Capítulo 87
Debido a la llegada de inversionistas extranjeros al país, muchas empresas nacionales tenían una gran competencia, debiendo bajar los precios de sus productos y con esto, ver mermada sus ganancias, sobre todo de las empresas más pequeñas que no podían darse el lujo de gastar extras en materias primas. Es por eso que varios miembros del Club de Caballeros, debían regresar a solicitar nuevamente contratos con las minas Fortunato y hacer caso omiso al bloqueo que se le realizó a esta familia, puesto que sus patrimonios estaban en riesgo. Aquellos que llegaron a solicitar nuevamente compras de carbón, eran inversionistas de bajo rango en el Club de Caballeros y los Fortunato sabían que ellos fueron obligados por los altos líderes de corporaciones mucho más lucrativas a cerrar trato con ellos. Aun así, los Fortunato guardaron el secreto de la venta de carbón a estos minoristas para que no tuvieran problemas con el Club y que se tome represalias en contra de ellos, además de mantener los precios de ventas que tenían antes del bloqueo comercial.
Los Fortunato sentían que el liderazgo del Club de Caballeros, cada vez decaía gracias a la llegada de los nuevos inversionistas extranjeros. Es así, que decidieron crear un nuevo Club que fuera para invitar a los buenos negocios, posibilidad de acuerdos, exposición de proyectos y de ayudas en el ámbito económico y legal para sus miembros, pero dejando de lado la vida personal y el autoimpuesto moralismo que sentaba las bases del Club de Caballeros. De esta forma es como nace, el Club de Inversionistas, y esa noche sería su primera reunión para ingresar a los nuevos miembros y darse a conocer. Se invitó de manera indiscriminada a todo hombre de negocios, independiente de su nacionalidad o de qué tipo de negocio tuvieran, es así que los pequeños empresarios podrían ingresar al mundo de los grandes y crecer, y por supuesto, fueron invitados todos los miembros del Club de Caballeros.
La primera reunión era una gran fiesta en casa de Víctor, puesto que su mansión era mucho más grande, pero también se abrió los jardines para realizar el cóctel. Se contrató servicios de banquetera, espectáculos de bailes, circo y fuegos artificiales para hacer la celebración más llamativa y alegre, además de tener a dos secretarios para inscribir a los nuevos miembros y cobrar la mensualidad.
— Hasta el momento no han llegado muchos — comenta Víctor, mirando ansioso la entrada de su mansión.
Agustín que se encontraba a su lado da un suspiro.
— Ten calma, recién son las veinte horas, ya sabes que todos llegan más tarde.
— Pero ya me tienen a mí como miembro, al menos pueden decir que su club ya tiene un integrante — ríe Jamal, para apaciguar la ansiedad de su amigo.
Estaban todos en las puertas de entrada de la mansión, esperando la llegada de los invitados, pero Víctor y Agustín tenían el pecho apretado pensando que esto no resultaría. Probablemente el Club de Caballeros realizó alguna tetra para impedir la llegada de los invitados, pero sus preocupaciones comienzan a desaparecer cuando comienzan a llegar los primeros empresarios, la mayoría extranjeros y tímidamente aparecían pequeños empresarios nacionales.
A medida que transcurrían los minutos, la mansión Fortunato comenzó a llenarse de personas. Para sorpresa y alegría de Víctor y Agustín, comienzan a llegar miembros del Club de Caballeros, la mayoría eran discriminados por el club debido a distintas índoles y esta era la oportunidad perfecta para desvincularse de ellos. Sin embargo, no todos eran miembros de bajo rango, también llegaron dos miembros importantes del club que, en un comienzo, los Fortunato suponían que venían para crear problemas, pero la verdad era que aquellos hombres estaban cansados de seguir las reglas del Club de Caballeros, puesto que mellaban sus inversiones y también querían retomar los contratos con las minas Fortunato.
Amelia se acerca a su esposo que había dejado de charlar con algunos inversionistas.
— Querido, deberíamos abrir el baile — susurra Amelia.
— Sí, le avisaré a mi padre. ¡Oh Amelia! No esperaba que llegaran tantas personas — dice Víctor, emocionado.
— Y siguen llegando, deberé solicitar a las cocinas que sigan preparando más aperitivos
— Pero primero, vamos a bailar.
Víctor toma de la mano a su esposa, le hace un gesto a su padre, que estaba charlando en compañía de Celenia con otros inversionistas, para que sepa que abriría el baile.
La música tocaba de manera majestuosa un vals, a la cual se unieron varias personas. Habían llegado familias completas al evento y con el paso de los minutos, la fiesta se volvió más animada. El único problema que tenía esta celebración, es que cada vez llegaban más empresarios o dueños de algún negocio con sus familias, lo que ocasionó que el lugar comenzara a hacerse pequeño y debieron organizar rápidamente la iluminación en los jardines, habilitar nuevas mesas y ampliar la pista de baile. Sin nadie esperarlo, este se transformó en el evento social del año y aun la noche no terminaba. Esta noche marcaría un ante y un después en la vida social de los Fortunato.
La fiesta de inauguración del Club de Inversionistas se mantenía animada. Varios de sus nuevos miembros estaban formando acuerdos y organizaban reuniones de negocios, otros compartían y formaban amistades con otras familias o buscaban pretendientes para sus hijas en edades de compromisos.
Luego del baile de apertura, Víctor y Amelia abandonaron la pista, para tomar algunas bebidas frías.
— ¿Qué pasa querida? Estás mirando fijamente a la pista de baile. ¿Quieres regresar?
— Oh no mi amor, pero gracias. Es solo que la veo y no lo entiendo — responde Amelia mirando una pareja en la pista — Perla, dice que no está interesada en Jamal, pero ha bailado toda la noche con él. Otras damas se le han acercado, pero ella las espanta.
— Tú sabes que ella es extraña. Quizás Jamal le dijo algo que no le gustó y es solo eso. No trates de unirlos, solo lastimarás a Perla.
— ¿Por qué crees eso?
— Porque Jamal no busca compromisos, tú sabes que él no es un hombre de una sola mujer, además que, si él estuviera enamorado, se le notaría. En cuanto a Perla, ella no cree en el amor debido a lo difícil que fue su vida.
— Ella si cree en el amor, solamente que no encuentra al hombre idóneo
— ¿tú piensas que Jamal sería alguien idóneo para ella?. Ten por seguro que él no es la mejor opción para Perla
— Solo quiero que ella sea feliz
Víctor comienza a reír y toma la mano de su esposa y deposita un beso en ella.
— Te has vuelto muy maternal, estoy seguro de que serás una abuela adorable como Yoyi. Mejor preocúpate por nosotros, con todo el trabajo que ha llegado, más la visita de Jamal y que Sergio se está acostumbrando a venir a dormir con nosotros, no hemos tenido tiempo para los dos.
— Yo también extraño nuestros momentos a solas, pero en ocasiones te veo tan cansado, que creo que es un abuso el insinuarte algo
— Pero mi amor. Llevamos casados ya 6 años y aún no me conoces — Víctor se acerca para susurrarle en el oído — Sabes que soy completamente tuyo, quiero que te aproveches de mí, ser tu esclavo y que me domines, que me hagas el amor hasta desmayar y te ruegue por detenernos.
Amelia comienza a reír provocativamente y oculta su rostro con el abanico
— Ay Víctor, no quiero que te arrepientas de lo que me dices
— Te amo desesperadamente. Si no fuéramos los anfitriones de esta fiesta, te llevaría a nuestra habitación ahora mismos para hacerte mía.
— Entonces esperemos hasta que la fiesta termine.
Jamal escapaba de las damas de alta sociedad que le insinuaba ofertas de matrimonio. De solo escuchar la palabra compromiso, la piel se le hinchaba y le daba alergia. Al menos tenía a Perla que estaba actuando como su compañera y podía liberarse de tan desagradables insinuaciones y ofertas de cortejo, pero ella ya se había aburrido de su compañía y decidió bailar con otros caballeros.
Jamal ve que Celenia estaba bebiendo un ponche de frutas al lado de una mesa alejada del ajetreo de la celebración, ya que su esposo estaba conversando sobre negocios con un grupo de hombres y se notaba que ella se había alejado porque estaba aburrida, así que se acerca para hacerle compañía.
— ¿Aburrida fiesta? — pregunta Jamal sonriente.
— No estoy acostumbrada a este tipo de celebraciones de alta sociedad, aparte de mi familia, no conozco a nadie más — comenta Celenia bebiendo un ponche de frutas, mientras miraba a los invitados bailar.
— Bueno, me quedaré contigo hasta que tu esposo me asesine con la mirada.
— Te pido disculpa por su comportamiento. Agustín está algo ocupado con el trabajo estos últimos días y se desquita con quien no debe.
— Mi querida Celenia, notoriamente tu esposo está celoso, eres una mujer muy hermosa y se siente amenazado al que otro hombre tenga alguna cortesía contigo
— Oh, no Jamal... no quiero que te sientas incómodo por eso, te aseguro que él no tiene nada en contra tuya, solo está algo nervioso.
Jamal mira en dirección en donde estaba Agustín y este ya se había alertado de su presencia rondando a su esposa, pero sabía que no dejaría a sus invitados por ir a alejarlo de Celenia.
— Agustín ya nos está viendo y no está sonriendo. Eres realmente adorable al tratar de ocultar una situación que es tan evidente... tu esposo es el retrato vivo de un hombre celoso. ¿Quieres que te lo demuestre?
— No quiero que hagas cosas que obviamente lo pondrán celoso
— Para nada, ya solo con esta pequeña conversación, debe de estar pensando que estoy coqueteando. Ahora finge que no estás atenta a su mirada, y yo me voltearé para no verlo — Jamal le da la espalda a Agustín que cada tanto los observaba — Te aseguro que no está escuchando la conversación que tiene con los caballeros, debe de imaginar que estoy haciendo propuestas indecorosas.
Celenia comienza a sonreír, ya que Agustín la miraba seriamente y solo asentía con la cabeza a lo que le decían los hombres con los que charlaba.
— Pero eso no demuestra nada, él pierde la concentración fácilmente cuando está aburrido.
Jamal se inclina levemente para hablarle más de cerca, pero aun a una distancia prudente.
— Esta leve cercanía para cualquier persona no tiene importancia, pero en sus ojos, yo estoy a un paso de besar tu cuello
— Oh, pero qué estupidez — Celenia se mantenía sonriente, ya que le divertían las especulaciones que hacía Jamal.
— Es cierto, en cualquier momento comenzará a rascar alguna parte de su cuerpo por el nerviosismo o cruzará sus brazos porque le tiemblan las manos ante el enfado.
No pasan ni 10 segundos después de que Jamal dijera eso, e inmediatamente Agustín estira el cuello mientras seguía, fingiendo prestar atención a lo que le decían los inversionistas, e inconscientemente cruzas sus brazos presionado sus codos. Ver el acierto de Jamal hace que Celenia no pueda contener la carcajada que sale como una explosión y trata de ocultarla con su abanico, mientras Jamal vuelve a hablarle con tono jocoso.
— ¡Oh!, estamos en peligro, esa risa demuestra que la propuesta que te he hecho te ha gustado, y vendrá en cualquier momento a pedir explicaciones, así que deberé alejarme antes de que haga un escándalo.
— Pero si estuviera celoso, ¿No crees que me has puesto en un aprieto?
— Eso depende de cómo lo quieras ver tú. Él está enamorado de ti y el solo hecho de sentirse amenazado, creará preocupación de poder perderte, así que tratará de enamorarte nuevamente para demostrarte que en tu vida no existe mejor hombre que él.
— Eso no pasará. Agustín, no es así y considero que solo tú piensas en eso.
Jamal toma la mano de Celenia y deposita un beso en ella mientras la miraba a los ojos, sonriente.
— No te enfades con él por la escena de celos que viene ahora, luego de eso todo será maravilloso. No tienes por qué creerme, pero dame las gracias cuando veas los resultados y traiga nueva vida a la monotonía del matrimonio.
Jamal sale a los jardines dejando sola a Celenia, quien mantenía la sonrisa por la conversación reciente. Vuelve a mirar a su esposo, quien estaba cortando la conversación con los hombres y ahora se dirigía hacia ella, que por su mirada molesta, ya sabía que tendrían nuevamente una discusión por los celos.
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