"QUIERO SER TU AMOR ETERNO"
Con cada encuentro de estas semanas pasadas, Eric se ha ido soltando. He logrado que confíe en mí y juntos hemos hecho florecer a ese niño divertido, alegre y encantador que habita en su interior. Su personalidad de contestón, travieso e incluso malvado le sirvió durante un tiempo para poder superar el dolor; no obstante, cuando este problema no se soluciona a tiempo puede llegar a ser duradero.
Con el transcurso de los meses y sin nadie que lo comprendiera, pues su padre no sabía cómo lidiar con sus cambios de ánimo, ha estado guardándoselo todo adentro sin confiar suficiente en alguien para soltarse. Gracias a él me enteré de que Julie era su niñera, eso me hizo sentir mejor, algo inexplicable pues no siento nada por su padre ¿o sí?
Ahora ya está mejor, por lo tanto, hoy es su última visita; de ahora en adelante todo depende de su padre. Sé que los voy a echar de menos, les he cogido mucho cariño y de solo pensar en nunca volver a verlos me parte el corazón. Esa es la razón por la cual trato de no involucrarme demasiado con mis pacientes, las despedidas son muy dolorosas.
_ Bueno Eric, a partir de hoy no tienes que venir más_ le comuniqué.
_ ¿No?, ¿es porque me he portado mal, te he dicho algo malo? _ su repuesta me hizo reír.
_ No, para nada, en realidad te has portado muy bien_ le dije_ Estoy feliz de haberte conocido, me he divertido mucho a tu lado.
_ ¿Entonces?
_ El problema mi cielo es que ya te encuentras bien, no necesitas seguir viniendo.
_ Pero yo quiero seguir viéndote_ me dijo y no pude evitar emocionarme.
_ Lo haremos, podemos hablar por teléfono y quedar de vez en cuando, siempre que tu papá esté de acuerdo.
_ ¿De verdad? ¿Por qué no vienes a mi casa hoy? _ su pregunta me tomó por sorpresa_ Papá no tiene que trabajar y así los tres podemos jugar con mi juego de Súper Mario.
_ No sé cielo, primero debemos hablarlo con él.
_ Pues voy a preguntarle_ antes de poder detenerlo salió disparado para luego volver con Enrique_ Papá dice que sí, por lo tanto, debes venir.
_ Cariño, tal vez Noa tiene cosas por hacer y no puede ir, aunque me gustaría contar con su presencia en la cena de hoy_ padre e hijo me dedicaron una mirada de cachorro abandonado, no pude resistirme.
_ Vale_ me rendí_ ahí estaré.
*****
No debí dejarme convencer tan fácil. Ir a casa de Enrique no me va a ayudar a olvidar la terrible atracción que siento hacia su persona; al contrario, sentiré en todo momento las ganas de quitarle la ropa. A las ocho ya me encontraba en la puerta, vestida con una blusa, una bermuda y sandalias. Toqué el timbre y unos segundos después un Enrique desnudo de cintura para arriba mostrando unos hombros anchos y un perfecto tórax, un pantalón a medio abrochar y una toalla al rededor del cuello me recibió.
_ Disculpa las pintas, acabo de salir de la ducha y no he tenido tiempo de vestirme adecuadamente_ me dijo con una sonrisa sensual. Asentí con la cabeza, su imagen me había dejado la boca seca.
Al cerrar la puerta quedamos frente a frente (él unos cuantos centímetros más alto), muy cerca uno del otro. Lo miré a los ojos y me quedé petrificada. Su mirada era ardiente, abrazadora, tratando de romper el momento empecé a hablar atropelladamente.
_ Siento llegar tarde, tuve más pacientes de lo debido y no pude terminar hasta hace poco. El tráfico estaba insufrible y pasé por una tienda a comprar unas cosas.
_ No hay problema, Eric se encuentra en su habitación, no ha dejado de preguntarme cuando vendrías_ dijo con sus labios a un milímetro de los míos. Su aliento me resbaló por el cuello y tuve que morderme el labio por dentro para contener un gemido.
_ Ya...ya veo, entonces iré a saludarlo. Traje helado de chocolate para el postre, Eric me dijo que era su preferido_ traté de sonar tranquila, aunque no lo estaba. Apenas tenía espacio y su cuerpo cerca del mío no me dejaba pensar con claridad. En ningún momento pude apartar la mirada de esos incandescentes ojos; me tenían atrapada.
_ Me alegra que lo recordaras. Mejor lo ponemos en el frigorífico o se podría derretir, lo cual no me importaría si fuera sobre tu cuerpo desnudo_ sus palabras dichas en un lento pero provocativo susurro, lograron hacer arder mí ya caliente cuerpo, y la imagen de lo propuesto no contribuyó a relajarme.
_ No....No…_ garraspeé un poco para ver si la voz me salía algo más firme_ no deberías decir eso, Eric está cerca y podría oírte. Tú y yo solo somos amigos, ¿recuerdas? a-mi-gos ¿Podrías hacerte a un lado? _ le pregunté, luego de mostrarme una sonrisa salvaje, casi felina, se hizo a un lado.
Tratando de escapar de la atracción entre ambos, le entregué el helado y fui como un rayo a la habitación de Eric con las rodillas temblorosas. Luego de unos toques entré.
_ Hola cielo, ¿cómo estás? _ la sonrisa que me lanzó logró apaciguar un poco mi exaltado cuerpo tras el encuentro anterior.
_ ¡Por fin llegaste! _ dijo tirándose a mis brazos_ Te demoraste muchooooo _ yo sonreí.
_ Lo sé, pero ya estoy aquí.
_ ¿Por qué tardaste tanto?
_ Tuve muchos pacientes y, además, pasé a comprar helado para el postre.
_ ¿De chocolate? _ preguntó con un hermoso brillo de felicidad en los ojos. Me encanta verlo así. De un niño reservado y huraño pasó a ser todo un caballero de cabellos rubios e hipnotizantes ojos azul marino.
_ Sí, de chocolate con chispas.
_ Genial_ gritó brincando de felicidad. En ese momento entró Enrique mejor vestido.
_ La cena está lista, vamos a comer_ los dos asentimos.
La velada transcurrió de lo más animada, a pesar de las miradas de Enrique. Más tarde jugamos un rato al Súper Mario y luego llegó la hora de dormir para Eric.
_ Quiero que Noa me cuente un cuento_ le dijo a su padre.
_ Pues si ella quiere, no me opongo_ dijo mirándome.
_ Claro, me encantaría_ en la habitación le relaté algunos de los cuentos para dormir que mi abuela solía inventar para mí. Al comprobar lo plácidamente dormido que estaba, salí a encontrarme con Enrique. Debo admitirlo, me encontraba nerviosa.
_ Ya se durmió_ le dije acercándome al salón.
_ Bien, así podremos conocernos mejor, "amiga"_ me invitó a sentarme a su lado_ Cuéntame ¿cuál fue la razón de tu pasión por la psicología? _ pensé un rato en si debía contárselo o no, al final me decanté por lo primero.
_ Cuando era pequeña mi abuela me llevó a ver a uno. Mis padres estaban muy ocupados trabajando y no podían hacerse cargo de mí; por ese motivo me enviaron a Londres a vivir con ella. Al tener poca edad no entendía nada y estaba feliz por vivir con la abuela, pero a medida que iba creciendo y veía a otros padres con sus hijos y la poca atención que los míos me daban, empecé a creer que me habían abandonado porque no me querían_ le conté.
_ Vaya_ su respuesta me hizo reír.
_ Por eso decidí ser una mala niña. Respondía como me daba la gana, no estudiaba e incluso dejé de ir en varias ocasiones a la escuela. Mi abuela desesperada por recuperar a su nieta cariñosa me llevó a un psicólogo. Al principio no quise asistir, sin embargo, ella no es de las que se rinden y al final logró convencerme. Recuerdo a una mujer bajita, de pelo negro por los hombros y mirada amable diciéndome lo mucho que mis padres me querían y que debido a su duro esfuerzo por proporcionarme una vida segura debían estar fuera de casa. Con los días le cogí cariño y en una ocasión decidí ser como ella para ayudar a las personas.
_ Una bonita decisión. Tu abuela debe ser una mujer muy amable.
_ Sí, y muy fuerte. Es más terca que una mula, pero tiene un inmenso corazón.
_ La psicóloga que te atendió era de niños ¿no? _ asentí con la cabeza_ pero tú eres tanto de adultos cómo de niños.
_ Así es, suelo atender a ambos. Cuando empecé la carrera me iba a decantar simplemente por la psicología infantil, no obstante, me di cuenta de que no solo quería ayudar a niños sino también a adultos, por eso elegí estudiar psicología general.
_ Y por lo visto eres muy buena.
_ No se trata de si soy buena o mala_ le digo con una radiante sonrisa_ sino de interesarme por mis pacientes y echarle ganas y esfuerzos para ayudarlos a superar sus problemas. No me tomo las consultas como un trabajo u obligación, para mí, más bien es… una forma de ayudar a quienes lo necesitan. Lo considero un honor y me alegra cuando veo lo bien que mis pacientes progresan.
_ ¿Qué es de la vida de tus padres?, ¿sabes dónde están?
_ Si no recuerdo mal están en Canadá. Mi madre es diseñadora de modas y mi padre es dueño de una empresa de construcciones. Está tratando de establecer una empresa en ese país. Basta de hablar de mí ¿en qué trabajas tú?
_ Soy abogado en un reconocido bufete y también participo en un proyecto comunitario donde ofrezco mis servicios a personas que no pueden con los gastos de un abogado.
_ Eres muy amable, pero eso debe quitarte mucho tiempo.
_ No lo creas, no tanto. Trato de estar en casa el mayor tiempo posible y más desde la muerte de Lissy.
_ ¿La querías mucho? _ le dije y él esbozó una sonrisa triste.
_ Sí, demasiado. Estuvimos casados ocho años hasta que el cáncer se la llevó.
_ ¿Cómo os conocisteis? Si se puede saber, claro.
_ Conocí a Lissy cuando pidió mis servicios como abogado para recuperar la casa de sus padres, la cual el marido de su hermana había perdido apostando en un juego. El pleito fue complicado y poco a poco nos fuimos conociendo. Cuando todo terminó, nuestra relación ya era estable; un tiempo después nos casamos. Compramos esta casa cuando llevábamos tres meses de matrimonio.
_ Luego nació Eric_ le digo y Enrique me sonrió, fue una sonrisa dulce mezclada con tristeza y nostalgia.
_ Sí, nació Eric. Ese día fue el mejor de nuestras vidas y todo iba de maravilla. Éramos felices y no creímos que algo pudiera estropearlo todo.
_ ¿Qué tipo de cáncer tenía?
_ De pulmón. Se lo diagnosticaron demasiado tarde y no pudimos hacer nada. No fue sencillo ni para Eric ni para mí el proceso.
_ Es cierto, aunque para ti fue mucho peor, sabías desde el inicio como acabaría todo.
_ Así es_ dice asintiendo con la cabeza_ Me moría por dentro cada vez que la veía demacrada y sin poder hacer algo para ayudarla. Con el paso de los meses le costaba más respirar; empezó la tos seca, en ocasiones con sangrado y perdió mucho peso. Traté de que Eric estuviera lo menos posible presente, sin embargo, cada día estaba peor y su salud y fuerza iban decayendo. El día que murió fue uno de los más negros y horribles en mi vida y aunque logré superarlo, todavía me duele haberla perdido.
_ ¿Qué hay de tus padres y los de Lissy? Eric no los ha mencionado ni una vez desde que hablamos_ pregunto intrigada.
_ Mis padres eran demasiado mayores cuando me tuvieron. Un tiempo después de cumplir veinte años murieron.
_ Oh, lo siento_ digo con sinceridad, eso no me lo esperaba.
_ No te preocupes, sabía que tarde o temprano pasaría. En cuanto a los padres de Lissy_ lanza un suspiro_ ellos querían que se casara con un empresario millonario. Ella se rehusó para casarse conmigo pues estábamos enamorados y desde entonces le dijeron que estaba muerta para ellos. Ambos somos hijos únicos, por lo cual Eric solo nos ha tenido a nosotros y a nuestros amigos_ "vaya padres más horribles". Seguimos charlando un largo rato más; me explicó todo lo ocurrido luego de la muerte de su esposa y cómo se sintió.
Me alegra que haya logrado superarla, es espantoso perder a quien amas por una enfermedad tan maligna. En ningún momento hizo algún intento por acercárseme, lo cual agradecí. Enterarme de todo esto es como poco, perturbador y más cuando empiezo a tener sentimientos tan profundos hacia él.
_ Ya va siendo hora de retirarme, tengo un día ajetreado mañana_ dije levantándome.
_ ¿Qué harás este fin de semana? _ su pregunta me desconcertó.
_ Nada, estar en casa, ver la tele, esas cosas.
_ ¿Te gustaría ir al cine el sábado? _ me lo pensé. Enrique me atrae demasiado y no sé si es bueno seguir quedando, no obstante, mi atracción y las ganas de compartir más tiempo a su lado fueron más grandes que las dudas.
_ Claro, por supuesto.
_ Entonces te recogeré a las siete para ir a cenar y luego nos vamos a ver una película_ asentí y antes de poder abrir la puerta me acorraló contra la misma, pegó su cuerpo al mío y me besó con deseo; por unos segundos me quedé sin mover un músculo, no me esperaba esto y menos después de las confesiones en su salón. Cuando me recuperé enredé mis dedos en su pelo y pegué más mi cuerpo al suyo respondiendo a ese beso. Estuvimos así un rato hasta que se separó.
_ Nos vemos el sábado_ asentí y salí, el beso me había quitado unas cuantas neuronas y no podía articular palabra.
El resto de la semana pasó de lo más tranquila. Solo hablé unas cuantas veces con Enrique y casi a toda hora con Eric; el niño me había cogido cariño y contaba conmigo para tomar algunas decisiones.
El sábado me encontraba nerviosa, con un pantalón ajustado, una blusa de mangas un poco más abajo de los hombros, unos tacones altos y el pelo suelto esperaba la llegada de mi cita. Cuando el timbre sonó respiré hondo tratando de tranquilizarme y fui a abrir. El hombre frente a mí estaba para comérselo, llevaba un pulóver negro pegado al cuerpo, unos pantalones hechos a medida y el pelo algo revuelto con mechones caídos sobre el rostro enmarcando sus preciosos ojos. Daban ganas de lanzarse sobre él y encerrarlo en una habitación sin derecho a la salida.
_ Estás preciosa_ dijo tendiéndome un ramo de orquídeas.
_ Gracias, tú también estás impresionante_ le dije aceptando las flores_ Son hermosas y mis favoritas.
_ Lo sé, Eric me lo dijo.
_ Por cierto ¿dónde lo dejaste? _ pregunté mientras nos dirigíamos al comedor para poder poner las flores en agua.
_ En casa de un amigo. Lleva días persiguiéndome para dejarlo ir a jugar con la nueva Play Station que le compraron_ sonreí.
_ Podemos irnos cuando quieras_ dije volviéndome hacia él.
_ Por supuesto, después de esto_ antes de poder preguntarle a qué se refería me agarró por la cintura y acercándome a su cuerpo me besó, me devoró con desesperación; yo se lo devolví, sus besos son tan exquisitos, es imposible resistirse_ Ahora sí nos podemos ir_ dijo separándose de mis labios pero sin soltar mi cintura.
_ Vale_ me limité a decir. Es la primera vez en mi vida que un hombre logra desequilibrar mi mundo. La noche fue de lo más entretenida y no voy a mentir, también nos dimos otros excitantes besos.
_ ¿Te apetece ir a bailar? _ me preguntó cuándo dábamos un paseo
_ Claro_ asentí encantada. Nos fuimos a un local cercano para disfrutar más de nuestra compañía. Las canciones eran preciosas y cuando sonó una en específico no supe cómo reaccionar ante los sentimientos que me provocó.
Cuando la melodía “Quiero ser tu amor eterno” de David Bisbal sonó y nuestros ojos se encontraron supe que Enrique había cambiado mi vida. No hubo necesidad de palabras, la letra ya hablaba por nosotros. Es como si estuviera contando una historia que está por empezar, la nuestra. Con las emociones a flor de piel nos dirigimos a mi casa casi sin terminar de oír la letra, no hacía falta hacerlo. David Bisbal ya había hablado suficiente para que se quedara grabado en nuestros corazones durante un largo tiempo sus palabras. Al llegar solo pensaba en desnudarlo y acabar con la agonía que me oprimía por sentirlo cerca de mí. Entramos y nos dirigimos directo a mi habitación pues ansiábamos poseernos.
Así pasaron algunas semanas. A veces comíamos en su casa y otras veces en la mía y casi siempre oíamos esa canción que marcó nuestro destino. Nunca le dijimos lo nuestro a Eric, todavía estábamos iniciando una relación e involucrar al niño podía ser traumático si al final no se daba. Nunca le dije mis sentimientos a Enrique (me había enamorado de él como una tonta), aunque Erika y Flora me decían que debía hacerlo, estaba aterrada.
“_ Mi amiga, sino le dices que lo quieres ¿cómo piensas tener una relación como Dios manda? _ me dijo Erika en una de nuestras charlas.
_ No puedo decírselo, no solo se trata de él, también está el pequeño.
_ El niño se ha encariñado contigo, o acaso me equivoco.
_ No, no te equivocas, así es. Eric me quiere tanto o más que yo a él.
_ Pues entonces, arriésgate, disfruta y vive. La vida es demasiado corta para andarse con tontería y temores.
_ Lo pensaré, vale_ esa fue mi respuesta. “
Ahora mismo estoy en la habitación de Eric, me está contando algunas cosas del colegio cuando mi móvil suena.
_ Sí, dígame_ escuché atentamente y de repente mi mundo se vino abajo y me puse a llorar.
_ ¿Noa que pasa? _ me preguntó Enrique entrando al escuchar mis fuertes sollozos.
_ Mi.…mi abuela tuvo un ataque al corazón y se encuentra muy grave, una de sus amigas me llamó. Me dijo que fuera pues los médicos no saben cuánto le queda de vida_ le dije sin parar de llorar.
_ No llores Noa, yo estoy aquí contigo_ me dijo Eric abrazándome.
_ Estoy bien cielo, no te preocupes_ le respondí secándome los ojos_ Debo volver cuanto antes.
_ Tranquila, nosotros te llevaremos a tu casa para que busques tus cosas y de ahí nos encaminamos al aeropuerto_ me dijo Enrique. Unas cuatro horas más tarde tras haber recogido unas cuantas cosas lo más rápido posible, aparcábamos en el aeropuerto.
_ Gracias por traerme, no sé si voy a poder volver a este lugar, pero quiero que sepáis lo feliz que estoy de haberos conocido_ dije abrazando a Eric y besándolo en la mejilla.
_ ¿No nos volveremos a ver? _ me preguntó en un hilo de voz, verlo así me destrozó el corazón.
_ No lo sé cielo, ahora mismo todo es muy confuso.
_ Pero yo quiero volver a verte_ insiste Eric y antes de contestar a eso, Enrique se me adelantó sorprendiéndome.
_ Claro que lo haremos Eric, no te preocupes_ dijo con voz firme y segura_ Esto no es un adiós, es un hasta pronto_ dijo dándome un posesivo beso sin importarle las miradas de los demás y la interrogativa de su hijo. Yo les sonreí y me encaminé al avión.
Ya nada volvería a ser igual y nuestros caminos, tal vez, nunca más volverían a encontrarse.
Hola a todos, nuevo capítulo. No pensaba actualizar hasta la semana que viene, pero como es mi cumpleaños decidí hacerlo para alegrarme el día. Asi que "Felicidades para mí"🎉😂 Espero que les haya gustado, muy pronto subiré otro.
Qué les pareció la cita de Noa y Enrique?
Creen que se volverán a encontrar?
Nos vemos pronto, feliz domingo a todos y en especial a mí jjj. Mil besos,
Nohelia💞
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