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Epílogo


¿Qué hago en el salón de eventos de la secundaria de mi sobrino? Por mi experiencia, se reconocer el dolor en otros, miedo y ansiedad. Christian Mackay, poseía todos los síntomas de estar sufriendo bullyng en la escuela.

El adolescente recibía burlas de todo tipo, era el mayor de la clase, (por su enfermedad se atrasó), su madre quiso asesinarlo, no era un Doyle y no debía hacerles creer que sí, su familia materna biológica eran delincuentes incluso muchos de ellos estaban en prisión aun, su padre era un alcohólico y su madre adoptiva fue acusada de traicionar a su hermano.

Resumen, eran muy crueles y nada había cambiado...

Todos estos detalles y muchos otros fueron extraídos de la prensa gracias a Ainice y Calvin. El daño que dejaron a su paso, fue más allá de la perdida de mi hija o dejar al borde de la muerte a Gino III. Tocaron a nuestros niños, seres que no debían salir heridos bajo ninguna circunstancia.

Nuestros niños...

Más de un año después, nos ha costado olvidar todo lo ocurrido, siempre hay un recuerdo que nos trae devuelta a aquella época. Su maldad sigue oculta en los rincones y por más que limpiamos hay un recuerdo que parece burlarse de nosotros.

—No tenías que venir. Nada de los que les digas, me quitara el sello de perdedor.

Cabeza baja y manos cruzadas en su regazo, Christian Mackay no se ve convencido de lo que estoy por hacer. Apoyo mi mano encima de la suya y las Sostengo. En respuesta alza su rostro hacia mi, mostrando rastros de llantos.

—¿Sabes la diferencia entre un ganador y un perdedor? —ante su negativa sonrió escuchando mi llamado por parte de la directora del plantel —El perdedor abandona cuando fracasan, el ganador fracasa hasta que ganan. —antes de levantarme decido darle unas últimas palabras consciente que estoy siendo escuchado por sus compañeros —Yo solo veo a un chico que no se rindió en su primer fracaso... nunca dudes de ti.

La preocupación de la rectora y todo el cuerpo docente, no fue por el bullyng a un Doyle. Fue por las sucesivas quejas que siguieron tras mi sobrino levantar la voz. No era solo sacar al grupo de abusivos, en eso el cuerpo directivo fue tajante al decir que era demasiado fácil.

Necesitaban cambiar sus mentes y ver los motivos por los cuales los adolescentes tenían ese comportamiento. Detrás de un niño abusivo, puede existir violencia en el hogar.

El colegio tenia una semana dedicada a la familia, en esos días solían existir diversas actividades en algunas participaban toda la familia, otros sólo padres y en algunos los niños. Los motivos varían año tras año, en este año fue el acoso en todos los ámbitos.

—Gracias por esto —sonrío a la directora del plantel y recibo el micrófono.

El salón estaba lleno en un 75%, entre alumnos, padres y maestros. No se si los cinco niños que se han burlado de Christian estén allí o sus padres, tampoco si mi discurso llegará a sus corazones. Lo mío empezó hace mas de veinte años, aun asi, sigue existiendo la ley del silencio, actuar como si nada pasara y restar importancia al abuso.

—Creo no necesito presentarme, la directora me ha llamado tres veces ... mil disculpas por no atender a tiempo el llamado —la dama sonríe acomoda sus lentes y se instala en la silla —no van a salirme alas, tampoco hago milagros, desde aquí puedo ver sus rostros desilusionados —empiezo a decirles.

Asiento a la psicóloga apostada en un rincón del telón y en segundos se proyecta detrás de mi la imagen de varios niños en un año escolar. Mas de quince niños de diez años, sobresale uno de apariencia de 18.

—Todos los niños que ven allí tienen diez años... todos —recalco y se escuchan las voces de sorpresa —el tercero de la última fila de izquierda a derecha también lo tiene... su mayor pecado fue comportarse como niño teniendo una estatura descomunal.

Desde aquella época, no encajaba en ningún lugar, las burlas por mi comportamiento infantil empezaron desde allí. Tuve la desgracia de tener una maestra que no ayudó a que el acoso bajara. Me alejaba de mis compañeros ante el miedo de causarles daño, si osaba preguntar por algo que no entendía ignoraba mis pedidos.

—Hoy día entiendo era su primer año tras salir de la universidad y no sabía lidiar con un niño de apariencia de dieciocho teniendo diez. Ella no entendió que me comportaba como niño, puesto que era un niño—sigo diciendo —La foto que están viendo y en donde sonrío... mi padre la tomó. Para mí era muy importante que mi padre no se diera cuenta de todo cuanto sufría y ni les digo mi madre.

Eran mas de treinta niños, de los cuales recibía burlas y acoso de seis, siete si cuento a Ainice. La gran mayoría escucha mi relato en silencio, alguien derraba una lagrima, otro parpadea y algunos miran en otras direcciones.

El primer suceso que tengo registro en mi mente lo hizo mi maestra, fue en la entrega de exámenes. A todos les entregó la hoja sin hacer mención de nada.

—Yo fui el ultimo y dio mi nota en voz alta. Al apodo de torpe y grandulón, se sumó el de estúpido, años después fue anexado el de Cerdo como segundo nombre. No recuerdo muy bien porque saque mala calificación, creo que por ser castigado en casa. Nunca fui un chico de malas notas después de aquello... yo creía que todo se iba a solucionar siendo el mas listo de mi clase.

Mi inocencia a esa edad me hace reír hoy día, a los niños no le gustan los genios y las chicas aman mas al chico de apariencia ruda, y el líder de cualquier deporte. Guido Doyle Fletcher, no tenia ninguna de esas dos

— ¿Virtudes? —pregunto a todos y los veo sonreír —Lo sé, no son virtudes, pero te hacen creen que lo son. —mas risas —y no es divertido cuando eres el mas gordo, odias el ejercicio, tienes más amor por los libros y postres (tu madre hace los mejores), que cualquier juego que indique sudar (algo que odias).

Después de lo sucedido con aquella nota, las cosas pasaron de castaño a oscuro. Mi segundo ataque fue físico y fue dos horas después de la entrega de esa nota. Estaba en el lavado tras la clase de gimnasia, no era un chico de deportes y mi transpiración era fuerte.

—Esperaron a que estuviera desnudo en las duchas —el silencio que sigue es tenso y puedo ver varios rostros llenos de espantos —me hicieron las cosas más desastrosas, estaba desnudo y a merced de chicos que la maestra creía débiles. Asi fue hasta llegar a la universidad... allí volví a encontrármelos.

Describir lo que fueron los siguientes años no es tan importante, fui dañado de todas las maneras posibles. Tuve una fisura en mi brazo producto de una de tantas palizas que oculté diciendo que fue en clases de gimnasio.

Mi historia parece sacada de este año, pero por desgracia fue de hace treinta. Es triste que estos actos sigan sucediendo, nada a cambiado, de los treinta compañeros que tenia solo una chica era la única que me ayudaba ¿Qué hay de los demás?

—Lo que más eché de menos para aquella época fueron las voces de protesta y no las burlas que era lo que escuchaba. El acosador pasivo hace tan o mas daño que el físico.

La responsabilidad recae no solo para quien lo hace, como el que lo permite. En mi caso solo una chica tomó mis manos y ayudó en todo momento, mi mejor amiga en mi último año escolar y en la universidad.

—¿Te has preguntado que hace tu chico en clases? ¿Es acosador, acosado o se mantiene en la línea para no permanecer en ningún bando? Al llegar a casa, todos deberían sentarse a platicar con ellos al respecto.

Solo quince minutos duró mi intervención, espero que el tiempo fuera suficiente para dejar en ellos el gusano de la duda. El chico sonríe cuando al pasar por su lado estiro mi mano para salir de allí. Sus padres han dejado claro que de persistir el acoso sacarían a Christian de allí y darán los motivos por los cuales lo hicieron.

Buscamos a sus padres quienes en este instante participan en otra actividad. Una mujer rubia nos intercepta en el camino, esta vestida de manera elegante y sonríe a un Christian que le mira indiferente.

—Soy...

—Edine Kelly...

Me costó reconocerla, de no ser por el niño nunca la hubiese asociado como la ex de Thomas, madre del pequeño. Le estira la mano, saluda como si se tratase de un extraño y me insta a seguir.

—Me alegro que este bien —dice simplemente retirando la mano y puedo ver como se asoma una lagrima en el rostro de la señora —Debo ir con mis padres... adiós.

Me sentí mal por la mujer a quien el chico deja a un lado avanzando hacia Thomas y Gabriela quienes se han mantenido a distancia contemplando la escena.

—¿Cómo te fue?

—El tío Guido estuvo fenomenal.

A juzgar por el rostro perplejo de Thomas se refería al encuentro con su madre. Christian no pareció entenderlo y se dedicó a hablar de todo lo que había escuchado abrazada a Gabriela ignorando a la mujer que le veía a corta distancia.

—No sabía que ella estaba en la ciudad.

—Me dijo que vendría, le pedí buscar un sitio acorde... ella creyó eran excusas —Thomas se encoje de hombros tomando las manos de su hijo —Gracias por todo lo que hiciste hoy. Se que estas ocupado...

—Siempre hay tiempo para la familia... nos vemos esta noche —les digo a ambos y al girar ya no hay rastros de la mujer.

—Señor Doyle... esto es para usted

Uno de los hombres de seguridad me entrega un sobre que contemplo sin ver el contenido. New Hall, leo la dirección e imagino de quien es. Era el centro de reclusión a donde fue llevada Ainice, su madre estaba en otro sitio por cuestiones de salud.

—Es la décima que recibes en un año —comenta Slade —no me asusta tanto, como que sepa donde hallarte siempre.

—Vamos al salón de eventos. —guardo la carta en mi saco y entro al vehículo.

—Gino no está feliz... "¿Rock en un evento tan serio? ¿Qué sigue? ¿Prostitutas a media noche?" —Slade imita a la perfección el gesto y voz de mi primo a tal punto que ambos reímos al entrar al auto.

—No fue mi idea traer a ese rockero—sonrío y Slade niega divertido. —hasta donde sé, tiene buena voz y es amigo de Maissa, es recomendado de Kurn.

—Eso no lo hace perfecto...

Alzo los brazos en señal de rendición, el tío Gino me pidió, no Exigió traerlo. Maissa había intentado verse con él en muchas ocasiones, pero por falta de tiempo no ha sido posible. Mi padre y tíos querían tener el detalle con Maissa, una manera de hacerla sentir en casa.

—¿Realmente tocó en una banda de rock?

—Era la voz líder según se, sus hermanos eran los del bajo y guitarra —comento distraído —nunca la he escuchado cantar o tocar, dicen que no lo hace mal.

—Hoy lo sabremos.

Sonrío a Slade sacando la carta de mi bolsillo, casi todas dicen lo mismo, pide perdón y que hable con mi primo para un indulto. Lo primero ya lo hice hace años, lo segundo es imposible. No estoy dispuesto a hacer algo que pueda malinterpretarse, ella podría ver allí no una muestra de buena fe, sino que aun la quiero.

—¿Podrías devolverla? —le entrego a Slade la carta y la ve intrigado —también todas las demás en adelante.

—Entendido —sonríe al decir aquello y le imito —pensé que nunca lo dirías... hasta esperaba calleras en tentación.

—Tengo todo cuanto he deseado—hablo seguro saliendo del auto y viendo a mi hija ver mi llegada tomada de la mano de Gino IV hijo de Thomas y Gabriela. — incluso un poco más...

Ella y su padre despreciaron lo más valioso que un ser humano puede ofrecerte, fidelidad, respeto y cariño. Lo que ocurra en adelante con ellos no es importante.

Ginette sonríe al intentar dar un paso, sus movimientos son torpes, pero no desiste en su avance. Se puede caer, pero se levanta siempre con una sonrisa. No necesito mas en mi vida que aquel ángel, su madre y los míos.

A escasos metros de mi sonríe deteniéndose y abriendo los brazos. Demasiado cansada para seguir se sienta en el césped en espera que termine por ella y la tomo en brazos.

—¿Demasiado para ti verdad? —le pregunto dejando un beso en su mejilla y yendo hacia la cocina sitio en que se escucha cierto escándalo.

—¿A quien se le ocurre festejar cocinando? ¿En que clase de bestias se han convertido?

—Hombres de hogar —Responde Gianni a un Gino que lo mira aterrado —¿No lo has intentado?

—¿Cocinar? ¿Quieres que esto explote? —Gadien entra con lo que parece un pavo con un delantal lleno de sangre y manos en igual de condición.

—Papá, se perdió un ganso... —la voz de Giros hace que Gino mire de nuevo el recipiente que sostiene Gadien y este sonríe dejándolo en la mesa.

—Me dijeron busca un pavo...Ganso- pavo, ¿Qué más da...

Gino le sigue viendo aterrado mientras mi hermano lanza la enorme presa en el mesón. Las manos de mi hija golpean mi mejilla en búsqueda de atención y yo sigo burlándome del rostro confundido del Custodio.

—No comeré eso ... ni mis hijos —les advierte.

—Hay muchos gansos allí Gino ¿Por qué te pones sentimental con uno? —Gael tira de la cuerda un poco mas y ello me pone a pensar.

No dudo que Gadien sea capaz de sacrificar a uno de esos emplumados y una mirada a Isabella que entra con varias plumas blancas pegadas en su ropa nos lo confirma.

—¡Joder! ¿Tienes alguna puta idea de cuantos años llevan esos animales aquí?

—Pa pa —la interrupción de mi hija les hace callar y miro a mi bebé quien me ve molesta. —pa pa. —insiste.

—Quítenle a la niña —advierte Gianni —se va a desmayar.

—No te emociones, el fonema P es mas sencillo de decir que la M. —escucho lejana la voz de Gerald y yo sigo viendo a mi hermosa princesa que, con cejas juntas, labios fruncidos exige atención.

Ella es mi mejor inspiración, junto a su madre fue el motor que me hizo soportar los golpes de la vida. Subo las escaleras ignorando las burlas de mi hermano, la discusión entre Gadien y Gino, y Gael siendo de réferi o atizador de fuego.

Subo buscando a Cara escuchando aquellas dos silabas repetidas una y otra vez. Nunca te dicen lo mágico que se convierte ser padre, la vida no te dota de trucos para ser uno bueno y básicamente aprendes de tus errores.

—¿Han Visto a Cara? —le pregunto a los Doyle Mackay.

—Está en la habitación con mamá —responde Giro y asiento —pero ha salido a hablar con Julius.

Con mi hija en brazos llegó hasta la habitación en donde encuentro a Rose sentada en la cama, junto a ella esta la caja que Cara y yo acumulamos de las primeras cosas encontradas.

—Su padre ni siquiera fue responsable de tomarse esa botella —indica y guardo silencio —ellos la vaciaron y dejaron en sus manos.

—Y Joel fue quien se robó la mercancía —sigo por ella —entiendo tu miedo aquella vez y acepto el error de Cara de contradecir una orden dada por ti, eran tus hijos...

—No es necesario excusarme, fui una perra —sonrío ante la palabra y ella alza el rostro hacia mi —deberías odiarme, te incentivé a llamar a Ainice e insulté a tu esposa a días de perder a un hijo.

Yo hubiera hablado con ella igual, en aquel tiempo estaba decidido a arriesgarme, el resultado seria lo mismo. Elimino distancia dejo a Ginette en la cama y gatea rumbo a Rose, quien la recibe con ganas.

—No hay nada que perdonar. —digo tomando una de sus manos —tienes mi admiración y respeto por aceptar desposarte con alguien como Gino, de amarle y hasta Celarle... deberían encerrarte.

—No es igual conmigo.... ustedes se han ganado cada tirón de orejas —se levanta llevándose a Ginette y mira la caja —esto es algo que deben hacer ustedes, Cara está en el jardín he pedido una fogata.

Asiento tomando la caja y saliendo por una de las entradas del Doyle-Turner dispuestas al personal de servicio. Hay solo un sitio perfecto para ello, aquel en donde solíamos hacer una fogata en verano los siete. El encuentro avivando un fuego dentro de un contenedor de metal, alza el rostro al verme avanzar y sonríe con nostalgia.

—¿Lista?

—A tu lado siempre —responde simplemente.

Narrador

Desde la terraza Guido observaba a su hijo lanzar las cosas al fuego. Laura y él se han quedado viéndolos abrazados por largo tiempo lanzar cada una de las piezas no sin antes derrabar una lagrima o tomarla en su pecho.

Era la aceptación que se había ido, por mucho tiempo estuvieron dando vueltas a esa caja y Laura pensó en quemarla fue su esposo quien se lo impidió.

—Maduró y no nos dimos cuenta —comenta ella —nuestro bebé se convirtió en el orgullo de todos...

—Ya era nuestro orgullo —comenta el con solemnidad —nunca dudé ni un instante en que retomaría el camino.

Entendía que ella no soportaba ver a su hijo sufrir y no hacer nada. Guido era consciente que meter sus manos era convertir a Ainice en víctima.

—Hoy no leyó la carta y la devolvió sin abrir. Imagino dice lo mismo que la enviada a nosotros...

Pide perdón y que intercedan ante Gino para que le permitan un nuevo juicio. Tanto ella, como su padre y madre prometen alejarse de Edimburgo al salir de prisión. Gino no tiene tanto poder para hacer algo de esa naturaleza y de tenerlo tampoco lo pediría.

Aquella misma noche y en la mesa Gino II observa a su familia sonreír no dejan de gastar bromas a su hijo quien se niega a comer el pavo preparado por sus primos.

—No está nada mal ¿Por qué no lo pruebas antes de lanzar juicios? —recrimina su padre y su hijo niega viendo la pieza dorada en medio de la mesa.

Hace muchos años no pasan algo así, la ultima vez fue a horas de hacer la elección sobre el sitio al que irían cada uno. Cuando eran solo ellos tres, se prometieron siempre estar unidos. Desde que Ganzel les pidió buscar a su hermana y la verdad sobre su padre, lo hicieron.

Nadie podría dañarles siendo unidos y ello ha permanecido intacto en sus hijos. Al día de hoy se sienten orgullosos de lo que han logrado con sus hijos y estos con su familia.

—¿Por qué te puedes comer una gallina sin dolor y no a un ganso? —se queja Gerald.

—Tengo 30 perros en los jardines.... Empieza por ellos—recalca cada frase indignado y su padre sonríe.

Parece que fue ayer en la cabaña del abuelo cuando se acercó con uno de ellos en sus manos.

Flash Back

—Papá, papá —la voz de su hijo le trae devuelta trae en sus manos un ganso —es mío, el abuelo me lo dio.

—Está muy pequeño —le toma en sus manos mientras su hijo niega.

—El abuelo dice que ya come —insiste y sé que de no aceptar que se lo lleve tendré que soportar sus berrinches.

—Está bien, hay que buscar donde llevarlo y una compañía, no es bueno que crezca solo—le dice de forma distraída

El recuerdo de la conversación con su madre estaba latente, pensaba en ello y en todo cuanto le había dicho. Recordaba esa conversación muchas veces y aunque no era su deseo hacerlo, le era imposible sacarlo de su cabeza.

Fin del flash Back

En aquel entonces soportó lo dicho por Lessie gracias a Gino y a Veruzka, pero tuvo que estar lejos de todos por algún tiempo. Su madre tenia el poder de contaminar hasta el ser más noble.

El punto era... que entendía el cariño que su hijo le profesaba a esos animales. Eran descendientes de aquellos que cuidó con esmero poblaron el Doyle-Turner y hasta la casa de su hermano Gael. Están allí juntos, fortalecidos, felices y maduros, el resto no importa.

—¿Desde cuando eres tan sentimental? Es solo un ganso —dice Gael sonriendo dándole una mordida a un trozo que ha cortado —y sabe bien...

Son molestos, escandalosos, se atacan y burlan entre sí, pero no hay nadie que se ame tanto como ellos. Gael sonríe divertido al ver a sus hijos atacar al custodio con toda la artillería, a sus esposas sonreír tras cada ataque y a Gino a dos líneas de irse a los golpes.

—¿Recuerdas cuando te fuiste a los golpes con nosotros por Veruzka? —le recuerda a su hermano mayor, quien solo gruñe.

—Yo sí, estabas renuente a aceptar la amabas —responde Guido —alguien tenía que empujarte un poco.

—No va a durar mucho si siguen asi —advierte Gael —asustaran a los niños.

—No les golpeará, en este punto de la vida sabe que no son capaces de dañarle —su hermano habla seguro y sonríe al ver a su hijo bufar cada cierto tiempo.

—O quizás solo le sigue el juego —los tres sonríen y se levantan de la silla.

Están demasiado viejos para soportar tanto alboroto, han aprendido a amar el silencio. Avanzan a los jardines y se sientan en una banca viendo los primeros copos de nieve caer sobre el césped.

El graznido de una animal llama su atención y al buscarle sonríen señalando al ave perdida. Empiezan a contar sus crías que salen del bosque sin dejar de reír.

—Doce—finaliza Guido.

—Trece —corrige Gael y señala al último que sale de un costado.

—El animal solo estaba empollando sus huevos. —señala Gino.

—¿Quién lo hubiera imaginado? Que nuestra vejez seria contando gansos —Guido sonríe cruzándose de brazos y estirando sus piernas —nada mal, teniendo en cuenta lo que Lessie quería de nosotros.

—¿Lo hicimos bien supongo? —sigue Gael.

—Si no se matan esta noche si.... — y los tres sonríen asintiendo.

(...)

—¿A dónde crees que vas? —Gadien atrae hacia el a Isabella y Gino sonríe al ver sus inútiles intentos de alejarla de Khan el amigo de Maissa.

Su lógica es bastante extraña... el tipo tuvo vagina, lo que a su juicio lo hace doblemente peligroso. Tiene el poder de pensar como mujer y saber lo que ellas desean. Se ve realmente molesto y su esposa parece festejar los sorpresivos celos de su amado.

—¿Bailamos? —le escucha preguntar.

Gira creyendo se dirige a su esposo, sorpresivamente lo mira a él o alguien detrás suyo, por lo que da la vuelta en búsqueda de quien es.

—¿Por qué? —pregunta al descubrir qué se dirige a él —¿Qué tramas? —insiste juntando las cejas.

—Me aburrí de ignorarte y dado que no tengo de otra... me toca soportarte.

El no estaba preparado para que ella doblegara, siempre supo que eso no sucedería. Lo que hizo con Isabella fue un error que al día de hoy se lamenta, tanto o más como lo de Belliz. Ellas podrán olvidarlo, pero el jamás.

—Me alegro que no murieras —le escucha decir al empezar los primeros pasos en la pista y sonríe —¿No se escucho bien verdad?

Muerde sus labios y cierra uno de sus ojos mientras le ve un instante. Se ha adaptado a ellos o son ellos quienes han entendido que su mayor virtud es su libertad. El cantante deja a un lado el micrófono y se baja del escenario avanzando al grupo. Gadien le hace señas de no soltarla y asiente.

Debe estar muy desesperado para que recurra a él por ayuda. Acepta el rockero es de buen porte, educado y por mas que le moleste admitirlo tiene buena voz. Pero, Gadien es mejor partido y a su juicio no tiene porque temer.

—No esperaba menos de ti Frederick... no me has decepcionado—comenta de buen humor —y todos te queremos asi... nunca te mueras.

—Lo intentaré —responde sonriente —no hubiera funcionado...

