonarme, pero yo no podría con la culpa. —confeso.
Estaba segura que mis orejas estaban rojas del enojo, odio que hable así de si mismo, él tenia el poder de hacerme enojar en segundos, luego se queja de que soy bipolar, pero es su culpa.
—Para el auto. —pedí.
—¿Ángel qué? Llegaremos tarde. —intento decir.
—Dije que estacionaras el auto. —obedeció al instante que lo mire como si quisiera matarlo.
—No sé que tienen tus ojos para que den tanto miedo cuando te enojas. —chillo— ¡y lo peor es que ni siquiera sé por qué estas enojada!
Pude haber reído, pero decidí seguir con mi enojo.
Baje del auto y busque una piedra para lanzársela.
—¿Es en serio ángel? —me miraba incrédulo— o debería llamarte demonio en forma de ángel.
—No me importa si me llamas así, solo te advierto que la próxima vez que me hagas enojar no será una piedra tan pequeña. —apunte con mi dedo para que viera que hablaba en serio.
Levanto sus manos en señal de rendición.
—Esta bien, esta bien. No sé qué hice, pero no lo volveré hacer. —mi enojo incremento al saber que ni siquiera sabía lo que había hecho —es broma, sí se lo que hice, solo era broma.
Puso el radio a todo volumen para evitar que me enojara, y para su suerte era una de mis canciones favoritas así que no le dije nada.
A lo lejos pude ver la casa del mafioso más temido de la ciudad, cada que se acercaba sentía como una corriente pasaba por toda mi columna, haciéndome estremecer.
Parecía una mansión del terror, pero por dentro era bastante bonita, y lo fuera sino estuviera habitada por un monstruo como él.
La mayoría de veces los monstruos no son las fantasmas, o los demonios que se invocan por rituales sospechosos, la mayoría de veces los monstruos son seres humanos, que en sus venas abunda la maldad, lo que no saben es que todo se paga, tal vez no en esta vida, ni en este plano terrenal, pero lo que estoy segura que su castigo llega tarde o temprano.
Estábamos en el mismo lugar de la vez anterior, esta vez teníamos nuevo plan, pero bastante similar al otro y más ilegal.
Pues yo le iba a robar la identidad a otra persona que ya trabajaba aquí.
—Sigo pensando que es mejor poner una bomba en el segundo y primer piso. —mustie.
—Y yo sigo pensando que no eres muy lista. —se burló.
Iba a recoger una piedra para lanzársela, pero me detuvo.
—Es mejor que no agarres ninguna, puede haber una trampa por ahí. —explico.
Pues yo creo que solo es una excusa, pero te lo advertí demonio loco, lo dejare pasar solo esta vez. —amenace.
Como era costumbre Belce entro primero para ver si no había peligro, luego entre yo para comenzar a vestirme y ponerme la peluca.
Mis manos sudaban por los nervios, pero debía controlarme para que todo saliera bien, después de todo, la tercera es la vencida.
—Sé que puedes ángel. —me animo.
Comencé a recoger la ropa sucia de las diferentes habitaciones solo para ver donde se encontraba Lionel, no encontré nada en el primer piso así que busqué en el segundo. Me asome al despacho y su habitación, pero no había nada, me estaba comenzando a desesperar cuando escuche ruido en el primer piso.
Pude reconocer la voz de Lionel y la de una mujer. Cuando vi quien era quede paralizada, ¿qué hacia ella aquí? Tropecé lo que me hizo salir de mi escondite y ocasiono que casi cayera mi peluca.
—Oh, Marian —me llamo por el nombre de la chica que robe la identidad— te encargo que nadie entre a mi despacho.
—Sí señor. —evite hablar lo menos posible para que no reconociera mi voz.
—Parece que estas enferma. —menciono por mi voz— deberías tomarte un té.
Entro al despacho con ella. Solté un gran suspiro de alivio e intenté contactarme con Belcebú.
«¿Ya llegaste a la corona?» cuestioné.
«Sí, ya la tengo conmigo, ve al cuarto de servicio»
No pude evitar emocionarme, ¡por fin tenía su corona!
Iba caminando lo más rápido que podía hacia el cuarto de servicio, cuando escuche que la puerta del despacho se abrió, camine más rápido, pero su voz me paralizo.
—Marian ¿O debería decir Gala? —cuestiono Lionel.
Me quede estática sin voltear a verlo.
«Belcebú, me descubrió»
Me respondió algo que no entendí, mi cabeza daba vueltas.
—No...no sé de qué habla señor. —intente continuar con mi mentira.
Unas manos se posicionaron en mis hombros e hicieron que me volteara, era ella.
—Odio las mentiras. —se acercó a mí y toco mi cara—¿Dónde está ese estúpido demonio?
—No sé de que hablas. —no pensaba echar al agua a Belce.
Sentí mi mejilla caliente cundo el golpe de una cachetada me impacto, no había sido Lionel, había sido ella.
Se nota que ya tenia mucho tiempo esperando por ese momento.
—¿Quién te crees para tocarla maldita psicópata? —Belcebú bajo las escaleras con la corona adornando su cabeza, se veía como todo un rey.
—Oh, hablando del rey de Roma —Lionel sonrió— bienvenido a mi mansión nuevamente, aunque creo que es ilegal entrar a casas sin permiso.
—Y yo creo que es ilegal hacer droga y traficar personas —dirigió su mirada a ella—¿o no es así pequeño demonio infiltrado?
No entendí porque se refirió así de ella.
Al ver que ninguno de los dos hablaba volvió a repetir.
—Suéltenla, deberían inclinarse ante mí, pues soy su rey.
—No me inclinare ante ti jamás. —Lionel se negó.
—No creí que tu envidia hacia mi fuera tanta, al principio no te reconocí, pero ahora lo entiendo todo, como no pudiste tener mi corona y ocupar mi puesto, decidiste convertirte en humano para tener lo que no pudiste siendo demonio. Eres tan insignificante que ni para eso sirves. —le escupió con rabia.
Estaba segura que mi cara tenia un gran signo de interrogación plasmada en ella.
Solo sentí como me arrastraban y me tiraron a un cuarto oscuro.
—¡Gala! Suéltala maldita traicionera. —Grito Belcebú.
Golpee la puerta tantas veces y tan fuerte que mis manos comenzaron a sangrar y mi garganta dolía.
—¡Belcebú! —grité lo más alto que pude.
—¡Gala, ángel te sacare de aquí! —fue lo único que pude escuchar.
—Vaya, vaya. —aplaudió— eres tan tonta e insignificante.
—¿Quién eres en realidad Alba, Belcebú no te había borrado la memoria? —pregunte con mi garganta raspando.
—Un demonio, y gracias a eso mi memoria esta intacta, veras—comenzó a explicar— intercambie de alma con Lionel, para que el pudiera conseguir lo que siempre quiso en su forma humana y para yo poder conseguir lo que quiero en mi forma demoniaca.
—No entiendo por qué haces esto, no entiendo por qué siempre me odiaste.
Ella rio como si fuera obvio.
—Siempre he querido ser tú, Gala, siempre he querido lo que tienes, tu vida es perfecta lo tienes todo, en cambio yo...yo no tengo nada. —expreso con odio.
—¿Qué me vas hacer? —me resigne.
Sabia que Belcebú llegaría por mi en cualquier momento, mientras tenia que mantenerme con vida.
—Aún no lo sé, tengo que hablarlo con Lionel. —se acerco y me dio un beso en la mejilla— pronto tendré tu vida y no habrá rastro de ti.
—Espero que te pudras Alba.
Era increíble como la envidia pude nublarte todos los pensamientos, Lionel y Alba se unieron por su gusto por la envidia, lo que ellos no sabían es que iban acabar muy mal, la misma envidia que los unió los iba a separar y hacer pagar.
¡Hi, aquí Ale!
¿Se esperaban algo así?
¡No se olviden de darle amor a la historia votando y comentando!
Los quiere
Ale🕯
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro