—Lo que usted necesite, sólo dígame y yo lo haré — sus manos estaban frías y sudorosas, tenía nervios de lo que aquel hombre pudiera pedirle, pero estaba dispuesta a todo para ayudar a su familia, el lugar estaba tan solo y callado que respirar se sentía pesado, Nili no quería hacer mucho ruido y el hombre sentado frente a ella solo la miraba pensativo, de un momento a otro él decidió romper el silencio 

—Me alegra tu disposición, por ahora no tengo ningún puesto libre, pero puedes ayudarme a organizar mis papeles, y revisar cual tirar o no — sonrió y se levantó del sofá —¿No dormiste verdad? — se conocieron a las tres de la mañana, Rowan había dormido solo por dos horas, en cambio Nili lucía demacrada, con ojeras y los golpes en su rostro no ayudaban mucho 

—No, pero estoy bien, ya habrá tiempo para dormir — dijo suavemente mientras se levantaba 

—Mientras trabajes aquí necesito que cuides de ti misma, no puedo hacer mucho por ti — caminó hacia la puerta indicando a su vez la salida para Nili —Puedes seguir a mi secretaria, ella te pedirá los papeles que necesito y te dará el contrato — la secretaría saludó cortésmente a nili intentando ignorar su rostro amoratado 

Las horas pasaron, la pelinegra no se quedó a trabajar, puesto que su día de entrada era el martes siguiente.

—Kai, ¿En dónde están? — la joven llamó emocionada a su hermano —Conseguí trabajo — se sentía aliviada, pero al mismo tiempo su preocupación continuaba, su cabeza dolía demasiado y luchaba por permanecer despierta 

—¡Qué bien, estamos salvados! — el mellizo respondió con emoción al mismo tiempo que caminaba en dirección al baño del hotel —Tengo que irme ... — la joven interrumpió su oración 

—No, por favor ya deja eso —la preocupación la invadió — no vayas, con este trabajo yo puedo mantener a la abuela — suplicó 

—Nili, seamos sinceros, no puedes mantener a tres personas y pagar un lugar para vivir con lo que vas a ganar — sonaba rudo pero era la verdad, y aunque la joven se molestó sabía que él tenía razón

—Entonces por favor cuídate — fue lo único que salió de su boca, pero en el fondo ella quería decirle lo mucho que lo quería y cuánto le preocupaba esa situación

La chica caminó al lugar en donde se estaban hospedando, al entrar vió a la abuela quien se encontraba dormida, la pelinegra acercó su dedo a la nariz de la anciana para verificar si estaba bien, sacó la ropa de la mochila que habían llenado antes de abandonar "su casa" solo para encontrarse con un pantalón de su hermano y un jean roto

Estaba preocupada, esa no era forma de presentarse ante un nuevo trabajo y más si era en una empresa tan reconocida 

"Reconocida" pensó, y tan pronto una idea invadió su mente, la empresa no permitiría dar una mala imagen por lo cual podrían proporcionarle un uniforme, sacó su teléfono y digitó el número de la secretaria 

—¿Hola ? — contestó al tercer tono, mientras que la pelinegra se apresuró a contarle su situación 

—Lo lamento mucho, pero no tenemos ningún uniforme, si no te alcanza puedes decirle al señor Silvermist que no tienes dinero para vestir, pero siendo sincera no lo notará, no te preocupes, no se fijará en ti... — 

¿Había sido un insulto, un intento de calmarla o simplemente una descripción de lo que sucedía en su vida? Lo que fuera que había sido, no le preocupaba, pero tampoco la calmaba. 

Suspiró antes de mandar un mensaje a una de las pocas mujeres que habían sido amables con ella.

"Lo siento mucho, pero realmente necesito tu ayuda" finalizó el mensaje, esperando una respuesta se dió un baño, su teléfono vibró 

"Claro que sí, me alegra demasiado tu mensaje, no sabes cuanto me preocupé por ti estos años" Lilian había sido su compañera de escritorio durante la preparatoria, siempre la había tratado bien

Por las mañanas Lili le regalaba comida con la excusa de que ella ya había desayunado, y otras veces mencionaba que no le gustaba esa comida, pero todo era para ayudarla y que no se sintiera incómoda o sintiera que estaba recibiendo caridad, aún así Nili lo sabía perfectamente, ambas eran buenas amigas hasta la graduación, Lili había ido a una prestigiosa universidad mientras que Nili había abandonado en el tercer semestre, para ayudar a su abuela y para pagarle la universidad a su hermano 

Lili era la extrovertida y bonita, popular y con demasiadas oportunidades de triunfar en esta vida, venía de buena familia y parecía que había nacido con todo a su favor 

Nili era introvertida y no era fea pero no encajaba en los estándares de belleza de esa época, o simplemente sus compañeros se negaban a aceptar que alguien pobre y sin padres los superaba en inteligencia y belleza, por lo que le hicieron creer y se trataron de convencer que no era linda  

"Dame una dirección, iré con lo que necesites"

"Muchas gracias Lili, siempre has sido alguien en quien confiar", ante esas palabras Lili no pudo evitar sentirse conmovida, era como si un gato rebelde le demostrara su amor

Quedaron de encontrarse en una cafetería, Lili había comprado ropa y maquillaje para regalarle, estaba emocionada de ver a su amiga, la única que nunca hizo ningún comentario a sus espaldas, la única que no había sido hipócrita con ella, se pusieron al día y con gran alegría en su corazón ambas regresaron a su casa.

Pasaron los días y finalmente había llegado la hora de trabajar, tomó un largo baño, se arregló lo mejor que pudo y para esto la hinchazón ya había disminuido, sólo cubrió los moretones con maquillaje, vistió una falda negra medias, unos mocasines y una camisa del mismo color, era la primera vez se que se veía tan bien vestida después de tanto tiempo, su abuela la elogió y se despidió de su nieta  

La ropa le quedaba a la perfección, ella era realmente una mujer muy bonita, de no haber sido su vida tan dura podría pasar perfectamente por la hija de algún empresario, o incluso de algún artista

Al llegar al edificio, se le negó la entrada puesto que no llevaba la credencial de trabajador

—Realmente trabajaré aquí, es mi primer día— dijo, pero los trabajadores no se encontraban convencidos 

—Por día vienen unas diez mujeres con el mismo cuento, todo para ver al señor Silvermist, ¿Cómo sabemos que lo que dices es cierto? — 

—Solo déjenme hablar con la secretaria del señor Silvermist, ella sabe que hoy es mi primer día — para su suerte la secretaria acababa de llegar 

—Señorita Eleonor, esta mujer dice que es su primer día y usted lo sabe, ¿es eso cierto? —