Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 32

Cara

La dura prueba lejos de dividirnos nos ha unido, apoyarnos uno al otro nos ha permitido soportar tan terrible perdida. Y aunque una parte de mí se siente culpable pues todo esto es por causa de mi padre. No ha habido por parte de Guido o su familia, señalamientos tampoco he sido juzgada. Todo lo contrario, no me he sentido tan amada como en estos días.

En cuanto a papá, me comuniqué con él gracias a Guido. Tenía el número del oficial a cargo de su cuidado, en primera recibí reprimendas por no contestar las llamadas como le prometí. Pero, al saber lo que nos había sucedido, se mostró bastante preocupado y hasta pidió excusas.

En adelante, llama a Guido cada cierto tiempo y pregunta por mi estado de salud. Guido ha pasado una extensión de su trabajo a mi habitación. En este instante, tengo la imagen que necesito para saber que no estoy sola y nunca lo estaré.

Sentado en una silla de tamaño normal, su cuerpo queda estrecho dentro de ella. A todas luces se nota el reto que representa para él, que su cuerpo fornido entre en una silla para una persona del tamaño normal.

En su regazo sostiene varios documentos que lee, ajeno a que he despertado y me divierto contemplando su rostro serio acomodar sus lentes de vez en cuando o su ceja rubia que se arquea al leer algo.

—¿Te divierte lo que ves? —me sobresalto al no tener idea de como se dio cuenta que estaba husmeando.

—Divertir no es el verbo que yo emplearía.

Retira sus lentes de su rostro y es como si la magia acabara. Me encanta ver ese aire de intelectual que ese objeto le da.

—¿Cuál sería entonces? —pregunta avanzando hacia mí.

—No sé, hay muchos que podrían emplearse. Amar, regocijar...

—Desear, Satisfacer... —niego al descubrir el territorio que está tomando esta conversación.

Detiene sus pasos justo detrás de mi y la camilla cruje al posicionarse en el estrecho lugar disponible. Tiene un sillón que han traído para que descanse, solo que a ambos nos gusta la sensación que nos da el proteger juntos a nuestro bebé.

Al miedo de perder a mi hijo, se le suma que Guido llegue a las mismas conjeturas que yo. He sido yo, la que ha traído a su vida, penas y sufrimiento. Pega su cuerpo a mi espalda pasando uno de sus brazos por encima de mi cabeza y el otro se posa en mi vientre.

Un mes debería ser suficiente para aceptar que ya no son dos, si no uno, pero es así. No hemos hablado del nombre que llevara nuestro hijo ¿Giorgio o Giulio? Al igual que a mí, es un tema delicado.

—Un los amo no es suficiente para describir lo que siento al estar asi con ustedes.

Hace círculos en mi vientre y ello ocasiona cierto cosquilleo. Mi respuesta pasa a un segundo plano al sentir el golpecito en mi vientre.

La mano de Guido se detiene y mis ojos viajan hasta ella. Nuestro hijo no se había movido desde la pérdida de su hermano. Varios exámenes han dejado el parte de tranquilidad que, pese a que es oscuro nuestro porvenir, mi bebé sigue vivo.

Un ser tan pequeño da una muestra de valentía al aferrarse a vivir. Es él quien nos da a su padre y a mí el valor para seguir adelante.

Antes de todo esto ambos eran bastante calmados, sus movimientos eran en las mañanas. Su padre solía decir, era la manera de dar buenos días, él no salía de la cama sin sentirlos.

—Eso es un yo también te amo —susurro apoyando mi mano sobre la de Guido, quien se ha quedado estático y en silencio de repente.

—Lamento mucho no saber lidiar con tu llegada y la de tu hermano. Prometo vivir para hacerlos feliz y para enmendar mi error. Aunque sé que una vida no basta...

—No es tu culpa, él y yo lo sabemos —le calmo entrelazando nuestras manos. —¿Verdad que no es culpa de tu padre?

El movimiento regresa aun mas fuerte y no cesa, lo que ocasiona en su padre jubilo. Escuchar su risa al sentir los movimientos de su hijo, quien reacciona a las voces nuestras, nos da paz.

Una vibración nos saca del momento mágico y ambos miramos el móvil en la silla. A regañadientes se levanta avanza hacia el sitio y recoge el móvil. Lo que sea este escrito allí, requiere que vuelva a leer, se calza los lentes y relee de nuevo.

—¿Qué sucede? ¿Malas noticias?

No da muestras que sea una mala noticia, pero se ha quedado viendo el texto por largo tiempo. Guarda el móvil dentro del bolsillo y permanece en silencio mirando por la ventana.

—Realmente no sé cómo tipificarlas, soló se que no son malas —su respuesta me deja confundida y al girar en mi dirección sonríe —Son sobre los ancianos, el tío Gino lanzó una amenaza... —afirmo porque tengo alguna idea de lo que han sido esos hombres en la familia —creí que eran eso "Amenazas" ...

—¿No es así?

—Acaba de hacerlo oficial, en unos días tendrán que rendir cuentas de todo cuanto tienen y que pertenece al Doyle-Turner. La decisión si es devuelto o no, aun esta en veremos. Yo debo estar allí en una hora —lo miro confundida y mi pregunta se atraganta en mi garganta.

Requiere cierto valor preguntar por algo que he estado notando. Su trabajo se ha extendido y suele hablar por teléfono de datos que hasta donde tengo conocimiento le pertenecen a su primo.

—¿Por qué tu? ¿Cómo esta en realidad el señor Gino? Y no te atrevas a mentirme...

La preocupación y arrepentimiento esta en sus ojos grises, aquellos que me ven como si le estuviera quitando un peso de encima. Toma la silla que ocupaba hace unos minutos y la acerca hasta mí.

—No hay excusas para mentir, es algo que tengo claro —inicia—pero lo hice, llevado por el terror de perderte...

Escucho lo que sigue en silencio, ver como su voz se quiebra y sostener mis manos entre las suyas. El tuvo que fingir nada pasaba al entrar en mi habitación, hacer de todo para sacarme una sonrisa, inyectarme valor. Todo esto mientras su primo agonizaba dos pisos por encima del mío.

Las revelaciones de ese instante, no es solo que mi prometido ocultó el estado de salud de su primo. Estaba el hecho tangible que lo hizo para que no me sintiera culpable, me conocía lo suficiente para saber que ello ocurriría.

Un te amo se puede decir en muchos idiomas, sea real o no, pero, hay uno solo que es idioma universal. El proteger al ser amado, velar por su bienestar, hacer feliz y fuerte.

Ser fuerte es algo que he aprendido de él, no hay un momento en que no me demuestre que lo es. En esta confesión es una de ellas, el fingía una alegría que estaba lejos de sentir, solo para que no me sintiera mal.

—No quiero que sientas que te subestimaba, me has demostrado eres una chica fuerte —continua —pero, este no era tu mejor momento. Perdón...

No tengo nada que perdonar, pienso al ver su rostro mirarme preocupado al ver que me suelto de sus manos. Pero solo lo hago para tener el camino libre y poder acariciar su rostro. La sorpresa en sus ojos es evidente.

—No tengo nada que perdonar. Has tenido días difíciles solo para que yo no sufriera ¿Qué tan delicado es?

—No hay mejorías... se dice que puede escucharnos —duda un instante y suelta el aire lentamente —no fue tu culpa... Gino hubiera hecho lo mismo por cualquiera de nosotros.

Guardo silencio porque mi mente viaja a nuestra última conversación. Fui la última persona con quien habló, me preguntó muchas cosas. Estaba al teléfono con mi padre, me contaba que estaba saliendo con una chica y que se sentía extraño.

Flash back

Aquella mañana el sol resplandece en el estanque y este a su vez a los gansos. Su plumaje blanco, adquiere ciertos tonos dorados ante el reflejo de la luz del astro sol. La conversación con mi padre es amena, tiene particular interés por mi bienestar y todos mis movimientos. Llama todas las mañanas, para saber no solo mis salidas, también a donde fui el día anterior.

El señor Gino sale del castillo y su mirada recorre todo el jardín. Le comento a mi padre que es hora de colgar, la ver que a quien busca es a mí. Al verme me indica acercarme y me incorporo de la banca.

—¿A dónde vas hoy? —me pregunta.

—No eludas el tema ¿Cómo es? ¿Te gusta?

Papá me ha confesado ha empezado a frecuentar a una chica, y al parecer ambos sienten "cosas". Sin embargo, dice sentirse extraño la mujer es mucho menor y tiene casi mi edad.

—Podría ser mi hija —se excusa.

—Pero no lo es y es lo que cuenta.

Sonríe al escucharme decir aquello, se siente en algunos momentos extraño. Papá no solía abrirse de esta manera, en realidad, nunca tuve con él una conversación padre-hija.

—Me preocupo por tu bienestar...

Y ese nuevo Julius Murphy, no encuadra en los recuerdos que tengo de él. Necesitaré de muchos encuentros y conversaciones como estas para hacerme a una idea. Solemos tener una conversación sana, pero continua en mi pecho aquella duda si todo es tan bello y no hace parte de otro de sus juegos.

—No corro peligro, iré con el señor Gino y el suele tener a su alrededor muchos escoltas —siendo consciente que eso no le bastara sigo —Su tío Claid le ha llamado a la oficina—respondo —es policía y tiene a cargo la investigación.

