Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

Se había decidido no hablar del asunto que ocurrió la tarde del viernes en la mansión Fortunato, pero Eleonora retoma el tema con sus amigos cuando estaban en un receso en la escuela, puesto que debía contarles a ellos, lo que escuchó de la conversación de sus padres.

—¿Te marcharás a España? —pregunta Magdalena con los ojos empañados en lágrimas.

—No. Pero mi padre está muy sensible con el asunto.

—¿Por qué tú? No has hecho nada malo. No pueden castigarme a ti por lo que hace el retorcido de tu hermano —dice Isaac furioso, presionando sus puños.

—Si te vas ¿Regresarás? —pregunta Aarón, tratando de contener el temblor de su voz.

—Sí. Pero no me marcharé, estoy segura de que mi padre solo lo dijo porque estaba muy enojado.

—Pero lo dijo, y tu hermano ya te lo había dicho antes también. Creo que solo están sacando escusas para llevarte. —concluía Magdalena, que se había puesto a llorar de manera silenciosa.

Eleonora abraza a su pequeña amiga. Magdalena tenía razón, en cualquier momento la enviarían a ella y a su hermano con sus tíos a España, era solo cuestión de tiempo para que eso ocurra.

Los días avanzaban y cada vez, la vida de los Fortunato se volvía más triste. Don Sebastián, llevó a un médico a la mansión, para que pueda tratar la enfermedad de Carlos, y aunque Eleonora les preguntaba a sus padres o hermano sobre qué era lo que tenía, nadie le respondía.

Los meses pasaron y la temporada de lluvias comenzó, y por la bahía de Puerto Blanco, se habían divisado varias embarcaciones piratas, lo que alarmaba a los ciudadanos, puesto que, por lo general, cuando ellos se reunían, era para realizar un ataque y asaltar la ciudad.

Habían traído a fuerzas militares que se dispersaron por la ciudad y sus alrededores, con el propósito de resguardarla y a sus habitantes.

Varias familias habían decidido no enviar a sus hijos a la escuela de las Carmelitas de la Caridad, pero al pasar los días, los estudiantes retornaron a clases, a pesar de la alerta del avistamiento pirata. Las religiosas tomaron sus resguardos, y realizaron un plan de emergencia, en el caso de que la ciudad estuviera bajo ataque, haciendo que los estudiantes practiquen como salir de manera ordenada y calmada de los salones y dirigiéndose hasta la Capilla interior del convento, que era la más interna y resguardada del recinto.

En un comienzo, el ejercicio de evacuar la escuela era llamativo e importante a realizar, pero con el paso de los días y al ser tan repetitivos los simulacros, Eleonora había perdido el interés y tomo esta oportunidad para estar a solas con Aarón, ya que nadie ponía especial atención en los estudiantes mayores.

Entre la escuela y los patios del convento, existían unos pilares de piedra, que dejaban espacio a pequeños escondrijos, donde se escabullían los novios cuando debían trasladarse a la Capilla central, dándoles minutos de alegre privacidad, y regresando con los demás estudiantes cuando los escuchaban retornar a las aulas, sin que las monjas se den por enteradas de su ausencia, haciendo que su plan sea perfecto.

Durante una clase de matemáticas, nuevamente suenan los silbatos para realizar el habitual simulacro, que ya se había vuelto una rutina y que las religiosas mantendrían mientras estuvieran las alertas en la ciudad.

Para Eleonora, nunca antes fue tan emocionante escuchar aquel silbato, ya que para ella, era el llamado del amor.

Saliendo del salón y caminando por los pasillos en compañía del resto de estudiantes, ella disminuía su marcha para quedar en la parte de atrás de la fila junto con Aarón, y con una mirada acusadora de parte de Isaac. Al doblar a la esquina de los jardines del convento, los enamorados se toman de las manos, para desaparecer entre los pilares.

Cuando el silencio se volvió presente, y los jóvenes, solo escuchaban el retumbar de sus corazones, acallaban pequeñas risitas que se les escapaban, abrazándose y regalándose tiernos besos. Eleonora, jugaba con sus dedos sobre el pecho de Aarón, a lo que él toma de su mano, y la presiona contra su corazón.

—¿Lo sientes? —susurra Aarón.

—Late muy fuerte —respondía en voz baja Eleonora.

—Se comporta así cuando su dueña está cerca. Quiere que sepas, que late por ti.

—¿Me regalas tu corazón?

—Siempre ha sido tuyo y por siempre lo será.

—Solo lo dices, hasta que te guste otra chica. —responde Eleonora, actuando ofendida.

—Después de ti, dudo que pueda ver a otra, porque solo tú me haces suspirar.

A Eleonora le encantaba escuchar las dulces palabras de Aarón, que le provocaba un agradable cosquilleo que iniciaba en la nuca y bajaba por su espalda.

—Entonces, también te regalaré mi corazón.

—¿Lo puedo tener?

La joven asiente con la cabeza sonriente, para nuevamente abrazarlo y besarlo, sobresaltándose al sentir que él estaba tocando uno de sus pechos.

—Pero ¿qué haces? —pregunta sorprendida Eleonora, que comenzó a reír de manera suave, sin apartarlo.

—Estoy tocando tu corazón.

—Pero ese es mi pecho.

—Tú también tocaste el mío para sentirlo —responde de manera inocente.

—No es lo mismo —Ella mira cómo su novio tenía colocada de manera firme pero delicada su mano sobre su pecho —Y lo sigues tocando, ¿no te da vergüenza?

—No, pero si te incomoda, puedes apartarla.

Aarón actuaba de manera inocente, pero comenzó a morder su labio inferior para no reír, puesto que había aprovechado la oportunidad para tocarla.

Que él actuara de manera atrevida, le agradaba a Eleonora, ya que no era tan tímido después de todo.

—Puedes tocarme, porque si lo haces tú, no me negaré.

La pelirroja se estira nuevamente para alcanzar los labios de su enamorado, jugando con ellos, pasando suavemente su lengua sobre ellos al besarlo, haciendo que libere suaves suspiros, mientras que él, seguía tocando su pecho, apretándolo y acariciando con el pulgar aquella forma redondeada por encima de la tela de su vestido.

De forma súbita, una mano toma del cabello de Eleonora y lo jala de manera violenta, sacando a la muchacha de su escondite, mientras que tomaban de una oreja a Aarón, sacándolo del lugar también.

Ambos jóvenes chillaron por el dolor al ser jalados por alguna parte de sus cuerpos, pero enmudecen al ver que una de las religiosas era la que los había descubierto.

—¡PECADORES! ¿CÓMO SE ATREVEN A REALIZAR TAL ACTO DE LUJURIA? —Gritaba la religiosa mientras los jalaba, llevándolos a la Capilla —Espero que se arrepientan y le pidan perdón a nuestro señor por caer en tentación y no esperar su santísimo sacramento...

La religiosa les seguía regañando, mientras eran observados de manera expectante por los estudiantes que salían de la Capilla, y regresaban a las aulas.

Eleonora y Aarón, comprenden que estaban en graves problemas, entrando en pánico, cuando la religiosa les dice que avisará a la madre superiora para que llamen a sus padres.

—Hermana, por favor, no lo haga. —suplica Eleonora —haremos penitencia, recibiremos el castigo que se nos imponga, pero se lo ruego, no llame a nuestros padres.

—Ellos deben de enterarse en que actos se encontraban —seguía diciendo malhumorada.

—Estamos muy arrepentidos, no lo volveremos a hacer, jamás —dice Aarón, que había palidecido.

—Debieron de pensar en eso antes.

Los jóvenes comprendieron que fue una gran equivocación e inmadurez sus actos, sintiéndose tan estúpidos en ese momento, pero la tentación de tener unos minutos a solas, que fue mayor que su juicio y ahora debían afrontar el castigo por sus actos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro