Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1

Detengo el auto frente al campus y examino el sitio ante mí. Muchos recuerdos se agolpan en mi mente, la gran mayoría recuerdos amargos. ¿Qué hace a un hombre a puertas de cumplir los 30 años sudando frío ante esos pensamientos? Es probable que sea lo doloroso que fueron en aquella época.  

Ser quien soy y la leyenda que nos preside ayudó en gran medida, mi contextura obesa hizo también lo suyo. Desde que tuve memoria mi nombre le fue anexado otro “Cerdo”  “el cerdo Guido”. Recordar aquella época dolorosa no es inteligente, pero no puedo evitarlo. Desde que me gradué de Economista no piso las instalaciones del campus y si el día de hoy lo hago, se debe  a la integración que Ainice (mi prometida), insistió en hacer.

“—Debes exorcizar esos demonios”. Me parece estarla escuchando cuando me negué a acudir, como en las otras tantas veces “—Estás demasiado grandecito para tener esas inseguridades”. Para ella fue fácil, no tuvo que pasar por lo mismo que yo.

No me extenderé en detalles, hacerlo es darle un valor que no deseo tenga en mi presente. Les daré a manera de síntesis, fui llevado a las duchas femeninas en solo ropa interior, inconsciente,  me obligaron a tomar un somnífero, desperté rodeado de chicas, apestado a alcohol, desde ese día y hasta mi graduación al apelativo de “Cerdo”, se le unió el de “pervertido” y este último me acompaña hasta hoy día en una que otra fémina que no entendió fue una burla hacia mi integridad.

En nada se compara con cierto día que recibí una supuesta nota de Ainice (el amor de mi vida desde la preparatoria), citándome en el gimnasio. Contaba con 18 años y lo tenía claro,  la amaba, era según creía su caligrafía. En esa misiva me decía que iría conmigo a la fiesta solo si cumplía ciertos retos. La nota no fue escrita por Ainice, acabé atado y desnudo con toda la facultad de Economía observando mis miserias.

¿Tengo o no motivos para no querer volver? En nada, tiene que ver con inmadurez aquello de enterrar el pasado doloroso y no querer recordarlo.  Una sola alma me ayudó, la de siempre, me tendió la mano en aquella ocasión y en las que siguieron. Una mujer que se convirtió en mi mejor amiga y casi un ángel… Samara Wallace. No he sido el más agradecido, porque el rencon que guardó de aquella época, me hizo no querer ningún vínculo con nadie, ni siquiera con ella. 

Olvidé mencionar que aquello fue en el primer año, sin dudas mi entrada fue monumental. Se opacó cuando gracias a Rose y a Gino (eso creo), me incentivaron a pedir a Ainice asistir a esa fiesta.

De la mano de ella y desde entonces logré que otros se burlaran de mis defectos, pero de forma diferente.  Encontré en hacer reír a los demás, la mejor manera de no sufrir bullyng, cuando ya mi autoestima no soportaba mas burlas. Empecé a llamarme a mi mismo cerdo, a burlarme de mi desarrollada estatura o hasta de mi supuesto descendiente.

En adelante, aprendí a sufrir pero en silencio, a sacudirme el polvo y avanzar. Habían cosas peores y me decía que nadie moría por ser blanco de burlas. 

Inspiro todo el aire que mis pulmones puedes captar y saco la llave del auto, repitiéndome una y otra vez que es estúpido tener esos recuerdos, es hora de dejarlos atrás. Pese a mis reprimendas, no ingreso por la puerta frontal, ante los recuerdos de ser llenado de pintura azul en ese sitio y llamado (príncipe azul por todo el grupo).

Mis pasos son lentos, soy el vil reflejo de quien no ha afrontado toda esa época. Debí venir a las demás integraciones, me repito una vez más, quizás hoy día todo sería más fácil. Sigo el camino empedrado observando que ya no son rosas, sino margaritas, las piedras blancas de las bancas han adquirido un tinte grisáceo producto del paso de los años.

Varios universitarios vienen y van, puedo ver en alguno de ellos rastros de mis sueños en aquella época. No seré desagradecido, la vida me ha sonreído, aunque no de la manera que creía. Mi caminata acaba frente a una enorme puerta negra que empujo sin mucha ceremonia e ingreso a la parte trasera de la reunión.

El salón esta adornado con serpentinas plateadas y margaritas amarillas. El mismo piso de piedras,  fotos de los ilustres egresados que han salido de allí, el decorado y hasta el color verde oliva de las paredes.

La sorpresa es que no he sido el primero, varios de los invitados ya están allí. Intento asociar a los hombres y mujeres con mis antiguos compañeros de facultad y no hay rastros de ellos. Harvey, Calvin, Theodore, Deanna, Irena, Denise, aquellos que se burlaron de mi constantemente y de mi absurda procedencia.

—Guido Doyle ¡Bienvenido!

Recibo el primer saludo efusivo de una chica trigueña de cabellera castaña, lleva puesto un vestido agua marina j avanza hacia mi con una copa, tomando una segunda de una mesa y extendiéndola en mi dirección.

 —Es un placer volver a verte—prosigue y yo sigo sin asociarla, ni a ella o a los demás.

Mi mirada viaja a todos y cada uno en búsqueda de recuerdos. De apoco mi cerebro empieza a asociarlos, la chica de los Brackets, el capitán del equipo, el hijo del lord, la asocial, la popular y la jefe de porrista (Mi Ainice).

—Disculpa si soy descortés, pero no recuerdo tu nombre y no bebo licor por fuera de casa —me excuso cuando mi mirada cae en ella y me ve sin dejar de sonreír.

—¿No me acuerdas? —niego ante su pregunta y su sonrisa me es cada vez conocida. —eso es bueno imagino. Soy Samara—me aclara y fijo mi mirada en sus hermosos ojos color miel, sus mejillas se sonrojan y baja la mirada ante mi escrutinio.

—Samara Wallace—empiezo a recordar y eso le hace alzar la mirada sonriente —tu me ayudaste a limpiar la pintura de mi cabeza, me cubriste mi desnudez y desataste —empiezo a recordar. —fuiste mi ángel, mi madre aun te ama.

—Y yo a sus postres, aunque ya no los coma —me responde y sus ojos se oscurecen un instante —Eran muy crueles contigo, desde la preparatoria—asiento un tanto aburrido y contemplo a Ainice hablar animada con Calvin. —sin dudas fue una desgracia tener que ver a la mayoría en la universidad.

—Ni lo digas…culpa de ese psicóloga que nos dijo a todos lo mismo… es la carrera del futuro —remedo su tono de voz y Samara ríe en voz alta. Su risa capta la atención de Calvin y de Harvey, pero los ignoro. 

—A Calvin, que el amor por el dinero lo llevaría a la cárcel, muerto o en los bares —sigue por mi y ambos reímos. 

Calvin, el capitán del equipo de Rugby, el moja bragas, tenía alopecia aunque conservaba su cuerpo de gimnasio. Por primera vez me encuentro hablando de esos temas sin que duelan, Samara tiene una manera peculiar de narrarla bastante cómica que hizo arrancarme varias carcajadas y recibiendo otra mirada de odio por parte de Harvey… el popular Harvey.

Sin dejar de ver a Ainice quien no da señales de acercarse y me evita cuando intento hacerlo, decido seguir mi plática con Samara. Avanzamos hacia una mesa y nos sentamos sin poder contener nuestra risa.

La seda, joyas y vestidos de diseñadores mandaban la parada. La gran mayoría se esforzó mucho en vestir elegante en aquella ocasión, me pregunto si mi atuendo sin corbata estará a su altura, descubro entre sorprendido y feliz que no me importa en lo absoluto.

—¿Cuánto tiempo llevas de casada? —quiero saber al ver el anillo en su dedo que mira y sonríe logrando con ese gesto que sus ojos brillen al verlo.

—Dos años ¿A que no adivinas con quién? —ante mi mirada perpleja señala a un hombre que no ha dejado de ver en nuestra dirección.

 —¿Harvey? —no puedo evitar que mi voz salga fuerte y ella sonríe aún más —¿En serio? Se burlaba de ti todo el tiempo…

Se encoje de hombros mientras me asegura que al parecer y según su confesión cuando le pidió salir (al terminar la universidad), lo hacia abajo presión para poder encajar.

—Supongo que lo mismo ocurría con Ainice—guardo silencio un tanto contrariado e imagino ella asocia mi comportamiento con que le doy la razón porque continua —Harvey y yo nos sorprendió mucho ver sus fotos anunciando el matrimonio. ¿Cómo harás con su nuevo contrato? —alzo una ceja interrogante y ella sonríe —el de Victoria Secret, ella debe vivir en América. Ainice se lo dijo a Calvin, él y Harvey son muy amigos. 

De pronto, tomar no es tan mala idea y recibo la copa del mesero que pasa en el instante. Sobra decir, no tengo ni puta idea de lo que habla, nuestro matrimonio esta programado para dentro de seis meses. Tomo de un solo trago la bebida y mi antigua compañera de infortunios me ve sorprendida.

—Aún no hemos hablado de eso —es mi mejor manera de decir que no tengo idea de lo que se refiere y una sutil forma de salir bien librado.

Samara me observa un tanto preocupada y muerde los labios nerviosa. Ese gesto de nerviosismo que siempre tenia y que al parecer los años no le han borrado. Las palabras de mi madre retumban en mi cabeza “No esta interesada en casarse, no es una mujer de hogar. Su profesión está por encima de todo Guido ¡Entiende!”

—Perdón por la demora —la voz de Ainice nos obliga a callar.

Samara se ve incomoda y acaba por dar una excusa que no alcanzo a entender y nos deja solos. Por un instante no sé qué decir, ella pudo haberse equivocado. Ainice no seria capaz de ocultarme algo de esa naturaleza ¿Es acaso eso posible?

—¿Algo que decirme? —interrogo y niega inocente.

—¿Cómo qué?

Se lleva la copa a sus labios y lo pienso un poco, de ser cierto lo que me han dicho en unos meses ella cancelará el compromiso o lo aplazará. Confiado es otra broma de esos imbéciles y de alguna manera han puesto a Samara esta vez como protagonista decido dejarlo pasar.

—¿Por qué me huías por ejemplo?

Desvío los cuestionamientos y sonríe inocente. Su excusa no es muy buena, asegura no quería que pasara un mal momento, pues Calvin seguía siendo el mismo pesado de siempre. En las horas que siguen logro olvidar el evento y hasta ignorar que Calvin vive en América, específicamente en D.C. Sitio al que Ainice suele ir tras terminarme y Calvin fue su primer novio.

Al que dejó para estar conmigo…

(…)

—Es mi sueño Guido, el de toda una vida —la escucho excusarse y mi mirada esta fija en la copa que me he negado a tomar —son solo unos meses. No estoy preparada para casarme, formar un hogar y ser otro mueble más en el castillo no es la idea de vivir.

Aquí es donde suelo decirle, que todas las mujeres Doyle trabajan en lo que desean. No estará sometida a cuatro paredes e incluso puede seguir con su carrera de modelaje. Ella dirá que no está preparada para tener hijos y ellos vendrían luego del matrimonio, yo le diría que podría esperar.

Asi que guardo silencio, hastiado de mendigar amor e intentar que me ame un poco más. siempre me pide tiempo, al igual las otras cuatro ocasiones y en este instante de mi vida no estoy interesado en ser su perro fiel. Asiento sin hacer ningún comentario y tomo la mano que sostiene el anillo. Sonríe al ver ese gesto e intenta entrelazarlas, pero su sonrisa se esfuma al verme retirar la joya familiar de su mano.

—Espero realmente que seas feliz y tu felicidad este frente al lente de una cámara o las pasarelas. —digo sin que mi corazón sufra por ello, lo que me sorprende —sin embargo, no puedo esperarte más… es mejor que acabemos esto de una vez.

Su rostro pasa de la felicidad a la sorpresa, del enojo al llanto. Estamos en un restaurante y Ainice odia ser el centro de atención para mal, por lo que logra reponerse rápidamente. Recuerdo que la primera vez que me terminó lo hizo al no poder soportar el escándalo de Gino con ese hombre que lo perseguía.

Me incorporo teniendo especial cuidado  que no se note lo que acaba de ocurrir. Me siento bien, malditamente bien, al dar la espalda y avanzar a la salida. No hubo dramas, reclamos o mis ruegos porque no me dejara.

Había entendido mi valor, nunca fui su prioridad en adelante, yo seguiría mi camino y ella el suyo. El viaje a casa fue liberador a tal punto que no parecía acaba de dejar atrás más de 12 años de relación. Es probable se deba a que me cansé de mendigar un amor inexistente o que las reprimendas de Gadien y mamá habían dado su fruto.

Por lo que fuera,

Ainice salió ese día de mi vida y mi madre lo supo una hora después al entrar a la cocina donde le preparaba el postre preferido de papá, aquel con que le conquistó. Gira su rostro y me ve en la entrada de la puerta jugando con el anillo en mis dedos. Sus ojos viajan a la joya y a mí, me mira preocupada unos segundos para luego decir.

—Nunca te ha dado el anillo… —asiento sin decir nada y suelta el rodillo avanzando hacia mi lentamente —¿Por qué hoy sí?

—Se lo quité…

—Sabes lo que eso significa —me recuerda y sonrío haciéndole un guiño.

—Estoy oficialmente soltero madre…  

Dejo el anillo en mitad de su mano y le mira como si objeto le quemara. Sin poder entender porque lo que siempre ha querido le afecta a tal punto de querer llorar el abrazo fuerte. Es curioso que sea ella quien necesite ser consolada y no yo, pero asi es mi Laura.

—¿Tuve que ver? —pregunta y puedo sentir lo que le cuesta hacer la pregunta, tanto como esperar la respuesta.

Lo pienso un poco, porque ella necesita que sea sincero. Han sido muchos años de reprimendas, consejos y ejemplos de parte de todos. Al final uno no deja una relación toxica cuando te lo exigen, sino, cuando logras sanar tus heridas.

—Solo que entendí tenías razón —le aclaro tras una larga pausa— eres mi razón de vivir mamá y siempre lo serás —respondo alejándome de ella y limpiando sus lágrimas. Retiro mi saco y subo las mangas de mi camisa —¿En que deseas que te ayude?

Siempre nos han dicho que nos basta una mirada para estar seguros de la que será nuestra esposa. A mis quince años, yo creí Ainice era correcta. La manera que han tenido mis primos de conocer a sus mujeres me hizo confirmarlo. Hoy día, tengo más dudas que certezas ¿Me apresuré? Es probable Guido y Laura  tengan razón, mi esposa está en algún lugar esperando que le conozca.

Disculpen la demora, pero he tenido días complicados y se me ha sido difícil escribir.

He decidido darle fin a esta saga y tomarme un tiempo de descanso

No voy a durar, pero considero que es necesario hacer una pausa para seguir con las demás.

Espero les guste esta historia. 

Estas portadas son las que quedaran, agradecida con una lectora que ha pedido anonimato por tan hermoso detalle.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro