Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7

Guido

Estar en casa siempre es agradable, soy de los pocos que amo el entorno del castillo. Salgo a la terraza de mi habitación observando el ambiente un lunes a las ocho de la mañana. La novedad ese día, era la llegada de Gadien y su familia. Los chicos revolotean alrededor del jardín y se detiene cada que un auto ingresa a las rejas.

—Tampoco es —se escucha claro la voz desanimada de Gian y Christian sonríe.

—Llegan a las nueve, papá me lo dijo —le aclara con suficiencia.

La nueva generación Doyle, es más bullosa que nosotros, causa más estragos y son el doble en multitud. Los golpes en la puerta me hacen girar encontrado a mi madre con lo que imagino es mi correspondencia.

—Buenos días mamá. —mi saludo es cargado de ansiedad en espera que me halla perdonado.

—Buenos días. —habla dejando en la cama los sobres y regresando sobre sus pies —allí está todo, tu papá insistió en que fuera yo quien lo trajera.

He sigo yo el que le ha rogado a mi padre que le cree el ambiente. Mi madre no cruza palabra conmigo y si lo hace responde con monosílabos. A sus ojos la entrega del anillo ha sido una manera de calmarla y no es así. No estaba planeado acostarme con Ainice, es imposible negarme al tenerla desnuda frente a mi. La única manera de no caer, es no llegar a sus encuentros, pero algunas veces ella los crea.

—Mamá, por favor... — ruego.

No da la vuelta y se mantiene mirando la puerta de salida con la frente en alto. Por más que he querido excusarme ella no me deja. Encima de los sobre resplandece el aro dorado y suspiro frustrado. Es el anillo de compromiso, aquel que debe llevar mi futura esposa.

—Tú padre me acusa que te orillé a dejar a Ainice y me siento mal por eso. Quizás estoy en un error y ella es la indicada—empieza a decir —... Ahí tienes el anillo puedes instalarlo en su dedo y planear tu boda. La buena noticia es que vivirás en Irlanda y me ahorraras el dolor de verte sumido en un matrimonio sin amor.

—Cometí un error ...

Mi frase queda suspendida en el aire al verla girar y enfrentarme. Sus pestañas están mojadas, su nariz roja, se limpia con delicadeza su mejilla e inspira fuerte para soltar el aire poco a poco. Doy un avance en su dirección y alza su mano impidiendo que me acerque mientras niega.

—Lamento mucho, causarte esas lágrimas. —me excuso —fue un error...

—Todos cometemos errores, es algo inevitable. Pero las mentiras no son errores, son decisiones con malas intenciones. Siempre te he pedido hablarme con la verdad. Tal vez no sepa cómo lidiar con ella, pero déjame ser yo quien lo decida —habla alzando su rostro en mi dirección —acepto tu matrimonio con Ainice, en adelante no voy a intervenir.

No pienso casarme con Ainice, conforme pasan el tiempo y tengo la oportunidad de ver como trata a los demás, lo entiendo. Es déspota, orgullosa, siempre con ese aire de superioridad al tratar a quien considere inferior. Ella es de momento un buen sexo, no existen momentos románticos.

Atrás quedaron las veladas a la luz de la luna, el champan, el hoteles de lujo en sitios perfectos para ella, etc. Lo que nos une es solo Lujuria, una que puedo encontrar en cualquier mujer. Mi madre observa mi sonrisa con la ceja arqueada.

—Disfruto la equivocada mientras llega la indicada.

Me acerco al paquete que ha dejado en la mesa, tomo el anillo que guardo en el bolsillo de mi chaqueta y reviso el contenido de los sobres. Con las manos en sus caderas mi madre me observa, nariz fruncida, cejas bajas y labios apretados.

—Esa equivocada te está impidiendo buscar a la indicada —corrige. —Esta en la mitad impide el paso o que veas en otra dirección, mientras ella esté tu no verás a nadie más. No te hace feliz, pero tampoco deja que otra pueda hacerlo. Tienes la oportunidad de estar con cualquier mujer, y entiendo que tengas "deseos"... ¿Por qué con Ainice?

Es la única que los crea, pienso un poco, pero decido para mi salud física no hacer el comentario en voz alta. La realidad, es que soy bastante tímido a la hora de flirtear. La gran mayoría de las veces que he tenido encuentros, es por que se acerca. Aún persiste en mí, el miedo de adolescente de ser rechazado o burlado al hacer una invitación.

—No sabría como responderte sin que te sientas ofendida —confieso abriendo un sobre que llama mi atención.

Rasgo el contenido del mismo, escuchándola murmurar que no he aprendido nada de la vida. Es una reunión en una hora, miro el reloj y frunzo las cejas. Escuchando como me acusa de ver a Ainice como el centro de mi universo y me olvido que hay otras galaxias.

—Con vida inteligente... —esta vez sus cejas bajas se contraen, sus ojos adquieren ese tono oscuro y rostro tenso.

Laura Doyle, a pasado del enojo a la cólera. El cambio de humor podría ser por mi risa ante su comparación. Me acerco a ella pasando un brazo por sus hombros y acercando mi rostro al suyo en donde dejo varios besos.

—Estoy lejos de ser ese príncipe que crees, pero amo tu fe ciega en mi.

—Tú futura esposa va a sufrir mucho, serás el primer Doyle con amante. Ainice no va alejarse, y yo me sentaré a verlo...

—Sin saber quien es, ya mi futura esposa tiene a una aliada.

—Así es...

El tono de voz ya no es áspero y cortante, está vez es bajo y casi un susurro. Vuelvo a besar su rostro mientras bajamos por la escaleras. Ella no lo sabe, pero su felicidad es siempre mi mayor anhelo.

Los gritos que siguen anuncian la llegada del pequeño Gregory. Gino sale del estudio sin saco, alertado por la algarabía. Gadien hace presencia en la entrada y sonríe en mi dirección.

—Gadien, ¿Isabella?

—Lejos de tu alcance Doyle —responde la chica en mención abriéndose campo entre su esposo. —¿Vas a salir? Acabo de llegar...

Se queja recibiendo mi abrazo y su risa aumenta al alzarla en brazos. Hacer esto delante de Gino es mi mejor manera de joderle la vida. La chica Frederick sigue comportándose distante con él.

—Tengo una reunión ¿Quieres acompañarme? —vuelve la vista a su esposo quien asiente y sonríe. —nos iremos en unos minutos, solo debo...

—Tío Gino —la voz de Gregory o Greg, como Gino insiste en que le llamen interrumpe.

Lleva solo cinco minutos en el castillo, y su aspecto es desastroso, no tiene zapatos, su ropa llena de lodo, el cabello con rastros de césped cuando se lanza a los brazos de su tío padrino. Una vez en ellos deja algo en sus manos, un pequeño sobre con una cinta roja.

—Es el regalo del tío Gregory....

—O no, no, no —Isabella habla rápidamente y la dejo en piso firme.

Y corre directo a Gino a quien intenta quitarle el sobre, pero este ya ha sacado de su interior un pasaporte. Sin entender que puede ser de interés para que se quede viendo el documento con rostro pálido miro a Gadien. Me hace un giño y me pide esperar alzando una mano.

La respuesta llega cuando Gino lee en voz alta el nombre completo de su ahijado...

—Gregory Frederick Doyle Frederick —el tono de voz es agudo al terminar y cuando alza el rostro hacia Isabella no hay nada de feliz en él.

—La chica del registro se equivoco. —se excusa alzando el mentón y le reta con la mirada —Creyó que el Frederick era segundo nombre...

—¿Pretendes que te crea? Si me ha enviado este documento es por que no es como lo estas describiendo....

—¿Nos vamos? —me pide sin prestar atención a las quejas de Gino.

Saludo a mi paso a su esposo a quien golpeo su hombro y le deseo suerte, ante el desastre que acaba de armar su mujer. Como todas sus travesuras, las festeja de la misma manera.

—No puede llamarse así, no es correcto su apellido es Doyle Frederick ¿Me estas escuchando mujer?

Sacude su camisa y suelta el aire, comentado que hace mucha calor. Sonríe al entrar al auto escuchando las llamada de Gino. Ella está gozando de la frustración del Custodio. Siempre se ha sabido que el nombre del niño es Gregory F. Así le escribe su madre, pero se pensó que era Fran o algo parecido.

(...)

—Me dijiste que era una reunión de negocios —Isabella habla en voz alta y no disimula su molestia de estar en medio de Ainice y yo.

Aún no estamos cerca, avanzamos hacia la mesa en la que se supone me debería estar esperando su padre. ¿Cómo no lo pensé?

—Creí que lo era.

No es una buena defensa, pero no creí a su padre capaz de intervenir de esta forma. No debería extrañarme, los míos hacen de todo para que la deje, es lógico que los suyos creen ambientes para todo lo contrario.

—Te espero en el auto...

Y no hay poder humano que la logre desistir, me arrebata las llaves del vehículo y da medía vuelta. No teniendo otra opción camino hacia ella.

—Otra a la que no me caigo bien... —sonríe al mirar detrás de mi y me siento frente a ella —Laura Fletcher ha hecho un buen trabajo... No esperaba que llegaras acompañado.

—Es una reunión de trabajo...

Sonríe y siento sus pies rozar mi pierna, me tenso al ver que empieza a subir. La tensión aumenta junto con mi erección, me concentro en rechazar su avance. No deseo terminar en un hotel, como en todas las otras ocasiones. Con el poco autocontrol que me queda, retiro la silla de la mesa. La decepción es evidente, aún tengo en mi cabeza las palabras de mi madre y su llanto. Ella tiene razón al decir que no es mas que Ainice suene los dedos para que corra tras en su dirección cual perro fiel.

—¿Es ella verdad?

—¿Mi madre es tu rival a vencer Ainice?— cuestiono al entender que se refiere a ella —pensé que eran otros los motivos. En doce años de novios y rompimos el mismo número de veces, todas ellas en diciembre y al firmar un nuevo contrato. Sin mencionar las cuatro que me dejaste casi a puertas de llegar al altar.

—Solo te pido una oportunidad.... No me interesa tu dinero o tu estatus como tu mamá lo hizo parecer. —deja en la mesa dos tiquetes de avión que miro sin hacer movimiento para tomarlos.—Querías pedirme matrimonio en París ¿Lo que Recuerdas?

—Habías ido a París en muchas ocasiones en plan de trabajo. "Aburrido y nada espectacular". Fueron tus palabras exactas.

Que insista en revivir un amor que está ya en cenizas es absurdo. Ya no hay nada a rescatar, solo el deseo es lo único que no se ha acabado. Gael me había dado una buena idea, en su momento lo creí así. Olvidando ella tenía una manera cruel de hacerme aterrizar.

—Podemos intentarlo Guido, nos conocemos demasiado y hemos pasado por mucho para tirarlo por la borda. —acerca los tiquetes junto con un sobre en papel de regalo.

No queriendo parecer grosero decido abrirlo, sacando de su interior una foto que me llena de nostalgia. Fue en nuestra primera salida oficial, el día que se convirtió en mi novia. Mi yo de ahora le diría al chico obeso que luce orgulloso a la voluptuosa rubia que el amor no se mendiga.

—Éramos inseparables en esos años —le recuerdo pasando mis manos por la imagen de ambos —¿Qué nos pasó Ainice?

—Podemos volver a ser los de antes, los de siempre.

Sumergido en un mar de recuerdos le doy un giro a la instantánea encontrándome con mi declaración de amor. Gianni me había ayudado a encontrar las palabras correctas. Me burlo de mi mismo al ver los trazos débiles en algunas palabras e ingreso la mano al bolsillo en donde reposa el anillo de compromiso.

Con el en mis manos leo la leyenda en voz alta. Ya no soy el de esa época, el chico lleno de inseguridades que decidió afrontar solo todo lo que le sucedía por pensar que no era importante. Los problemas de Gino y Rose, el asalto a Gabriela, Gerald, etc. Eran más graves que mis historias de acoso. Una vez termino alzó el rostro hacia Ainice quien está llorando viendo el anillo en mis manos.

—La chica de esta foto, era merecedora de este anillo...

La vibración en mi celular me obliga a guardar el anillo. Levanto la llamada con la voz de Cara del otro lado entrecortada y llorando. No es posible entender lo que dice en medio del llanto y mi corazón empieza a latir con fuerza.

—¿Qué sucede? —Ainice me mira sorprendida y algo preocupada —estas pálido cariño ¿Qué es?

— Por favor linda, respira y dime ¿Por qué lloras?

—Lo siento, es que no tengo a quien mas llamar, Elektra se fue a visitar a su abuela...

—Hiciste bien preciosa, ahora dime ¿Qué sucedió?

—Es papá, ya no está... el fue dado de alta y se fue.... Me dejó una carta.

—¿La leíste?

Solloza diciendo que no tiene el valor de hacerlo sola y me pregunta si yo estoy en la ciudad.

—Lo estaré en unas horas, le diré a Slade que te recoja y lleve a casa... Por favor cielo no llores.

Dejo en la mesa la foto y empiezo a salir sin prestar atención a los llamados de Ainice.


La competencia siempre es bien recibida, y cuando es buena mejor ¿No les parece? La seguridad que Ainice tenía se fue por el retrete... Espero les esté gustando la historia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro