¿Se está preocupando por mí?
Jade.
Llegamos a la comisaría e ingresamos para poner la denuncia, Leonel nos acompaña y está al tanto de todo lo que sucedió.
El comisario coloca una orden de captura a nombre de Ricardo Molina, y me pide que mientras lo capturan tenga precaución.
No debo salir sola a ningún lado.
Leonel aseguró que estaría pendiente de mí, que él y su ahijado me acompañarán siempre hasta que lo capturen.
Cuando salimos de la oficina del comisario, veo a Eros caminando de un lado a otro, al vernos se acerca.
— ¿Qué pasó padrino?
— Ya dieron orden de aprehensión en contra del hombre que la golpeó — contesta Leonel.
— Víctor gracias por proteger a Jade.
— No me agradezca señor Leonel, lo haría una y mil veces para que a Jade no le pase nada — le contesta Víctor a Leonel y cuando habla, Eros voltea los ojos en modo de fastidió.
— Eros tú ve con Jade, ella necesita descansar, yo llevaré a Víctor a su casa.
— A mi casa no. Al restaurante donde sucedió todo, mi auto aún se encuentra ahí — dice Víctor.
— Está bien padrino, nos vemos mañana. Ha, se me olvidaba, mañana hay que llevar los vídeos del robo…
— Tranquilo Eros, yo tengo los vídeos, mañana me encargo de todo.
Mientras Eros y Leonel hablaban yo me acerco a Víctor, para despedirme y agradecer todo lo que hizo por mí hoy.
— Víctor gracias por todo, gracias por no dejarme y protegerme de ese hombre — me acerco y lo abrazo — disculpa por la herida yo…
— Preciosa, no tienes que disculparte, nada de lo sucedido es tu culpa — me dice sin soltar el abrazo.
— Jade — escucho a Eros a mi espalda, suelto a Víctor y me volteo.
— Tenemos que irnos, es tarde — me dice más serio de lo normal y cabe destacar que pensé que ya no podría verse más serio de lo común.
Leonel se va con Víctor y yo subo en el auto de Eros.
Conduce en silencio, y yo aprovecho de recostarme y cerrar los ojos, la cabeza me duele mucho y me siento muy cansada.
Eros Smith.
Conduzco a la casa, no se por que siento está rabia en mi pecho, no se porque no me gustó ver a Víctor cómo abrazaba a Jade.
Prefiero no hablar en todo el camino, cuando llegamos me estacioné enfrente de la escaleras de la puerta principal, apagó el auto y volteo para ver a Jade.
Ella está dormida, veo su pecho subir y bajar muy lentamente, le colocó un mechón de cabello detrás de su oreja y no puedo evitar maldecir al ver su hermoso rostro lastimado.
Me bajo del auto y doy la vuelta hasta estar frente a la puerta del copiloto, abro la puerta y la veo tan tranquila, tan tierna, duerme con su boca medio abierta y en su mejilla veo un hilo de saliva, no puedo evitar sonreir como un tonto. Nunca pensé que me pudiera gustar tanto ver a una mujer dormir, con mucho cuidado la levanto en mis brazos y la llevó a su habitación, la acuesto en su cama y no puedo evitar percibir su aroma a vainilla, me acerco lentamente y depósito un beso en su frente.
— Te prometo que nadie te volverá a lastimar — le digo en voz baja y me retiro de su habitación antes que no pueda aguantar las ganas de probar sus labios nuevamente.
La verdad es que no entiendo que me está pasando, a veces desearía estar equivocado y que Jade no sea una arribista, pero luego recuerdo a todas las mujeres que se acercaron a mí solo por mí dinero y caigo en la realidad del porque ella ayudó a mí madre.
Lo que me hace centrarme en cumplir la promesa que le hice a mi madre. Proteger y cuidar a Jade y a su hijo de ese hombre y luego cada quien tomará su camino.
Jade.
Me despierto con el sonido de la alarma de mi celular, me siento lentamente en la cama y me percato que tengo la misma ropa de ayer, mis zapatos están a un lado de la cama.
Recuerdo todo lo sucedido y por un momento mi corazón se quería salir de mi pecho. Jamás me imaginé que Ricardo fuera capaz de hacerme daño de esa manera, recuerdo el dicho que siempre decía mi mamá (caras vemos y corazones no sabemos) Ricardo siempre pareció ser alguien muy cariñoso, educado y atentó. Pero resultó ser un enfermero mental, él cree que yo soy de su propiedad.
Gracias al cielo que Víctor llegó en el momento indicado.
Luego de ducharme, me visto y me siento frente a la peinadora.
— ¿Y ahora cómo disimulo este golpe? — me pregunto mientras veo mi mejilla un poco inchada, y debajo de mi ojo se ve morado.
— Me alegro que Ángel no me vea así.
Ayer no los pude llamar, yo le envié un mensaje a Susana explicándole lo sucedido, le pedí que esté más pendiente de Ángel, que no lo deje solo.
Ella me respondió que me cuidara mucho y que la llamara en cuanto llegará a la casa de Raquel, pero no la llamé porque…
¿Cómo llegué a mi cama? Yo venía en el auto con Eros, él venía muy serio y luego, me quedé dormida.
¡Será que Eros me trajo hasta mi habitación!
Qué pena, el me cargo.
Estás actitudes de él me confunden, a veces se porta amable y parece que se preocupa por mí y luego es el mismo patán de siempre.
Terminó de arreglarme y tengo que decir que no pude hacer mucho con mi rostro, aunque aclaré un poco el golpe, aún se ve algo oscuro debajo del ojo.
Cuando llegó a la cocina veo a Juana y la saludo.
— Buen día Juana.
— Ho! Mi niña, mira cómo estás. ¿Te duele?
— Un poco, pero ya me tomé el calmante, en un rato debe pasar — ella se acerca y me abraza.
— El niño Eros ha estado muy preocupado, ven — ella pone un plato con unas tostadas en una pequeña mesa donde en varias ocasiones he comido y platicado con Juana — ya está listo tu desayuno, come mientras le aviso a Eros que ya estás desayunando.
Me sirvo un vaso de jugo de naranja y me siento a desayunar, Juana sale de la cocina, al cabo de unos 5 minutos entra Juana seguida de Eros.
— Buen día Jade. Hoy no vas a trabajar — me dice Eros con su semblante de ogro.
— ¿Qué? Y porque no iré.
— Porque quiero que descanses.
— Yo estoy bien — Eros se sienta en la silla frente a mi, me mira fijamente, en sus ojos veo reflejado preocupación.
— Jade, ese golpe que recibiste fue muy fuerte y además… — él piensa sus siguientes palabras — Ese hombre aún está suelto, anoche llame y coloque seguridad en la casa, aquí estarás más segura.
Vaya, en el fondo tiene corazón, se está preocupando por mí bienestar.
— Eros, en el hotel también hay seguridad, además tú estás a unos pasos de mi oficina. Si me quedo aquí lo que haré es recordar una y otra vez lo sucedido, necesito tener mi mente ocupada — y no miento, no me quiero quedar aquí sin hacer nada.
Eros lo medita por unos minutos.
— Hijo no creo que ella esté más segura que a tu lado, además le hará bien tener su mente ocupada — dice Juana y yo le sonrió en modo de gracias por interceder a mi favor.
— Está bien, salimos en cinco minutos — Eros se levanta y sale de la cocina.
— Ayer cuando llegaron a la casa, Eros contrató seguridad extra para la casa, además mandó a poner cámaras en el patio y en las entradas de la propiedad — comenta Juana y yo me asombro por su comentario.
No digo nada, me tomo el resto del jugo que quedaba en el vaso, me levanto, Juana toma mi plato y vaso para lavarlo y yo subo a mi habitación a cepillarme los dientes, luego tomo mi bolso y bajó, consigo a Eros a un lado de la escalera esperándome.
— ¿Lista?
— Si.
Una camioneta negra está estacionada frente la entrada, y un hombre vestido de traje color negro, con lentes oscuros, cabello rapado, alto y musculoso nos espera, al vernos abre la puerta trasera del vehículo y nos da los buenos días.
— Jade él es Máximo, a partir de hoy será tu chófer y guardaespaldas, él te acompañará a todos lados — yo lo miro con asombro, pues, en mi vida jamás me imaginé tener un chófer o un guardaespaldas.
— Él es un ex militar muy destacado, sabe manejar armas y también sabe de defensa personal.
— He, mucho gusto — y si, fue lo único que se me ocurrió decir, pues aún estoy asimilando el hecho de tener un chófer o guardaespaldas.
Eros me explica que el auto es blindado, también me dijo que coloco seguridad en toda la propiedad, que a partir de hoy estaré segura.
Yo no puedo formular ni una sola palabra, no salgo del asombro de tener un guardaespaldas y un auto blindado solo para mí uso.
Creo que Eros es un exagerado, ni que Ricardo fuera Al Capone.
Bueno pero no voy a negar que me encanta que Eros se haya preocupado tanto por mí, y debo decir. (Digno hijo de su madre).
Raquel me demostró ser un excelente ser humano y a pesar que Eros es. Es… Un neandertal, también es buena persona.
Llegamos al hotel, Eros se va a su oficina y yo a la mía, dejo mi bolso y salgo por el café de Eros, luego voy a mi oficina tomo mi tablet y me voy a la oficina de él.
Tocó la puerta y después de escuchar un adelante, ingresó, le pongo su café en el escritorio y empiezo a leer la agenda, hoy no tiene reuniones pautadas, el día será algo tranquilo.
Luego de revisar la agenda voy a mi oficina y cuando entró escucho mi teléfono sonar.
Llamada.
— Si.
— Hola Jade, ¿cómo te sientes? — escucho a Víctor al otro lado de la línea.
— Hola Víctor, estoy bien.
¿Y tú? Cómo estás del brazo.
— Estoy bien, solo fueron 6 puntos —¡ y a él le parece poco!
— ¿Estás de reposo cierto?
— Si dos días, ¿y tú, estás en tu casa?
— No, yo vine a trabajar.
— Jade no te esfuerces, el golpe que recibiste fue muy duro.
— Tranquilo estoy bien.
Hablé con Víctor por unos quince minutos, le aseguré que estoy bien y cuando le conté que tengo un guardaespaldas él se quedó más tranquilo.
Los siguientes dos días pasaron en calma sin ninguna novedad, todos los días la misma rutina.
Eros y yo nos vamos al hotel en la camioneta blindada con Máximo de chófer, Eros casi ni me habla, solo toca temas laborales, luego del día del trabajo nos vamos juntos a la casa de Eros.
El tercer día en la tarde, recibo una invitación para la familia Smith a una gala benéfica en París, voy a la oficina de Eros a comunicarle, tocó la puerta, espero que el diga su habitual pase y entró.
— Eros llegó una invitación a una gala benéfica para el día 25 de agosto, osea la semana que viene — le muestro la tablet con la información.
Lee y luego me dice.
— Está bien, compra dos boletos en primera clase a París, para el día 24, dos reservas en el hotel platinum, la mía que sea la suite presidencial — me dice Eros sin darle mucha importancia.
— El segundo boleto a nombre de quién y la segunda habitación estándar o alguna en especial — Eros levanta la cabeza de lo que sea que estaba leyendo y hacemos contacto visual.
— El boleto a nombre de Jade Díaz y la habitación como tú la prefieras — El piensa que yo me iré con el.
— Eros yo no voy a ir, la invitación es para tu familia.
— Jade a donde yo vaya tú irás conmigo, no pienso dejarte sola con ese hombre suelto — Otra vez se está preocupando por mí.
— Además, necesito a mi asistente personal, siempre en esas galas consigo nuevas inversiones — Ja. Si que se preocupa, el solo me lleva como su asistente personal.
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Hola mis querid@s lectores.
Aquí les dejo un nuevo capítulo.
Yo a veces creo que poco a poco se está hablando el corazón de Eros y luego...
Recuerden dejar sus ⭐ y sus comentarios.
Se les quiere 💖
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