Anteriormente

—Jamás te olvidaría, y por siempre te esperare, solamente seré tuya... por el resto de mi vida.

Sonrió y beso mis labios, haciendo un movimiento lento, sabía que era la despedida, no iría al día siguiente al aeropuerto por razones obvias... sus padres no querrían llevar a la sirvienta o siquiera verla cerca de él.

Durmió casi al amanecer y yo solo me dedique a ver su rostro, a delinear sus facciones y a sonreír con las muecas que hacía o los sonidos que salían de su boca, unos leves ronquidos de cansancio, que lejos de querer acabarlos deseaba grabarlos para siempre y además anhelaba escucharlos cada noche durante toda mi vida...

Ya Amanecía y mis ojos seguían sin ni siquiera tener ganas de pegarse, mis parpados estaban frescos y a cada segundo mi corazón con más latidos, de miedo... preocupación, amor.

El silencio era solamente llenado por la respiración tranquila de mi príncipe, su torso había sido ya explorado por mis dedos en la noche y su rostro por mis labios mientras soñaba. ¡DIOS! ¿Cómo era posible que lo amara de tal forma?

— ¿Alex? — La cerradura de la puerta se movía desesperada y la voz de Denisse a tras de ella no se escuchaba más que preocupada. — Hijo... Abre amor, es tarde y debes desayunar. — ¡Rayos! ¡El desayuno!... no había bajado y seguramente ya era tarde, no quería dejarle todo el trabajo a mama. — ¡ALEX! si no abres iré por las llaves y abriré por mí misma. — Moví a Alex quien parecía no haber escuchado nada y entreabrió apenas los ojos.

— Alex. — Susurre en su oído. — Alex te habla tu madre. — Bostezo y beso mi frente para después volver a acomodarse.

— Te amo. — Dijo casi inentendible, sonreí pero aun seguían los golpes en la puerta de madera.

— ¡ALEX! — Dije más alto moviendo su cuerpo. — Tu madre está afuera

— ¡¿QUE?! — Grito y se sentó sobre sí mismo abriendo por completo sus ojos.

— ¡Que abras hijo! ¿Porque le pusiste candado? — giro su cuerpo para verme, obviamente no le preguntaba a su madre sino a mí.

— ¿Que? — Murmuro. Me pare de inmediato y busque mi ropa tirada en su recamara. — Espera un segundo mamá. — Grito y se puso de pie, también se vistió lo más rápido que pudo.

— Estaré en el baño. — Abrí la puerta de su baño personal y entre en la bañera vacía, detrás de la cortina, escuche cuando Alex abría y su madre empezó una conversación

— Amor... ¿porque dormiste con candado?

— Madre ¿que no puedo tener privacidad?

— ¿Acaso hay una chica por aquí? ¿Alguien te quiso dar una despedida? — ¿COMO PODIA HABLAR ASI? era su hijo ¿y quería que estuviera con mujeres?

—Madre de que hablas, estoy solo ¿ves?... Solo

—Entonces quiero que sepas algo hijo, quiero que consigas esposa lo antes posible, que te cases y que nos des nietos a tu padre y a mí... quizá una doncella, una duquesa, hija de algún alcalde o...

—Madre, si me llego a enamorar no espero fijarme en el dinero que poseen ¿acaso a ti te interesa?

—Todas nuestras amistades han terminado con un buen matrimonio gracias al estatus querido, hijo... no dejes que un sentimiento que durara poco deje convencerte, piensa en lo que dirá la gente y...

—Jamás me ha importado lo que piensen los demás, y si llego a tener a una mujer ten por seguro que en lo último que me fijare será en el dinero, acaso tu... te casaste con mi padre por su... —La voz de Alex iba descendiendo, su tono demostraba tristeza, enfado... tenía curiosidad y seguramente su madre no respondería con la verdad que obviamente emanaba por los poros. El silencio se prolongó. — Te hice una pregunta madre

— ¡Por Dios Alexander! — Grito ofendida. — Lo de tu padre y lo mío fue distinto, nuestras familias desde siempre se conocieron y... tuvimos la fortuna de enamorarnos desde antes. — Suspiro. — yo solo quiero que seas feliz.

— ¿El dinero hace feliz?

—Este muy extraño hoy pero... no quiero pelear más contigo. — Suspiro. — Arregla tus pertenencias que... te iras en poco tiempo. Te amo hijo. — Escuche como se abría y cerraba la puerta y Alex le ponía seguro al botoncito de esta.

Salí y pude ver la silueta de Alexander recargada en el pedazo de madera, sus ojos estaban rojos y su pecho se comprimía de manera exagerada. Camine hasta él y lo abrace, lleve mi rostro hasta su pecho y lo rodee por la cintura.

—Mis padres... mi madre... ella ve el amor como un... depósito de banco. — Me dolía escucharlo tan desanimado tan triste, él no era así, y darse cuenta de que su madre jamás cambiaria seguramente era doloroso. — Amelia... — Levante mi mentón y lo vi con una lagrima recorriendo su mejilla. — Amelia, si yo... me vuelvo como mi madre...

— ¡Shhh! — Seque su rostro con mis manos y bese sus labios, tan suaves y deliciosos como nada en el mundo. — Nunca serás así Alexander, te amo y te conozco.

—Ella es tan... fría, no quiero ser así, Amelia ayúdame a creer en el amor como creo ahora en ti.

—Tengo fe Alex, jamás cambiaras tu corazón siempre será el mismo...

— ¿Sabes? — Suspiro. — Ahora dudo que mis padres alguna vez se hayan amado, quizá jamás sintieron nada el uno por el otro y solo fue por su "estatus" la razón de que estén juntos.

—No digas eso, no lo pienses. Eres diferente a todos, Alex. Te amo, te amo más que a nada en el mundo.

—Tú eres la única que me hace creer en el amor y— Me apretó sin cuidado y suspiro. — ¡RAYOS!, no quiero alejarme de ti, no poder hacerlo

—Esta es la despedida Alex. — Mi voz ahora era la que se volvía más baja. Sabía que al salir de la habitación seguiríamos fingiendo el amor que nos teníamos.

—No me digas eso... no quiero dejarte.

—No podré ir a despedirte por razones obvias pero... es mejor. — Se alejó un poco de mí y me observo extrañado, seguramente al no entender la razón por la cual no lo quería despedir en el aeropuerto. — Es mejor. — Repetí. — Porque estoy segura que no soportaría dejarte ir, que me abalanzaría contra tu cuerpo aunque tus padres se dieran cuenta y te rogaría piedad.

—Aún podemos irnos...

—No Alex, quedamos en que te esperaría aquí, en que tienes que terminar lo que deseas y luego entro yo. No lo olvides. — Lo rodee con mis brazos y trate de aspirar con fuerza su perfume de cuerpo corporal, el calor de su cuerpo y el sonido de su acelerado corazón.

—Te escribiré Amelia, llamare... hare lo que sea necesario para que estemos juntos a pesar de la distancia. — Trate de sonreír pero no pude, sentía que en cualquier momento me derrumbaría y empezaría a llorar, lo dejaría ir... y eso no me agradaba.

Bese sus labios, duramos mucho tiempo disfrutando el uno del otro, era como el adiós, no me gustaba imaginar que el mejor beso que nos habíamos dado seria ese y quizá el ultimo para mí, en Londres encontraría a muchas chicas, hermosas, de altos puestos y... ricas como le gustaban a su madre, no estaría mal que le hiciera caso algún día.

Le recordé cuanto lo amaba y el sonreía con tristeza, se encontraba igual que yo. Baje de su recamara, no sin antes analizar el lugar.

Baje de su recamara, no sin antes analizar el lugar, no había nadie por los pasillos así que podría bajar sin ser descubierta. Entre a la cocina y allí estaba mi madre, preparando el desayuno para todos.

—Buenos días, mami. — Bese su mejilla y me observo rara, como si estuviese enojada.

— ¿Dónde estuviste, Amelia? — Mamá jamás me cuestionaba cuando no me encontraba temprano en la cama... bueno, es que también jamás se había dado cuenta de que me escapaba para estar con Alex, pero al parecer ese día de verdad me había quedado admirando su belleza.

— Yo... —Suspire. — Quise despedirme de Alex mamá, y sabes que no lo haría a menos que su madre no se enterara. — Bufo.

—Lo extrañaras ¿cierto? — Asentí, empecé a ayudarla y terminamos antes de lo previsto.

Servimos y después fui a la recamara, mamá se iría al médico, un dolorde cabeza había estado molestándola durante varios días y ella era muycuidadosa en cuestiones de salud, decía que si ella no me cuidaba... ¿Quién lo haría?Ya se había despedido de Alex y ahora me estaba bañando, quería decirle adiós,aunque solamente fuera desde el Living de su mansión.-\_V'"