—¿El que? —pregunta dudoso.

—Tu y yo...

—¿Qué tu y yo?

Responder a sus locuras y bailar le resulta difícil, ella tiene le poder de hacer las dos cosas sin problemas. Es una mujer astuta, inteligente y poderosa...ello lo hace potencialmente un peligro para cualquier mujer en caso que desee fijar los ojos en sus esposos.

—Somos bastante opuestos, creo que en la primera pelea te hubiera asesinado —su reflexión le causa risa, tanto como su rostro serio al decirlo.

Finge seriedad al ver que sigue hablando de sus defectos sin problemas y hasta se ríe de ellos. ¿Qué clase de mujer puede reírse de sus vicios y que él le sonría?

Isabella Frederick sin dudas...

—Creo que no hubiera funcionado... porque amo a mi esposa y tu a Gadien desde el mismo instante en que le viste en esa fiesta...

—En realidad fue después que me besó... pero tu historia es más romántica —dice sonriente —se adaptará más a los estándares de New York.

—¿Desde cuando te importa los estándares de New York?

Se aleja un instante para verla mejor y ella se alza de hombros ¿Desde cuando le importa la opinión de otros? Salvo la de sus padres, ella suele importarle tres pepinos lo que digan de ella.

—Desde que soy madre y quiero ser un buen ejemplo —su voz suena bastante honesta al decirlo y no sabe que responder —¿Tocaras la gaita por mí?

—¿Dejaras de hacerle sentir celos a tu esposo?

—¿Estas negociando? —pregunta alejándose de él y con sus manos en sus caderas.

—¿Lo harás? —insiste sin que su enojo le moleste y asiente —en ese caso...

La toma de las manos dejándola al lado de las chicas, se acerca al escenario y alguien le entrega el antiguo instrumento.

—¿Quién tiene la dicha de tener tres padres y tres madres? —inicia—Yo los tuve, seis hermanos y todo un mundo de experiencia a su lado. Mi mayor miedo era perderlos y en algún momento toqué ese sentimiento — Los invitados rompen sus conversaciones cuando empiezan a escuchar los primeros acordes de una triste melodía. —Esta canción se dice que la compuso Gedael III ante la tumba de su esposa e hijo —interrumpe antes de seguir—la tocó una sola vez y la dejó abandonada en medio de los recuerdos de su padre...

El silencio que se escucha solo es interrumpido por la suave música que brota, la gran mayoría se queda extasiada al ver la destreza al tocar.

—Años antes y tras vencer muchas batallas, su padre nos dejó otra —se detiene dejando en sus piernas el objeto mirando a los presentes —antes de tocarla quiero agradecer a todos por estar aquí, a los Fletcher, MacGregor, Duncan, Frederick, Tomasevic, Khan, Murphy, Mackay, Lebrun... gracias por enriquecer a esta familia en valores...

Esta vez la música suena mas alegre y festiva, a sus primos le recuerda la promesa realizada. La leyenda cuenta que se esta canción se escuchó de nuevo en el Doyle-Turner cuando Gedael III recuperó todo lo que había perdido.

Incluyendo a sus hermanos y familia, tal cual lo recuperó Gino en estos años. Sin dejar de tocar sonríe al ver a sus primos sacarse la chaqueta y avanzar hacia él.

Aprendieron que siempre existirán problemas, si tienes éxito y un pasado intachable tendrás enemigos. Pero, si tienes a la familia correcta...

Cuentan con todo para salir vencedores y los Doyle en eso eran virtuosos...


Muy agradecida por el apoyo a la saga Doyle y a esta aplicación por brindarme todo el apoyo. Espero que fueran de su agrado y les gustara, disculpen si lo escrito no lleno sus expectativas.

No puedo irme sin dejar como datos curiosos que

Christian y Gerald llegaron a morir en el primer borrador,

Isabella era la protagonista en mi historia de Ángelo.

Gadien no tenía historia, pues esta iba de la mano de un hombre perfecto...

Por fortuna, escribir nos hace hacer posible lo imposible


Un millón de gracias

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