Caminé directo a casa de mi prima, determinada a dejar todo atrás, gritarle ese sentimiento que sentía por su novio y decirle que lucharía por él, pero cuando llegue allí, supe que no podía hacerlo ¿Cómo hacerle algo así a tu prima más querida? ¿Cómo hacerle algo así cuando sabias que estabas allí solo porque ella les pidió a tus padres que no te llevaran con ellos a California, que ella te cuidaría para que terminaras tus estudios en Ohio con todos tus amigos? Definitivamente, hacer eso me convertiría en la peor traidora del mundo.

Llegue a casa y allí los vi, abrazados, besándose. Ver eso me dolía desde el primer momento en que supe que eran novios, pero era ahora cuando más lo amaba, sentía que no podía soportarlo. Subí a mi habitación, me recosté en mi cama y continúe llorando, en silencio, como estaba acostumbrada a hacerlo desde el primer momento en que asumí la realidad de que amaba a Cory con toda mi alma.

Me quede dormida llorando, me desperté pues llamaban a mi puerta, me mire en el espejo y como se me veían los ojos muy hinchados de tanto llorar, me demoré un poco para abrir la puerta pues primero me coloque colirio y me maquillé un poco para disimular la hinchazón.

—Prima, ¿qué te ocurre?, ¿por qué desde que llegaste del parque no has querido salir de aquí? —preguntó Sophia cuando abrí la puerta.

—Es que no me siento muy bien, me duele la cabeza...

—¿Quieres que te lleve al médico?

—No prima, no te preocupes, está todo bien, ya se me está aliviando el dolor...

—Ok, mira, te vine a buscar pues Cory está preguntando por ti, dice que tiene muchos días sin verte...

—¡Si es exagerado! ¡No me ve desde hace dos días!

—Bueno, el hecho es que está preguntando por ti, ¿vienes?

—Ok, déjame terminar de arreglarme y salgo.

—Te espero abajo, primita.

Me dio un abrazo y salió de la habitación. Me termine de arreglar y salí, al ir a la sala, vi que Sophia no estaba por ninguna parte, solo estaba Cory viendo televisión, baje las escaleras y le pregunté por ella.

—Hola Cory, ¿dónde está Sophia?

—Fue a comprar unas cosas para preparar la cena.

—Uhm ok, dile que estoy en mi habitación cuando llegue...

—Enna, ¿puedes venir un momento?

—Ok —dije acercándome— ¿Qué ocurre?

—Eso mismo te quería preguntar yo a ti, ¿qué ocurre? Desde hace ya varias semanas estas distante conmigo...

—Lo siento, es que últimamente he estado preocupada pensando en cosas. —Ni loca le iba a decir que si había estado alejada, era porque no resistía las ganas de besarlo.

—Menos mal, pensé que te había hecho o dicho algo malo y que estabas molesta conmigo...

—Nunca podré enojarme contigo, Cory...

—¡Eres tan tierna! —dijo levantándose para abrazarme.

Me quede sumida en ese abrazo, juro que de haber podido, me hubiera quedado así para siempre, pero no podía hacerlo.

—Y bien—dije zafándome de ese abrazo, aunque prefería mil veces no hacerlo— ¿Qué estas planeando regalarle a Sophia para su aniversario? —Sí, yo sé, fue una pregunta tonta pero ya que no tenía esperanzas con él, por lo menos que mi prima si lograra ser feliz.

—Aún no lo sé, quisiera regalarle algo que de verdad ella anhele, pero no sé qué regalarle...

—Si quieres, puedo ayudarte...

—¡Claro que quiero!, ¡eres genial, Enna!

—Muy bien, pero tengo que poner de condición que Sophia no sepa nada ok, no vaya a ser que nos descubra...

—Obvio linda, yo soy al que menos le conviene que ella se entere.

—Bueno Cory, me voy a mi habitación, le dices a Sophia que estoy allí cuando llegue ok.

Me dispuse a caminar pero me detuve cuando estaba por subir las escaleras ya que llevaba varias semanas sintiéndome mal, los doctores me habían diagnosticado con anemia y me dijeron que tenía que seguir una dieta estricta, solo que yo no la estaba siguiendo debido a mis «problemas sentimentales» así que, como me había ocurrido en ocasiones anteriores, me dio un mareo, Cory se dio cuenta y de inmediato se levantó de su asiento

—Linda, ¿estás bien? —preguntó, abrazándome por la cintura.

—Sí, eso creo, solo es un mareo por mi anemia...

Volví a intentar caminar de nuevo pero no pude, esta vez me dio un mareo más fuerte que el anterior, afortunadamente Cory estaba cerca y me volvió a sujetar.

—Enna, ¿has seguido el tratamiento para la anemia al pie de la letra?

—Si te soy honesta, no, lo siento...

—¿Por qué?, ¿por qué no te cuidas Enna?

—¿Y eso a ti que te importa? —grité exasperada— ¡es mi problema, Cory!

—¡Que egoísta eres! —gritó— ¡no te das cuenta que me preocupo por ti!

En ese momento me dio vuelta para quedar frente a mí, estábamos tan cerca, nuestros labios casi se rozaban, pero en ese instante, llego Sophia y él se alejó de mi para ayudarla con las compras... ¿Qué había sido todo eso? No lo sabía, solo sé que una emoción extraña comenzó a recorrer mi interior, Cory no me había sido del todo honesto, el sentía cosas por mí, sino fuera cierto eso ¿Por qué me dijo que se preocupaba por mí y estuvo a punto de besarme?