No lo soporto
— ¿Jade podemos hablar? — escuchó una voz masculina que me trae de vuelta de mi lectura.
Levantó la mirada y veo a Eros a un par de metros,
— Y qué quieres hablar — le digo muy seria, colocándome frente a frente con él — Vamos a hablar de cómo le lavé el cerebro a tu madre para que me dejara su dinero — le digo conteniendo las ganas de golpearlo.
— Me excedí, no debí juzgarla ni decirte esas cosas, lo siento — dice Eros pero la verdad no me parece sincero.
Respiré profundamente para calmarme y recuerdo la última voluntad de Raquel.
— Está bien, aceptó tus disculpas está vez, pero creeme cuando te digo que yo no aceptó que nadie me insulte — le digo mirándolo directamente a los ojos, sin miedo para que él entienda que hablo en serio.
El me mira como estudiando mis gestos y luego de unos segundos habla.
— Bien, vamos para adentro, todavía falta firmar unos papeles y ver lo de tu estadía en mi casa — no me deja contestar se da la vuelta y emprende el camino rumbo a la casa.
No puedo evitar detallar su espalda ancha y musculosa, tengo que decir que parece esculpido por los mismos dioses.
<< Y ahora me preguntó si le dieron ese cuerpazo de dios, por qué no le dieron cerebro >> Y con ese pensamiento no puedo evitar sonreír un poco.
Una hora después, cuando terminamos el papeleo, Leonel me presenta a Juana, quien es el ama de llaves, ella me da un recorrido rápido por la planta baja de la casa, la cocin, la sala, el comedor, la biblioteca y luego subimos al segundo piso y me muestra las habitaciones de invitados y un cuarto especial con muchas máquinas para hacer ejercicio, luego subimos al tercer piso donde solo se ve tres puertas.
— Estás son las habitaciones principales, ya que las del segundo piso son más pequeñas — me dice Juana y yo la miro algo incrédula.
Juana se da cuenta de mi gesto y me explica.
— Las habitaciones del segundo piso tienen un closet pequeño y el baño es sencillo.
Estás habitaciones tienen un closet más amplió y los baños cuentan con tina además tienen un balcón.
Ella se para frente a la puerta de la izquierda.
— Está será tu habitación, esa de aya — señala la puerta que está al frente — Es la de Eros y esa — señala la del fondo del pasillo — era la de la difunta Raquel.
El niño Eros pidió que nadie entrara a esa habitación.
Pero que esperas entrar a tu habitación, yo voy a la cocina ya que tengo mucho que hacer, pero si me necesitas no dudes en buscarme.
Veo como Juana se retira y yo procedo a entrar en mi nueva habitación.
Al entrar me quedo congelada en la entrada viendo lo hermosa que es la habitación, es enorme, tiene una cama king Say cubiertas con un edredón color dorado, a un lado se ve una bella chimenea y justo al frente de ella un juego de muebles color marrón, a un lado de la cama veo una puertas de vidrio que dan al balcón, me asomo y se ve una vista espectacular.
Me doy la vuelta de nuevo a la habitación y veo dos puertas blancas. Abro la primera y es un closet muy grande con espejos de cuerpo completo y muchas gavetas, ingreso al mismo y me doy cuenta que fácil se pudiera colocar una cama matrimonial en este espacio y aún se podría caminar.
Salgo y abro la otra puerta donde consigo el baño hermoso de color blanco con detalles dorados, un baño donde pueden entrar hasta treinta personas y no estarían apretadas.
Cuando estoy saliendo del baño escucho que tocan la puerta de la habitación, al abrir veo a Juana con mi pequeña maleta, y digo pequeña porque solo traje ropa para tres días pues pensé que el viaje iba a ser como máximo dos días.
Juana me dice que en que en dos horas bajé a cenar, yo veo la hora en mi reloj y veo que son las 3:05 de la tarde, tantas cosas sucedieron que perdí la noción del tiempo.
Me quedo en la habitación las dos horas, la verdad no me quiero conseguir con Eros, aún me duelen sus palabras.
Me doy una ducha y luego de vestirme me acuesto un rato en la cama y llamó a Susana.
Llamada
— ¿Hola Susana como se porta Ángel?, Los extraño mucho.
— Todo bien, como siempre.
Pero dime, ¿cómo te fué? ¿Qué decía el testamento? ¿Te dejo algo?.
— Hay Susana, ni te imaginas lo que pasó.
Le cuento todo lo sucedido a Susana y ella me escucha solo intervino para llamar imbécil a Eros cuando le conté lo que me dijo, luego de contarle todo hasta lo de la carta ella me dijo.
— ¿Y qué vas a hacer amiga?
— No sé susa, la verdad no quiero quedarme, pero Raquel me lo pidió y además es por el bien de Angel.
Arr, no se que hacer.
— Bueno amiga, yo creo que lo mejor es que te quedes, por lo que me contaste, si tu te vas, los dos pierden la herencia.
Además ya era hora que algo bueno te pasará, ya basta de sufrir. Tu y Ángel se merecen eso y más, no sabes lo agradecida que estoy con Raquel por este enorme detalle que tuvo con ustedes.
— ¿Enserio quieres que me quedé?
— Amiga es lo mejor que puedes hacer por tí y por tu hijo.
— Gracias por tus consejos Susa.
— Esto es lo que haremos, ya las clases terminan en un mes y medio, yo me quedaré a cargo de Ángel, cuando terminen las clases lo retiró y yo misma te lo llevo a la capital.
— Susa, no sé si logré pasar tanto tiempo sin ver a Ángel.
— Tranquila, lo llamarás a diario, yo hablaré con él en cuanto termine de hacer la tarea y te llamo en la noche para que hablen ¿te parece?
— Está bien amiga.
Luego de la conversación con Susana me quedo acostada mirando al techo, al poco rato me quedo dormida.
Me despierto al escuchar unos golpes, me siento en la cama y no sé dónde estoy, mi corazón se quiere salir del pecho.
Escucho nuevamente los golpes y me doy cuenta que alguien toca la puerta, en fracciones de segundos recuerdo dónde estoy y porqué.
— Si, ¿quién es?
— La cena está lista señorita Jade — escucho la voz de Juana al otro lado de la puerta.
— Si ya bajo — me levanto y voy al baño me lavo la cara y luego me peino el cabello.
Cuando mi apariencia se ve presentable, salgo de la habitación rumbo al comedor.
Al entrar al comedor veo a Leonel, su esposa y a Eros sentados esperando por mi.
— Disculpen la tardanza — digo con algo de pena por hacerlos esperar.
— Tranquila, acabamos de sentarnos — Responde la esposa de Leonel cuyo nombre no sé, ya que aún no nos presentan.
— ¿Jade cómo está tu hijo? — pregunta Leonel mientras Juana y otra señora sirven la comida.
— Bien.
— ¿Y cuando lo traes?
— Él se queda con Susana hasta que termine el año escolar, ya falta poco para terminar.
— Si entiendo — veo que la esposa de Leonel le da un leve codazo en las costillas, él la ve y luego sonríe — Jade disculpa, pero con todo lo sucedido se me olvidó presentarte a mi esposa.
— Jade mucho gusto me llamo Rosa, un placer conocerte al fin — dice con una dulce sonrisa en sus labios.
— El placer es mío.
— Sé que es difícil el cambio tan drástico que tendrá tu vida, pero todo es por ti bien — dice Rosa y Eros al escucharla sonríe y niega.
Yo miro a Eros y le pido a Dios internamente que me dé paciencia para lidiar con este hombre.
— Leonel me ha hablado mucho de ustedes y no sabes cuántas ganas tengo de conocer al niño que se robó el corazón de mi comadre — Prosigue Rosa ignorando el gesto de Eros
— En un mes y miedo lo conocerán — le respondo
Mientras cenamos Leonel me informó que mañana tenemos que salir temprano para el banco para arreglar los papeles del traspaso de los bienes y de las cuentas, Rosa me dijo que a la 1:00 de la tarde me pasará buscando para ir a comprar ropa ya que yo no traje casi nada. Yo acepte ya que es la verdad, no traje casi nada de ropa.
Luego de cenar Leonel y Rosa se retiraron a su casa, Eros se fue al despacho y yo me fui con Juana a la cocina donde me presentó a la cocinera de la casa.
Juana me cuenta que ella trabaja para la familia Smith desde los 25 años, me dice que la tratan muy bien y que quería mucho a Raquel, también me dijo que Eros es un buen hombre y me pidió que le tenga paciencia.
Luego de hablar un rato me voy a mi habitación me cambio por ropa cómoda, un shorts de algodón corto color azul y una camisa de tiritas del mismo color, me llama Susana y habló con Ángel, no sé cómo lo hizo, pero Susana lo convenció que en la capital le iba a ir bien, él aceptó venir cuando terminen las clases, luego me pongo a ver una película y a eso de las 11 de la noche, me da sed y voy a la cocina por un poco de agua.
Luego de tomar agua decido ir a la biblioteca por un libro ya que no tengo sueño por haber dormido temprano.
Entro y me paseo por los estantes pasando la mano por los lomos de los libros, estoy concentrada leyendo los títulos cuando alguien habla a mi espalda.
— También te llevas mis libros — volteo y veo a Eros en la entrada de la biblioteca con sus manos en la parte de arriba del marco de la puerta, vistiendo una franela negra y un pantalón de pijama, en una pose dónde se ve sus brazos y pecho bien trabajados a la perfección, se ve tan bien.
Él me escanea lentamente de arriba para abajo y detiene su mirada en mis senos y luego en mis piernas, veo que se forma en sus labios una leve sonrisa casi imperceptible.
— Puedes disimular un poco — le digo molesta mientras cruzo mis brazos a nivel del busto.
<< que descarado >>
— ¿Y por qué debería? Estoy en mi casa, tú eres la que debería cubrirse un poco.
Bueno aunque pensándolo bien no me importa que andes así — él habla mirando directamente mis senos mientras su bella sonrisa se hace más visible.
<< Qué te pasa jade, bella sonrisa.
Deja de pensar necedades >> me reprendo mentalmente.
Eros ingresa a la biblioteca y veo que toma un libro de un estante.
— Solo venía por esto — me dice mientras lo alza un poco, se da media vuelta y camina hacia la puerta pero antes de salir dice.
— Descansa. Si puedes — lo último lo dice muy bajo entre dientes para luego salir de la biblioteca.
Yo me quedo mirando la puerta y me preguntó.
¿Pero qué pasó aquí? Él es un descarado, casi me desnuda con la mirada.
<< ¿Y tú a él no? >> Me pregunta mi conciencia.
Quité esos pensamientos de mi cabeza, tomé un libro y me fui a mi habitación rezando para no conseguirlo por el camino.
No lo soporto.
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Hola mis queridas lectoras aquí otro capítulo.
Espero les guste
Dejen una ⭐
Se les quiere ❤️
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