Cap 23: Lágrimas
Sunhee corría por los pasillos del hospital con un nudo en la garganta. Entró en una habitación y sus ojos recorrieron el lugar hasta dar con el pelinegro, quien se encontraba recostado en una cama con una sonrisa pintada en su rostro por verla.
- Hola sunhee -la miró y vio cómo se esforzaba por mantener esa lágrimas acumuladas en sus ojos-. Acércate.
- Jimin -apoyó su cabeza en su pecho y rompió en llanto-. ¿Quién te hizo esto?
- Tranquila -sus brazos rodearon su espalda-. Respira.
- No sé qué hubiera pasado si ya no estuvieras aquí.
- No me iré a ningún lado sunhee -jimin deposita un beso en su cabeza-. Jamás podría dejarte.
- Sigo sin entender lo que sucedió -volvió a mirarlo cuando se tranquilizó un poco-. Hay que buscar los responsables de estos.
- Sunhee... -musitó. No tenía idea de cómo decírselo-. Debo decirte algo que me dijo el hombre que me golpeó.
- ¿Qué te dijo ese mal hombre?
- Que no volviera acercarme a ti.
Eso se sintió cómo un balde de agua fría que le echaron encima. A su mente sólo vino una persona...su madre. Tenía miedo confirmar lo que estaba pensado pero solo había una manera de averiguarlo. Y era hablar con ella.
***
Más tarde, sunhee abrió la puerta de su hogar y la cerró de una manera muy brusca. La Sra. Wang salió disparada a la sala a ver lo que provocó ese fuerte sonido y soltó un suspiro al ver que se trataba de sunhee.
- Mi niña ¿Qué paso? -se preocupó-. ¿Por qué tiraste la puerta así?
- ¿está mi madre? -preguntó con tanta frialdad que a la Sra. Wang le impresionó.
- Está en su habitación durmiendo.
Subió las escaleras casi corriendo, y estando ya frente a la habitación de sus padres , debatió entre no entrar y descartar la sospecha que le ha estado martillando la cabeza después de que salió del hospital o entrar y confrontarla para saber la verdad aunque eso rompa su corazón en miles de pedazos que ya no se podrán unir.
Se sentó en la cama viendo con los ojos cristalizados a su madre dormir, notó algunas lágrimas que escapaban de los ojos aún cerrados de su madre. Sunhee acercó su mano a su rostro limpiados esas lágrimas. Ante ese tacto ji won abrió sus ojos encontrándose a su hija sentada en la cama viéndole. Sonrió acariciando el dorso de la mano de sunhee.
- Lamento haberte despertado -se disculpa retirando su mano
- Puedes estar tranquila -se sienta-. Hace mucho que no vienes a esta habitación.
- Aun sigues llorando en sueños.
- Si -acarició el cabello de su hija-. Recuerdo que cuando eras niña, entrabas a esta habitación a escondidas a verme dormir...siempre limpiabas mis lágrimas, me bastaba con el tacto de tu pequeña mano para despertarme de esos sueños horribles.
- Madre -su voz se quebraba-. ¿fuiste tú...cierto?
- No logro entenderte -su corazón comenzó a bombear con fuerza-. ¿a qué te refieres hija?
- Ay...madre -susurró con dolor-. ¿Por qué lo hiciste?
- Sunhee...
- Le ordenaste a un hombre golpear a jimin. No trates de negarlo, porque sé que así es.
- Solo hice lo mejor para ti mi amor -trató de tomar la mano de sunhee pero esta no se lo permitió
- En eso te equivocas -se levantó alejándose de ella-. Hiciste lo mejor para ti, no para mí.
- Escúchame sunhee
- No quiero tus mentiras -era increíble ver cómo su madre trababa de excusarse-. Ya he tenido suficiente con todo lo que ha pasado. Te guste o no yo lo amo, así que no pienses alejarme nuevamente de él -estaba lista para salir de esa habitación pero se detuvo antes de girar la perilla-. Si a él le sucede algo de nuevo, no te sorprendas cuando aparezcan unos policías en esta casa buscándote.
Fue muy duro para sunhee decirle esas palabras, pero lo que hizo su madre era imperdonable.
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