— Si, de nosotros Marta. Me gusta otra chica y voy a luchar por ella. Lo siento me tengo que ir, cuídate — dice Edward yéndose del lugar.

La tarde está cayendo y Edward fue a su casa para comer un poco, cambiarse de ropa para salir porque tiene algo muy importante que hacer.

Carolina por otra parte se encuentra en su casa compartiendo con sus primos en la mesa mientras comen. Al terminar ella se para del asiento y se va a su dormitorio a cambiarse y ponerse su pijama y cuando voltea se lleva una gran sorpresa.

Un ramo de flores rojas con una nota a un costado que decía "Te quiero, me gustas mucho y voy a conquistarte... Atentamente Edward" Carolina al ver ese hermoso detalle se puso roja de la emoción que recorría por sus venas, agarra las flores cuando siente una mirada penetrante.

— ¡Edward! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? — dice Carolina buscando una bata para taparse.

— Entré por la ventana, quería darte la sorpresa ¿hice mal?

— Bueno, si me sorprendiste y qué lindo detalle.

Cuando Carolina le dice ese cumplido Edward toma de sus manos y una vez más le dice la pregunta que para él es la más difícil de hacer, porque Carolina le importa y cada día le gusta mucho más.

— Carolina Taylor... ¿Acepta ser mi novia?

— A ver... Yo digo que... Si, acepto ser tu novia — responde Carolina con una emoción tan grande que su corazón latía fuertemente.

— Te quiero — dice Edward mientras le da un fuerte abrazo.

— ¿Qué fue eso? Algo está pasando allá abajo tengo que ir a ver Edward — le dice Carolina a Edward soltándose de sus brazos.

— No, déjame a mí, quédate aquí.

Edward baja hasta la sala y vio a Jesús tirado en el piso con una herida de arma blanca en la pierna, está sangrando como una misma catarata, él sin saber lo que pasaba se le acerca, aunque sabe que aún no hay mucha simpatía, tenía que saber qué estaba pasando.

— ¿Qué pasó? — pregunta Edward a Jesús.

— Se metieron a la casa, no llegué a identificar a la persona, tenía la cara tapada pero... ¿Qué haces tú en mí casa? No recuerdo haberte abierto la puerta.

— Eso no es lo importante ahorita, voy a subir a decirle a Carolina.

Mientras el sube a decirle a Carolina, Miguel desesperado baja y busca el equipo de primeros auxilios para detener el sangrado de la pierna de Jesús que a plena vista se ve que fue hecha con un cuchillo afilado.

— ¿Qué mi primo qué? Pero... ¿Quién lo pude a...?

— ¡Carolina! ¡No! ¡Ahorita no por favor!

Carolina del desespero le afectó directamente en su salud provocándole un desmayo casi inmediato, Edward sin saber qué hacer baja a pedir auxilio.

— ¡Carolina se desmayó! No reacciona, le intenté dar agua pero no reacciona.

— ¡Dios mío! Primero atacan a Jesús y no sabemos quién fue porque según afirma él, tenía la cara tapada y ahora Carolina esta inconsciente. Vamos ya a la clínica — dice Miguel ayudando a Jesús a pararse porque aún tenía la herida sangrando.

Edward sube nuevamente al cuarto de Carolina para cargarla y  llevarla al carro mientras que Miguel ayuda a Jesús a caminar, se suben al automóvil para irse a la clínica más cercana.

Al llegar, Jesús se lo llevan para tratarle la herida y a Carolina a cuidados intensivos porque no quería reaccionar, sus signos vitales están bajos. En la sala de espera se quedan Miguel que tenía la cabeza vuelta loca con Jesús con una herida víctima de un ataque fantasma y Carolina que entra totalmente desmayada, así como Edward que en el mismo día que le pide ser su novia por una mala jugada del destino, ahora está en la espera de noticias de ella en una clínica.

— No entiendo quién le hizo esto a Jesús, ¿quién lo atacó? ¿Cómo sabía dónde vivía? A propósito ¿Cómo entraste a la casa?

— Entré por la ventana del cuarto de Carolina, hoy es un día especial pero todo se fue al caño — dice Edward a Miguel mientras tiene una preocupación inminente.

— No hagas eso más, Jesús te va a matar si le dices que entraste por la ventana pero bueno ¿por qué era un día especial?

— Hoy le pregunté por segunda vez a Carol si quería ser mí novia y dijo que sí pero ahora está en cuidados intensivos — dice con lágrimas en sus ojos.

Mientras que Miguel y Edward se encuentran conversando en la sala de espera un doctor sale para dar noticias de los pacientes recientemente ingresados.

— Familiares de Carolina Taylor y Jesús Taylor.

— ¡Aquí estoy doctor! Dígame... ¿Qué pasa? — dice Miguel con una voz quebrada.

— Le tengo una buena y mala noticia. La mala es que la señorita Carolina Taylor a pesar de que ya reaccionó, le hicimos algunos exámenes y lamentamos decir que además de que tiene cáncer una enfermedad nada fácil de tratar también padece de un ritmo cardiaco irregular.

— ¿Ritmo cardiaco irregular? — interrumpe Edward.

— Si, esto es cuando el corazón funciona de una manera desordenada y puede ser latidos o muy rápidos o por lo contrario muy lentos. Esto ocurre cuando los impulsos eléctricos del corazón no funcionan correctamente jóvenes.

— Pero... ¿Estará bien doctor? — le pregunta Miguel.

— Si, lo estará no se preocupen. Por otra parte el señor Jesús Taylor ya está bien, se le puso unos dos puntos a la herida y está mejor, ahora le daremos de alta y a la señorita la dejaremos hospitalizada hasta mañana.

— Muchas gracias doctor — dice Miguel mientras el doctor se va a buscar a Jesús para darle de alta.

El mundo de Edward se viene abajo porque siente un profundo miedo que a Carolina le pase algo, ella en verdad le importa y después de tantos años consigue un nuevo amor, es de noche y solo una persona se podía quedar en la habitación con Carolina a pasar la noche y él con todo respeto le pregunta a Miguel que se encontraba justo al lado de él si puede quedarse con ella, aunque no le gustó mucho la idea aceptó.

— ¡Jesús! ¿Estás bien? Vámonos tienes que descansar — dice Miguel.

— Alguien se tiene que quedar con Carolina, Miguel.

— Yo me puedo quedar con ella, puede irse tranquilo — responde Edward.

— Bien, pero si le pasa algo te mato — se para firme Jesús ante Edward.

Jesús aún un poco adolorido se va junto a Miguel a la casa. Al llegar se sentaron a charlar un rato antes de que cada uno se fuera a dormir y Edward se queda en la clínica pero esta vez se fue a la habitación de Carolina haciéndole compañía cuando él siente que abren la puerta y como es normal, piensa que es una enfermera.

— ¿Tú?...