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Capítulo #2: Mentiras tóxicas

— ¡Hola de nuevo! — le dice Edward a Carolina.

— ¿Qué haces aquí? Tú no estudias en este salón, creo que estas equivocado Edward.

— Solicité que me cambiaran de salón, aceptaron y aquí estoy.

— Esta bien, pero no me molestes, ya va a empezar la clase.

Al pasar dos minutos de que tuvieran una breve conversación, la profesora entra al aula de clases. A pesar de que Carolina le dice amablemente a Edward que no la moleste, hace caso omiso en todo el transcurso de la clase.

Una hora después de que al fin termina la clase, Carolina se dirige a donde su amiga Alejandra para pedirle disculpas por dejarla esperando.

— ¡Hey, no me ignores! Discúlpame ¿sí? No sé qué estaba pensando cuando salí directo al instituto, bueno... si se, disculpa ale — dice Carol con una expresión triste.

— Esta bien Carol, pero sabes que me molesta cuando haces eso.

— Lo sé, tratare que no vuelva a pasar y... ¿Te parece si nos vamos juntas? ¡Te invito a comer! ¿Aceptas?

— Claro pequeña loca - responde mientras le da un reconfortante abrazo.

Ambas se van del liceo hasta la casa de Carolina y por supuesto al llegar saludan a sus primos incluyendo al mal genio de Jesús.

— Hola chicos — dice Carolina a sus primos.

— Hola niña — responde con cariño Miguel.

— ¿Quién se supone que es ella? — pregunta Jesús.

— Gracias querido Jesús, siempre con tus idioteces... Chicos les presento a Alejandra, una amiga mía del instituto.

— Mucho gusto... a todos — dice amablemente Alejandra.

— Espero no resultes ser una puta — ríe irónicamente Jesús.

— ¡Jesús, por favor! Alejandra espérame arriba por favor.

— Claro, no hay problema amiga - argumenta Alejandra yéndose al cuarto de Carolina.

En el instante que ya no está Alejandra, nuevamente Carolina y Jesús tienen una discusión, ya que el horrible carácter de Jesús es fuerte de soportar.

Siempre se respira desde tensión hasta gritos en esa casa porque ambos chocaban muchas veces por tener dos personalidades fuertes, siempre se decían todo sin anestesia aunque Miguel es todo lo contrario.

— ¿Qué te pasa Jesús? No voy a tolerar que le hables así a Alejandra, ella es mi amiga por Dios compórtate como un hombre no como un grandísimo cretino.

— ¡Tú no me vas a decir lo que debo o no decir Carolina! Solo dije que espero que no resulte una puta, no hagas drama.

— ¡Siempre es lo mismo contigo! ¡Tú comportamiento me tiene harta!

— En vez de reprocharme lo de ahorita, debes saber que ese tal chico te engaña, como eres tan mensa ya te creíste todo un cuento de hadas.

— ¿Qué rayos estás diciendo? ¿Cómo sabes eso?

— Simplemente lo sé, aléjate de él. Te engaña.

— Espero no me estés mintiendo, voy atender a mi amiga.

Luego de esa disputa entre Jesús y Carolina, ella sube a estar con Alejandra, hablan un poco sobre chicos y otras cosas. Al ver que ya se hace tarde, Alejandra se va a su casa dejando a Carolina cansada.

Son aproximadamente las ocho de la noche así que ella baja a cenar para luego irse a su cuarto a ponerse su ropa para dormir. Al otro día como es de costumbre, Carolina se levanta para ir al liceo, se despide de sus primos para irse al instituto junto a Alejandra. Al llegar se encuentran con Edward.

— ¡Hola Carolina! ¡Hola Alejandra! ¿Cómo están?

— Mejor ni me dirijas la palabra. — Responde Carolina con frialdad.

— Yo estoy muy bien, gracias por preguntar — dice Alejandra con un tono neutral.

— ¿Por qué? ¿Qué te hice Carolina?

— No te hagas, tú me estás mintiendo nada más para llevarme a la cama y ¿sabes? No me sorprendería, todos los hombres son iguales.

— ¡Por Dios! ¡Eso es mentira Carolina!

«El idiota de mi primo me mintió, otra vez, aunque no es malo prevenir» piensa Carolina.

— Te creo, pero espero no juegues conmigo, aunque igual no tenemos nada.

Mientras Edward y ella conversan en los pasillos del instituto de pronto Carolina empieza a llorar.

— ¿Qué tienes? Ven, toma un poco de agua — le dice Edward a Carolina mientras le da un sorbo de su botellón.

— Solo que... Es por mis padres, aún tengo muy vivo lo que les pasó y me duele cada vez que pienso en eso, en como los asesinaron, era una niña que lo presencio todo  — dice entre lágrimas.

— Tranquila, todo está bien y es mejor que te limpies esas lágrimas mira que ya tenemos que entrar a clases. — responde Alejandra.

— Gracias por su apoyo. Disculpa Edward, tengo que ir a clases, nos vemos.

Al minuto después suena el timbre y estos se van al aula de clases, hoy toca inglés, aunque es una de las materias preferidas de Carolina no puede dejar de pensar en la mentira innecesaria de su primo Jesús.

Cuando la clase se acaba Carolina se va enojada a su casa por la gran mentira que le dijo su primo, en el camino solo piensa:

«Lo voy a matar, siempre Jesús con sus mentiras tóxicas, me tiene harta y lo peor es que me lo tengo que aguantar porque es mi tutor legal y ni siquiera tengo hermanos, pero me va a escuchar.»

Al llegar toda molesta a la casa Carolina cierra la puerta de un golpe.

— ¡Jesús!

— Prima... ¿Qué pasó? — le dice Miguel a Carolina.

— ¿Qué pasó? ¡Te diré lo que pasó! Que mí querido primo Jesús, nuevamente me dice sus jodidas mentiras tóxicas que me tienen hasta la coronilla.

— ¿Qué te pasa? ¡A mí no me hablas así! — le dice Jesús a Carolina.

— ¿O sea tu primero me mientes y luego me pides respeto? Esto es el colmo Jesús.

— Ya basta, dejen de pelear, todos los días es lo mismo — interviene Miguel.

— ¿Sabes por qué siempre es lo mismo Miguel? ¡Porque nuestro querido primo no deja de ser un completo idiota, por eso!

— ¡Basta! ¡Estás castigada! ¡No quiero que veas más a ese ser! ¡Vete ya a tu cuarto!

— Todo lo resuelves así ¿no? Todo a lo macho. Bien, me voy a mi recamara, no quiero estar en el mismo lugar que tú de todas formas.

Molesta sube a su cuarto y para descargar su ira arrasa con todo para luego ponerse sus audífonos. Minutos después escucha el timbre, ella sin saber quién es, baja para abrir la puerta, al abrir ve a la persona que ella menos se imagina...

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