Capítulo 6
Al día siguiente Derek se despertó más temprano que de costumbre. Para no despertar a Charles, su compañero de cuarto, se levantó silenciosamente y fue a ducharse y vestirse. En esos momentos tenía un presentimiento de que algo iba a salir mal.
Entró nuevamente a la habitación y saludó a Charles, quien acababa de despertarse. Derek se sentó en su escritorio, aun era muy temprano para entrar a clases.
Mientras esperaba a que iniciaran las clases empezó a hacer algunos trabajos que tenía pendientes. De pronto tocaron la puerta incesantemente, Derek se levantó de la silla y fue hacia la puerta y la abrió, quien estaba del otro lado era uno de los guardas del internado.
―¿Derek Tasgrow? ―inquirió el guarda al ver al muchacho.
―Sí… ―respondió Derek dubitativo―. Soy yo…―Se sentía asustado ahora, el presentimiento de la mañana se hacía aun más fuerte.
―Debe venir conmigo Sr. Tasgrow, el Director Broukehoots necesita verle.
Derek asintió y salió del dormitorio. “Ahora ¿qué sucede?” pensaba mientras cruzaba el internado “¿Hice algo mal?” pero el temor le dio la respuesta correcta “Algo pasa en casa”. Era una afirmación, no una pregunta como sus pensamientos anteriores.
Rápidamente llegó a la oficina de Broukehoots, tocó la puerta, esperó el tan normal “Adelante” y entró.
La oficina del Director Broukehoots era una habitación enorme llena de estantes en los que se encontraban los premios recibidos por los alumnos, generalmente en competencias académicas en las que participaba el internado. Una gran mesa se hallaba en el centro y dos sillas negras cómodas al frente de ésta, la silla de Broukehoots era marrón, de cuero y se encontraba a un lado de la mesa en ese momento. Broukehoots estaba sentado en ella. El director era un hombre bastante mayor, sus cabellos plateados eran largos y su barba aun conservaba algunos toques de castaño, lo cual indicaba el color de su cabello durante la juventud, Broukehoots era siempre tranquilo y buscaba llevarse bien con sus estudiante, no que sus relaciones siempre fueran alumno-profesor.
―Sr. Tasgrow… Buenos días… ―Saludó con jovialidad.
―Buenos días, profesor ―respondió Derek un poco nervioso―. ¿Me había mandado a llamar?
―Erm… Sí, siéntate. ―mostró una de las sillas negras al frente de su escritorio. ―Temo que tengo noticias que darte. ―En su rostro se reflejó la preocupación.
―¿Sucede algo malo? ―El temor de Derek aumentaba poco a poco.
―Me temo que sí… Hay un problema con Casie.
―¿Qué le pasa a mi hermana? ―“Siempre se enferma o mete en pequeños problemas, nunca algo que sea demasiado grave” ―¿Está bien?
―No lo sabemos, ha desparecido ―dijo Broukehoots, antes de que Derek lo interrumpiera añadió―. Más exactamente huyó de casa hace dos días.
―Y ¿Nadie la ha llamado? ―preguntó Derek―. ¿No han intentado ponerse en contacto con ella?
―Tus padres lo han intentado, pero no responde sus llamadas, pensaron que quizás había hablado contigo
―No he hablado con ella ―respondió rápidamente mientras se ponía de pie―. Quiero un permiso para poder salir del internado hasta que la situación mejore― “Hay muchos lugares en los que puede estar, voy a tener que viajar mucho”
―Primero llama a casa, yo estoy anuente a darte ese permiso…
―De acuerdo ―le interrumpió Derek. Tomó el teléfono de la oficina, pues el suyo lo había dejado en la mesa de noche. Marcó el número y esperó.
―¿Casie? ―respondió su padre al otro lado, su voz notablemente preocupada.
―No, papá soy yo… ―Derek esperaba una diatriba de parte de su padre, Casie siempre se metía en problemas y él escuchaba cada preocupación de su padre para con ella.
―¿No has hablado con ella?
“Bueno… dos días desaparecida Casie le ha calmado para no gritarme” pensó mientras le respondía ―No, pero creo saber los lugares en los que puede estar, quiero ir a buscarla nunca encontrarían esos lugares.
―Bien… ―suspiró su padre después de pensarlo unos minutos―. ¿Vienes en seguida? ―Derek sabía que la duda de su padre era que le importaban las clases que abandonaría si iba.
―Por supuesto papá, estamos hablando de Casie. Estaré en casa lo antes posible ―No podía creer que su hermana se escapara, sabía que los problemas con su padre eran frecuentes, pero nunca antes habían sido tan graves como para que ella huyera. Casie era la que tenía mayor paciencia, siempre había adorado a su familia y buscaba la aceptación de su padre, aunque nunca se le quedara bien a él.
Derek colgó el auricular en la base y miró a Broukehoots.
―Bien… ―dijo éste último―. Puedes irte tan pronto estés preparado, avisaré a los demás profesores para que lo tomen en cuenta por cualquier problema con trabajos que debas presentar.
―Gracias ―dijo Derek y con esto salió de la oficina.
Corrió hasta su dormitorio, tomó lo que pudo y lo metió en su maleta, salió rápidamente y tomó un taxi hasta la estación del tren; allí debió esperar hasta que saliera uno.
Por suerte el tren salió pronto y el viaje no era largo. Pasaron cuarenta y cinco minutos desde su llamada a casa, hasta que llegó a la estación del tren en el centro de la ciudad, ya sus padres estaban allí esperándolo.
―¡Derek! ―gritó su madre en cuanto lo miró―. ¿Cierto que sabes dónde puede estar Casie?
La preocupación y esperanza en su voz y rostro hicieron a Derek olvidar la cortesía y saludar. ―Tengo algunas ideas ―respondió―. Pero debo ir solo, no sé qué pasó, pero para que huyera de esa manera debe estar muy enfadada. ―“Con solo trece años y escapa de casa… Tuvo que ser algo muy grave y ahora debo saberlo y convencerla de volver”
Aún faltaba camino por recorrer, tomaron otro tren, el cual los llevaría hasta la ciudad donde estaban viviendo sus padres.
Casie y él siempre habían sido los mejores amigos, algo comprensible pues no se quedaban mucho tiempo en un mismo lugar y sus amistades eran temporales. Ese tipo de amistad los había llevado a confiarse todo. Derek sabía que Casie sobreviviría con pocas cosas y los lugares donde podría estar eran aquellos que conocía muy bien y los recursos naturales con los que contara fueran suficientes.
Apenas llegaron a casa, Derek subió a su antigua habitación para dejar su maleta. Ya era momento de buscar a Casie. Empezaría en su lugar favorito, la cueva colindante con la playa.
Tomó un sándwich antes de salir, cuanto antes encontrara a Casie era mejor, debía hablar con ella, hacerla entrar en razón, sólo faltaban cuatro meses para que ella entrara al internado y se olvidaría de estarse mudando.
Derek caminó bajo el aire de invierno hasta llegar a la pequeña cueva que usaban cuando eran niños, la primera vez que estuvieron ahí, para sus pequeños juegos. Sabía que era el lugar favorito de Casie, cada vez que salía de casa iba a ese lugar a buscar conchas y dibujar sobre la arena. Cuando Derek volvía de la escuela, siempre la encontraba cubierta de arena, esperándole para jugar.
Él llegó allí rápidamente, entró con la esperanza de verla como cuando era una niña. Su corazón dio un vuelco cuando miró, en la claridad del sol, que la cueva estaba vacía. Se acercó al final de ésta y se sentó, Casie nunca se iría sin contarle nada. Mientras esperaba dejó caer las lágrimas que le atormentaban desde la mañana. A menos de una hora de haberse dejado estar débil y esperar a su hermana se levantó, sólo quedaba un lugar más, el escondite de Derek, el centro del bosque al otro lado de la ciudad.
Derek se levantó, limpió su cara y empezó a salir de la cueva, aún no podía creer que Casie saliese de su casa y no volviera. Caminó adentrándose en el bosque, los linderos eran conocidos, pero sabía que debía ir hasta el otro lado, él le había mostrado buenos caminos y escondites agradables, antes de que Derek tuviera que irse habían ido a acampar, una de las pocas actividades que querían hacer juntos y sabían no podían hacerlo después.
Derek miraba a su alrededor, el problema de ese bosque eran los animales salvajes de los cuales habían montones ahí, pasaba grandes árboles, buscando el claro donde habían hecho su tienda con hojas y troncos, era la manera en que les gustaba acampar, Derek creía que si Casie se había ido a ese lugar tomaría ese refugio. Poco a poco la noche empezó a caer y en la densidad de hojas era poco posible ver lo que se tenía al frente, apuró su paso, no quería terminar en la oscuridad del bosque solo y tener que volver sus pasos porque se hacía cada vez más difícil el avance.
Justo cuando la noche cayó Derek llegó al claro, una fogata estaba encendida, lo que le dio una esperanza; estaba cerca de Casie. Corrió hasta el refugio y allí la encontró.
Su hermana estaba tendida en el césped sus manos y pies abrazados para darse más calor, el invierno se estaba haciendo cada vez más frío y, con sólo mirarla, ella no tenía más ropa que la que llevaba puesta.
