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Un ángel en la tierra

Charlie tiene nuevamente la oportunidad de visitar el mundo humano, esta vez caminando por sitios de New Orleans que no había visto antes y conociendo gente nueva. 

Charlie se levantó temprano, chasqueando sus dedos para el cambio en su vestimenta y con la determinación de ayudar en todo lo que pudiera a su buen amigo humano, ya que le estaba brindando de su hogar para resguardarse. No obstante, al bajar por las escaleras noto como el olor de la comida recién hecha llego a sus fosas nasales le advirtieron que quizás se habían adelantado a ella esa mañana de nuevo.

— ¡Otra vez no me dejo ayudarlo! —Dijo lamentándose cuando vio como ya la mesa estaba servida, así como el resto de los alimentos y bebidas.

—Por supuesto, querida, al que madruga, dios lo ayuda, pero creo que ese hábito no es uno de tus fuertes —comento divertido.

—Debió despertarme más temprano para ayudarlo —le dijo mientras este soltó una carcajada y mientras servía el ultimo plato de comida, le pellizcaba la mejilla, juguetón.

—Oh, claro que no, eres mi invitada y es mi deber mostrarme como tal, mi madre no crio un holgazán —menciono.

Y la joven solo amplio su sonrisa, sentándose frente a él para tomar el desayuno. La radio estaba anunciando las noticias de la mañana y una ligera música que aumentaba el buen ambiente del fin de semana.

Conversaron animadamente mientras tomaban la comida de la mañana, principalmente Charlie preguntando qué harían y a donde irían en esa ocasión, que realizaba Alastor durante esos días y como disfrutaba sus tiempos libres.

Por lo cual, tenían una gran lista de actividades por cumplir para ese día, así que tenían aprovechar el tiempo al máximo. Nuevamente Charlie estaba demasiado impresionada con todo lo que sus ojos observaban, se sorprendió por la cantidad de gente con la que se encontraron en el tranvía esa mañana, a lo cual Alastor le explicó que al ser día domingo casi todas las personas habían salido por su tiempo libre, fuera para divertirse o para hacer alguna diligencia. A ellos particularmente, les tocaba ambos.

Como Alastor era un hombre bastante ocupado, con una agenda llena entre semana por sus actividades en la radio, el único momento donde podía reabastecerse de alimento era los fines de semana, y en vista de la situación apremiante en la que se vio atrapado el día anterior previa la llegada de Charlie, solo quedo el domingo para hacer las compras. Le indico al que no era una actividad muy interesante de ver, pero ella no le importaba que lo fuera, simplemente quería ver a los humanos en sus tareas diarias. Por ello, ella término acompañándolo al mercado. En ese lugar había demasiadas personas, muchas más de las que había visto antes, muchos gritaban, pregonando lo que estaban vendiendo. Fue en demás curioso para ella acompañarlo en ese hecho tan cotidiano, viendo más facetas que desconocía de él. Charlie no podía evitar pensar en cómo sería verlo en otras formas.

—Señorita, señorita —sintió Charlie que la llamaban, bajo la mirada y se encontró con un niño de seguramente nueve años, este estaba descalzo y vistiendo solo andrajosos harapos.

— ¿Que sucede pequeño? —pregunto ella, agachándose a su altura.

No obstante, antes de que el niño pudiera hablar, sintió una mano que la tomaba del brazo y la alejaba suavemente de allí, el ángel volteo a ver sorprendida a Alastor, sin comprender el motivo de sus acciones.

—No es bueno detenerse en medio del camino, querida —comento, caminando a su lado.

—Pero, el niño está —intento rebatir, cuando el locutor le señalo como otro niño semejante a ese, distraía a una mujer con el mismo truco, sacando con su otra mano algo de la bolsa que ella tenía en el brazo.

Charlie contuvo el jadeo de espanto, llevando sus manos cómicamente a sus mejillas. Alastor río por su gesto, pero sin apartarla de su lado.

—No deberías creer ciegamente en todos los humanos, dulzura. Ni siquiera por su apariencia—le dijo mientras seguían caminando por el mercado.

