Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 120

Ya había pasaron 5 meses desde que la familia nuevamente se unió y ese día se estaba celebrando el cumpleaños número 26 de Víctor en la gran mansión. Solo se encontraban con él sus más cercanos, ya que deseaba algo más íntimo, solo con su familia, puesto que en dos días sería una gran celebración con el Club de Inversionistas.

Víctor había dejado de ser aquel muchacho exaltado que demostraba su descontento, siendo insolente con los que le rodeaban. Todo lo vivido lo ayudó a madurar y ahora era alguien calmado, que siempre mantenía una sonrisa en los labios, puesto que entendía que la vida le había dado otra oportunidad y agotó todas sus reservas de odio y maldad en aquel tiempo que estuvo quejándose en aquel salón a solas.

Por su lado, Amelia también había madurado y ahora no era tan ingenua como antes. Aunque era dura en sus determinaciones y sensata con sus pensamientos, la dulzura que la caracteriza, perpetuamente estaría con ella.

— Víctor, debería de estar de cumpleaños más veces en el año para que nos invite a cenar lechón asado — Reía Teodoro, mientras le servían las criadas otro corte de carne en su plato.

— ¿No crees papá que te aburrirás pronto de comer lechón si preparamos una celebración tan seguido? — pregunta Amelia que bebía vino tibio.

— Para nada

— Ya sabes que a tu padre le encanta el asado de lechón — comenta Mariana.

— Cuando se haga asado de lechón en nuestra casa, les invitaremos don Teodoro — dice Celenia en tono cortés.

— Son muy amables y desde ahora les digo que acepto esa invitación.

Los padres de Amelia venían con frecuencia a la casa de su hija, ya que las anteriores disputas familiares quedaron atrás.

— Podrían ser amigos de Roberto Montes, escuche por ahí, que tiene un criadero de cerdos ilícito, para no pagar impuestos. — comenta Perla.

Ella siempre escuchaba rumores sobre la alta sociedad, ya que entre sus amigos del servicio de otras casas patronales y algunos pretendientes que llegaban a aparecer por la mansión Fortunato para cortejarla, escuchaba lo que se rumoreaba en sociedad y así estaba creando una red de oídos, puesto que el saber, le daba poder y ese poder le gustaba. Pero no sería hasta varios años más adelantes que a ella se le conocería como la doncella de los secretos.

— Parece que conoce muchos secretos, mi estimada amiga — dice Jamal con una pisca de molestia en su voz.

— No muchos, solo algunos pequeños, muy pequeños secretos, mi querido amigo

— Debería de tener cuidado. Se puede rumoreaba que eres una chismosa, eso dejaría una mala imagen de ti.

— Es verdad, se debe de tener cuidado con los rumores. En especial cuando se viven en un país completamente católico y la poligamia es mal vista. Eso te podría crear una muy mala imagen de ti. — Perla se lo responde con el mismo tono burlón.

Jamal mira molesta a Perla, luego mira a su amigo que le hace un gesto de que guarde silencio, puesto que su despecho se le estaba haciendo notar.

En el periodo en que Perla estaba hospedándose en la mansión de Jamal, esta había sido muy cercana a él y era un apoyo emocional cuando sentía que había traicionado a sus amigos. Ambos en ese periodo estaban viviendo como pareja, aunque Jamal no dejaba de ser galante con otras mujeres, eso siempre sería propio de él y pensaba que Perla seguiría queriéndolo tan incondicional como siempre, solo que ella hace mucho tiempo, ella ya había pasado de él y limitó su relación a solo encuentros sin compromisos, como siempre había sido. Perla salía en aquel tiempo con el ahijado del dueño de una fábrica de cueros. Para cuando Jamal se enteró de que tenía una relación sentimental con otro hombre, estalló en celos y le pedía explicaciones, a lo que ella respondía con naturalidad que ellos jamás han tenido una relación formal, porque así él lo ha querido.

Jamal sentía que había perdido el don con las mujeres, ya había sido rechazado por Amelia y ahora por Perla, no se sentía seguro como antes, deseaba volver a la época donde estaba tranquilo siendo mimado por las mujeres de su harén. Fue así que envío por las mujeres que estaban en su palacio en Arabia y se le sumaron dos más que fueron sirvientas en la casa Fortunato. A pesar de todo, siempre existía algo que nadie podía descifrar que era en la relación de Jamal y Perla, un límite muy delgado entre el amor y el odio, pero no se podía negar que siempre existía una tensión sexual muy fuerte entre ambos, aunque trataba de aparentar que ya no tenían una relación de amantes, la realidad es que cada cierto tiempo, ambos se volvían a buscar como si se necesitaran, pero sin hablar de amor.

— Papá, ¿podemos ir a buscar la familia de conejos a la casa? — pregunta Sebastián a su padre.

— Por favor, vamos por los muñecos, ellos deben estar llorando por estar solos — suplicaba Sergio.

Los pequeños estaban al lado de Agustín mirándolo con sus caritas sonrientes. Le estaban pidiendo unos muñecos con cabeza de conejos y que sabía que a los pequeños le gustaban, ya que eran muchos, como una pequeña ciudad y armaban historias con ellos.

— Es muy tarde como para ir por ellos, además que nos quedaremos en casa de papá Víctor esta noche.

— Mañana enviaremos a alguien a que vaya por ellos — les dice Celenia.

— No, vamos ahora y nos quedamos a dormir allá — insistía Sergio.

— ¿Me dejarás solo? — Víctor se lo decía a su hijo, haciendo una mueca de tristeza que notoriamente era falsa, pero una buena actuación para que el pequeño sintiera lástima.

— Pero puedes venir conmigo y dormimos en casa de papá Agustín.

— ¿Me dejarás sola a mí? — Amelia imitaba a su esposo.

— También vienes con nosotros, mamá.

— ¿Y tía Perla y tío Jamal?

— Tía Perla puede venir, pero tío Jamal debe irse a su casa y mañana que venga a comer pastel — Respondía Sebastián, ya que sabía que a su padre no le agradaba aquel árabe.

Todos reían de las soluciones que daban los pequeños.

A pesar del tiempo, las viejas rencillas que tenía Agustín y Jamal, nunca fueron superadas completamente. Si bien eran amables al verse, trataban de mantener distancia y con el tiempo, Agustín le prohibiría a Sebastián reunirse con él, puesto que sentía que, de ese hombre, solo tendría malos ejemplos y consejos.

— Y nosotros, ¿qué? — pregunta riendo Teodoro.

Sebastián agacha la cabeza.

— Vamos a buscar a los conejos otro día, ahora no queríamos jugar tanto.

El pequeño se agacha para entrar debajo de la mesa, para ser ocultado por el mantel.

— Sí, pero papá, mañana vamos por los conejos — Sergio pedía mirando a Agustín

— Claro que sí, mañana vamos a buscar los juguetes que ustedes quieran.

Mira como su nieto le sonreía e ingresaba junto con Sebastián debajo de la mesa, para tener quizás algunos de sus juegos.

Se estaban sirviendo los postres y habían traído el pastel de cumpleaños que se estaba cortando para darle a cada invitado.

Víctor se levanta para dar un brindis.

— No esperaba que la vida me diera otra oportunidad, y este precioso regalo no lo dejaré pasar. Quiero disfrutar de todos ustedes, de mi familia y mis amigos que también son parte importante de esta casa. Si pudieran vivir todos en esta mansión con nosotros, eso me haría muy feliz.

— Sí, y podríamos tener los juguetes en una sola casa... — dice uno de los pequeños, hablando con voz lastimera de debajo de la mesa, a lo que todos reían por la intervención del niño.

Celenia mete la cabeza debajo de la mesa.

— Shh... papá Víctor está hablando, calladitos.

— Creo que he vivido muchas cosas y deseo vivir muchas más, en compañía de mi tierna Amelia — Continúa Víctor y mira a su esposa, ya que estaba sentada a su lado y tenía los ojos brillantes. — Me gustaría vivir más historias a tu lado, llenarte de dicha la vida, y si son malos momentos, ya nunca serán tan malos, puesto que sé, que si estás conmigo, todo estará bien.

Amelia sonreía y ocultaba su boca con su mano, ya que mordisqueaba su labio inferior, puesto que le conmovía lo que decía su esposo.

— También eres mi compañero de vida... estoy segura de que tendremos muchas más historias divertidas.

Víctor se afirma de la mesa y de su silla y comienza a hincarse, al lado de Amelia. Pronto salta Agustín y Jamal para evitar que haga eso, puesto que para él este acto era muy complicado de realizar, pero Víctor los detiene.

— Por favor, déjenme hacerlo.

Cuando llega su rodilla al suelo, Amelia tomaba las manos de su esposo y lo miraba preocupada, pero este solo sonreía y miraba a sus ojos.

— Mi querida Amelia, en unos cuantos meses más cumpliremos 10 años de matrimonio y solo quiero saber ¿Si quieres volver a ser mi esposa?

— Pero... Víctor, ya nos casamos... dos veces en realidad.

— Pero quiero que sea una tercera vez. La primera fue un inicio, donde solo éramos los dos, la segunda fue para nuestras familias y que ellos se unieran y la tercera... será para nuestra eternidad.

— Claro que sí. Siempre te elegiré y me volvería a casar contigo una y mil veces más...

— Ya no soy fuerte, mis piernas están débiles, jamás volveré a correr y perpetuamente usaré un bastón, ya nunca seré un hombre digno de ti. Pero te ofrezco esto que soy, mi vida y un corazón que jamás volverá a dudar, porque su amor es tan intenso.

Amelia tenía lágrimas en los ojos y asentía con la cabeza.

— Tú, eres el hombre perfecto para mí y solo necesito de ti.

Amelia ayudaba a Víctor a levantarse, mientras los presentes sonreían y levantaban sus copas para brindar. Cuando Víctor ya estaba de pie, toma el rostro de su esposa para darle un pequeño beso en los labios.

— Quizás nosotros deberíamos hacer lo mismo. Nunca te di una boda en una iglesia decorada y una fiesta que fuera grande y lujosa — Agustín le decía sonriente a Celenia, quien estaba emocionada viendo a la pareja.

— Es verdad, creo que nos merecemos eso... — Celenia le toma una mano a su esposo y sonreía.

— Eso sería maravilloso. Renovar nuestros votos juntos... — sonreía alegre Amelia.

— No estaría mal eso, ¿Verdad querida? — se unía a las propuestas Teodoro.

Mariana reía al ver que su esposo no quería ser menos en aquel tema.

— Sería muy agradable para nosotros, si también se nos unen — Víctor se lo dice a sus suegros sin dejar de soltar las manos de Amelia.

— Eso es fabuloso, tres matrimonios, será un acontecimiento muy grande — dice muy emocionada Celenia.

— Podrían ser tres renovaciones matrimoniales y una boda ¿Qué dices Jamal? — preguntaba Víctor a su amigo con un tono pícaro.

— Hem... no gracias, creo que yo paso por esta vez — Reía el árabe.

— Claro que no. Si escoge a una mujer, el resto que tienes en casa exigiría lo mismo, eso terminaría con su fortuna. — comenta Perla con tono sarcástico.

Los presentes reían y no precisamente por los dichos de Perla, sino por aquella extraña pareja que seguían lanzándose indirectas.

Víctor y Amelia se sentían dichosos de estar en este momento de sus vidas así, con una tranquilidad plena, teniendo a sus redes de apoyo con ellos y viendo cómo su hijo crecía feliz, sin preocupaciones y esperando que, en su vida, él pueda alcanzar tanta felicidad, así como ellos lo han logrado.

~FIN~

Nota del Autor:

Mis Queridos Lectores

Muchas gracias por leer esta novela.

Esta novela tiene una continuación llamada "Un Amor tan Travieso", que cuenta la Historia de Sergio y Sebastián, espero la disfruten al igual que esta obra.

Les invito además a que lean mis anteriores publicaciones, les aseguro que las disfrutarán.

Suscríbanse para tener notificaciones de mis nuevos proyectos.


Un abrazo y nos estamos leyendo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro