Al instante que meten a Carolina nuevamente a emergencias, Edward ve a Alejandra herida, con unas vendas y ella se lo lleva al asiento de la sala de espera para contarle lo que le había pasado, describe a dos hombres de estatura alta con contextura gruesa. Edward se queda asombrado, normalmente esta ciudad es segura, nunca ha escuchado algún crimen, asalto o algo que se le asimile porque Feehar es conocida por su seguridad.

Alejandra tiene que ir al instituto, ya que gracias a sus intrusos de la mañana, los causantes de sus dolencias físicas, se perdió el examen final, para no ser descortés ella se despide de Edward para irse del lugar. A pesar de que él se queda pensativo con lo sucedido, Carolina sigue en emergencia, los doctores lograron que despertara y le cesaron la sangre de sus vías nasales.

Jesús no puede con la angustia que tenía encima, en algún momento va a tener que enfrentar la verdad porque de eso dependr de la salud de su prima, Edward viéndolo mal y cabizbajo se le acerca para animarlo un poco, mientras dicen noticias de Carolina.

— Todo va a estar bien, no se preocupe, ella es fuerte — dice Edward mientras se sienta al lado de Jesús.

— No es necesario que haga esto, es mentira que nos caemos bien, no seas hipócrita, lo único que hace que te tenga un poco de respeto es que eres el novio de... Mi prima — responde Jesús mientras agarra un botellón de agua.

Aunque la conversación fue corta porque Edward no tolera mucho a Jesús, el doctor Enrique sale para dar noticias del estado de Carolina. Llama a Jesús por ser el único familiar de ella presente y fueron al consultorio donde el médico le dice algo difícil a él.

— Lo que le tengo que decir joven, será duro, gracias a Dios su prima está estable en observación, pero lamento informar que la paciente está empeorando, se determinó el tipo de cáncer que tiene, leucemia.

— ¿Leucemia? Es broma ¿no? — responde Jesús con un miedo intenso en sus entrañas.

— No, es totalmente enserio. Su prima necesita un trasplante de médula, antes de que sea demasiado tarde, seguiremos con las quimioterapias y radioterapias para que esté lista para la operación. Se queda hoy en observación, mañana le daremos de alta.

— Esta bien doctor, ¿quién puede ser el donante?

— Lo más recomendable es que sea algunos de sus padres, abuelos o alguien cercano a ella.

«Dios mío» piensa Jesús antes de contestarle al profesional.

— Bien, cuídemela por favor, no me puedo quedar hoy, tengo... Pendientes.

— No se preocupe, aquí está bien cuidada, mañana puede pasar por ella.

Jesús sale del consultorio y ve a Edward sentado esperando noticias, le cuenta todo lo que le han dicho y se retira del lugar, pero Edward se queda junto a Carolina todo el día y noche, no puede dejarla en un momento tan difícil.

Por otro lado este Miguel dando vueltas por toda la casa, no sabía que estaba pasando y eso lo carcomía por dentro. Siente la puerta y es Jesús, sin pensarlo mucho se le acerca para tener un poco de conocimiento de los hechos.

— Y... ¿Carolina?

— Esta bien Miguel, tengo que salir — dice Jesús poniéndose otra camisa y sacando su celular mientras marcaba y sale.

En la llamada.

— Nos vemos en diez minutos, es importante.

— Pero...

Fin de la llamada.

Jesús no deja hablar a la otra persona en la línea, está nervioso y solo fue al lugar de su desgracia, para poder establecer una sana conversación, una solución a lo acontecido.