—Pero ¿Por qué lo hacen? ¿Sus padres no cuidan de ellos? ¿No tienen suficiente comida en sus hogares? —pregunto.

—No puedo asegurarlo, pero quizás esos niños sean huérfanos de la Gran Depresión, hijos de quienes lo perdieron todo y decidieron acabar con sus miserables vidas para no seguir enfrentando la realidad de sus malas decisiones.

—P-Pero ¿Por qué lo harían, dejando a sus hijos así? —volvió a decir, incrédula y angustiada por ello.

—Porque en este mundo hay quienes no merecen ser llamados padres, tanto como hay quienes que lo merecen, pero por motivos desafortunados, no pueden seguir cuidando de sus amados hijos —explico.

Charlie se llenó de dolor al escuchar eso, pero no dijo nada para no fastidiar a Alastor con sus sentimientos. Porque así era la esencia de la humanidad, frágil, contaminada, pero a la vez tan hermosa.

—Por supuesto, aunque quizás estos niños roben por necesidad, existe gente capaz de hacer cosas horribles por un mínimo impulso o deseo—menciono, acercándola más a él.

Fue un sencillo gesto, pero este hizo que su corazón se acelerara y sus mejillas se tornaran más rojas de lo que ya eran. Era como un gran muro protector que estaba allí para ella, aunque no estaba obligado a hacerlo. Y Charlie no pudo más que agradecer ello con gran felicidad mientras continuaban con sus compras ese día.

Sin lugar a dudas, el mundo humano era algo que estaba amando más y más con cada paso que daba. Podría tener ciertos puntos negativos, como que hubieran muchos niños robando para sobrevivir o que algunos hombres adultos se pasearan en estado de alcoholismo en horas tan tempranas de la mañana. Pero en sí mismo, la gente era muy amable y singularmente alegre, eso la animaba mucho.

Cerca del mediodía hicieron una pausa para que Alastor comiera algo. No podía negar que era algo vergonzoso verlo comer y ella solo compartir una pequeña taza de té con miel, pero este no parece darle mucha importancia.

Viéndolo nuevamente, ahora tan de cerca y con relativa calma, el pequeño ángel se tomó el tiempo de analizarlo. Alastor era un hombre ya entrado en sus treinta años, una edad relativamente joven en tiempo humano, pero no lo suficiente para considerarse un chico. A comparación del resto de hombres a su alrededor, tenía notables modales al comer, sin hacer mucho ruido y cerrando sus ojos en cada bocado, disfrutando la comida. Sus lentes indicaban que quizás no veía muy bien, así como le daban un aire estético que logro sacar un ligero suspiro de sus labios. Quizás se estaba tomando demasiadas libertades con él, cuando solo era un humano que había sido muy amable con ella al cuidarla sin algo a cambio.

Incluso pensaba comprarle unas prendas de ropa ¡Estaba siendo demasiado bueno con ella! ¿Debería recompensarlo por ello? ¿Pero que podría darle?

De repente, este comenzó a acercarse hacia ella, cortando su respiración mientras extendía su mano más y más cerca. Cerró sus ojos, pensando que iba a besarla, cuando sintió como algo había sido retirado de su cabello, entonces vio como el locutor le mostraba un pequeño pétalo de flor, soplándolo en su mano.

—Era una ligera flor, se quedó en tu cabello —explico, y Charlie se sintió como una tonta, riendo levemente sin saber que hacer o decir.

—Una flor, jeje, ya veo...

— ¿Por qué esa cara, cariño? ¿Pensaste que iba a hacer algo más? —le pregunto y ella negó con sus manos rápidamente.

—No podría pensar eso —dijo rápidamente.

El solo pareció reírse por su expresión avergonzada, retirándose de la mesa para ir a cancelar la cuenta de lo que había consumido mientras el ángel sostenía sus mejillas rojas ¿Qué era lo que había pasado? Su pecho se detuvo, experimentando un brusco salto. Charlie no sabía cómo reaccionar, sentía que su corazón latía rápido y el rubor coloreaba sus mejillas.

Algo la hizo sentir diferente, con un gran revoloteo en el estómago.

Una vez salieron del local, decidieron seguir caminando por un rato. Alastor le había indicado previamente que no era un espacio tan lejano como para tomar tranvía, así que luego de unas cuantas calles finalmente llegaron a su destino. Una gran tienda con grandes maniquís vestidos de diferentes trajes de etiqueta, vestidos y demás se mostró ante ellos.

Una vez entraron, la campanilla de la puerta sonó y pudieron ver un gran interior apabullado de gente, muchas damas se encontraban mirando y seleccionando diversas piezas de ropa mientras una risa cantarina se escuchaba a unos pasos de ellos. Allí, una mujer de cabellos rubios, sonrisa astuta y mirada afable compartía una conversación con otra clienta.

—Por supuesto, todas quisiéramos comernos de nuevo a nuestro primer ex marido, por supuesto, lo haría si no fuera asqueroso, pero querida, si vienes otra vez, puedo presentarte un buen partido con grandes tierras, solo si decides comprar mi nueva colección de verano, estaré esperándote —le dijo jocosa, entregándole una pequeña tarjeta de presentación del Emporio de Rosie.

Fue allí que noto como entre la multitud, el joven hombre le saludo con su mano, que ella casi salto del mostrador para ir en su encuentro.

— ¡Alastor! ¡Alastor, querido! Ha pasado tanto tiempo —saludó Rosie con entusiasmo—. Este lugar no ha sido lo mismo sin tu animada presencia expresaba la mujer mientras le daba un cariño abrazo. Ese simplemente sonrió, complacido de verla.

—Saludos querida,—contesto y la mujer noto que su querido amigo no venía solo.

—Oh, parece que hoy has traído a alguien contigo. Vamos Alastor, esa chica es muy joven para ti, bromeó, provocando una carcajada del hombre—. Disculpa, es una pequeña bromita —dijo mirando a Charlie, quien tenía el rostro un poco enrojecido detrás del locutor—. Perdonen mis modales, estimado amigo ¿nos presentas?

—Por supuesto, ella es Charlie, una querida amiga que está visitando la ciudad por unos pocos días—respondió—. Charlie, ella es Rosie. Una de las más bellas y elegantes mujeres de este lado del pueblo.

—Un gusto conocerte, cariño. Una buena amiga de Al, es una buena amiga mía ¿Qué te trae por aquí hoy?—

—Estábamos paseando por la ciudad y pensé en echar un vistazo a tus nuevas prendas. Nuestro querido Charlie desconocía por completo el clima de este lugar, y lamentablemente no trajo ropa adecuada para su estadía —explico.

—Lo siento, eres de Europa o algún otro país del norte cariño, no pareces estar acostumbrada a este caluroso lugar —le pregunto la mujer para sacar algo de conversación mientras le tomaba las medidas corporales.

—No conozco mucho de la ciudad, pero estoy verdaderamente encantada de estar aquí —respondió inocentemente, llegando a enamorar a Rosie con su dulzura.

—Oh, eres verdaderamente adorable —expreso, apretando también sus mejillas cariñosamente—. Bien, déjamelo a mí, dulzura. Encontraremos algo a tu medida en un santiamén —contesto—. Alastor, en vista de que has traído por primera vez a una dama a mi local, creo que debes tener modales— dijo mientras guiaba a la pequeña ángel hacia las elegantes prendas de vestir.

Este entendió a qué se refería y fue a tomar asiento a uno de los sillones que la mujer tenía para los acompañantes de sus clientas, no sin antes de acercarse un momento a la joven para decirle algo con confidencia.

—Creo que te está tomando bajo su ala, espero puedas ser paciente —bromeó antes de que fuera llevada al interior de la tienda. La joven no supo bien a que se refería, pero asintió de igual modo.

—Claro —dijo y fue tomada por Rosie para el interior del vestidor.

Fue así como comenzó a probarse vestido, tras vestido que la modista le traía, pareciendo un desfile de ropa que aumentaba la euforia de la mujer cada vez que Charlie aparecía ante ella con un nuevo atuendo.

— ¡Eso parece quedarte muy bien! Me gusta su estilo —indico la modista con una sonrisa, el ángel sonrió encantada por los dulces halagos.

—Eso es porque su ropa es en verdad hermosa, nunca había visto algo así —respondió disfrutando del ambiente acogedor del emporio de ropa de Rosie.

—Me halagas demasiado —dijo—. Al, querido ¿Dónde encontraste esta bella criatura? Es verdad un ángel —expreso.

Mientras tanto, Alastor se quedó atrás, observando con diversión la interacción entre Rosie y Charlie. Al final fueron unas cuantas horas de cambio y cambio de vestidos donde Charlie no podía con las adulaciones de la mujer, quien veía perfecto cada conjunto que se probaba el ángel. Los bellos vestidos de seda y satén, eran ligeros y elegantes, de diversos colores que jamás espero utilizar en el impoluto cielo.

Finalmente termino usando un hermoso traje azul de puntos blancos, la falda ligeramente abombada le daba un aire encantador que Alastor aprobó gustoso junto a su querida amiga, quien sonreía con todo el nuevo conjunto de trajes que le habían comprado. No obstante, Charlie estaba en verdad preocupada

— ¿En verdad está seguro de comprar tantos? No quisiera ser una molestia, pronto deberé regresar a mi hogar —dijo esta con cierta preocupación.

—Tonterías dulzura, tómalo como un agradecimiento por hacerme compañía esta mañana de compras —le dijo, invitándola a tomar el regalo que estaba haciendo para ella.

—Pero —dudo ella.

—Además, esta no será la única vez que visitaras nuestra querida New Orleans ¿o me equivoco? —pregunto.

Y era cierto, esta vez había pasado más de un día en la tierra y tenía que volver al cielo, pero ahora tenía un lugar para llegar, así como una invitación permanente para venir cuando quisiera. Así que con gran alegría, tomo las bolsas entre sus manos y las abrazo, agradecida.

—Sí, tiene razón. Estaré muy pronto de vuelta para hacerle compañía como hoy —menciono risueña, y este hecho aumento cuando sintió como el locutor acariciaba juguetón los mechones de su dorado cabello.

—Eso será un verdadero deleite—contesto complacido.

—S-sí, estaré de vuelta tan pronto como pueda para verlo y pasear por la ciudad como hoy—contesto asintiendo con sus mejillas sonrojadas

Rosie observó toda la situación con curiosidad y luego soltó una risita. Todo eso era en verdad interesante.

—Deberías aceptarlos —intervino ahora Rosie con cordialidad—, no siempre puede recibirse tal muestra de afecto de parte de este chico mezquino —comento mirando fugazmente a Alastor y Charlie no pudo evitar sentirse extremadamente feliz, sin notar las miradas de burla que la mujer soltaba contra su estimado amigo, quien no parecía muy conforme con ello.

Esta envolvió toda la compra en un par de bolsas de papel y se las entregó al locutor, quien las llevaría como buen caballero que era.

— Bueno, espero vernos pronto con nuevas noticias, sería un verdadero placer realizarse otro tipo de vestido no solo para el uso diario —expreso jocosa y aunque Charlie no pareció entender nada, hubo que hizo que esta mirara a su amigo con una sonrisa traviesa—. Fue un gusto verlos a los dos, espero verlos juntos de nuevo —se despidió mientras el locutor abría la puerta de la tienda para que el ángel pudiera salir y el luego la siguió, caminado muy de cerca.

—Hoy ha sido un día en verdad maravilloso, la gente y todas las cosas que ha hecho por mí ¡Este vestido tan hermoso! —Dijo, dando vueltas con tanto ánimo mientras Alastor la veía unos pasos detrás de ella, sonriendo—. En verdad le agradezco mucho por todo—expreso—, nunca pensé que la vida en la tierra me haría tan feliz.

—Es agradable oír eso cariño, y aún hay muchas cosas que debo mostrarte de esta tierra mundana, hay un agradable parque a solo unas cuadras de este lugar, un poco antes de llegar a la estación del tranvía, seguro que te gustara —le dijo ofreciéndole su brazo para que siguieran caminando juntos, Charlie lo tomo encantada con la idea.

— ¡Eso suena estupendo!

Ambos pasearon por el Congo square una vez los tonos rojizos de la tarde empezaban a dibujar las hojas de los árboles, disfrutaron de la suave brisa y de las ligeras flores que caían encima de ellos, así como de la música y la risa cantarina de los niños que paseaban alrededor de sus familias esa tarde de domingo. Era en verdad tan agradable, tan efímero y Charlie disfruto cada momento, riendo a carcajadas cuando un buen chiste emitido por el locutor, la hacía doblegarse de la risa, mientras llegaban a la estación del tranvía para así tomar el recorrido a casa.

Cuando llego la hora de dormir, Charlie no pudo evitar pensar en todo lo que estaba haciendo. Estaba en el mundo humano, en casa de un humano que había conocido, pasando la noche allí en lugar de haber regresado a casa y aunque ya había estado fuera por dos días, le sorprendía el hecho de cómo le importaba. Sabía que el tiempo en el cielo no era igual que allí, pero eso no impedía que pensara si alguien había notado su ausencia. Vaggie siempre tenía la costumbre de buscarla a su cuarto justo antes de separarse para sus actividades ¿Qué pasaría esa vez si la buscaba y no la hallaba? Era claro que realizaría un escándalo y de solo pensar eso, el ángel se sintió preocupado. No tenía forma de excusarse y tampoco podía decirle a su amiga a donde había ido, ella era siempre de las primeras que le advertía la maldad que tenían los humanos. Pero ella quería creer que no todos eran malos, que habría forma de rescatar a quienes aún podían entrar al cielo. Y estando en ese lugar, quería averiguarlo.

Presa de un insomnio que no sufría en el cielo, Charlie decide caminar un poco fuera de la cama. Tratando de ir con cuidado, camina por el pasillo y baja las escaleras hasta llegar afuera. Al quedar justo debajo del gran manto azulado, no puede evitar soltar un jadeo de entusiasmo. Era la primera vez que pasaba la noche en la tierra. Todo era tan extraño, tan diferente. La noche no siquiera era tan oscura en el cielo, el brillo de las estrellas era más cercano, pero estando allí, se sentía tan lejano todo. Respiro con la brisa surcando su rostro, moviendo sus cabellos. Había tanta paz, la naturaleza misma le estaba dando la bienvenida a su hogar, Charlie sonrió, recordando. Alastor también le había permitido quedarse, invitándole a permanecer todo el tiempo que deseara.

El bosque, etéreo y hermoso, la llamaba con el pasar del viento.

Uniendo sus manos en una suave plegaria, aspiro el aire manteniéndolo en la base del estómago, cerro sus ojos, alzando el cuello, finalmente entonando las primeras señales de su canto.

Summer rain falls on the apple branches

Lights from heaven dancing with the shadows

Come take my hand

Let me be in your forest

Extendió su mano hacia el horizonte, aun con sus ojos cerrados. Sintiendo la brisa del bosque que se mecía, atento a su canto. Sonriendo, se meció suavemente, tomando el dobladillo de su vestido y moviéndose con el viento. La naturaleza estaba viva, atenta, disfrutando de su canto de ángel.

Sometimes you think loneliness is better than pain

And you sink deeper in your valley

Is this the place to be, in your memory?

Abrió los ojos al notar a un par de ciervos y conejos a sus lados, le hacía feliz que inconscientemente llegaran a su llamado los animales del bosque. Los recibió con sus brazos abiertos, quienes se acercaban hacia ella, mirándola bailar como un hada del bosque.

No, I never wanna lose you in the forest of the night

In vanity's lair

Yearning for the angel calling

Hear the lonely prayer ringing through the land of rain

Across the thin air

They sing voice to voice

The ancient melodies

Calling you

Lo disfrutaba, esa sensación de estar en calma, protegida por una presencia desconocida y a su vez, afable, que la veía desde la distancia, sintiendo añoranza, anhelo.

Autumn goes by

Combing twilight into my hair

I look back on the passing tenderness

Let me stay by your side

In your memory

Quería sentirlo, esa necesidad de ser importante, de no ser olvidada. De permanecer en su memoria eternamente. ¿Que era aquello? Jamás la había tenido por nada o nadie en el cielo ¿Por qué se hacía más fuerte allí en la tierra?

No, you never gonna find me in the forest of the night

In vanity's lair

No more holly angel calling

Hear my lonely prayer ringing through the land of rain

Entonces, la imagen clara de ese hombre humano llego a sus memorias, impulsando la calidez de su pecho y la fuerza de sus letras. Danzando como el viento, dio una ligera vuelta y alzo sus manos al cielo, observando la lejana estrella en el cielo.

Across the thin air

We sing voice to voice

The ancient melodies

I'm calling you

¿Porque quería llamarlo? Estaba tan cerca, no necesitaba hacerlo. Podría verlo en unas horas. Entonces ¿qué era esa necesidad de llamarlo?

No.

No lo llamaba solo a él, era algo mayor, más importante, algo que no podía ser visto a simple vista y lo presentía dentro de su pecho, como un viejo amigo.

Suspiro, sintiendo el frio de la noche calar por sus pies y sus manos, las cuales intento calentar con su aliento instintivamente. Fue con el sonar de unos pasos y el movimiento de los animales, que encontró que no estaba sola en el lugar. Una calida manta fue colocada suavemente en sus hombros, mientras encontraba el rostro siempre sonriente de Alastor detrás de ella.

Extrañamente, los animales parecieron resentir su presencia y escaparon nuevamente al bosque, aunque eso no fue lo extraño. Al mirar a su amigo humano, noto como este tenía una particular expresión, como si viera algo en ella que no podía explicar. Ese rostro era similar al que observo en él hacía unas horas antes, igualmente, su sonrisa seguía intacta, pero más suave.

Este no dijo nada por un momento, permaneciendo con sus manos en sus hombros hasta que finalmente decidió hablarle con voz afable.

—Es aún bastante temprano para despertar querida —comento él, sonriendo divertido. Charlie lo vio apenada.

—Disculpa si te he despertado con mi canto —se excusó, dándole una pequeña reverencia—. Jamás he estado en la tierra de noche, menos en un bosque, así que estaba encantada. La naturaleza me llamaba y no podía evitar rendir mi plegaria a ella, agradeciendo recibirme en ella.

Hubo un instante donde la brisa soplo, moviendo sus cabellos y un poco su ropa. De nuevo, Alastor poso su mirada en algo detrás de Charlie, viéndolo con una mirada extraña. Ella lo miro sin entender, buscando por si misma aquello que

Luego de un minuto, devolvió su vista a ella.

—La naturaleza debe sentirse muy afortunada de recibir semejante tributo de un ángel —expreso posando su mano en sus cabellos, sonriendo.

Nuevamente estaba allí, esa sensación debido a su presencia y la cual aumentaba con su toque. No era desagradable, todo lo contrario, era cálida. Pero ¿que era ese malestar en el pecho y el revoltijo en el estómago? ¿Seguía cansada?

—Aun así sería bueno que la próxima vez lo hagas en la mañana cuando este más iluminado —recomendó—. La naturaleza no querrá hacerte nada, pero hay seres mucho peores rondando por ella —indico.

Charlie no supo a qué se refería, ni pudo preguntar ya que este la invito a la casa de nuevo para que volvieran a descansar. Estando en la cama, quizás debió pensar un poco más en ello, porque de verdad, noto el ligero cambio en el ambiente una vez Alastor se presentó ante ella, pasando su mano por su hombro como si la protegiera de algo. Sin embargo, pensando solo en la calidez de sus manos cubriéndola protectoramente, se quedó plácidamente dormida, hasta que los rayos de sol la siguiente mañana la despertaron una vez fue anunciado el alba. 

¡DESPUES DE 4 AÑOS, POR FIN ACTUALIZO! Esto se lee más mal que bien, pero no es facil actualizar cuando has perdido inspiración de un fanfic :( ademas no pude actualizar ayer como indique, porque no tuve luz en mi casa casi todo el día (momento latinoamericano diario) lo bueno es que la serie vino y me dio tantas ideas, ademas, tengo ya muchas anotaciones buenas que sinceramente, espero terminarla pronto para ustedes, espero en verdad que este capítulo sea de su agrado y nos leamos pronto. 

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