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Capítulo III: No soy perfecta

Luego de ese día, la rutina se mantenía de forma similar: de vez en cuando salía con Cory a buscar regalos pero como no encontrábamos nada, nos quedábamos caminando hablando.

Nunca fui la persona más conversadora del mundo, pero con Cory todo era diferente, con él era más fácil hablar, reír, bromear, con él era tan fácil llevar una relación amorosa y de amistad porque él es como es, especial, sencillo y cariñoso, con tanto carisma que se desborda y con una sonrisa encantadora que ilumina hasta la noche más oscura.

Un día él quedó que iría a buscarme en casa, aprovechando que Sophia estaría resolviendo algunos asuntos en la universidad. Como demoró en llegar, decidí ir yo misma a buscarlo en su casa, todo el camino iba pensando en la tontería más grande del mundo... Pensaba que Cory también se estaba enamorando de mí...

Cuando llegue a su casa, note que algo extraño había pasado, la puerta estaba abierta... Cuando entré, la sala estaba hecha un desastre, me asusté mucho y empecé a irme para buscar ayuda, pero luego escuché sollozos que venían de una de las habitaciones, comencé a caminar hacia el interior de la casa, con temor de hacer ruido, hasta que llegue a la habitación de dónde venían los sollozos y vi a Cory, sentado en una esquina, con una botella de licor en la mano y dos más frente a él...

—Cory, ¿qué ocurrió?

—¿Qué haces aquí Enna?, ¡Lárgate! —gritó, estaba muy borracho.

—¡No!, ¡No me iré! —grité— ¿Por qué estas tomando?

—¡No es tu problema!, ¡vete! —respondió.

Me acerqué a donde estaba, quité las botellas vacías que estaban frente a él y las boté a la basura.

Volví para quitarle la botella que tenía en la mano, pero ambos peleamos por ella hasta que se cayó al piso y se quebró, al ver eso, Cory se llenó de rabia y me empujó.

—¡Enna! —gritó— ¿Viste lo que hiciste?, ¡eres una estúpida!, ¡todas las mujeres son estúpidas!

En ese momento comenzó a caminar y se cortó un pie con un vidrio.

—¡Auch! —se quejó— ¡Lo que me faltaba!

En ese momento me acerqué e intenté ayudarlo, pero me volvió a empujar.

Sé que lo más sensato que podía hacer era irme pero no lo hice, solo me quedé ahí parada, llorando, ¡Dios!, ¿por qué tenía que quererlo tanto a pesar de sus maltratos? Cory se percató de que yo estaba mal y en ese momento se acercó a mí, más calmado.

—¿Ves? —susurró y besó mi frente— ¡Ya te hice sufrir! Por eso quería que te fueras...

Se acercó para abrazarme pero yo lo aparté y comencé a salir de la habitación.

—¡Ah sí claro!, ¡Después de que me ve llorando es que el señor decide dejar de insultarme! —exclamé, furiosa— ¿Sabes?, ¡nunca debí venir!, ¡nunca debí tratar de ayudarte!

—Enna, ¡no te vayas! —me rogó.

—¿Es que no te basté con todo lo que me dijiste y quieres volverme a insultar? —chillé— ¡Que bajo has caído Cory! Yo sabía que tú antes tenías este tipo de problemas y otros más graves, sabía que hasta estuvieron a punto de llevarte a rehabilitación y sin embargo, confíe en ti y creí que habías superado todo eso, pero ya veo que es mentira...

—Por favor, Enna ¡No te vayas! ¡Te necesito!

En ese momento me di vuelta y él había venido detrás de mí, y con su pie herido había ensuciado el piso de sangre, me acerqué a donde estaba, lo abracé y lo ayudé a volver a la habitación, para luego buscar cosas para curarlo

—¿Por qué?, ¿por qué decidiste quedarte, Enna? —preguntó mientras estaba sentado en su cama para que yo pudiese curar sus heridas.

—Porque eres mi amigo y no te podía dejar solo —respondí, encogiéndome de hombros.

—Gracias.

—Ahora si me vas a decir porque estabas tomando....

—Son problemas con mi madre...

—Si quieres, puedes contarme...

Suspiró y comenzó a contarme que su mamá había estado saliendo con un chico mucho menor que ella que la maltrataba y le quitaba su dinero, él había hecho que esa relación terminara amenazando a su mamá que si no terminaba con eso, él se iría de la casa y nunca más sabría nada de él, ella le dijo que todo acabaría pero, la noche anterior se consiguió a su mamá con aquel chico, se pelearon —por eso era el desastre de la sala— y ella decidió irse con ese tipo.

—¿Por eso estas así? —pregunté antes de abrazarlo— ¡No sabes cuánto lo siento!

—Gracias, igual, eso no justifica el que te haya lastimado... —susurró él con la vista clavada en el piso.

—No te preocupes, ya estoy mejor, ahora trata de descansar.

Me quedé a su lado hasta que se quedó dormido, no podía dejarlo solo, tenía miedo por él, así que decidí quedarme, pero antes trate de llamar a Sophia pero no me respondió, la llamada me caía directo a la contestadora, así que le deje un mensaje diciéndole que fuera a ver a Cory en cuanto pudiera, que él estaba mal y que tal vez si la viera, se sentiría mejor.

Luego ordené toda la casa y acomodé un poco la habitación. Después me fui a cocinar algo para que cuando Cory se despertara tuviera algo que comer.

Cuando estaba terminando de cocinar, vi que Cory estaba parado al lado de la puerta de la cocina, observándome con una sonrisa.

—¿Qué te parece tan gracioso? —pregunté, enarcando una ceja.

—¡Que eres la ama de casa perfecta! —exclamó sonriente—. Me acosté dejando la casa hecha un desastre y me despierto viendo todo ordenado, y tú cocinando...

—No te creas que lo hago de gratis ok, tendrás que invitarme a comer helado para que me pagues —Dije sonriendo.

Él se acercó a donde estaba, me quitó la paleta con la que estaba revolviendo la comida y me abrazo, así estuvimos por varios minutos hasta que nos separamos.

—Más que la ama de casa perfecta, eres la amiga perfecta, la novia perfecta y hasta estoy seguro que serás la esposa perfecta, Enna, ¡eres la mujer perfecta!

—No te creas, no soy perfecta, hice lo que cualquier persona haría al ver a su mejor amigo en el estado en el que estabas....

—¡Si eres perfecta!

—No Cory, no soy perfecta y esa es la última palabra....

—Si lo eres Enna, eres perfecta porque así es como te veo, eres más que perfecta, eres ideal...

En ese momento solo me sonrió, me abrazo de nuevo y me dio un beso en la mejilla que casi rozaba mis labios, se separó de mi con una sonrisa y se fue a su habitación. Mi cabeza quedo desordenada, mis únicos pensamientos en ese momento eran «por lo que siento por ti es que no soy perfecta, te quiero, Cory, pero no soy perfecta para nadie. No soy perfecta para ti, simplemente, no soy perfecta».

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