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8 La cena en casa de mamá

Juliana se encuentra en su cocina comiendo una manzana, cuando ve a su hermano llegar, al tener el gym del cual ella es socia, pero él maneja como profesor de educación física y siendo dueño también, pasa demasiado tiempo en lo de su hermana, ya que le queda más cerca que dónde está su departamento. El cuál también le regalaron Julia y Victoria para que estuviera cerca de su universidad.

Juliana comiendo la manzana, recuerda la cena hace unas noches en casa de su madre, luego de haber llegado de la playa con Pauline y Olivia.

—Hola —saluda seca a su madre— te traje lo que me pediste, te lo dejo en el placard bajo la escalera.

Desde que se marchó de esa casa evita subir a la planta alta, a su antigua habitación y la habitación de su madre, que compartía con su padre. Abre la puerta bajo la escalera y ve adentro colgada una campera, que no reconoce que sea de su hermano y definitivamente no es de su padre.

—¿Vino la tía Lara?

—Mi hermana hace meses que no viene ¿Por qué hija?

—Parece que Joe —el esposo de la hermana de su madre— se dejó una campera —le dice a su madre al entrar a la cocina y por un momento breve, su madre se tensa— voy afuera a ver a Sally —la perra de casi 14 años.

—Entra y deja de evitar a tu madre, o te meto yo —su tía Julia la conoce demasiado bien. Ella entra y se sienta en la mesa con cara de pocos amigos— cambia esa cara —le susurra.

—Tía Vicky, Julia me está molestando.

—Deja a la niña en paz Moore —le sonríe con suficiencia a su tía y ella le achica los ojos con ganas de asesinarla, solo faltó que le sacara la lengua.

—¿Cómo has estado? —le pregunta su madre dejando las ensaladas en la mesa, intenta acariciarle el cabello y ella se levanta de un brinco.

—Bien —se cruza de brazos.

—¿La universidad va bien? —su hija asiente— me preguntaba si quieres ir a almorzar la próxima semana, yo te invito.

—¿Por qué?

—Por nada en especial solo...

—Tú nos llevas a comer cuándo tienes que decirnos algo importante, sino ni siquiera te molestas en invitarnos un vaso de agua ¿Qué tienes que decirme?

—Bajale 5 rayitas mocosa insolente a tu humor, y no le hables así a tu madre —le dice su tía Julia mientras toma asiento.

Julia podrá amar mucho a Juliana, pero en lo que a ella respecta, Tricia es su hermana del alma y no va a tolerar, ni permitir que nadie le hable así a su amiga, menos que menos su propia hija, cuando sabe de primera mano por todo lo que ha pasado Tricia.

—Está bien Juliana —le toca el hombro—. Si no quieres está bien, solo era una invitación.

—No, no quiero.

Se sientan a comer y Juliana tiene la vista clavada en su plato, le hablan y da respuestas cortas, su tía Julia la patea bajo la mesa y la mira con el ceño fruncido negando con la cabeza.

—¿Sabías que tu madre ha sido convocada como conferencista principal en la convención de psicología más grande del país?

—Levanta la mirada— Te felicito y lo digo genuinamente sin ironías. Sé que ese siempre fue uno de tus sueños.

—Gracias —sonríe Tricia— la verdad es que era una meta a cumplir. Felicitaciones por salir en el cuadro de honor con mejor promedio —le sonrió Tricia ampliamente—, un amigo vió tu nombre y me escribió.

—¿Porque no nos has contado? —preguntó calmada Victoria —ella se encoje de hombros.

—No lo considere algo importante.

—¿Cómo que no? Tu madre, Atenea y yo, estuvimos en el cuadro de honor, es algo muy importante, algunas empresas se fijan en eso.

—Aja.

Julia se muerde el labio inferior a punto de perder la paciencia con su sobrina y sino la cachetea es porque algo de amor le queda y no quiere pelearse con Tricia.

—Mientras más mires la hora, más tarde nos vamos a ir —le dice Julia.

—¿De va a tratar la conferencia? Osea sobre que vas a hablar.

En realidad le importa menos que una mierda, pero ponerse en contra solo hará que esta cena se alargue aún más y no tiene ganas de seguir en esta casa, con millones de recuerdos. En algún momento se levanta al baño para hacer pis, pero usa el de la planta baja, abre la puerta mientras se lava el rostro.

—¿Sigue siendo difícil estar aquí? —Victoria está parada en la puerta.

—Sí —suspira cerrando los ojos— ¿Ves esa marca en el marco del espejo? Papá intentó colgarlo el mismo, y se le cayó, casi se le rompe y acá —abre la puerta del mueble— era dónde me apoyaba haciendo pie para bajarme mientras él se afeitaba y me ponía crema de afeitar a mí y yo fingía afeitarme con él usando el mango de un cepillo de dientes. Cada cosa aquí tiene un recuerdo, a dónde miro veo el pasado y el fantasma de una persona que ya no está.

—Sé que puede ser difícil mi cielo, pero aún te queda tu mamá. Intenta conocerla al menos Juli, te estás perdiendo a una persona maravillosa y no lo digo porque es mi amiga, lo digo porque Tricia es alguien que vale el intento de conocer.

—¿Cómo? ¿Cómo hago para conectar con ella? Siento que estamos a un mar de distancia.

Victoria coloca una mano sobre su brazo y lo acaricia en un gesto maternal.

—Puedes empezar bajando la guardia, para poder ver lo que hay detrás del muro tienes que dejar tu posición de combate. Quizá lo que haya del otro lado te sorprenda y te haga amarla, tal y como es, humana, y como una madre que cometió y comete errores, pero a pesar de todo eso, te ama.

—Está bien, voy a tratar...

Vuelven ambas al comedor y Tricia mira a su hija con amor, con el mismo amor que la ha mirado desde siempre, entonces Juliana lo ve, ve el amor en los ojos de su madre y cede un poco desmantelando las barricadas para defenderse de un "enemigo" que desde siempre lleva la bandera blanca.

Se sienta frente a ella, y arrima una mano hasta quedar en contacto con ella, Tricia sonríe le acaricia el dorso con el índice, Julia al ver el gesto en su sobrina, afloja su postura y le da la mano a su esposa agradeciéndole con un beso en el dorso de la mano.

—Entonces hablaras sobre la depresión y algunos casos clínicos y en cómo poder evitarlo, más los factores que pueden influir en una persona con tendencias suicidas —su madre sonríe, si la había escuchado y si parece estar genuinamente interesada.

La segunda parte de la cena, logran conectar un poco mejor madre e hija, se recomiendan entre las cuatro series o películas. Suben al auto y por primera vez en mucho tiempo, Juliana permite recibir un abrazo de su madre al despedirse.

—Gracias por venir. Me gustó verte. Me han hablado de Pauline y Olivia, traelas si querés para mi cumpleaños, solo te pido que me confirmes si vienes para ver lo de la comida.

—Okay —sonríe— yo te aviso y le extiendo tu invitación a ella. Gracias por la cena, te veo en tu cumpleaños.

—En realidad, piensa lo de la invitación para almorzar, la verdad es que si me gustaría hablar sobre algo contigo.

—Bien —suspira, porque lo sabía— quedamos en esta semana.

Pero el almuerzo no se concretó, Juliana tuvo una semana demasiado ocupada con trabajos finales y no pudo juntarse con Tricia, aunque quizás debió haberse juntando con su madre antes de llegar a su cumpleaños y que la sorpresa se le llevaran ellas.

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