―¡Casie! ―gritó en cuanto la vio―. ¿Estás bien? ―se acercó rápidamente a ella.― ¿Por qué te fuiste?
―¿Der? ―la duda en su voz hizo que Derek se sintiera aún más preocupado, la ayudó a incorporarse y la abrazó; ella estaba completamente fría, se quitó su abrigo y lo colocó sobre sus hombros.
―Casie… ¿Qué pasó? ―le acomodó su cabello fuera de su rostro. ―¿Estás bien?
―Es una tontería ―respondió ella, sus oscuros ojos azules llenándose de lágrimas―. Odio a papá ―terminó con voz apenas audible.
Derek tomo su rostro, lo levantó y suavemente limpió las lágrimas. ―¿Por qué dices eso?
―¡Oh! Derek… ―se lanzó a sus brazos sollozando silenciosamente.
Él dejó que se desahogara mientras acariciaba su espalda. Ellos siempre eran muy unidos, a veces quienes los veían decían que eran pareja, no ayudaba en nada para desmentirlo que fueran tan diferentes físicamente, ella era rubia y sus ojos azules oscuros; él tenía el cabello castaño y ojos verde musgo.
―A ver, cariño… ―dijo él después de que se tranquilizara―. Cuéntame ¿Qué pasó?
―¿Papá te llamó?
―No, mamá… Llamaron al director… ―contestó a su evasiva, si algo conocía tan bien de su hermana era que no podía ignorar sus preguntas sino se disgustaba y no contestaría ninguna de las que le hiciera―. ¿Qué tiene eso que ver con que huyeras? Están preocupados por ti, me preocupé muchísimo por ti…
―Entonces ¿No sabes?
―Mi niña, quiero que seas tú quien me cuente ¿Por qué estás en pleno invierno, fuera en el bosque sin suficiente ropa para aguantar el frío?
Casie sonrió de lado. ―Lo sé, soy una tonta, pero ya estoy cansada de ser la hija buena, no voy a dejar que me mande donde quiere… Mucho menos ahora que quiere que asista a otra escuela…
―Espera… ¿A otra escuela? ¿Por eso te fuiste?
―Der, no podría verte, es en el extranjero… Si teniéndote cerca me haces falta, ahora que todo cambie… No lo tolero…
―Pero esta no es manera de solucionarlo ―respondió él levantándola en sus brazos y acercándola más al fuego, aún estaba muy fría, sacó de su bolsa un sándwich de los que llevaba y se lo dio―. Come… ¿Por qué no me lo dijiste? Ya sabes que papá es quisquilloso y entre los dos siempre lo hacemos entrar en razón…
―¿Qué te iba a decir? “Der, vieras que necesito que vengas porque papá cambió de opinión y ahora tengo que salir del país a otro internado” ―dijo ella sarcásticamente, tomó un mordisco―. No te lo iba a decir, decidí esperar a que sea muy tarde para enviarme allí y que tuviera que mandarme contigo…
―Creíste que una niña de doce años…
―Cumpliré trece en dos meses ―le interrumpió con orgullo.
―Bueno… de trece años podría sobrevivir en el bosque durante cuánto ¿tres meses? Contando que es invierno y que sus padres están locos buscándola; con un hermano que se preocuparía sin noticias de ella.
―Lo siento… Sólo que de verdad estoy cansada, papá siempre quiere que haga todo sin siquiera preguntarme. Soy su marioneta.
La oscuridad reinaba la noche, no podían volver a casa ahora, tendrían que esperar hasta la mañana siguiente para regresar.
―Sé que no eres una marioneta. Sabes que papá es así, siempre lo has dicho… ―Miró que Casie estaba somnolienta. ―Bueno… Duerme, en la bolsa hay más comida si quieres, voy a recoger más leña.
Con esto salió del refugio, sacó su teléfono y marcó a su casa, diciendo simplemente cuando contestaron: “La encontré, está bien, llegaremos a casa mañana” antes de colgar. Se sentía realmente tranquilo ahora que estaba con Casie, respiró aliviado y comenzó a recoger pequeñas ramas de árbol, con lo que tenían recogido Casie en el claro morirían de frío a medianoche. Regresó y encontró a Casie durmiendo al lado de la hoguera con su abrigo abrazado. Derek se acercó y la abrazó.
―¿Der? ―dijo Casie, somnolienta.
―Sí, princesa ―le colocó el cabello detrás de su oreja. ―Duerme, ha sido una semana larga para ti… ―Con esto tomó su abrigo y lo colocó sobre ellos, eso amortiguaría un poco el frío. Mañana podrían estar durmiendo tranquilos y calientes en sus propias camas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro