Vino personalmente a buscarnos
Eros Smith.
Estamos en la comisaría.
Mi padrino y yo tratamos de mover nuestras influencias, pero aún no damos con el paradero de ese desgraciado, Victor llegó hace rato, nos dijo que dejó a Jade más tranquila con Susana.
Estamos viendo el mapa, señalando los posibles lugares donde puede estar, cuando entra un policía a la oficina y le habla a su superior.
— Señor, una señorita acaba de llegar e informa que tiene información muy importante sobre el caso de secuestro del menor Ángel — todos nos quedamos quietos al escuchar eso, nadie dice ni hace nada.
— Que entre — dice Diego, el sargento en jefe de esta comisaría.
— Sí señor.
El oficial sale y a los pocos minutos entra seguido de
— Susana — dice Victor a mi espalda.
— Dónde está Jade — pregunto y siento un mal presentimiento.
— Ella, ella… ella te envío esto — me extiende su teléfono el cual muestra un mensaje de texto con una dirección.
— Porqué envío esto — le digo muy molesto, ya me imagino por dónde va está conversación.
Susana suspira, está muy nerviosa, sus ojos se ven muy irritados, Victor la toma por los hombros y le dice.
— Tranquila, solo dilo, nadie te culpará — algo me dice que Victor piensa lo mismo que yo.
— Ricardo la llamó, la amenazó para que fuera a esta ubicación, ella me dijo que te avisará, que ella… — Susana empieza a llorar — él la amenazó con lastimar a Ángel si alguien que no fuera ella iba a ese lugar, ella solo se adelantó para salvar a Ángel.
Me volteo y estrelló mi puño contra la pared.
— Este desgraciado la puede lastimar, ella no debió…
— ES SU HIJO — me grita Susana haciéndome recapacitar — yo hubiera hecho lo mismo. YO PREFERIRÍA IR EN VEZ DE ELLA, ellos son mi única familia yo… — Victor la abraza y ella llora en su hombro.
El General de las Fuerzas Armadas toma el teléfono y ve la dirección, luego realiza una llamada. Él está aquí gracias a mi padrino, ellos son buenos amigos. Yo solo veo como Susana se desmorona en los brazos de Victor.
— Tranquilo hijo, todo saldrá bien, Jade es muy inteligente, en poco tiempo ideó un plan para ir con su hijo, ella estará bien.
— Mi equipo nos encontrarán en el lugar, vamos Diego — Diego y el general empiezan a caminar y yo los sigo.
— Yo voy con ustedes.
— ¿Qué? No Eros, tu te quedas — dice Diego al cual miro fijamente.
— Es mi mujer la que está allá afuera, no sé si en este momento él la está lastimando, yo necesito ir con mi familia.
El General ve a mi padrino y él asiente, el general suspira y dice.
— Espero que no estorbes muchacho, vamos Diego.
Salimos y nos subimos a dos autos, yo voy con Diego, el oficial Pedro que ha estado con él en todo el caso y un oficial más en un auto y el general con tres oficiales en otro auto.
Manejan a toda velocidad hasta acercarse al lugar, viajamos de los autos dos cuadras antes y empezamos a caminar, el general me informa que la dirección apunta a un edificio que está próximo a demolerse, caminamos entre callejones desolados y escombros.
Llegamos al edificio y nos encontramos con el equipo del sargento, nos informan de la situación y nos colocamos en nuestra oreja un intercomunicador, ellos nos informan que el apartamento donde se ve movimiento está del otro lado por lo tanto podemos ingresar tranquilamente.
Pedro pide que me quedé a esperar abajo pero yo me niego, él es un policía muy pesimista y de mente cerrada, fue el que no quería que Jade viera los vídeos, entiendo un poco que no le guste salirse de las reglas al trabajar con un civiles, pero el tiene que entender que es mi familia.
Subimos al piso dos y me dicen que no entre hasta que me den autorización, un hombre vestido de militar muy joven se agacha frente la puerta y con sus herramientas empieza a tratar de abrir la puerta del apartamento, le toma unos 5 minutos abrirla, un franco tirador nos informó que el está en la habitación junto con jade, lamentablemente lo vio pasar y luego salió de su visión ya que está en la parte de la habitación donde la ventana no permite verlo.
Mi corazón bombea muy rápido, entramos en el apartamento, yo estoy de último y veo como ellos revisan el perímetro en absoluto silencio, vemos una habitación cerrada con una cadena y un candado, el mismo militar que abrió la puerta principal se para frente y abre el candado, entran y todo se ve oscuro, luego escuchamos la voz de un niño.
— Mami — es angel.
Camino hacia el y lo abrazo. Escucho como dicen por el intercomunicador que ya tienen al menor que es hora de entrar a la habitación donde él está.
— Tranquilo Ángel ya estamos aquí — el niño empieza a llorar, siento como tiembla de miedo.
— Eros tengo miedo, mi mami está con él, él es malo, muy malo — habla el ángel entre lágrimas.
— Quiero a mi mamá conmigo Eros, busca a mi mamá.
Veo como los hombres caminan hacia la otra puerta, me levanto para ir pero ángel toma mi mano.
— No me dejes — susurra entre lágrimas.
Veo que de una patada tumban la puerta y escucho el grito de un hombre.
— ¿QUIENES SON? ¿QUÉ HACEN AQUÍ? LARGÓ
Jade.
Camino por la habitación muy lentamente, veo por la ventana y veo una luz en el edificio del frente, al fijarme veo un hombre con una escopeta.
<< ya están aquí Jade, solo debes darles tiempo >> si es fácil pensarlo, pero difícil hacerlo.
— Ven Jade, quiero hacerte mía, no aguanto más, te ves muy sexy, siempre dije que el rojo es tu color — el se sienta en la cama y palmea el colchón a su lado.
— Yo… yo quiero…
Quiero regalarte un baile, ¿Te gustaría verme bailar solo para tí? — por favor que diga que si, tengo que ganar tiempo.
— Un baile para mí — él sonríe — sorpréndeme.
Camino hasta el baño y busco mi teléfono, busco música y encuentro una de Ariana Grande, la verdad no me fijé en cuál solo que fuera algo lenta, puse el teléfono en el marco de la ventana y aproveché para ver qué el hombre aún está en el mismo lugar.
Camine con pasos seguros y sexy acercándome a la cama, saliendo del campo de visión del hombre armado, empiezo a mover mis caderas al ritmo de la música, Ricardo está de un lado de la cama y yo del otro, él gatea hacía mí y luego.
PLAS, la puerta cae al piso y hombres uniformados entran en la habitación, Ricardo les grita, yo corro hacia el otro lado de la habitación, veo como él trata de venir en mi dirección pero el militar que ví temprano en la comisaría le da una patada en el estómago haciendo que el caiga para atrás, otros hombres lo inmovilizan, entre ellos ese policía antipático, el cual voltea y me mira de pies a cabeza.
Yo salgo por la puerta para buscar a mi hijo y cuál es mi sorpresa.
Veo a Eros saliendo de la habitación donde estaba encerrado Ángel, con mi hijo en brazos, Ángel tiene la carita contra el cuello de Eros.
El me ve con asombro, se queda pasmado en la entrada de la habitación, Ángel levanta su carita y en cuanto me ve me llama.
— Mami, mami — Extiende sus brazos con desesperación.
Corro hacia ellos y los abrazo a los dos.
<< No puedo creer que Eros está aquí, vino personalmente a buscarnos >> mi niña interior grita de felicidad al verlo aquí.
— ¿Estás bien? — pregunta Eros mientras me aprieta con sus brazos.
Yo afirmé con la cabeza, pues en este momento no puedo hablar, tengo un nudo en mi garganta que no me permite decir ni una sola palabra.
Beso los cachetes de Ángel y él sonríe.
— Mami nos vamos a casa.
— Si mi cielo, nos vamos a casa.
Siento como Eros me suelta y se aleja un poco mirándome de arriba para abajo.
— La verdad me encanta tu atuendo, pero lo que no me gusta es que otros te vean — yo no entiendo que me quiere decir, hasta que recuerdo la diminuta bata que me cubre.
Me veo y miro a mi alrededor, veo a más de un policía mirarme, cuando voy a decir algo siento una tela en mis hombros, veo a Eros en guarda camisas y al mirarme veo su camisa negra en mis hombros. No lo dudo me la coloco y la abotono, parece mentira que una camisa de hombre me tapa más que la prenda que tenía puesta.
Ángel me abraza por la cintura y Eros se aleja un poco para hablar con el militar, luego se acerca, carga a Ángel, entrelaza nuestro dedos y caminamos a la salida.
Veo más de 4 patrullas, nos subimos a una la cual nos lleva directo a la casa de Eros.
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