Capítulo 41
Meses después...
Guido
El espacio de tiempo con mi familia era muy corto en mi opinión. Me gustaría poder contar con más horas y no tener que escuchar descripciones de lo que fue los primeros gestos de Ginette, su primera sonrisa, puchero, carcajadas, corajes, etc.
Debía conformarme con escuchar historias de cada evento. Odiaba la idea que para mí hija yo fuera el hombre que llega en las noches y se va en las mañanas.
Constantemente me decía esto es momentáneo en algún instante Calvin caerá y no tendrá de otra más que delatar a sus cómplices.
Sonrió a la figura acostada en la cuna y que alza los brazos en mi dirección. Lleva puesto una mini falda, un top, ambos objetos tejidos y en un color rojo.
—¿Quién te puso eso?
Ríe aún más y lanza un gritico de júbilo, mi pequeña no entiende mi mal humor por verla vestida como una mujer. Tiene tan solo cuatro meses y de ninguna manera quiero verla con esas ropas.
—Tú tía Isabella es mala influencia —hablo con fingido enojo.
Sus ojos grises no me pierden de vista, mientras le busco algo adecuado juega con sus pies y lanza risas fuertes en mi dirección. Isabella lo hace para provocarme a mí y a Gianni, a ambos nos disgusta la idea de verla vestida como una mujercita.
Asegura que son sólo vestidos, pero yo tengo otra opinión. Mi bebé tiene que quemar etapas, ser bebé, vestir trajes, coletas, zapatos rosados. Ya tendrá tiempo de estar a la moda y maquillarse, no deseo saltar los mejores momentos que tendré con ella, madurarla antes de tiempo.
Amo verla con vestidos, cintas y coletas de colores en su cabello que ya ha crecido y tiene un manto bastante tupido de ese extraño pero hermoso color cobrizo.
En síntesis, mi hija es toda una princesa y me niego a que crezca antes de tiempo.
—Es hora de irnos a casa... Puesto que esta no es nuestra casa. —abro unos de los cajones y sacó de su interior un vestido rosa con flores blancas. —con este té parecerás a tu mamá.
Al verla esta de medio lado, con sus manitos asidas a las barandas de la cuna y viéndome en medio de ellas con una sonrisa en los labios. Le devuelvo la sonrisa eliminando las distancias y tomándola en brazos. Yo debería fingir cualquier cólico u resfriado y no ir a trabajar, pasar el día de hoy con ellas.
Cara está preocupada por el silencio de su padre, habló con él, aseguró no podía llegar directo a Escocia, ya que tenía cosas que hacer. De eso hace dos meses, hasta yo estoy preocupado.
La instaló frente a mí y roso mi nariz con la suya, ese gesto le hace cerrar los ojos y abrirlos lentamente. Ellas son mi graduación, la mejor manera que tuvo la vida de decirme:
"No sufras por lo que no vale la pena. Te daré algo que si lo vale"
—Vamos por tu mami y luego planeamos la ida a casa —sonríe con una mano en su boca que retiro y beso lentamente.
Es imposible morir de amor, al respecto se habla en las novelas clásicas y en una que otra historia de fantasía. Aun así, yo creo morir cada que Ginette me sonríe u apoya su rostro en mi pecho y sus manos en mi cuello, como en ese instante. He vuelto a tener las mariposas en mi estomago y el sudor frio en mi cuerpo... ellas han hecho esa magia.
—Eres el tesoro de papá y mamá —susurro cerca de su rostro. —tu y mamá pueden hacer conmigo lo que les dé la gana...
Con esa certeza bajamos en búsqueda de Cara, Ginette ha encontrado gusto en el dedo pulgar que se lleva a la boca con ganas.
En mitad de ellas siento la vibración de mi móvil y al sacarlo descubro varios mensajes de Gino. Apoyo mi cuerpo en la pared con el rostro de mi hija viéndome curioso.
¿Sorprende? No debería, todo el que puede hacer daño lo logra, sobre todo cuando cree tener una buena excusa para ello. Me pide ir todos a la mansión Mackay, decirles a los niños que irán de piscina.
"Que la culpa no te ciegue, no te sigas lamento lo que ya no tiene remedio. Pensaremos en lo sucedido, hablaremos de ellos, haremos preguntas y finalmente juntos... ¡juntos! Resarciremos el daño ocasionado.... Te queremos. Atte. Gino III y todo el Doyle-Turner"
Bajo las escaleras en shock encontrándome a Isabella y Gadien en el primer salón Gadien sonríe y le dice un "Te lo dije", que su esposa responde alzando los brazos "Lo intenté".
—No vuelvas a vestir a Ginette de esa manera. —Le advierto guardando el móvil.
Es un día de gozo y alegrías, no de tristezas, cada quien maneja su vida como mejor le parezca. Si haces el mal debes estar preparado para que en algún momento esto se revierta. Gino tiene razón, no tengo porque culparme por las tracciones de otros.
—No exageres, el hábito no hace al monje.
Odio escuchar a Gadien lanzar frases filosóficas, sobre todo cuando ellas tienen que ver con mi hija o el crecimiento de esta.
—Estás erotizando la infancia de mi hija con pantalones muy cortos, ombligos al aire, escotes de vértigo, camisetas sexys... ¡Es una bebé! No entiende...
—Tengo buenas noticias... —el tío Gael entra en este instante con sus dos hijos detrás. —había olvidado los motivos por los que me fui del castillo.
—Por lo menos no están llenos de lodo y labios sangrando —sigue diciendo papá —tuvo que pasar más de dos décadas para saber por que se fueron a los golpes.
—Tampoco lo sabíamos —dicen al tiempo Gadien y -Gael
—Solo vimos a Guido siendo atacado por el muro.
—¿Cuáles son las buenas noticias? —Gadien quiere dejar a un lado la conversación, pero no estoy dispuesto a ello.
Se cuales son las buenas noticias, Gino me ha dado un adelanto de ellas. Sin embargo, este tema es también importante. No hay rastros de Gianni, Maissa o de Giacomo, lo que resulta extraño. Suelen pasar muy temprano los sábados, ¿Por qué hoy es diferente?
—YO me encargo de los trajes de mi hija —insisto y el tío Gael suspira.
—¿Qué malo hay en ello? Addison y Madi...
En todo tiene que ir como referencia el magnate del crudo, su excéntrica esposa o la crianza que le dan a sus hijas...
—Frederick educa a sus hijas como se le pegue la gana, —reclamo molesto — Cara y yo hacemos lo propio con la nuestra. Nunca he intervenido en la crianza de tu hijo ¿Por qué lo haces con Ginette?
—¿Podrían calmarse? —nos pide Gael instalándose en medio y me ve suplicante —solo lo hacen por desquite, no es que deseen mal a la niña... Nadie lo quiere.
Miro a Gadien que luce bastante relajado, no entiende mi preocupación. ¿No ven noticias? Hay tanto sádico y enfermo que se complacería solo con ver la foto...
¡Enfócate! Me recrimina mi mente.
—Es solo un puto juego, no sale de aquí nadie la verá —Gadien defiende a su mujer con todas las armas, ninguna de ellas logra calmarme —Nunca te he prohibido corregir a mi hijo, aconsejarle o lo que sea, me da igual, tendrá criterio para saber lo bueno y lo malo...
—No le desearía mal a Ginette... Es como mi hija también.
¿Estoy exagerando? Porque no lo siento así, cierro los ojos al sentir las pequeñas manos en mi rostro y al abrirlos la veo mirarme mientras sonríe.
No estoy exagerando, ella es el tesoro más grande para mí en este instante. Estuve a punto de perderla, su hermana no contó con la misma suerte, pero ella...
No es enojo, es más frustración por que Gadien parece no entender mis sentimientos. Hay demasiados locos sueltos, detesto la idea que Ginette sea vista como un trozo de carne fresca cuando debería verse como lo que es.
Un ángel...
—No es momento para estas cosas y están asustando a la bebé —reclama mi padre retirándola de mis brazos —vamos en búsqueda de cordura cielo...
—¿Estás enojado? —La sorpresiva voz calmada de Gadien me alertan.
—¿Tú que crees?
—Que estamos a mano, eso creo —finaliza incorporándose del sillón.
—¿Qué quieres decir?
—No he olvidado que hiciste cierta apuesta.... Me Debes —le dice a alguien detrás de mí y yo sigo sin entender. —fue tu idea que Gino nos hiciera pasar un mal rato, porque Belliz dijo Isabella no seguía las reglas.
—Te advertimos nos desquitaríamos y hasta ahora no tenías un punto débil... Lo siento pequeño...
Isabella sonríe mientras me lanza besos, y se abraza a su esposo. Son tan peligrosamente iguales que llegan a ser un riesgo para todos. Me recuerda la bienvenida que le dio Gino a Isabella y como insistió en que ambos dormirían separados, solo para hacer enojar a Gadien.
Nunca fue su intención de sacar a la niña vestida así, traer ese tipo de atuendos era solo por cabrearme. Pero, mi esposa los escondía, así que debían asegurarse yo los viera.
—¡Gregory! —llamó al pequeño y sus padres alzan el rostro alerto —nos vamos....
Los pasos desde el cuarto de juegos son varios y en segundos tengo no solo a Greg, también al resto de chicos. Alertas y en espera de órdenes mías. Como lo imaginé tengo a casi todo el pequeño grupo, porque Gian esta con su abuelo para el destierro.
—¿A dónde?
—¿Por qué solo Greg?
Por fortuna, Ginette no entiende lo que allí sucede, y juega con su abuelo tirando de sus orejas... Me tomo en serio todo lo referente a mi hija y esposa, que por cierto ¿Dónde está?
—Creo que podemos festejar en grupo...
El pequeño sonríe mirando a todos con algo de orgullo. Tiene el cabello rubio bastante liso, en un corte largo que llega a su cuello. Un corte que imitó de su abuelo, pues llevaba el cabello largo, algo que el pequeño ha querido imitar.
—Iremos a piscina...
El pequeño empieza a reír, al tiempo que se quita los zapatos. Sonrió cruzándome de brazos y viendo como todos hace exactamente lo mismo. Gael y Gerald sonríen, mientras papa él y el tío Gael simplemente contempla a sus nietos saltar emocionados.
Isabella Frederick no reacciona rápido, sólo lo hace cuando me ve quitarme el saco y llamar a Cara. Fue un día nefasto para algunos, pero con grandes cambios para nosotros. Aun no se para que nos quiere Gino en la casa Mackay, antes Duncan.
—Gregory, vístete ... —le advierte a su hijo.
—Iremos a piscina... No voy a ir así —señala su traje algo costoso y sonríe.
—No voy a exponer a mi hijo Guido. No es lo mismo...
—Gino nos pide ir allí y es exactamente lo mismo. Mi hija expuesta como carne y tu hijo igual, la próxima vez que deseen desquitarse háganlo conmigo... no con Ginette o su madre ¿Les quedo claro? —les enfrento —ellos irán a piscina, con toda la seguridad que desees. Todos debemos estar allí por ordenes de los jefes.
—¿Para qué? —pregunta Gael y me alzo de hombros.
— Llamaré a Gabriela —Gerald toma el móvil y se aleja. —ella debe saber algo.
Gadien sonríe al ver a su mujer roja de la furia, detesta que su hijo no le escuche. Su Padre suele decir que ha recibido una cucharada de su propia medicina ya que ella hacia exactamente lo mismo.
—Recuerda yo instalé las bromas en este grupo...
—¿Qué sucede? —Cara sale de la cocina con delantal gorro, al lado de mi madre.
—Iremos a la casa del tío Thomas .... —responde Giro emocionado y ella mira su escasa ropa
—Y la desnudez es por...
—La piscina —correan.
Cara alza el rostro buscando explicaciones encuentran do las risas de todos y el enojo de Isabella. Sorpresivamente los hace reunir y les exige vestirse.
—Su cuerpo es sagrado y deben cuidar de él —les reta con la mirada —hay espacios para todo, en casa de Gaby podrán mostrar lo que deseen, ante el público ¡Todos a vestirse!
Retira el delatar, el gorro dejando ambas cosas en una mano y la otra en sus caderas. Isabella la mira confundida, yo con admiración. Su padre solía reprenderla y enseñarle a no mostrar más de lo normal. Julius tenía buenas enseñanzas que dar a su hija, era el método el inadecuado.
—No puedo ir, me comprometí con la señora Laura... —se excusa mirándome apenada.
—Llegaremos después—sigue diciendo mamá —¿Qué quiere Gino decirnos? ¿Alguien sabe?
—Diago O'Connor fue apresado como el principal responsable de la droga puesta en las botellas. —habla el tío Gael y todos le miran sorprendidos. — hace unas semanas vendió su empresa su hija y esposa abandonaron el país, él fue interceptado cuando se disponía a tomar un vuelo ilegal a dios sabe dónde...
La persona que lo señaló fue Robert, pidió un nuevo juicio y está vez aseguró quería colaborar. Señaló a Diago como dueño de la mercancía, a Calvin socio y a Julius... Él era un simple guardia a quien confesaba le subestimaron.
—Él era el ejecutivo que daba información —señala Gadien un tanto sorprendido viéndome con pesar.
—Una que ingenuamente yo brindaba.
Perdoné cosas que a mí no me hubieran perdonado, hice y sacrifiqué, momentos con personas valiosas reemplazándolas por quienes no merecían. Al final de todo acabé siendo protagonizando en una historia de nuestra familia siendo el mayor de los imbéciles.
Cara rodea mi cintura apoyando su rostro en mi pecho. El mismo gesto de nuestra hija, la misma emoción y aquel sentimiento de protección. Alza el rostro hacia mí y con cuatro palabras derriba todo sentimiento destructivo.
—No tienes la culpa.
—Cara tiene razón, son ellos quienes no supieron valorarte —comenta papá y Gianni entra con su familia en ese instante.
—¿Qué hacemos aquí? Vamos a festejar que muchos años felices estar por venir.
El debe saber todos los detalles pues no ha hecho preguntas, el griego es amigo de Tomasevic y este tiene ya buenas relaciones con mi hermano. Fue el tal Ángelo y Brady quienes dieron con la verdad, entregándola a la policía.
Dos horas después....
—¿Quieres dejar de hacer eso?
Gianni detiene mi avance hacia el sitio en donde Ginette duerme. Los demás sólo sonríen, es imposible describir con palabras lo que siento al no poder verla o saber si está bien.
—Está demasiado pequeña y necesita de sus padres —comenta el tío Gael.
Lo mira con reproche, adquiere ese gesto de compasión al verme que estoy empezando a detestar. No puedo negar, duele saber que fui usado, que el cariño por ella me cegó.
Aun así, no es tan grave como lo que estuvimos a punto de hacer con los hijos de Beft. Diago O'Connor, los señaló como posibles culpables de esa droga. La ayuda que nos brindó y el supuesto apoyo incondicional lo hizo creíble a los ojos de Gino. No lo suficiente para Claid y ese griego extraño con amigos en todos lados.
Asi mismo Diago buscó a Xavier y le vendió la historia que el cuerpo de seguridad era responsable del ataque. La llegada de Ángelo y Brady, sus sospechas con el grupo lo hicieron creíble. Aun no se si lo hicieron para desviar la atención (algo que es probable) y no alertar a los verdaderos culpables o simplemente si los creyeron culpables en su momento. Levanto el móvil ante la llamada entrante creyendo se trata de Gino que aún no aparece o Cara con mamá
—¿Diga?
Escucho ese ruido que imita a un cerdo, que me remontan a la época escolar y universitaria. No me espanta tanto como el llanto infantil, que por alguna razón asocio con mi hija.
—No te preocupes, Ainice y yo la educaremos como si fuera nuestra...esta demasiado obesa ¿Es que deseas la niña sufra lo mismo que tú? No te preocupes sus nuevos padres le enseñaremos a cuidar su cuerpo —risa, mucha risa y mi piel se eriza al tiempo que el corazón bombea más fuerte. —tendré que cambiarle el nombre que tal ¿Pepa?
—¿Qué sucede?
—Guido...
—Ginette —les respondo corriendo hacia la habitación, pero Slade reacciona primero que yo y avanza a pasos rápidos.
Slade se detiene en la puerta de la habitación, saca el arma y llama por radio. Las ordenes son guardar a los niños y sacar a los perros, Gadien y Gael corren a las cámaras... yo siento que todo mi mundo se desploma al llegar a la habitación y ver solo su cobija en mitad de ella.
—Nadie sale de este lugar sin dar una alerta a Mike... aún no ha salido.
¡No está! Ese infeliz tiene a mi hija y que este con ella dentro de ella acorralado no hace mas que aumentar mi miedo.
Narrador
—No tengo excusas —habla Gino a los dos hombres que tiene frente a si —lamento mucho verlos como sospechosos.
Xavier niega indiferente y Francesco solo lo mira sin disimular su enojo. Abre el cajón sacando de ese sitio los documentos que deja en medio de ellos.
—Esto es suyo.
El titulo de propiedad de la carpeta rezaba "La arena y El destierro". Lo ha estado pensando mucho y llegó a la conclusión que el sitio fue hecho hace muchos siglos para encerrar a un traidor dentro de los Doyle.
—Ese hombre no era un Doyle —les dice y ambos ven la carpeta —estas tierras han sido de ustedes por años, la han cuidado, fortalecido y protegido.
—¿Por qué darla?
—No habrá otro Doyle encerrado en ese sitio... nos aseguraremos de ello —comenta —es hora de unir a la familia... a la verdadera familia Francesco.... Sacar a la mala hierba que crece en medio de nosotros y dejar el legado a quienes lo van a preservar....
Solo un Doyle puede hacerlo y entenderlo. Ellos tendrán el control de ese sitio, tanto como él los tiene del castillo. Podrán usarlo como casa de campo o como vivienda, el uso que le de no importa. Quienes están sepultados allí no merecen ser recordados y no tiene sentido seguir resguardando dolor.
—No podemos recibirlo Gino, no es nuestro —Xavier rueda el documento hacia él y su hermano asiente —No lanzaste acusaciones antes de estar seguro y ello hay que reconocerlo.
—Nos diste el beneficio de la duda —continua su hermano —si lo que deseas es que retomemos el control de ellas... —mira a Xavier y asienten
—Estamos preparados para ello.
Con un cuenta con nosotros y un estrechón de manos acaba la reunión. Insiste en dejarles el titulo de propiedad del lugar y acaban por recoger los documentos que se comprometen a guardar, pero jamás a hacer el traspaso.
Están por irse cuando Evan irrumpe en la sala y el móvil de Gino se ilumina.
—Debes ir a casa de tu hermana... alguien ha robado a la niña...
Alza la mano para levantar la llamada al ver que es un numero privado. No saluda y espera que la otra voz se identifique del otro lado.
—¿Adivina a quien quise llamar y que deseo a cambio de la niña?
—Calvin Thomas ... —susurra tirando su cuerpo en la silla e indicando que lo dejen solos una vez lo hacen sigue —¿Te han presentado a los perros, Calvin? Porque si no lo han hecho... estás a punto de conocerlos...
Sin decir más cuelga la llamada y va en búsqueda de Evan.
(...)
El auto se detiene frente a las rejas traseras de la enorme mansión. El Custodio ha pedido entrar por allí y su llegada fuera una sorpresa. La mujer que iba a su lado se frotaba sus manos nerviosas y veía al pequeño que dormía en los brazos de Julius.
—Soy yo quien estoy en juicio aquí Elektra, no debes temer —le calma.
¿Quién iba a decirlo? La mujer con la que salía de la rutina y lo alejaba del licor por días era una de las amigas de su hija. Sus encuentros eran causales, nunca daban sus nombres, sitios de trabajo, no hablaban del pasado, etc. Ambos sólo llenaban sus vacíos y consolaban unos a otros.
Elektra fue la mujer que le hizo querer ser un buen hombre. Entró a ese centro y pensó se olvidaría de ella, hasta que su hija le dijo que tenía una compañera de apartamento, estaba sola y embarazada. Cuando la vio supo de quien se trataba y que el niño era suyo.
Allí empezó su verdadero cambio e infierno, Elektra supo que era el padre de Cara, el infeliz que la maltrataba. Inteligentemente no quiso tener nada con él, se alejó de su hija para marcar distancias. Allí supo lo que tenía que hacer, decir todo cuando sabía esperaba que con eso su hija le perdonara y Elektra le diera otra oportunidad.
Nada le ha costado tanto como hacerse perdonar de su mujer, que le permitiera ver a su hijo o que se fuera con él a América. Pero allí estaban a minutos de darle la noticia a su primera hija y esperando se tomará a bien que lo ocultaron.
—Tienes a tu favor que Cara te adora... Aun no sé por qué.
—Tiene buen gusto —Elektra lo mira y con desdén.
—Soy un hombre nuevo Elektra...
—Con mañas viejas.
Ella no quitará el dedo del renglón, le costará esta vida y la otra que lo olvide del todo. Algo que no sabe ella pueda hacer, el mismo no logra perdonarse.
Sonríe a la mujer y esta le mira con las cejas juntas. Niega viendo por la ventana hasta que una figura al lado de una árbol su atención. Le entrega al niño y abre la puerta del auto.
—¿A dónde crees que vas? No hemos entrado... Julius.
No escucha tiene como meta llegar al auto oculto detrás de otros. El hombre se mantiene en las sombras, sin dejar de ver a todos lados y al parecer esperando a alguien.
Verlo es tener frente a él a todo el sufrimiento de todos estos meses, la pérdida del bebé de Cara, estar entre la vida y la muerte. Tener que alejarse de Elektra que estaba sola sin apoyo de nadie.
Volvió a tener miedo, a no saber que le deparaba el destino. Ya no era solo él y Cara, existían dos personas más y estaban en peligro.
—Hijo de puta —grita lanzándose en contra suya.
