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Capítulo #16: Nostalgia

— Nada se puede ocultar en esta casa - ríe Jesús mientras piensa que decirle a Carolina — Estábamos planeando una fiesta sorpresa para ti, ya falta poco para que cumplas los 19 años de edad.

— ¿Seguros que de eso estaban hablando?

— Sí, ¿por qué no te vas con Alejandra a tu cuarto? No sé, si se vinieron a la casa es para compartir... ¿No?

— Vamos Alejandra, subamos.

Las dos amigas suben a la recámara de Carolina. Jesús y Miguel se dejan caer al sofá, sabían que se salvaron por esta vez, pero que tarde o temprano tienen que encarar y tener las suficientes pelotas para decirle todo a Carolina.

— Eres un cobarde definitivamente — dice Miguel viendo con desprecio a Jesús.

— ¿Qué querías que hiciera? No me voy a hundir ahorita, no lo haré.

— Tarde o temprano esta bomba estallara y por tu cobardía vas a terminar hiriendo a la persona que más quieres, a Carolina.

Mientras tanto que ellos seguían discutiendo en la sala, Carolina y Alejandra se pusieron a conversar un rato en el dormitorio de ella, bromearon por un largo rato, intercambiando anécdotas y hablando de cómo les fue en el examen final que es un paso para su graduación.

Las horas pasan hasta que llega la noche, Alejandra tiene que irse a su casa, por ende Carolina la acompaña hasta la puerta pero sin dejar de notar una tensión en el ambiente.

— Nos vemos Ale, cuídate — dice mientras le abre la puerta.

Alejandra se ha ido a su casa, Carolina esta extrañada de ver a sus primos en esa actitud, parece que han peleado pero no quiso preguntar, solo fue directo a la cocina agarrar un poco de comida; algo ligero y sube para su cuarto, pasados diez minutos ve a una persona en la ventana.

— ¿Quién anda allí? — pregunta ella mientras agarra un bate.

— Soy yo, Alex, no me mates.

— ¡Me asustaste! ¿Qué haces aquí a estas horas? ¿Cómo obtuviste mi dirección?

— Tengo contactos... ¿Puedo pasar?

— No, no voy a dejar entrar a cualquiera a mi cuarto — contesta mientras deja de lado su bate — podemos hablar así, pero a mí cuarto no entras, lo siento.

— Esta bien, entiendo, cuéntame... ¿Tus padres cómo están?

Carolina al oír la pregunta de Alex no evita que las lágrimas se hicieran presentes, hablar de sus padres le es muy triste y nunca habla de ellos, le duele cada vez que recordaba ese día... Ese día del asesinato.

— Están...muertos Alex.

— ¿Qué? ¿Muertos? ¿Qué les pasó? Lo siento, si quieres no contestes  — dice muy apenado.

— Fueron asesinados cuando tenía cinco años de edad, a raíz de su muerte Jesús, mi insoportable y tóxico primo se hizo cargo de mí. Pero me duele, no es fácil y nunca lo será perder a tus padres a tan temprana edad — cuenta mientras se limpia las lágrimas que no dejan de caer por sus mejillas — lo lamento Alex, tengo sueño, hablamos después — dice mientras Alex le da un abrazo de despedida al mismo tiempo que ella cierra la ventana de su habitación.

Esa noche Carolina revive todo lo que ocurrió esa tarde hace trece años.

Flashback.

— ¡Mami! ¡Papi!

Grita una niña pequeña al darse cuenta que dos tipos enmascarados entran e invaden la casa, todo fue gritos y desesperación. Ella se esconde en un lugar de la casa pero desgraciadamente sus padres no pudieron, los agarran y asesinan brutalmente dejando sus cuerpos esparcidos en el suelo.

— ¡Padres! Por favor, despierten... Mami y papi no me dejen, los amo - decía mientras los abrazaba fuertemente.

Fin de flashback.

La noche fue larga para Carolina, no le gusta recordar ese momento, la consume por completo. Dura toda la noche despierta hasta el día siguiente, al asomarse el sol ella se para de su cama, se cepilla los dientes, se cambia y se va. Es muy temprano por lo cual sus primos Jesús y Miguel están durmiendo. Ella se va al cementerio, donde están reposando los restos de sus padres. Al llegar, Carolina va a sus tumbas con un ramo de flores que compra en el camino, les habla aunque ella sabe que no va a obtener respuesta.

— Hola de nuevo, lamento no venir seguido pero me parece injusto que estén en una tumba. Quiero decirles que no hay un solo día que no piense en ustedes, a veces lloro en silencio pero sé que siempre me cuidan y protegen en donde quiera que estén. Los quiero y siempre los querré - dice con lágrimas que caen sin cesar por sus mejillas, mientras deja el ramo de flores en las tumbas de sus padres.

Carolina se retira llorando, viendo hacia el piso, algo que ocasionó que chocara con una persona y cayera al suelo, llorando aún más fuerte. Perder unos padres duele, pero que te lo asesinen a temprana edad te marca de por vida.

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