—¿Para qué le ha llamado? Podría ser importante y estaremos casi al final de todo esto...

—No tengo idea, solo sé que es importante... —respondo cuando ya he llegado al pie del auto en donde el señor Gino me espera —hablamos esta tarde.

—¿Cuánto tienes pensado durar?

Hay cosas que no cambian, Julius puede estar haciendo un gran esfuerzo, pero sigue siendo el mismo ser posesivo de siempre. El señor Gino arquea una ceja cuando me escucha responder que no tengo una hora de llegada, pues hoy visitaré la destilería y planeo meterme en cuanto cuarto extraño encuentre.

—¿Nos vamos? me pregunta y asiento —¿Papá? —de nuevo afirmo y sonríe abriéndome la puerta del vehículo.

—Sigue conservando ese defecto de controlador —confieso cuando se ubica tras el puesto de chofer y me mira intrigado.

—¿Controlador?

—A donde voy, con quien, etc. —afirma mientras enciende el vehículo.

—Supongo que lo atípico de lo que sucede lo hace estar aún más prevenido ¿Cómo tomó lo de tu embarazo?

Realmente pensé que lo tomaría muy mal y fue lo que me hizo encender la llamada de la esperanza. Sí, se enojó en primera con Guido cuando supo que no estábamos casados o comprometidos, pero al saber que lo estaríamos a futuro todo cambió.

—No es algo que un padre acepte tan cómodo. Menos uno como el tuyo —su razonamiento me hace pensar y lo observo con la vista fija en la vía.

—Debo confesarle algo—empiezo y asiente viéndome un instante regresando la vista en el tráfico —me encuentro constantemente buscando fallas en él, es difícil de explicar....

—Es demasiado bello para ser real y vez su arrepentimiento muy rápido. Te sientes mal por desconfiar de él, pero sigues teniendo la certeza que no es del todo real. —ante mi mirada de sorpresa sonríe haciéndome un guiño —serias muy ingenua si creyeras al 100, no te sientas mal por dudar. Yo desconfío del 60% de lo veo y de un 80% de lo que escucho.

Lo conocen por desconfiado, testarudo, temperamental y egocéntrico. Sonríe al confesar todo lo que para algunos es defecto, pero que él ve como su esencia. No vino a este mundo a complacer a otros.

—No lances a la basura las alertas de tu mente —me aconseja —te sorprenderá si te detallo todo lo que me he librado por seguir mi sexto sentido.

Al verle ante mi hablarme sin tapujos y como si me conociera de mucho tiempo, me hizo admirarle más. Ese amor que le profesaba a los suyos y la manera de protegerlos, era admirable. Detiene el auto frente a un edificio y retira el cinturón de seguridad, antes de salir me pide.

—No salgas aún. —le veo mirar por el retrovisor tenso, un auto pasa veloz por nuestro lado y se relaja.

Rodea el auto y me abre las puertas, estirando una mano para ayudarme a salir. Solo al hacerlo vemos el extraño suceso, la capa blanca de agua que cae del cielo de un lado de la ciudad.

—¡Es imposible! —le digo y sonríe señalando a un vehículo—¡Guido! —alzo las manos para que me vea mientras le digo —creo que es un buen momento para decirle que uno de nuestros hijos se llamara ¡Gino!

Me mira con rostro confuso y luego sonríe tomando mis manos. El auto de Guido entra a la zona de parqueo y lo último que dice antes de ser lanzada detrás suyo es.

—Lo sabía... hijos de puta....

Fin del flashback

—¿Le prometiste eso? —afirmo y me imita acercándose a mi —en ese caso ... hay que emplear la única regla que según mi padre le ha funcionado para tener un matrimonio excelente...

—¿Cuál? —pregunto con ansiedad recibiendo el beso de despedida.

—Obedecer a tu amada, siempre y en todo momento... no pienso demorar.

Se asegura dejarme cómoda, llama a su madre y le indica va de salida. Esta visitando a Gino, lo que sea le ha dicho su madre le hace sonreír y me quedo extasiada con esa imagen.

—Le han quitado el respirador —me comenta al colgar —está respirando por sí mismo.

Con esa sonrisa se despide de mí asegurando no estaré sola por mucho tiempo. Cierro los ojos un instante y al abrirlos me quedo contemplando a la mujer que apoya su espalda en la puerta mientras pasa seguro.

Una mirada a la hora en el reloj justo encima de ella, me dice que ha pasado una hora desde que Guido se fue ¿Dónde está la señora Laura?


—Lamento lo de tu hijo. En mi opinión y para próximas salidas, debes ver a todos lados, sobre todo cuando vayas de la mano de "El Custodio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro