Han pasado dos días desde la boda de Erika y su partida para la luna de miel, la relación con mis padres no podía ir mejor. Aprovechando que Eric no tiene pruebas iremos a la playa para disfrutar un poco de la brisa marina y de la cristalina agua. La emoción casi no me cabe en el pecho. Sentir el cariño de mis padres es tan nuevo que a veces me abruma un poco, aun así, la alegría me sale hasta por los poros.

_ Vamos chicos, hora de entrar al agua_ les animé mientras me quitaba la ropa para quedarme en traje de baño. Un biquini rojo muy llamativo con brillantes dorados resplandecientes tanto en la parte superior como en la inferior.

_ Guau hermosa, te ves fantástica_ dijo Eric lanzando un silbido.

_ Deja de decir tonterías, vamos a nadar_ les dije. Enrique no dejaba de mirarme de una forma que uffff, me dejaba sin aire. Mientras mi madre y yo disfrutábamos de su majestuosidad, los hombres decidieron quedarse hasta que el agua se calentara un poco. Nosotras no dejábamos de burlarnos de ellos, eran unos gallinas empedernidos.

Cuando la mañana fue pasando y el mar recibió el calor del Sol decidieron unírsenos. Para separarme de la atracción tan fuerte entre Enrique y yo nadé un poco para tranquilizarme. Me alejé tanto que sin darme cuenta llegué a la parte honda y casi no se distinguía la orilla. Me encontraba totalmente sola o eso creía hasta que unas manos agarraron mis pies y me hundieron. Salí a la superficie escupiendo agua para encontrarme con la mirada guasona de Enrique.

_ Serás idiota_ le dije quitándome el pelo de la cara.

_ ¿Por qué me dices eso? _ me pregunta todo inocente.

_ Por estúpido, casi me ahogo por tu jueguecito_ le dije y me arrepentí en el acto, pues él me agarró de la cintura y pegó su cuerpo al mío, solo nos separaban su short y mi bikini, el resto de nuestra piel estaba en total sintonía.

_ Nunca permitiría que te pasara nada_ dijo acercando su boca para besarme. Como en otras ocasiones no pude resistirme, sus besos eran como una droga, una vez probada era imposible dejarla.

Nos empecemos a acariciar, cerca nuestro había una roca, Enrique nos llevó hasta allí, y en ese lugar rodeados por el océano y oculto de la vista de los curiosos hicimos el amor con deseo y pasión.

_ Enrique tienes que dejar de hacer esto_ le dije un rato más tarde tras recuperar mis facultades mentales.

_ ¿Vas a decirme eso de que nosotros rompimos hace mucho? _ me preguntó, no respondí_ Tenemos una plática pendiente, ahora no y menos en estos días. Debes pasar tiempo con tus padres, pero después tu y yo hablaremos y aclararemos este embrollo y luego hablaras con Eric _ me dijo.

_ ¿No sé qué crees que debo hablar con Eric? No tengo ni idea de lo que tenemos que aclarar. De algo si estoy segura, te di la oportunidad una vez, lo nuestro terminó, no se repetirá, grábate eso en la cabeza y acláraselo a Eric, no insistáis más.

_ Tenemos que hablar, eso es todo_ dijo y me besó para luego alejarse en dirección a la orilla.

Otra vez no pude detenerlo a tiempo, joder, joder, joderrrrr, quiero que no me afecte, quiero poder estar cerca de él sin desearlo ¿Por qué mi corazón tiene que ir por separado con mi cabeza? ¿Por qué no se ponen de acuerdo en su contra, pero sí a su favor? Son preguntas sin respuestas que zumban en mi cabeza; decidí regresar con el resto. No volvimos a hablar del tema y gracias a eso pude terminar la tarde feliz.

Dos días después nos encaminamos a un picnic. Mis padres estaban felices por la idea, Eric fue el promotor de todo. Ahora mismo nos encontramos en el Hyde Park, extendimos una manta y nos sentamos. Mamá me había ayudado a preparar los aperitivos, unos sándwiches, unas Coca-Cola y unas galletas de chocolate. Era relajante estar rodeados de naturaleza, aire puro y el dulce trinar de los pájaros

_ Noa ¿cuándo te dan vacaciones en el hospital? _ me pregunta mi madre.

_ Pues dentro de tres meses más o menos, aunque tal vez pida antes, no sé todavía con seguridad_ le digo.

_ Nos vas a ir a visitar ¿no? _ me pregunta mi padre. Pensar en su marcha me entristece, sin embargo, esta vez no dejaremos de hablar y mantendremos el contacto.

_ Eso no lo dudes, me pasaré unas semanas con ustedes y espero me enseñen Canadá_ les aseguro.

_ Claro, nos divertiremos mucho ¿Ustedes irán también no? _ dijo mamá dirigiéndose a los chicos.

_ Veremos si podemos_ dijo Enrique.

_ Si tú no puedes, manda a Eric con Noa y cuando tengas una oportunidad te nos unes_ le dijo mi padre. No puedo creer lo bien que se llevan los cuatro, en estas últimas semanas se han cogido mucho cariño, eso me hace estar sumamente feliz.

_ Ya me ocupo yo de convencer a papá, nos veremos en Canadá_ dijo Eric convencido, quiere mucho a mis padres.

_ Bien, problema resuelto_ dijo mamá, seguimos hablando de todo y nada, nos acabamos todos los refrigerios y continuamos platicando hasta el atardecer que regresamos.

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Me encuentro en mi cama pensando en lo feliz que estoy por haber retomado el contacto con mamá y papá cuando suena mi móvil.

_ Buenas noches loca, ¿cómo va todo por Paris? _ le pregunté a Erika nada más contestar.

_ De maravilla, ya visitamos la Torre Eiffel, la Catedral de Notre Dame y bueno más nada hasta ahora. Nos hemos pasado todo el tiempo en la habitación del hotel_ me dijo, me reí.

_ Mi vida, tienen que respirar aire puro, van a contaminar Paris_ ella se rió_ ¿Dónde se encuentra ahora tu galante y recién estrenado marido?

_ En la terraza, hablando por teléfono con unos clientes_ me informa.

_ ¿Cuándo volverán?

_ Dentro de unos días, ambos tenemos trabajos que atender. Dentro de poco saldremos de nuestra burbuja para integrarnos a la sociedad.

_ Venga no es tan malo_ ella solo resopló.

_ Dime, ¿cómo te va con el peligro para las mujeres?

_ Bien, ahí, solo puedo decirte que a pesar de intentar resistirme a él cada vez me cuesta alejarme de sus encantos_ le digo suspirando.

_ ¿No crees que ya lo has castigado suficiente?

_ ¡Yo no lo estoy castigando como tú dices! Solo no quiero que me vuelvan a romper el corazón.

_ No sabrás que puede pasar hasta intentarlo. Basta de miedos, eres inteligente, sabes que mientras más intentes negar tus sentimientos no vas a poder contradecir lo que bulle en tu interior_ me dice y yo resoplo, lleva razón.

_ Mira veré que hago vale, diviértete, tengo sueño_ le digo para zanjar el tema.

_ Como quieras, adiós_ dice y cuelga. Decido no pensar más en el tema, me acurruco y en unos minutos caigo profundamente dormida.

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Nos encontramos de camino al aeropuerto, es nueve de julio y mis padres abordarán un avión en pocas horas rumbo a su casa, a sus trabajos, etc. No estoy triste, ni me siento mal. Pasar este tiempo con ellos fue lo más emocionante que he podido vivir a su lado. En el momento de la despedida me encuentro triste, no deseo dejarlos ir, pero debo hacerlo.

_ Prométanme que me escribirán y que no se olvidarán de mí_ les digo; ellos asienten con la cabeza.

_ Hija nos equivocamos una vez, pero aprendimos de nuestros errores, no los repetiremos_ dijo mi padre abrazándome. Hundí mi rostro en el hueco de su cuello, me sentía como una niña.

_ Noa cariño, te amamos y recuerda, estamos para lo que necesites_ dijo mi madre uniéndose a nuestro abrazo.

_ También os quiero, sé que al principio me porte mal y algo huraña, pero quiero que sepan que os amo mucho y que os perdono_ pronunciar esas palabras fue como limpiar mi alma y quitarme un gran peso de encima.

_ Gracias hija, me alegra saberlo_ dijo mi padre emocionado.

_ Yo también me alegro Noa, no nos olvides y escríbenos_ dice mi madre dándome un beso en la mejilla.

_ Adiós, tened cuidado.

_ Adiós_ me dicen al unísono mientras veo como cogidos de la mano se encaminan hacia el control de seguridad. Verlos tan enamorados a pesar de los años me hace anhelar un amor así, no pude evitar unas lágrimas silenciosas.

_ No te preocupes, pronto los verás. Te quieren y no te volverán a hacer a un lado, como estoy seguro que tú no lo harás_ dijo Enrique abrazándome por detrás.

Lo miro a los ojos, ese hombre ha intentado hacerme comprender lo mucho que me ama, no se ha rendido por más idioteces que he hecho para alejarlo de mí. Lo amo y debo aclarar mis sentimientos y decidir si quiero arriesgarme nuevamente para ver si podemos tener una relación o sufrir toda la vida por no haber sabido mantener, otra vez, a mi amor a mi lado.

_ Tienes razón_ dije apoyándome en él y observando como mis padres desaparecían. Le daré una oportunidad, es hora de instalar el perdón en mi corazón y en mi vida para poder ser completamente feliz.