Lo toma tan desprevenido que es fácil lanzarlo al suelo. No es lo que se dice malo con los golpes, es bastante bueno en ellos. Desde que tiene memoria le ha tocado defenderse de esa manera y solo le suelta cuando dos brazos lo alzan por detrás y lo alejan del hombre que yace inconsciente en el suelo.
Se sacude con violencia escuchando a alguien decir que encontró a la niña tirada en el césped y llorando. Antes de alejarse golpea el cuerpo inconsciente de Calvin Thomas en el abdomen y avanza a pasos lentos hacia quien sostiene a la versión pequeña Cara, su hija.
Tiene la nariz roja y mira a todos lados asustada. Solloza con las manos juntas, el mismo gesto de su hija a esa misma edad cuando estaba a punto de romper en un llanto descontrolado. Aquel que le aterraba ante el miedo de no saber que era.
—¿Quién es usted? —la voz que ruge detrás no le interesa tanto como el infeliz que tiene en brazos a su nieta y al llanto de esta.
—Le hicieron una pregunta...
—Julius Murphy, el padre de Cara —escucha a Elektra hablar, el solo tiene como meta quitarle a su nieta a ese infeliz.
—¿Wallace? —le llama ignorando una vez más a los hombres que le rodean —aleja tus asquerosas manos de mi nieta...
—Bajen las armas.
La voz del hombre que le salvó la vida le llega en el mismo instante en que ha quitado a la niña de sus brazos y le limpia sus lágrimas. Apoya su rostro en sus hombros y la escucha hipear....
—Tranquila tesoro... tu mamá esta por llegar.
¿A cuantas personas les da la vida la posibilidad de enmendar su error? Probablemente a pocas, Julius no tiene el dato exacto y no cuenta con esas estadísticas. Solo es consciente es que una de esas afortunadas almas, tiene a un hijo a quien educar como se debe, a una mujer que ama y lo ama....
Una nieta que le brindara la posibilidad de exorcizar sus demonios.
Y al primer amor, aquel que nunca lo abandonó, que le demostró existen ángeles en el mundo. Sonríe al ver a su hija alejarse de los brazos de quien imagina es su esposo y correr hacia ellos.
***
En ese mismo instante su padre sale del destierro con su nieto tomado de las manos. Gian no ha hecho preguntas como suele pasar, se ha limitado a ver a su alrededor con ojos intrigados, pero sin miedo.
—Hay verdades que nadie te creerá si alguna vez decides decirlas. —empieza a decir y el pequeño se detiene a metros de llegar al vehículo —Gedael mostrará su rostro por lo menos una vez en nuestra vida o sentirás estuviste hablando con él de alguna manera, en ese momento sabrás como y cuando vas a morir... él te lo dirá —sigue.
—¿Por eso tus hermanos no te creen? —su abuelo sonríe y él le imita
—Algo asi...
—No tuvo miedo...
—¿Quién?
—El abuelo... no tuvo miedo, cuando supo cómo iba a morir. — le ve mirar al inmenso bosque. —sus hijos serian felices y sus desentiendes igual... por eso no tuvo miedo.
—¿Cómo sabes eso?
—No sé...solo sé que es asi. ¿Qué otra verdad debo saber?
—Nuestro tesoro a custodiar no es el castillo, sino las tierras en donde están...
—Gedael no custodiaba solo al padre de Sheena... sino al templo en que estaba —sigue por él y sonríe. —allí la conoció y el castillo lo edificó su hijo por órdenes de su madre....
—Imagino eso tampoco tienes idea como lo sabes...
—Eso me lo dijo papá...
Tiene la mirada fija en los árboles, Gino siente el frio calar en sus huesos que llega a estremecerle. Su nieto solo observa todo como si ya hubiese visto antes.
—Nos conviene decir que somos descendientes de ángeles, es menos creíble. El mundo no está preparado para la verdad... nunca lo estará ¿Verdad?
No es lo que dice que resulta extraño para alguien de su edad, es como lo dice y la manera que tiene de verlo.
—No te lamentes por lo que estaba escrito ... no está en nuestras manos cambiarlo, solo saberlo.
Somos desentiendes de alguien que vino del cielo, que custodiaba un sitio y a la persona a cargo de este... en aquella época en que algunas cosas carecían aun de nombres y que el fantasma del mesías rondaba fresco en las mentes de todos fue fácil señar que, Gedael era un ángel.
—¿Nos vamos a casa? —pregunta de pronto sin dejar de ver el bosque—no me gusta este lugar.
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