Capítulo 102
Agustín fue a buscar a su esposa y a su hijo para retirarse de la celebración. Ya todos sabía que nuevamente algo pasó entre él y Jamal, lo que hizo que se cortara el festejo, con las reprimendas que le daba Celenia a su esposo por arruinar siempre los momentos por su odio contra aquel árabe.
Por su parte, Víctor buscaba a Jamal para hablar con él, sabía que su padre lo ofendió y temía que se sintiera incómodo y deseara abandonar la casa, así que llega a la habitación y toca a la puerta.
-Jamal ¿Estás ahí?
Jamal responde del otro lado de la puerta.
-Aquí estoy
-Sé que mi padre te ha dicho cosas terribles, quiero que sepas, que no creo en nada de lo que él ha dicho.
-Gracias...
-¿Quieres salir? Podemos hablar si tú lo deseas.
-Prefiero que no
-No quiero que te sientas incómodo, nadie podrá nunca cambiar la imagen que tengo de ti
-Hablemos mañana, me siento indispuesto.
-Sí... como quieras. Que pases una buena noche
-Tú también, buenas noches.
Víctor miraba la puerta de la habitación de Jamal, sentía un nudo en la garganta, pensaba que su amigo se alejaría de él. Mientras caminaba por el pasillo y meditaba en eso, sentía un resentimiento hacía su padre. En un comienzo lo quiso separar de Amelia y ahora quiere alejarlo de su amigo, no podía entender por qué siempre trataba de separarlo de las persona que amaba.
Amelia ve llegar a su esposo a la habitación y se acerca para saber lo que ha pasado.
-¿Tu padre ha peleado con Jamal? ¿Es muy grave?
-Creo que es grave, mi padre lo ha ofendido
-Pero ¿qué paso?
-Preferiría que no lo sepas, es algo desagradable entre ellos.
-Y Jamal ¿Cómo está?
-No quiere hablar... es mejor no molestarlo. Hablará cuando quiera hacerlo
Amelia lo mira preocupada.
-Ay Víctor... ¿Por qué pasan estas cosas?... pobre Jamal, él es alguien muy sensible bajo esa imagen de bromista, si no quiere hablar, quiere decir que está pasándolo muy mal ¿Por qué tu padre sigue con sus peleas y resentimientos?
Víctor besa la frente de su esposa y da un suspiro.
-Tranquila, todo se va a solucionar, no te preocupes por eso. Vamos a dormir.
A la mañana siguiente, Jamal no bajo a desayunar, ya estaba próximo a ser mediodía cuando Víctor mira que se estaba preparando un carruaje con algunos baúles y sale para ver que sucedía.
Jamal estaba afuera, organizando todo cuando ve llegar a Víctor.
-¿Qué es esto? -pregunta Víctor, preocupado.
-Hola Víctor... tengo que viajar al puerto para ver asuntos de los barcos -dice Jamal sin mirarlo.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?
-Se presentó esto ahora, te iría a avisar... no te enfades, es verdad.
-Jamal... con respecto a lo que te ha dicho mi padre ayer, quiero que sepas, que tienes toda mi confianza.
-Gracias, lo aprecio... pero quiero que sepas que yo jamás, nunca se me pasaría por la mente el de...
Víctor le detiene.
-Yo sé, no tienes que darme explicaciones.
Jamal tenía los ojos brillantes, estaba avergonzado.
-Yo no pienso en Amelia de esa manera...
-Tranquilo, ya lo sé... no quiero que te sientas incómodo con eso.
-¿Ella lo sabe? ¿Lo que ocurrió anoche? -pregunta Jamal preocupado.
-No, nadie lo sabe.
-Debes de saber que te tengo en alta estima, eres para mí la persona que más aprecio y quiero.
-Yo también Jamal, te considero un hermano, así que no te sientas mal por nada. Cuando regreses, hagamos como si nada hubiera pasado, tengamos nuestras charlas nocturnas antes de dormir.
-Cuando regrese, me quedaré en mi mansión.
-Pero... esta es tu casa, debes regresar con nosotros, te aseguro que no tengo resentimientos por nada.
-Por favor Víctor, no insistas, es por mí, yo deseo ya estar en mi propio lugar
Jamal se veía angustiado y aunque Víctor no lo quería, era mejor dejarlo ir.
-Como quieras, pero de verdad me gustaría que te quedaras con nosotros.
-Ya debo marcharme, regresaré en un par de días.
-Espera... ¿No te despedirás de las mujeres?
Jamal se sonroja y aparta la mirada.
-Es mejor que no... me retrasaré.
-Entiendo, avísame cuando regreses.
-Claro que si...
Víctor abraza a su amigo y Jamal le devuelve el abrazo presionándole con fuerza. Cuando Víctor lo ve marchar, pensaba en la conversación que tuvo con su amigo. Se veía incómodo, apesadumbrado y triste, tampoco lo veía directamente a los ojos, quizás por miedo o vergüenza. Su padre tenía razón, él tenía sentimientos por Amelia y por eso prefería huir, pero no podía culparlo, los sentimientos estaban fuera de toda lógica o razón. Sentía pena por él, porque sabía que debía de estar sufriendo y por cuanto tiempo guardó esto, pero lamentablemente, esto era lo único en lo que no podía ayudarle.
Ya habían pasado un par de días desde que Jamal se había marchado. Tanto Perla como Amelia estaban sorprendidas de que se fuera sin decir nada y sin siquiera despedirse. Por esos días, se estaba celebrando un gran festival que despedía al verano. Esta fiesta era mucho más grande que la que asistieron en San Fermín, ya que se encontraban en la capital y los Fortunato habían decidido asistir para limar asperezas por las peleas que últimamente ocurrieron, además que Jamal llegaría mañana.
Víctor estaba acostado leyendo una novela antes de dormir, mientras esperaba a su esposa que acomodaba su cabello en una trenza.
-Creo que mañana los pequeños lo pasarán muy bien en la feria
-También lo creo, solo espero que tu padre no haga un conflicto -dice Amelia con todo de advertencia, estaba molesta con su suegro por ofender a su amigo.
-No creo que Jamal quiera ir
-Claro que si...
Amelia ingresa a la cama y se cubre con las sábanas. Estaba desnuda y levanta el camisón de Víctor para colocarse encima de él, mientras le quita el libro y lo deja al lado en la mesita de noche.
Víctor sonríe ante la impresión de verla en actitud provocadora
-¿Qué haces?
-Solo quiero disfrutar del cuerpo de mi amado esposo. ¿Algún problema con eso?
-Por supuesto que no mi señora
Amelia se acerca para besar a su marido de manera tierna y apasionada mientras le hacía el amor.
Aquella mañana Amelia, Perla y Sergio salieron a dar una caminata y llegaron a una gran mansión, tocaron a la puerta y fueron recibidas por un hombre añoso que debía de ser el mayordomo.
Luego de anunciarse esperaron, ya que el mayordomo alegaba que su señor indicó no ser molestado, puesto que estaba descansando, pero las mujeres eran insistentes y dijeron que no se irían hasta verlo.
Jamal bajaba por las escaleras y sonreía al ver a las mujeres que estaban en el hall.
-Mis bellas damas, qué dichoso soy de verlas
-A otras con esas patrañas -contesta molesta Amelia.
-Sí... ¿Muy ocupado para no despedirse? -intervenía Perla.
-Creo que no somos suficientemente importantes como para que el señor diga a donde fue.
-Mi querida amiga y que podemos hacer ¿Cortar la amistad? -Jamal reía al verlas actuar ofendidas -No se enfade conmigo, traje regalos
-Por supuesto que con unos regalos todo se soluciona -Perla lo decía sonriente.
-Ham... para mí está bien, pero también que nos compren algunos dulces en el festival de esta noche -acepta Amelia.
-Sí... galletas, muchas galletas -dice Sergio saltando.
-¿Eso quiere decir que tengo que ir con ustedes al festival? -pregunta apesadumbrado Jamal.
Ambas mujeres afirman.
Jamal les comentaba lo que ocurrió en su viaje y que, hasta el momento, no tenía suficientes criados en esa mansión. Aún faltaba una cocinera para preparar bocadillos, así que Jamal invita a sus amigas a algún restaurante, pero Amelia se ofrece a preparar algo y la acompañan para ayudarle en la cocina.
-Nos asustaste, pensábamos que estabas molesto con nosotras -dice Perla.
-Por supuesto que no, solo debía marcharme por algunos asuntos urgentes
-Jamal... sea lo que sea que te dijo mi suegro, tienes todo nuestro apoyo -Amelia hablaba con un tono dulce.
-Gracias, pero no estoy aquí para crear conflictos... es solo que... -Jamal se detiene al escuchar un sonido muy fuerte y algo cayéndose en la sala.
-Ay... ese niño debe estar haciendo travesuras -dice Amelia mientras corre fuera de la cocina para ver a su hijo.
Jamal también se había levantado para salir a ver, pero Perla lo abraza por la espalda antes de que pudiera dar un paso y clava su cara en la espalda.
-Te extrañé y es que tengo miedo de no volver a verte.
-Pero yo siempre estaré aquí, ya sabes que no regresaré a mi país.
-Aun así, me gustaría estar más tiempo contigo. Sé que no soy alguien de tu completo agrado, pero...
-Si lo eres... lo eres Perla, yo siento un gran aprecio por ti.
-¿Qué soy para ti?
-Tú... eres una preciada amiga y una secreta amante, pero demasiado fiera para dominarte.
-Pero... ¿Que sientes por mí?
Jamal se voltea para verla de frente. Perla tenía los ojos brillantes llena de ilusiones.
-Yo... te considero una amiga muy íntima que me entrega mucha ternura.
-¿Solo una amiga? -la mirada de Perla mostraba su desilusión.
-Perdona, pero no puedo ofrecerte más.
Perla sonríe de manera triste.
-Te lo agradezco... que seas sincero, pero yo no puedo decir lo mismo de ti... te quiero, es gracioso porque antes te odiaba, pero creo que de seguir queriéndote algún día tocaré tu corazón.
Perla se acerca para alcanzar los labios de Jamal, pero este se aleja al escuchar entrar llorando a Sergio, mientras Amelia le daba una reprimenda.
-Jamal, ay qué pena... pero Sergio rompió un plato dorado de una de las estanterías.
Sergio se acerca donde Jamal haciendo pucheros, esperando ser consolado, levantando los brazos para ser levantado.
-Tío... ¡¡¡puaaaa!!!
Jamal levanta al pequeño y le sonríe.
-No te preocupes, tu madre la vez pasada rompió más cosas -ríe Jamal, reconfortado al pequeño.
-No le consientas, debe aprender a que no puede subirse arriba de los muebles.
-A si... es verdad, como tú, cuando trataste de escapar de la rata y te subiste a la mesa, así que no molestes a mi muchacho.
-¿Qué rata?... ¿Hay ratas aquí? -pregunta Perla asqueada y mirando el suelo.
Amelia y Jamal le cuentan aquella historia a Perla, junto con risas que hacían ameno el momento.
Por la tarde, todos juntos fueron al festival, ahí se encontrarían con Víctor y la familia de Agustín.
Para esa tarde, fue Jamal quien le ofreció a Perla que fuera su compañera en el festival y así poder tener más tiempo de charlar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro