— Vine a recuperarte, por favor dame una oportunidad — dice Marta mirando a Edward mientras le roba un beso.

— Pero... ¿Qué carajos te pasa? ¡Ya no somos nada! ¿Me captas? ¡Nada! — Responde Edward dejándola suavemente de lado — si viniste a tan solo amargarme la noche, te puedes ir.

Marta con furia en sus ojos se fue de la casa de él, se aleja rápidamente y se va caminando hasta su casa que queda a unas cuatro cuadras de allí. Por otra parte Carolina está destrozada por todo lo sucedido. Está con Alex quien resulta una buena compañía.

— ¿Qué hora es? — Pregunta Alex mientras ve su reloj — ¡Carajo! Son las nueve de la noche, el tiempo pasa y uno no se da cuenta.

— Sí, tienes razón pasa rápido el tiempo. Perdóname pero tengo que tratar de descansar, mañana tengo que ir al instituto a buscar el resultado del examen final y no pienso decirles a ninguno de mis primos que me lleve — dice limpiándose las lágrimas que caían en sus mejillas.

— ¿A qué hora vas a salir mañana Carolina?

— Temprano, a las ocho de la mañana... ¿Por qué?

— Yo te llevo.

«Yo tenía entendido que no tenía carro» piensa Carolina viéndolo.

— Nos vemos mañana, descansa.

Carolina cierra el ventanal, arregla todo para dormir; aunque le costó un poco luego de las dos horas consigue finalmente descansar. La noche pasa lento hasta el día siguiente.

Amanece y Carolina se levanta, aún no puede asimilar bien las cosas pero lo que sí podía ver que ya es tarde. Son las siete y cincuenta de la mañana. Se para rápido a cambiarse de ropa, asearse, desayunar sin saludar a sus primos. De un momento a otro ya son las ocho y Alex ya está afuera esperándola para llevarla a recoger el examen final que había presentado.

« ¡Oh por Dios! Qué bien tenías guardado este carro Alex Miller» piensa mientras sale de la casa y camina hacia el lindo Ferrari rojo.

— ¡Hey sube! No muerdo — exclama soltando una carcajada.

— Señorito, no me habías dicho que tenías carro ni mucho menos que sabías conducir, sigues siendo un idiota misterioso — responde dándole un puñito en el brazo y cerrando la puerta — vámonos ya, quiero ya saber los resultados de mi examen.

Estos dos jóvenes se fueron al instituto, duran aproximadamente unos quince minutos, había un poco de tránsito a pesar de que los martes nunca hay. Al llegar Carolina se baja del carro y Alex espera en el Ferrari. Ella entra al instituto y busca el salón donde están entregando los exámenes, al conseguirlo entra y choca con un compañero.

— ¡Bendita sea! ¡Desaparece de mi vida Edward!

— Por favor escúchame.

— ¡No te me acerques! — Dice apartándose de él- permiso voy a recoger mi examen, adiós.

Carolina termina de entrar al salón, espera que le entreguen el examen y se siente feliz al ver que ha pasado haciendo que este en pie la graduación. Se va del lugar hasta llegar nuevamente al automóvil de Alex que estaba parado esperándola, al entrar en él se lo enseña.

— ¡Pasé! ¡Pasé!

— Felicidades Carol, hay que celebrar ¿qué quieres hacer?

— ¡Vayamos a desayunar! Quede con hambre — dice con una voz burlona.

— Tú sigues siendo la misma comelona de siempre, bien vamos.

Alex prende el carro para ir a alguna panadería cerca, duran diez minutos en llegar. Se bajan y piden unas deliciosas empanadas.

— Tú vas a pagar ¿cierto? Yo no tengo - pregunta Carolina.

— ¡Cuidado! — grita Alex lanzando a Carolina al suelo.