5 Reprimienda de las tías
Casi dos meses despues Julia y Victoria se presentan en el departamento de su sobrina, al entrar se encuentran con la pequeña Olivia durmiendo en el sillón del living y ella les pide que no hagan mucho ruido al pasar. Julia levanta una ceja y luego del efusivo abrazo se sientan por fin en el comedor, mientras Luke lleva a la niña a la cama.
—¿Quién es la niña?
—Es la hija de una amiga que estoy cuidando.
—¿Desde cuándo te gustan los niños?
—No me gustan, pero esa niña me cae bien.
Ambas intercambian miradas con su sobrino, el solo se encoje de hombros, es raro que Juliana, la que ni siquiera quería cargar mucho tiempo a los hijos de Magalí y Debra, o soporta estar cerca de los niños, esté ahora cuidando de esa pequeña.
Los cuatro conversan amenamente hasta que un nombre se introduce en la conversación y mientras la joven sirve el café, se tensa al escucharlo.
—Fuimos a ver a Tricia —dice Julia y se hace un silencio, Juliana sigue sirviendo el café— ¿Hace cuanto que no ves a tu madre?
—Un tiempo.
—Tres meses —dice Luke y se gana la mirada de reproche de su hermana.
—Sabe dónde vivo —se sienta en la mesa y les deja una taza de café a cada uno—. Por favor tías no quiero discutir con ustedes este tema.
—Entonces no lo hagas —dice Julia mirándola fijamente—, pero si hay cosas que voy a decirte te gusten o no Juliana —la joven frunce el ceño y agacha la cabeza, puede hacerle frente a cualquiera, menos a su tía y madrina Julia, la estima y respeta demasiado—. Tus padres te gusten o no, son tus padres y lo serán hasta el último día que mueras. Tu madre...
—Tía... —intenta interrumpirla pero ella levanta su mano para que la deje hablar.
—Tu madre no es perfecta y seguramente ha cometido errores en la crianza, los hijos no vienen con manuel de instrucciones, ni la paternidad. Pero soy testigo de que tu madre ha hecho siempre lo posible para intentar acercarse a ti —la joven se remueve algo incómoda ante esa verdad—, entonces ¿Cuál es el problema tan grave que te lleva a rechazarla todo el tiempo?
—No logro conectar con ella, no puedo, no me nace, siento que no tenemos nada en común.
—Mi vida te pareces más a tu madre de lo que crees.
Le toma la mano y Juliana la quieta enojada, decirle que se parece a Tricia es un insulto. Julia suspira, entonces su esposa intenta una táctica diferente.
—Escucha Juli —interviene su otra tía— estoy segura que debe haber aunque sea una sola cosa que compartan. Lo único que necesitas es ponerle algo de voluntad, abrirte un poco a ella y dejar de rechazarla todo el tiempo, porque creeme que eso duele y mucho más viniendo de tu propio hijo. Solo danos tu palabra de que vas a intentarlo.
Finalmente levanta la mirada para observar a los tres ahí sentados, suspira y asiente. Cada uno le aprieta la mano agradeciéndole y dándole apoyo, Juliana cumple con su palabra y se las acaba de dar.
—Ahora volviendo al otro tema... —tantea Victoria cambiando el tema— ¿Se puede saber como se llama tu amiga madre de Olivia?
—Pauline y está viviendo en el departamento del fondo —dice Luke.
—Activando el cagometro desde temprano ¿Puedes cerrar el pico, por una vez en tu vida? —las mujeres ríen por la discusión entre los hermanos, de pronto aparece Olivia somnolienta a su lado, restregandose los ojos abrazando su peluche— hola princesita ¿Te despertamos? —la sube a su regazo abrazándola mientras la niña se queda acostada sobre su pecho y ella la acaricia besando su frente, un gesto demasiado maternal para Juliana— ellas son Julia y Victoria, mis tías.
—Hola —dice la niña con la voz ronca en casi un susurro— ¿Ella se llama como tú?
—Parecido, mi mamá me puso un nombre parecido al de mi tía.
—¿Lone está tu mami?
—En su casa.
—Son lindas —las señala y ve como las mujeres tienen el mismo anillo y se toman de las manos mientras la ven con unas sonrisas— ¿son novias?
—Ay Dios no —dice Victoria— ya superé esa etapa, es aún peor, nos casamos —Julia la mira mal.
—Tú me lo propusiste si mal no recuerdo.
—Detalles Moore, detalles —la besa sonriendo— ¿Cómo te llamas ternurita?
—Oli —dice tímida.
—¿Te gusta pintar? —la niña asiente— ¿Quieres que te dibuje a un unicornio y lo pintas? —la niña entusiasmada se espabila y baja corriendo a buscar sus cosas— la verdad es que es una ternurita la niña, ahora vemos porque te tiene tan embobada, me pregunto si con la madre serás igual.
—Es peor —ese comentario le gano un golpe a su hermano en la cabeza.
—¿Qué les pasa a todos ustedes conmigo? Déjenme en paz en la vereda heterosexual.
—Bueno aún recuerdo que tu primer beso fue a los 6 en nuestra casa con tu amiguita —dice Julia— esa mocosa que no me caía bien, siempre cerca de mi bebé.
—Ya no soy bebé, tía y eso no me hace gay, aparte solo tenía 6 por Dios santo.
—Eso dije yo y mírame —le muestra el anillo— casada con mi secretaria que me odiaba.
—Amor no te quites mérito —Victoria la besa— a veces aún todavía te odio —ellas ríen—, no te odio pero si me exasperas a veces.
—Bueno es el don de la tía ese.
—Sobrina no me ayudes —blanquea los ojos.
Julia no es tonta y ha visto como después miraba y era muy cercana a una amiga en su adolescencia, no se miraban como se miran las amigas, y fue ella quién previno a Tricia de lo que podría pasar, pero de un día para el otro la amiga desapareció y ella no volvió a hablar de ella y así han habido situaciones similares dónde se quedaba observando a las mujeres más tiempo de lo usual, o cuando le confesó con 10 años que estaba enamorada de Mulan, porque sabía pelear y no era como el inútil del príncipe de Cenicienta que ni siquiera supo buscarla y como olvidar su crush momentaneo con Rapunzel o Bella, pero no va a exponerla, cuándo ella misma no está preparada para asumir su orientación o ver la señales.
La niña le pasa un dibujo a Julia, que siempre ha sido la de corazón de piedra, excepto porque es la que todavía tiene guardados los dibujos de Luke y Juliana de cuando eran chicos, con ese acto se gana un poquito del corazón de ella.
—Para tú, son las dos.
Aparecen dos garabatos plasmados rodeadas por un enorme corazón.
—¿Qué es eso azul en el pecho de esta que tiene una corona?
—Un cubito de hielo —responde riendo Victoria— le dije que eras una prima de Frozen —sus sobrinos ríen.
—Muy graciosa mi amor, hace tiempo dejé de ser la reina helada —le susurra al oído— ya vamos a llegar a casa, es más ni a casa, ya ta vas a quedar sola conmigo en el auto y ese vestido tienes puesto se levanta fácil —La risa se le borra a Victoria.
—Bueno es solo una broma mi amor —la besa— aparte es la tercera vez en la semana que lavamos el interior del auto.
—Eso era algo que no necesitabamos saber —Se levanta Juliana tapándose los oídos— no quiero saber lo que hacen, son mis tías, es como descubrir a tus padres en medio del acto —se sacuden ambos hermanos un escalofrío.
Las visitas se van y queda a solas con Oli, se ponen a ver una película mientras le acaricia el cabello en el sillón, hasta que la puerta se abre, la dejó sin llave por si la niña se dormía y no quería despertarla.
—Hola —se acerca Pauline con el cabello algo revuelto, trato de venir lo más rápido posible y suspira al ver a su hija dormida en el regazo de Juliana— mi amor —por un momento la otra mujer se ruboriza pensando que le dijo a ella, pero ve que se agacha frente a la niña— se quedó dormida —le acaricia la mejilla y besa sus manos— ¿Cómo se portó? No te ha dado problemas o sí?
—De maravilla —la observa arrodillada frente a ella y le acomoda un cabello rebelde detrás de su oreja, el solo roce hace que Pauline se ruborice— no le pareció raro ver a mis tías casadas.
—No es algo raro —fija la mirada en su hija— aparte no se le hace daño a nadie por amar a alguien de tu mismo sexo, no es un crímen y a veces el amor —la mira— puede estar en el lugar que menos esperas, negarse a ver eso y a enamorarse, es una estupidez ¿No crees?—guarda silencio— Gracias por cuidarla, ella te adora.
—Y yo a ustedes.
Pauline de manera inconsciente levanta una ceja y sonríe. Mira a su hija acariciándole el rostro y la espalda, apoya una mano en la pierna de Juliana para pararse, y cómo puede levanta a la niña para no despertarla y llevársela a dormir.
—Gracias de nuevo —le roza el brazo— entonces me voy, descansa —se acerca y la besa en la mejilla— por cierto... —da la vuelta— también te adoramos, ambas.
Juliana sonríe como genuinamente y se despide de ella, tiene una felicidad que no entiende encima y pese que no le gusta cocinar, se pone a hacer unas galletas, sabe que a Pauline le gustan con chispas de chocolate, pero serán rocklets ya que tiene que improvisar con lo que tiene. El aroma dulce es embriagante, se come 3 calientes, deja enfriar el resto y antes de salir a la uni coloca algunas en una bolsa de papel, dejandoselas en una silla frente a la puerta de su departamento.
"Que ambas comiencen bien el día con estas galletas"
Juli.
Pauline abre la bolsa y prueba una que se deshace en su boca, para textearle bajo la foto que le manda.
—Están deliciosas, si te las compro ¿Me venderías un par la semana? Creo que como buena niña exploradora, le podrías vender unas a tu vecina favorita.
—Por Oli lo que sea —bromea—. Puedo hacer para que merendemos aunque sea dos veces a la semana, pero nada de decirle a Luke, porque no le cocino a nadie.
—Trato hecho. Por cierto no se me ha pasado que dijiste que mi hija es tu vecina favorita, así que ve viendo qué harás para limpiar tu ofensa.
—Jajajaja te ofendes rápido y desofendes fácil, algo se me va a ocurrir.
Como Juliana se pasó el día en la universidad, llegó cansada a la tarde al departamento, al subir las escaleras se encuentra la puerta abierta del fondo con algo de música y al llegar ve la escena más hermosa, Pauline bailando con Olivia mientras cocinan y cantando a todo pulmón, le encanta ser testigo de la felicidad de ellas, entonces saca el teléfono y las filma escondiéndose, hasta que se acerca despacio atrás de Pauline y le hace señas a la niña de no decir nada.
—¿Qué cocinas de rico? —se le aparece al lado y Pauline pega un brinco y un gritito mientras Olivia se ríe y choca los puños con Juliana.
—Dios me asuste —están demasiado cerca, Juliana la toma de la cadera apoyándose, para probar la mezcla.
—Esta rico —no saca la mano de encima de Pauline— ¿En va a convertirse?
—En un budín de vainilla y chocolate —toma un poco de harina y le coloca en la nariz— espera te falta los bigotes de cocinera —Juliana se percata que ambas tienen bigotes de harina— hija has los honores.
Trae a Juliana por delante y colocándose a su espalda la sostiene —aunque no hace falta— mientras Oli le dibuja bigotes de harina. Luego tres se sacan una selfie, que suben a instagram con la cual invocan a Luke que no tarda en materializarse en el departamento con una bolsa de café en granos y le leche de frutilla favorita de Olivia. Es la primera vez que entra y ve el sucucho que ahora parece sacado de Pinterest.
—Wow esto ya no parece un prostíbulo de bajo presupuesto, invadido por un ocupa hippie hecho una mala copia de Curt Cobain.
—¿Gracias? Supongo —dice Pauline entre risas— ¿Qué traes en la bolsa?
—Café, soy un snob del buen café —frunce el ceño porque no ve cafetera— hermana llaves —ella se las tira sin mirarlo— ya vengo.
Y así es como los cuatro pasan una tarde juntos obligados a ver la Barbie mariposa 4, y a ser maquillados y peinados, mientras meriendan. Luego de tan bella obra de arte por una niña de casi 3 años en sus personas, se sacan fotos y las suben a instagram sin pudor, ni miedo al éxito.
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