Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 29

Víctor estaba trabajando como de costumbre esa mañana en correos. Todo estaba tranquilo, hasta que llegan dos hombres corpulentos acompañando al cazarrecompensas que se dirigía hacia él.

— Buen día, don Víctor — saluda el Cazarrecompensas de manera cortés, mientras tomaba asiento y le entrega un periódico y un ticket de lectura.

— Buen día — Le saluda Víctor de manera cortante. Ver a este hombre le arruinaba el día, ya que, desde el primer encuentro, cada tanto se le aparecía para atosigarlo diciéndole que él era Víctor Fortunato.

— Me gustaría que me leyese el artículo de la primera plana

— Señor... por favor, deje de fastidiarme o llamaré a la policía, usted y yo sabemos que puede leer.

— Oh sí... por supuesto, pero soy un amigo muy considerado y el periódico acaba de salir. Estoy seguro de que no le han llegado las noticias de hoy — respondía el hombre con una sonrisa maliciosa en los labios.

Víctor despliega el periódico para leer la primera plana y como si fuera una corriente eléctrica que le consumiera la energía, palideció al ver en letras grandes el artículo de los Fortunato, inmediatamente trata de controlarse para que no vean en su rostro la preocupación, pero le era difícil.

— Creo que, desde hoy, usted será mi mejor amigo don Víctor. Por favor, lea para mí, debe cumplir con su trabajo.

Víctor toma un vaso con agua, ya que la garganta se le había secado, trata de controlar su respiración y comienza a leer.

— La mayor recompensa en la historia, nunca antes hecha por el paradero de una persona. Se aumenta al doble la recompensa por la captura de Víctor Fortunato a $10.000

El artículo daba más explicaciones sobre la apariencia de Víctor, además se incluía que debía de estar con una mujer rubia y de ojos celestes, dando más explicaciones sobre la apariencia de Amelia. Ahora todos tenían forma de reconocerlo, ya que se explicaba abiertamente que esta era su pareja. Además de eso, se adjuntaron retratos de ellos.

Víctor estaba contento de nunca haber posado para un retrato, puesto que su imagen se parecía poco a él, pero, en cambio, la de Amelia era muy similar. Ahora el mundo les darían caza abiertamente, puesto que ellos estaban en la descripción de manera obvia, tenía 18 años, estaba casado con una rubia que se parecía al retrato y para colmo en el artículo, se especificaba que el tal Víctor impediría su propio regreso.

Nuevamente, Víctor entrega el periódico después de leerlo, estaba furioso con su padre, pero esto sabía que fue gracias a la carta que envió Amelia a su madre. No entendía por qué lo seguían buscando, ya especificó que no quería regresar y de hacerlo, arruino la reputación de su familia a contraer matrimonio con una sirvienta. Que él regresara, solo traería problemas al negocio del carbón, como dijo su padre.

— Si es tan amable don Víctor, acompáñenos.

— Pero ¿quién se cree que es para decirme que me vaya con usted? Solo por un absurdo artículo de periódico

— Sé que está casado con la mujer del retrato, ya lo he visto en compañía de la dama — aseguraba el cazarrecompensas.

— Esa descripción es ambigua, ya le he dicho que no soy ese tal Víctor

— Y el artículo dice que usted lo negaría. Por favor, coopere — Le hace una seña a los hombres para que lo lleven.

Los dos hombres toman por los brazos a Víctor y lo levantan. Él trata de forcejear, pero lo tenían contenido.

— NO... PERO QUE HACEN, SUÉLTEME — Grita Víctor asustado.

— Tranquilo señor, no es necesario hacer un escándalo. Si me he equivocado y el señor Fortunato dice que usted no es su hijo, le pagaré $500 en compensación por perturbarlo, es un buen trato.

— VETE AL DIABLO...

Víctor trata de zafarse de sus captores, pero estos eran muy fuertes y al tratar de escapar comienza a hacerse un gran alboroto. Sus compañeros de trabajo tratan de ir a ayudarlo, mientras era arrastrado a fuera del edificio de correos, el resto del público miraba expectante lo que estaba ocurriendo y algunos comenzaron a llamar a la policía, gritando al ver el secuestro en plena luz del día.

Víctor sentía que sus días de felicidad terminaron, con cada empujón que le daban, sentía que le querían quitar su libertad, pero no lo permitiría, tenía que luchar, tenía que impedir que eso ocurra, pero estaba perdido, la recompensa que se estaba entregando era abismal, suficiente para hacer que alguien viva sin preocupaciones el resto de su vida y también para que las personas pierdan los escrúpulos con tal de conseguirlo.

Ya la policía había llegado y estaba evaluando lo sucedido.

— Créame oficial que esto es solo un malentendido, solo queremos llevar a nuestro amigo a dar un paseo, no lo estamos secuestrando — aseguraba el cazarrecompensas a la policía.

— Este hombre me ha estado siguiendo desde hace mucho, con la excusa de que soy el tal Víctor Fortunato.

El policía ya sabía perfectamente lo que pasaba y no era la primera vez que ocurría algo como esto, ya sabía de varios secuestros para cobrar la recompensa de los Fortunato en otras ciudades. Trasladaron a Víctor y a sus secuestradores a la oficina de los policías, para aclarar los hechos.

Víctor estaba tan molesto, no entendía por qué tenía que estar recluido hasta que su esposa venga por él, tan solo por una discusión en donde él era la víctima.

Amelia entra en la oficina, estaba asustada cuando el policía fue por ella a la casa de la señora Teba.

— Pero Luis... ¿Qué ha pasado? — pregunta Amelia al acercarse a su esposo que estaba sentado en una banca.

— Buen día, señora Fortunato. No se preocupe, que no ha pasado nada malo, solo teníamos intenciones de llevar a su esposo a reencontrarse con su padre — habla el cazarrecompensas, quien estaba recluido en una celda junto a sus acompañantes.

Que la salude un hombre desconocido diciéndole señora Fortunato, asusta y perturba a Amelia.

— ¿Qué a dicho señor?

— Olvídate de él... ¿Ya me puedo ir? — pregunta Víctor al policía que estaba sentado en el escritorio, el cual le hace un gesto para que se marche.

— Un gusto conocerla señora Fortunato, nos estaremos viendo.

— Ya basta de hacer el bobo — el policía reprende a aquel hombre alto detrás de la reja.

Al salir del edificio de policías, Víctor insistía a su esposa en que no le pregunté nada, a pesar de que Amelia estaba preocupada por lo ocurrido y por aquel hombre en la estación de policías, pero guarda silencio en el camino, hasta que estaban próximo a llegar a la oficina de correos.

Amelia sentía que las personas en la calle se les quedaban mirándolos, pensaba que era por salir de la estación de policías, pero eso no tenía sentido, además de ver que su esposo estaba de muy mal humor.

— ¿Qué ha pasado? ¿Qué ocurrió para que te llevaran los policías? Y ¿por qué ese hombre me dice, señora Fortunato? — Susurra Amelia

Al estar en la oficina de correos, Víctor busca en su escritorio el periódico que le trajo el cazarrecompensas y se lo entrega a Amelia.

— Hablaremos de esto en la noche — termina diciendo Víctor, apresurando a su esposa para que salga del lugar.

Al ir nuevamente a la casa de la señora Teba, Amelia seguía sintiendo la mirada de las personas sobre ella hasta que se aleja de correos, mira el periódico y comienza a entender lo que estaba pasando.

Ya era de noche y Víctor regresaba a casa, pero en esos caminos, en la oscuridad de la noche, temía que pueda venir aquel cazarrecompensas para tratar de secuestrarlo, pero no ocurrió nada, hasta que logra llegar a salvó a su hogar. Amelia estaba con los ojos llorosos, esperando por él.

— Estaba preocupada... aumentaron la recompensa, ¿qué vamos a hacer? — pregunta Amelia, derramando lágrimas que se escurrían por sus mejillas.

— Nada... el tipo que viste en la mañana ya me está persiguiendo de hace tiempo, él está convencido de que soy Víctor.

— Pero ¿Por qué no me lo dijiste? Podríamos escapar nuevamente

— No te lo dije para no asustarte, además que ya no podemos escapar, todo el país nos está buscando y más ahora que la recompensa aumentó a esa cifra obscena.

— ¿Por qué tu padre sigue persiguiéndonos? No lo entiendo, ya no te puedes casar con otra mujer y tú dijiste que no querías regresar

— Esto fue culpa de la carta que le enviaste a tu madre. Ahora que saben que estamos rondando en algún sitio, le ha dado esperanzas de encontrarnos — dice Víctor con fastidio

— ¿Me estás culpando por lo de la carta?

— Te dije que era una mala idea, pero insistas en querer escribirles. Teníamos un acuerdo de dejar todo atrás, pero ya no importa, lo que está hecho, hecho está y ahora tenemos que afrontar las consecuencias.

Víctor se va a la habitación para acostarse y dormir, estaba molesto por la situación.

Amelia comienza a llorar con mayor intensidad, ya que, a causa suya, ahora los estaban persiguiendo. Ahora todo sus sacrificios y tranquilidad que habían conseguido, se perdería.

Víctor la ve llorar cuando ingresa en la habitación mientras él se estaba colocando el camisón para dormir.

— No mi preciosa, no llores. No te estaba culpando por lo que pasó — Víctor hablaba con una voz suave y tierna.

— Pero es mi culpa, nunca debí de escribir esa carta — Amelia seguía llorando, pero era consolada por su esposo, quien la abrazaba y acariciaba su cabello.

— Ya eso no importa, solo me fastidia que teníamos tantas cosas y ahora esto pueda terminar. Hasta he pensado en ir yo a casa de papá, reclamar la recompensa y volver — Ríe Víctor al pensar en lo ridículo que sería eso.

Esa noche ambos no pudieron dormir, estaban asustados de que alguien irrumpiera en la casa por la noche y los separarán.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro