Capítulo #13: Presencias desconocidas
Ya está cayendo la noche, Jesús esta con una preocupación inmensa, mientras que, Carolina está en la clínica en observación junto a Edward que se queda junto a ella, no puede dejarla, estaba encariñándose y aunque no puede decir que es amor, si asegura que es algo bonito que siente hacia ella.
En el hotel paraíso por otra parte se encuentra Jesús, esperando a la persona de su desgracia llegara, pasan aproximadamente treinta minutos para que esta llegara. A las seis de la tarde llega al lugar del encuentro.
— ¡Eres un desgraciado! — exclama Alejandra al mismo tiempo que entra a la habitación.
— ¡Tú eres mi desgracia! ¡Mi tormento! ¿Oíste? ¡MI TORMENTO! — le dice Jesús saliéndose de sus cabales.
— ¡No grites! Madura, tenemos una grave situación, voy a decir todo, estoy harta de esta porquería y tú te vas a hundir Je... — Jesús no dejó que terminara de hablar.
— ¡No! Entiende, Carolina me va a odiar. Esto es muy grande, tanto que la puede matar, y no, no me refiero al jodido cáncer o al ritmo anormal del corazón que tiene, hay muchas maneras de morir, Alejandra.
— ¿Si? Ese día ¿recuerdas? Ese día moriste, y vas a volver a morir con lo que más te duele. Me mandaste a golpear, veme ¡VEME! Estoy herida, con vendas, tuve que ir al instituto a pedir hacer el inútil examen mañana. Carolina se va a enterar del monstruo que eres, porque tú y yo sabemos un secreto muy grande que te va a sepultar vivo.
En el aire se presenciaba tensión como miedo, Alejandra y Jesús sin duda alguna se odian, entre ellos pasa algo fuerte, algo inimaginable que Carolina no está enterada. Son las seis y media ya, la discusión sigue por una hora más, mientras que Carolina está junto a su novio, ambos se están quedando dormidos cuando una presencia entra a la habitación, con ninguna buena intención.
— ¡Carolina! — dice Edward poniéndose como escudo.
El hombre alto, con una máscara puesta, tenía un cuchillo y dispuesto a matar a Carolina. Edward se interpuso ocasionando que el hombre se fuera, tirando el cuchillo al piso.
— ¡Ayuda! ¡Ayuda!
Edward grita una y otra vez hasta que los doctores aparecieron y él furioso, pide una explicación.
— ¡¿Qué clase de seguridad tiene esta clínica?! Un hombre que no sé quién es, trató de matar a una de sus pacientes, son unos ineptos.
— Discúlpenos, pondremos seguridad más reforzada. ¿Qué es esto? — pregunta el doctor mientras que levanta un cuchillo del suelo.
— Es el artefacto con que ese hombre iba a matar a Carolina.
— Doctor, póngame más seguridad, tengo miedo... No quiero morir. — dice Carolina acostada en la cama de la clínica en su habitación.
Mientras tanto que el doctor conversaba con los jóvenes, levanta el cuchillo del suelo, al instante, lo manda a seguridad para que ellos lo lleven directamente a expertos para poder tener idea de quién es el atacante. Ya es de noche, a Carolina le ponen un calmante para que duerma toda la noche, Edward agitado tarda un poco en dormir hasta que por fin lo consigue.
La noche fue larga así como el encuentro de Jesús y Alejandra, se dijeron muchas cosas, se gritaron y demás. Aproximadamente a las siete y media de la noche terminó el encuentro, ambos se van a sus hogares, Jesús al llegar ve a Miguel un poco... Extraño.
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