
Capítulo 75
Diez días duró el viaje en barco y luego el recorrido por tierra hasta El Cairo. Ya en ese tiempo Víctor tuvo problemas con el traductor, puesto que bebía demasiado y la mayor parte del tiempo estaba alcoholizado, además de pedirle dinero extra y amenazarlo con que se irá si no aumentaba su paga. Víctor se sentía agotado con la situación del traductor, ya que no podía despedirlo, puesto que, al hacerlo, no tendría forma de comunicarse en aquel país extranjero y quedaría varado a su suerte, es por eso que accedía a todo lo que el hombre pidiera. Cuando se establezca en Arabia, buscaría otro traductor. En El Cairo se quedó por 3 días hasta que un barco zarpó a Yanbu.
El viaje por tierra hasta la Capital duró 5 días, ganó un día extra, ya que el puerto de Yidda que era más directo hasta su destino pasaba por la Meca, la ciudad sagrada del Islam y en donde no tenían permitido ingresar los que no fueran musulmanes. En cada destino, Víctor le escribía una carta a su familia para que sepan de su paradero los que esperaban por él en casa.
Rápidamente Víctor se da cuenta de la fastuosidad de esta nación, sus colores blancos y dorados le sentaban muy bien a sus palacios en el desierto con el calor abrasador del lugar.
Finalmente a su llegada, se hospeda en un hotel e inmediatamente se dirige para conversar con uno de los Jeques para informar de su presencia en la ciudad. Ellos se reunirían con él esa noche y lo invitaron a uno de los palacios para que lo conocieran y exponga cuál era el beneficio para ellos de invertir en su país. Las cosas estaban saliendo según el plan, salvo por una cosa... el traductor esa noche no apareció y ya un elegante carruaje lo fue a buscar para acudir a la cita con los jeques.
Víctor pensaba que maldita su suerte, en el momento más importante en el que necesitaba a ese borracho, el tipo no estaba. Lo había esperado por 10 minutos, pero no quería seguir haciendo esperar a los inversionistas, puesto que de no mostrarse como alguien puntual, daría una muy mala imagen a sus propósitos, es así que se marcha para saludar a los jeques y al menos pedir disculpas.
Al llegar Víctor a un hermoso y elegante palacio, se sentía fuera de lugar, todos vestían distinto a él, con túnicas y turbantes, hablaban y lo saludaban varios hombres de edad avanzada en una lengua que no entendía nada, es así que comienza a comunicarse con ellos en el lenguaje universal... hacía señas y mímicas con las manos para explicarles que no estaba su traductor con él. Un anciano con apariencia agradable le hace una seña y habla con los demás, cuando regresan con él, le hacen un gesto de que lo acompañen a otro salón. Tenían servido un banquete con deliciosos manjares, aves de caza asadas, pilas de distintos tipos de arroz con nueces y una variedad de bollos fritos, junto con otros platillos que nunca había visto que se encontraban envueltos en hojas. Los hombres le invitan a sentarse en acolchadas almohadas en el suelo y le ofrecían aperitivos.
Mientras Víctor se encontraba divertido probando los distintos platillos y aquellos Jeques hablaban entre ellos, llega un hombre que es saludado por el anciano de apariencia agradable y lo aproxima hacia Víctor. Aquel hombre también tenía una apariencia agradable, pero imponía respeto, era joven, pero mayor que Víctor, alto, fornido, con vello facial crecido, lo que decoraba su perfecto rostro, puesto que aquel hombre era extremadamente atractivo. A Víctor le llamaba la atención de que poseía ojos celestes, a diferencia del común de los hombres árabes... aquellos ojos, eran similares a los de Amelia.
— ¿Español? — pregunta aquel hombre.
— Ah... si — responde Víctor, levantándose para saludarlo
— Sienta, sienta... yo siento al lado. Soy Jamal.
— Soy Víctor... mucho gusto
— Abuelo... llama, porque tú sin traductor
— Sí... hombre que me acompañaba desapareció y ... — comienza a decir apresuradamente Víctor, pero es interrumpido por Jamal.
— Lento... hace mucho no hablo español y no entender completo lo que tú dices.
Víctor trata de hablar más pausado y de resumir lo que debía decir, para que Jamal pueda traducir.
Esa noche Víctor da una presentación sobre las inversiones en su país, lo favorable para ellos de invertir, ya que ampliarían sus mercados no solo Europa, sino que a las Américas también, puesto que varios países se estaban independizados de la corona y por lo mismo, necesitaban más recursos para sus crecientes naciones.
Todos escuchaban atentos a lo que Víctor exponían y varios asentía con la cabeza. Al finalizar, Jamal le dice que varios de ellos quieren tener reuniones en privado con él para saber más sobre proyecciones y entablar relación comercial. Es por eso que, Víctor forma una agenda para ir a visitar a cada Jeque en distintos días. Para él, todo seguía de manera favorable al plan que estableció.
El resto de la velada, Víctor hablaba con Jamal, quien era alegre, agradable y muy cómico, de aquellas personas que nunca dejan de sonreír. Hacia muchas bromas y hablaba de forma despreocupada, Jamal tenía una gran personalidad y sacaban más de una carcajada a Víctor.
— Madre español, por eso yo hermoso... si no fuera por madre, sería horrible como estos viejos — reía Jamal de manera estridente.
— Pero considero que todos aquí tienen buena apariencia — respondía Víctor también entre carcajadas.
— sí, sí... hombre se casa con mujer bella, es por eso que tienen hijos bellos.
— De donde vengo, nos casan con mujeres que tengan dinero, sin importar la apariencia.
— Tonto... si ya tienen dinero, ¿para qué quieren más?... lo mejor es esposa bella, que alegre el cuerpo y la vista
— Bueno, eso también lo pienso...
— Tienes suerte... le has caído en gracia a los viejos... último inversionista no fue agradable, le despellejamos la mano derecha y la cubrimos con sal... el hombre se cortó la mano para que deje de doler...
Víctor palidece al escuchar eso, puesto que no conocía sus costumbres y probablemente el anterior inversionista los ofendió de alguna manera. Debía de tener cuidado y comienza a preocuparse... pero, así como apareció ese pensamiento, desaparece rápidamente al ver cómo Jamal se reía de buena gana al verlo asustado.
— ja, ja, ja... qué cara tienes... es broma, broma... ja, ja, ja
Víctor suspira aliviado y lo mira con fastidio.
— Me has dado un susto...
— ¿No te estás riendo de mi broma?... me ofendes, sin respeto, tú no respetas — Jamal golpea la mesa alzando la voz y mira a Víctor furioso.
— No... yo, si lo encontré gracioso, perdón... no era mi intención...
Jamal vuelve a estallar en carcajadas al ver la cara de Víctor y le comienza a dar palmadas en la espalda.
— Broma, broma... ja, ja, ja... eres muy gracioso, crees todo lo que digo... Ja, ja, ja
El abuelo de Jamal le grita del otro lado del banquete muy enojado y le hacía gestos de disculpas a Víctor, Jamal le respondía como si no le diera importancia, hasta que otro hombre al lado de él le da un golpe fuerte en la nuca. Esto le hizo mucha gracia a Víctor, quien empezó a reír.
— ¿Qué paso? — pregunta Víctor después de ver aquella cómica escena.
— Abuelo quiere que te traduzca: Disculpa a Nieto, a todos nos cansa con sus bromas...
— Dile que le agradezco la hospitalidad y que su nieto me parece muy simpático y agradable.
Tanto Víctor y Jamal charlaron esa velada y el tiempo se les hizo corto.
Al finalizar la cena, Jamal ofrece llevarlo hasta su hotel y de esa forma poder seguí conversando. Ambos rápidamente formaron una amistad que, sin imaginarlo, duraría el resto de sus vidas.
Al llegar al Hotel esa noche, Víctor ve que a la entrada estaba el traductor sentado en la escalinata en notorio estado de ebriedad.
— Oh... este borracho. Necesitaré conseguir un nuevo traductor — dice Víctor de malhumor.
— Olvida al hombre, problemas tendrá para estar así
— Sí, pero ahora estoy a mi suerte.
— Me ofendes... soy tu traductor y tu ayudarme a practicar español. Madre golpearme al escuchar hablar así.
— Pero no podría pedirte eso, tengo muchas reuniones con los Jeques, estaré ocupado la mayor parte del tiempo y necesito del traductor.
— No tengo nada mejor que hacer... yo ayudar y veré el invertir en tu país también.
— Eres muy amable...
— No quedar en este lugar... venir a mi casa, serás mi invitado
— No quiero ser una molestia
— Mi casa pequeña y humilde... ¿Rechazas mi oferta?
Jamal mira seriamente a Víctor y le habla con enfado, solo que en esta oportunidad ya Víctor no caía en sus juegos, aprendió a conocerlo.
— Está bien, te lo agradezco — ríe Víctor.
— ¿Y este hombre? — Jamal pregunta por el traductor que estaba tirado en la escalinata.
— Déjalo ahí, no morirá por dormir en la calle
— Llevarlo a su habitación, ser generoso, no quita el enfado
Jamal toma al hombre de la escalera y lo levanta como si de un muñeco se tratase y entra con él hasta el hotel.
Por la mañana, Víctor despide al traductor y le paga lo acordado desde un principio y no todas las exigencias que le hizo durante el viaje, así que ese hombre se marcha maldiciéndolo. Al rato después llegan a buscar a Víctor con su equipaje, en un lindo carruaje para llevarlo a casa de Jamal. Cuando llega al lugar, Víctor se sorprende de que la pequeña y humilde casa de su amigo, era un palacio mucho más grande que su propia mansión. En la entrada estaba Jamal con varias mujeres esperándolo.
— Víctor, ven a conocer mi casa y mis mujeres — Saluda Jamal caminando hacia él.
— Pero, el equipaje...
— Deja eso, los criados llevarán tus cosas a la habitación que he dejado a tu disposición...
Jamal le dice algo a las mujeres que estaban de pie en la entrada y todas hacen una pequeña inclinación de cabeza en forma de respeto hacia Víctor, y él responde haciendo una inclinación de cabeza hacia las mujeres que lo saludaban.
— No imaginé que tenías tantas esposas... ¿Son diez? — contabilizaba Víctor.
— no, no, no... no digas eso... no estoy casado
— Pero dijiste que son tus mujeres
— No sé cómo decir... amante, concubina... novias
— ah ya entiendo, ¿Un harén?
— Algo así... pero yo no pagué por ninguna, tampoco son esposas, ellas han llegado aquí por voluntad y no puedo negarles lo que buscan
Jamal se acerca a una de ellas y le dice algo en árabe de manera seductora, pasando un dedo suavemente desde la frente hasta su mentón, lo que hace suspirar a la mujer, sonreír y que se le erizara la piel. Luego de eso, todas entran en el palacio riendo.
Víctor le gustaría intentar aquello que hizo Jamal con esa mujer y ver si Amelia reaccionaria de aquella forma con ese juego de seducción.
— ¿Qué le has dicho? — pregunta Víctor con curiosidad.
— Que la he abandonado, pero que esta noche seré de ella...
— No entiendo muy bien... son tus amantes, ¿no tienes problemas de que estén celosas? — Víctor hablaba mientras caminaba con Jamal por el palacio.
— Ellas llegan aquí porque gustan de mí, pero saben que no soy de una y que no serán esposas, pero, en cambio, cuido de ellas... quién tenga celos debe irse... también deben irse al pelear, nada de problemas en casa.
— ¿No quieres una esposa? Sabía que pueden casarse con más de una
— No, tener esposa es problema, no busco problema... tener esposa es ser fiel y solo estar con ella... no puedo hacerle eso al resto de mujeres, privarles de mi compañía, eso rompería muchas ilusiones.
— Eres un Narcisista — ríe Víctor.
— Narciso se enamoró de sí mismo según el mito... es por eso que no tengo espejos en casa.
— Si tienes tantas mujeres, debes de tener hijos.
— Tu no entender al parecer... no busco problemas, no deseo que hijo en futuro me diga lo mal padre que he sido con él y su madre.
— En realidad creo entender, disculpa si pueden molestarte mis preguntas, es solo que no entiendo muchas cosas de tu cultura.
— No preocupar... no es cultura, yo ser distinto al resto, por eso, abuelo siempre enfada conmigo.
— ¿Y tu padre?
El rostro de Jamal cambia de ser sonriente a una actitud seria.
— Yo no hablar con él.
Víctor entiende que Jamal tiene muchos secretos y que no era prudente importunarlo con algunos temas.
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