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Final

Narrador

Los eventos que siguieron tuvieron un tinte de sorpresa, miedo, enojo y alegrías. El orden de aquellos sentimientos es difícil de decirlos, solo que los últimos de esa lista eran alivio y alegría. El terror del posible secuestro de Ginette o su salida del país, fue la peor de las pesadillas para sus padres.

Para el mismo Gino, lo fue. La llegada de Julius Murphy impidió que ocurriera algo de lo cual podría lamentar. El miedo que por meses tuvo al rechazo era infundado, por alguna extraña razón su hija le quería. Cara estaba tan feliz por el rescate de su hija, que no prestó mayor atención a que su padre tenia pareja y un hijo. Abrazó a todos y no se despegó de su niña, algo completamente normal teniendo en cuenta todo por lo que ha pasado.

Entra a la estación sin mirar a ninguna dirección, sus hombres se quedan relegado en la entrada y solo Evan le acompaña. Se ha negado a que alguien de los suyos le acompañen. Todos conservan el miedo de lo sucedido.

—Tenga en cuenta que solo querrán causar daño...lo que sea le digan carecerá de validez. Ya han perdido todo y en este estado no les importa decir la verdad.

Conocer la verdad en este punto es imposible, lo sabe, pero no pierde nada con intentarlo. Tiene tantos por qué atravesados en el pecho, que solo acabaran cuando tenga frente a él a esos dementes.

Cada día entiende menos, el gusto de hacer perjuicio a nuestros semejantes. El mundo avanza a pasos agigantados, pero las encías de hacer daño a los demás siguen intacta. Los valores van disminuyendo, avaricia y el odio a tus semejantes pulularan en las afueras de los hogares sin que la gente se sorprenda por ello.

Diago O'Connor era el vil reflejo de esa reflexión, él y Calvin le demostraron lo bajo que puede llegar el ser humano por obtener poder y dinero. Se detiene en la puerta de la estación y busca dentro de los presentes a su tío Claid.

—¿Por qué no me sorprende verte aquí solo? —sonríe a su tío como respuesta mientras le abraza —sabes que todos deben venir y en eso temo debo ser inflexible.

El tono estricto no da lugar a cambios de opinión, le entiende, pero también que todos están demasiado asustados para declarar algo.

—Tu ni siquiera estabas allí —continua —¿Qué vas a decir?

—No vine a eso, quiero verlos —habla con voz controlada y sin dejar de ver al hombre que le ha dado las mejores enseñanzas.

—No te gustará lo que te dirá —comenta apoyando una mano en su hombro —vuelve a casa, cuida a los tuyos y olvídate de esto.

No tendrá paz hasta que no lo vea y le diga en su cara ¿Por qué quiso matarle? Nunca se metió en la relación entre Guido y Ainice, siempre se mantuvo a distancia de ello. En cuanto a cuidar sus intereses y querer limpiar el legado familiar ¿No harían otros los mismo?

—No hay nada que pueda dañarme en estos momentos... te lo aseguro —en respuesta su tío le mira un instante antes de afirmar y empezar a avanzar.

El miserable la hizo perfecta, vendió la empresa cuando estaba en su mejor momento y sacó del país a su familia. Era cuestión de tiempo que fueran lo apresaran y como el cobarde que era no opuso resistencia. La avioneta que había alquilado fue contratada de manera legal por parte de Ainice, asi que la tripulación no fue arrestada.

—Tienes quince minutos —le pide abriendo la puerta y dejándole pasar —no te dejaré solo y mantén las manos en donde pueda verlas.

Su voz es amenazante al decirlo y no puede más que sonreír, esa sonrisa se conserva en su rostro al entrar y ver frente a él a Diago. Detrás de los barrotes y con las manos por fuera le observa entrar sin emoción alguna.

—Esperaba tener esta conversación con él...

—Tiene asuntos más importantes ¿Por qué?

Lanza la pregunta a quemarropa y no sorprende a Diago quien apoya sus manos en los barrotes alejándose un poco para verle de arriba abajo.

—¿Por qué no? El dejaba todo sin la menor desconfianza. —cierra los ojos e inspira fuerte al aire y cuando los abre su sonrisa aumenta —tu tío me enseñó a no despreciar una oportunidad cuando la tuviera y eso hice.

—Era el novio de tu hija, seria a futuro el padre de tus nietos...

—Buscas respuestas que no puedo dar, vi la oportunidad perfecta y la tomé. Tu no tenías que salir herido esa mañana, Julius Murphy se robó una mercancía... no debiste ayudarlo y menos protegerlo. —mira por encima del hombro de Gino y ve a Claid apoyado en la pared —Tanned usó a tu hoy esposa igual y a su abuela —se alza de hombros—¿Te dio explicaciones? No. —responde por Gino —y si las dio no te sirvieron de nada ¿Por qué esta vez crees que sí?

Por qué Guido le quería como un segundo padre, le respetaba y admiraba. No hubo un instante en que no le demostrara amor a su hija y ello debería ser suficiente para hacerte pensar en dañarle.

—Es un buen hombre... un tanto estúpido, con exceso de confianza en los demás —sonríe creyendo a dicho el mejor de los chistes —todo fue por su culpa... si necesitas respuestas en él las tienes nada de esto fue posible sin él. Escogieron al más imbécil para ser la imagen de la familia...

—Y tu al peor de los enemigos —le interrumpe —cobraré la muerte de mi sobrina Diago...

Aleja sus manos de las rejas y alza sus brazos señalando a su alrededor. No tiene nada que perder, que previamente no haya perdido. Su ingenuidad le divierte y mira a su tío Claid que sigue alerta ante el comportamiento calmado de su sobrino.

—¿Ainice, Lorna? —las nombra y la sonrisa se esfuma —es imposible que tu esposa no estuviera al corriente y en cuanto a tu hija ¿No es Calvin su mejor... amigo? Nosotros soportamos mas de un año a la prensa despotricando en contra nuestra. Espero que tu familia este tan fortalecida como lo aparentas Diago ... que disfrutes tu hotel cinco estrellas.

Los siguientes días los dedicó a cazar el paradero de ambas mujeres, las acechó con fiereza. Se encargó que en ningún lugar le dieran trabajo, una manera de obligarlas a salir a la luz y las autoridades la atraparan. Tuvo que pedir favores a personas que en otra circunstancia lo pensaría, Frederick, Tomasevic, Vryzas y hasta al tío de este.

Cualquiera diría se le convirtió en obsesión, pero él lo llamaba justicia. Revisa el móvil y sonríe al leer la ubicación, reenvía el mensaje y acomoda su cuerpo en la silla. Los O'Connor lamentarían una y mil veces haberse metido en su camino.

—Disculpe señor, sé que ha pedido no ser molestado, pero han insistido en verlos.

Gino cierra el libro de las leyes e historia familiar observando a su asistente. Una mirada al reloj, le indica que tiene un par de minutos para ellos por lo que les pide dejarlos pasar. No ha hablado con ellos desde su recuperación, pero tiene el dato exacto de todo cuanto han hecho en su ausencia.

Tres figuras muy conocidas para él entran a la oficina. Se instalan frente al escritorio y se niegan a sentarse. Marcus el más anciano de todos y quien conservaba cierto respeto por tener la misma edad del abuelo Gino I, a su lado su hijo y el tercero su nieto mayor. Tres generaciones y la misma escoria que a Gino le hubiese gustado mandar al diablo. Pese a su idea, ejercieron presión a su padre y recurrieron a la lastima, así las cossd Gino II acabó por devolver todo, eso sí, con restricciones y algo le decía que era esto último lo que les tenía allí.

—No vamos a demorar. —aclaran y se ven entre sí.

A ellos no les gusta estar allí, lo último que sus miserables existencias quieren en enfrentar al Custodio. Les ha devuelto las tierras, esta vez mas controlado serán solo simples empleados del Doyle-Turner y no manejarán el dinero salvo sus salarios. No tienen participación en la mesa directiva y en nada que comprometa a la familia directa de Gedael.

Sus familias han estado por cientos de años a cargo de las tierras en donde se cosecha la materia prima que daría como resultado el whisky. Cualquiera podría decir que ello les pertenece, por el tiempo que han estado allí.

Solo que existe un pequeñísimo detalle.

Se les han pagado por sus servicios bastante bien y han gozado de las regalías de esas tierras por décadas sin que nadie les pida control. Su trabajo era un cargo heredado que bien podrían negarse a ocupar y pedir otro, pero nunca quisieron.

¿Cómo podrían? Tenían el empleo perfecto, con el salario que todos desean y el control absoluto de los cultivos, tierras y demás.

—Exigimos que reconsideres las cosas.

Era lo que imaginó, aseguran firmar esas actas y contratos es un insulto que no están dispuestos a permitir. Su mirada recae en el más joven y quien imaginaba pretendían dar el nombre como su posible reemplazo. De cabello castaño un tanto largo y ojos avellana el individuo lo contempla como quien ve a un gusano. Cejas fruncidas, hombros erguidos y esa pose que bien parece entraron al paredón.

—También que nos aclares porque nuestros nombres no figuran en la lista de invitados con motivo de los cuarenta años del último Doyle-Turner.

Es dentro de un año, quiso decirles y la lista esta solo en borrador, continúo diciendo mentalmente. Aunque no tenía planeada apuntar sus nombres allí, porque ellos no fueron parte importante para el crecimiento de la compañía, todo mi contrario.

—Llegaron solos —señala al fin y sonríe —¿Qué sucedió con los demás? Llegué a pensar que vendrían con antorchas, se apostarían en la entrada en espera que cambié de opinión o me quemarían vivo bajo señalamientos de brujo... cierto eso lo hicieron con el decimo custodio.

—Lo que quiso decir...

—SE lo que quiere decir —le interrumpe al menor de los tres—No tengo porque dar explosiones de mis actos ¿Desde cuándo recibo ordenes de ustedes?

Lanza la pregunta al tiempo que se levanta de la silla lentamente, en respuesta, los dos mayores retroceden solo el más joven le enfrenta.

—Nos están tratando como...

—Como lo que son... parásitos que se ocultan en los esquinas y alcantarillas en espera de un error para atacar —se yergue del todo en su puesto y observa a los tres con ira contenida —lo que hay en su mesa es la única propuesta para ustedes y solo porque no dejaron de llorar a mi padre, pero puedo arrepentirme.

Señala la puerta sin decir algo más y los ve dar media vuelta. Sonríe ante la satisfacción que le da saber que no tendrá que lidiar con esos imbéciles metiendo sus narices en su vida.

Cara.

Dos meses después y superado el terror por el secuestro de mi hija, Guido y yo decidimos volver a Dublín. Por fortuna, sus padres apoyaron nuestra decisión y se comprometieron a visitarnos.

En el faro me esperaba una sorpresa, una que Guido se ha negado a decirme de que se trata. He hecho muchas conjeturas e intente persudir a la arquitecta... Nada... Lo voy a saber al llegar, pero yo quería una pista.

Aun no supero que mi padre tenga por fin un hogar establecido y que esté formado por Elektra. En un comienzo no pude asimilar lo que me decían por la adrenalina del momento. Después de procesarlo y verlos tomados de las manos, supe que eran las respuestas a tantos deseos, oraciones y pedido. Mi padre sonreía como nunca a una Elektra que bajaba la mirada al no poder sostener la que papá le brindaba.

¿Y mi hermano? ¡Vaya! Aquello era nuevo, tenia un hermano que sacó el cabello de mi padre y su tono de piel, pero los ojos marrones de su madre. Estaba por cumplir dos años y no dejaba de ver con admiración a mi padre, Elektra justificaba su actuar con que vive rodeado de mujeres. Pero, el pequeño Angus solo buscaba a papá a quien llamaba "Julus" ante la imposibilidad de decir su nombre.

¡Y mi padre no se enojaba por ello! Sonreía cada que escuchaba decir aquello. ¿Puede la vida ser mas hermosa? Papá y su pequeña familia se fueron dos días después, se negaron a vivir en el faro. Elektra continúa trabajando en la empresa y papá aceptó un trabajo en el puerto (no quiso el que los Doyle le ofrecieron). Está esperando la cena que Guido ofrecerá para pedirle matrimonio y me siento nerviosa por él.

Se dice que después de la tormenta llega la calma y que estas llegan para llevarse todo lo malo. Espero que asi sea, no creo ser tan fuerte para soportar otro evento igual.

La pérdida de mi hija aun sigue latente en nuestros corazones, pero es algo con lo que hemos aprendido a vivir. Tengo que confesar que aquella caja llena de ilusiones sigue guardada en algún rincón oscuro del cuarto de soltero de Guido y que pasara mucho tiempo para que sea sacado de allí.

Con el tiempo dolerá menos, pero será imposible que sea olvidado, su recuerdo prevalecerá en el rostro de nuestra Ginette.

—Vendremos seguido —Guido se despide de Gabriela quien asiente con ojos humedecidos —es triste ¿Sabes? Que no lloraras por mi cuando me fui la primera vez a Dublín y lo hagas ahora.

—Es el comentario mas estúpido que te he escuchado. Lógicamente Ginette y Cara te supera en ternura... eres una especie de orangután cruzado con homo erectus—Gadien no brinda la sonrisa de siempre y se limita a ver nos con nostalgia.

Son la familia que siempre anhelé, el terror de que sean tantos fue superados he logrado tener con todos lo mas cercano a una amistad. Encontré el cariño y apoyo, aquella extraña unión familiar que han formado nos ayudaron a superar el duelo.

me acerco al señor Gino y a su esposa Veruzka, los tres nos unimos en un abrazo fuerte antes de pasar a despedirme de los demás. El señor Gael y Megan, son quizás los únicos que sonríen con nuestra despedida.

—Los acompañamos.

No es un pedido, en estos días en el castillo entendí porque Gino III tiene la fama de autoritario. Suele dar una orden y pocas veces se excusa por alguna falla.

Guido no hace comentarios y sigue bromeando con Gadien y sus primos. Continua con aquel comportamiento de ignorar a la señora Rose algo que me hace sentir incomoda. No tuve la culpa de lo sucedido y en ese punto, todos saben mi padre tampoco. Pero, el enojo inicial fue por contradecir la orden de no sacar a sus niños.

—Un último abrazo a tu abuela cielo —la señora Laura retira a la niña de los brazos de su padre y besa ambas mejillas.

Aquel gesto de pegar sus mejillas con fuerza, que ella suele responder con una risa fuerte llega. La risa de todos al ver como sus ojos brillan intentando separarse de su abuela calma el ambiente.

—Que no los cubra la nostalgia, estamos a dos horas de viaje —la voz calmada del padre de mi esposo y el comentario aligera el ambiente —ninguna distancia puede disminuir el amor y amistad en aquellos que están convencidos del valor del otro. Y todos estamos conscientes de lo valiosos que son los tres...

—Les vamos a extrañar y ello significa que viviremos más en Dublín que en cualquier parte —Maissa sonríe y se alza de hombros haciendo un guiño a su esposo—igual ya amaba ese lugar, ustedes lo harán perfecto.

—A mi solo me duele no poder compartir con las dos como se debe —se queja Louise y Belliz asiente.

—Me pasa igual... creo que Guido te mantuvo lejos apropósito...

—Solo con isabella—confirma y la mencionada solo le saca la lengua al tiempo que recibe el abrazo de siempre.

Guido debe volver para efectos de la ceremonia de los 40 años del Doyle-Turner y 60 de la muerte del Gino I. La fecha escogida seria la del cumpleaños del mayor de la familia, ya que Gino quería rendirle tributo a su padre y tíos.

Rumbo al aeropuerto intenté persuadir a Guido por todos los medios que me dijera cual era la sorpresa. Solo me abrazaba y besaba mi rostro diciendo que si lo decía dejaba de ser sorpresa. No hay nada que el pueda darme que me genere más placer que tenerlo a él y a mi hija a mi lado.

—Te va a gustar... ya verás —me responde sonriente y cuando el auto se detiene.

—¿No piensas hablarle?

No tengo necesidad de decirle de quien hablo, el busca con la mirada a quien estoy viendo y una vez lo hace se tensa.

—No me gustaría hacerlo enojado, lo haré... pero cuando el enojo seda un poco —responde. —no tienes culpa aquí...

Ella me pidió disculpas y yo las acepté, entendí que todo hizo parte del dolor de ese instante, acepté que hice mal. Lo mejor de todo era que su esposo estaba de regreso y los culpables en prisión. Soy consciente que no ganaré nada con presionarlo y desisto de insistir.

—Tienen formas de ser parecidas —susurra Slade al quedar solo con él un instante y acaricia el rostro de mi hija —son testarudos, orgullosos y rencorosos... no van a ceder fácilmente, pero no se odian.

—Es incomodo —confieso.

Sin despegarme de mi hija y abrazada a Guido avanzo hacia el interior del aeropuerto. No estoy pendiente a nada a mi alrededor, Gian y Giro se acercan a Ginette quien sonríe recibiendo un oso que le entrega Gian. Aprieta el juguete contra sí, del juguete sale una risa infantil que inicialmente asusta a mi hija haciendo que lo aleje un instante. Pasado el miedo, repite el gesto y luego otra vez hasta que acaba por contagiarse de la risa.

—Ahora entiendo porque la gaita recibida en navidad a mis 4 años era motivo de enojo del tío Antonio —el señor Gino aprieta los labios con falso enojo, mientras todos reímos.

A un costado de nosotros y a escasos cuatro metros una mujer rubia vestida de negro abrazada a un hombre y una mujer pasa sin dejar de vernos. Ella se limita a verme solo unos instantes y vuelve la vista a la mujer que le abraza.

No sé porque lo supe, no me llegó las mariposas o la felicidad por conocerla. Supe de quien se trataba porque los tres adultos guardaron silencio al ver a la mujer. Solo el hombre se quedó mirándome un poco mas de lo normal.

Podría decir que lo que más llamó mi atención fue la mirada de deseo del hombre, o la indiferencia de la mujer, pero no fue asi. Eran sus edades los que llamaron mi atención y el motivo por el que me quedé viéndolos de más.

Los hijos de Deidre Fleming, eran mayores que yo, lo que podría significar los tuvo antes de conocer a mi padre o de plano eran solo hijos de su esposo. Contrario a lo que se podría creer saberlo no me dolió, yo había seguido con mis planes de retirar mi apellido, ella no nunca fue una madre. Los motivos por lo que educó a desconocidos, abandonó a mi padre y a mí, ya no importaban.

Ambos habíamos logrado superar su paso por nuestras vidas y seriamos felices.

Sonrío al hombre que se ha quedado viéndome preocupado. No quise conocerla pues quería que siguiera siendo solo un personaje sin rostro e insignificante en mi vida.

—¿Vendrás a los partidos? —la voz de Gian me hace aterrizar y miro a Guido en espera de respuesta.

—Aquí estaremos, sin falta.

Sonríe con satisfacción, el anuncio de nuestro vuelo nos obliga a despedirnos. Es el momento perfecto para que se reconcilien Guido estira su mano e impide que ella se acerque.

No todo debe ser perfecto y rosa, espero que Slade los conozca tanto y acabe por tener razón. Tomados de la mano y con el padrino de mi hija a pocos pasos nos dirigimos al avión.

Es una nueva aventura, nunca me he visto como su esposa real. A partir de hoy empezaríamos una vida juntos, una que pudo tener muchos pasajeros, pero que el odio y la envidia quiso que fuéramos tres y no cuatro.

La parte más hermosa de toda esta historia es que ambos superamos nuestros miedos. Entendimos que todo es posible cuando se tienen las ganas, la fuerza y el apoyo correcto.

Yo lo tuve, la vida quiso enviarlo en un paquete de tamaño extraordinario pero lleno de amor y ternura. Muchos pensaran que no tengo como saber que es mi verdadero amor, pero yo sé que lo es.

¿Por qué? Por qué nos brota del alma y ambos deseamos del otro que sea feliz, sin exigirle a cambio la nuestra.

Guido

Con Ainice y su madre siendo arrestada hace un par de horas, di por terminado ese capitulo en mi vida. Aquel que tengo frente a mi es el que marcara mi destino en adelante. Ginette abraza a su oso, mientras cabecea en mis brazos y su mamá ve con ansiedad al llegar a casa.

—¿Lista? —pregunto una vez estamos frente al enorme portón negro que da a nuestro hogar.

—¿Lo veré enseguida?

—Si. —le digo simplemente.

Sonríe y puedo notar su ansiedad al preguntarlo. Sus ojos brillan al verme asentir al chofer, el portón empieza abrirse lentamente. No es el jardín al que mira con rostro lleno de júbilo, el puerto o el pequeño parque infantil. El vehículo rodea el faro Cara se baja del vehículo al notar de que se trata.

—Es un replica perfecta, del sitio en donde entendí eran lo único que necesitaba para ser feliz —hablo detrás de ella.

Aquella banca en donde solía alejarme a llorar, me dio el mejor de los regalos. Aun conserva en mi mente la imagen suya dormida, alumbrada por la luz de la luna. Esta el césped que la rodea, ya no la ruinas de la casa de la mujer que Gedael amaba, sino el mar frente a nosotros.

Por un instante no se si le gusta, esta de espaldas y se ha quedado viendo el lugar sin hacer movimientos. Creí era importante también para ella, pues la encontré muchas veces allí y en el puente ¿Me equivoqué? Lo pienso un poco al ver que no dice o hace comentarios.

—Esto es maravilloso.

Explica al fin y al girar puedo ver lagrimas asomar por sus hermosos ojos. Todo vale la pena cuando al final del camino te encuentras viéndote ser feliz en el rostro del ser amado. Mi felicidad era verla reír, desde el primer instante en que conocí su miedo y vi su dolor se convirtió en mi meta.

"Aquí te dije mi primer te amo lo gritó mi corazón, pero mis labios fueron incapaces de soltarlo..." —leo la leyenda en la banca alzando su rostro y limpiado las únicas lágrimas que me encanta verle... las de felicidad —"En adelante me encargaré de demostrárselos todos los días" ...

Al final aprendí que amar no es ser felices por siempre... es lo que te brindas a ti mismo y lo proyectas a los demás.

Superamos momentos difíciles juntos, pero nuestro amor no se derrumbó, todo lo contrario, se fortaleció.

Confieso que cometí el mismo error de todos, el de prostituir el "Te amo", lo dije tantas veces y hoy día sé que no eran reales. Mi amor por ella no me ata, no me limita, con ella y por ella soy libre... y ella...

Conoció mis defectos, debilidades, miedos y aun asi quiso quedarse. Cara Murphy me enseñó a amar con el alma y no con palabras, y si hay mil vidas yo la escogería siempre a ella.

Antes de que me lancen a la hoguera, recuerden falta el epilogo.

Perdón por lo corto la parte de Guido, pero...

Tiene su parte importante en el epilogo.


Nos vemos mañana en el final de la saga

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