CAPITULO 1
— ¡Pero ¿qué hiciste?! — Gritó la jefa de mamá, aquella elegante señora de la alta sociedad, pues gracias a su marido era una mujer sumamente rica. — ¡eres una inútil!
— Lo si-siento, lo siento. — repetía angustiada, sabía que eso que acababa de hacer me costaría mucho, el miedo me invadió al ver a aquella señora tan furiosa.
—Un lo siento no compondrá ese jarrón. — Me incline a levantar los pedazos de cristal que habían volado por toda la sala y corte mi mano al tratar de ponerlos todos sobre mis brazos.
— ¡Me pagaras todo y...!
— ¡Madre basta! — Levante mi mirada llena de lágrimas y observe con vergüenza a mi fiel salvador, siempre me defendía, más de su madre, quien me odiaba por ser la hija de su criada. El joven me tomo de los brazos y con delicadeza me puso de pie. — ¿Estás bien, Amelia? — Preguntaba observando mis manos llenas de sangre
— S-si joven Alexander. — respondía con un susurro de voz
— Más respeto para tus superiores. — Mencionaba la señora Denisse, su hijo le lanzo una mirada de rabia mientras ella se cruzaba de brazos. — ¿No ves lo que hizo esta...?
—Fue un accidente madre. —Me disculpaba su guapo hijo de cabello negro como la noche y perfectos ojos almendraros, tan hermosos que cada vez que veía me hacían suspirar y sentir vergüenza de que viese en ellos a una chica tan fea como yo. — a todos nos pudo haber pasado y...
— Le paso a ella por ser una inútil, toda la vida ha hecho desastres en MI casa. — demasiado énfasis en "MI", sabía que solo me aceptaban en aquella propiedad porque mamá desde siempre había trabajado allí, como nana del Joven Damon, Alexander y Nicholas... la querían mucho, era una señora muy trabajadora y era protegida por los chicos, ya que siempre estuvo al pendiente de ellos, yo había sido producto del gran amor de mi madre, un joven millonario amigo del señor Dante Micheletti, quien primero la ilusiono y después la dejo abandonada y embarazada, jamás lo conocí pero mamá me conto alguna vez, hace un par de años, cuando después de tantas preguntas la canse y tuvo que explicármelo todo. Ahora yo estudio gracias a su honrado trabajo, aunque siempre hice males en aquella enorme casa, es decir... nada adrede, pero soy algo tonta.
—No sé porque te preocupa tanto ese viejo jarrón madre, es... bueno, era horrible, jamás me gusto. —Contemplo los pedazos de vidrio bajo sus pies. — De verdad me alegro que se haya destruido, ya había pensado en deshacerme de el
— ¡Estás loco Alexander! —Grito enfurecida la señora Denisse, ante tal declaración. — ¡Me lo trajo tu prima Angélica de Egipto!
—Jamás me ha gustado Egipto... y si te preocupa eso... vas a Egipto y compra otro, madre. — ¡wow!, hablaban de Egipto como si estuviese a la vuelta de la esquina, y no era para menos, pues aquella familia había ya dado la vuelta al mundo al menos un par de veces. — pero te pido de favor que no le digas a Amelia cosas tan hirientes, fue un accidente
— Pero...
— Yo te comprare otro... y de mejor gusto madre
— N-no en necesario Joven Alexander, yo lo pagare con mi trabajo.
— ¡Já! — Burlo su madre. — Ni con toda la vida de sirvienta podrías pagarlo. — baje la cabeza, no me daba pena ser sirvienta, siendo que así tenía estudio, comida y techo, pero sí que me menos preciase... aún era una persona
—Vente Amelia, luego hablare contigo madre. — Alexander me tomo del brazo suavemente y me llevo hasta la cocina, la señora Denisse quería mucho a su hijo, siempre le hacía caso y por eso me sentía un tanto segura de que él estuviese a mi lado en esos momentos. Mamá había ido de compras, comida, vegetales, cosas que faltaban en la cocina... "Su cocina" como la llamaba, por eso no había podido regañarme por tal incidente
— ¡Auch! —Grite cuando puso alcohol en mis heridas
— Lo siento. — Menciono con algo de preocupación. —pero no quiero que se te infecten las heridas. —Saco del botiquín una venda y empezó a enrollarla en mi mano
—No es necesario Joven Alexander. — Me miro con el ceño fruncido y bufo.
— ¿Cuantas veces te he pedido que no me llames Joven Alexander, Amelia? — Baje la mirada. — Oye— me llamo levantando mi mentón. — Ahora no está mi madre... no está la tuya... ¡No tenemos que esconder nuestra confianza! — Sonreí y bajé la mirada, tenía miedo que lo que sentía lo pudiese expresar con mis ojos. — Listo. — dijo sonriente y acaricio por fuera del vendaje mis heridas
—Gracias Jov... Alexander. — Rio por lo bajo
—Alex... solo Alex, es más sencillo. — Afirme
—Alex... gracias, ahora debo ir a limpiar los vidrios porque...
—¡No!, no es necesario, le diré a la chica nueva que lo haga, tú no te mortifiques, ahora estás herida y no quiero que te molestes Amelia.
— Si tú madre se entera de que sigues siendo mi...
—¿Amigos?, no se dará cuenta. — Contestaba seguro desus palabras. — y si se llega a enterar, no lo negare. WѪ1
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro