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Capítulo #11: ¿Asesinato? ¿Recaída?

— Déjate de estupideces Jesús, no me intimidas, me voy tengo mejores cosas que hacer — dice Alejandra mientras agarra sus cosas y se va del lugar.

Jesús tiene impotencia de no poder con Alejandra y no poder sacarla de su vida, agarra sus pertinencias y se larga hasta su casa, al llegar esta Carolina de lo más plácida hablando con su novio acostada de espalda a la puerta.

— Sí mi amor, le diré — dice Carolina en la llamada.

A su primo mayor no le gustó escuchar eso, tira las llaves en el mesón, Carolina enseguida trancó a sentir que había llegado a la casa.

— ¿Mi amor? Ahora vengo a la casa y veo a mi hija por ley coqueteando y quién sabe si puteando.

— ¡Respétame! ¿Quieres saber con quién estaba hablando Jesús? Con mi novio Edward, sí, como lo escuchaste, somos novios desde ayer que vino ese maniático o maniática a dañarnos la tarde — dice Carolina parándose firme frente a él.

— Genial y dime... ¿Miguel lo sabía?

— Emm si... — dice un poco penosa.

— ¡Magnífico! Soy el último que se entera de las cosas, si yo no entro y te escucho jamás me hubiese enterado de que tienes novio ¿o sí?

— Te lo iba a contar, no seas insoportable y dime en qué jodido tiempo te iba a decir si prácticamente ayer te intentaron matar y a mí me metieron por emergencia ¿te lo iba a decir con telepatía? Idiota y ¿sabes qué? Me voy a dormir es tarde, estoy en mis días y lo menos que quiero es escuchar tus tonterías.

— Siempre con tus excusas, bien vete a dormir — le dice Jesús a Carolina mientras ella está subiendo las escaleras y al mismo tiempo empieza a llamar a Miguel — ¡Miguel!

— Miguel no ha llegado genio, salió a caminar desde la tarde y no ha regresado, buenas noches — dice Carolina mientras cierra de un golpe la puerta de su cuarto.

Jesús se queda abajo dando vueltas por la casa, pensando que la presencia de Alejandra iba acabarlo tarde o temprano y tenía que solucionarlo antes que todo se viniera abajo, su vida y su libertad. Por otra parte este Miguel caminando de regreso a casa con un tufo que de aquí a mil kilómetros se puede percibir que tomó grandes cantidades de alcohol.

Al llegar Miguel se cae al piso de la borrachera que lleva encima, Jesús sale a levantarlo porque a pesar de que estaba del otro lado de la casa, Miguel al caerse tumbó un florero, llaves y es imposible no haber escuchado, él lo levanta y lo sienta en el sofá, está tomado y no es un hombre de esas andanzas pero no podía con ese secreto tan grande...

— ¡Hey! ¿Por qué estás así? Mira la borrachera tan grande que traes.

— ¡Estoy harto Jesús! No vas a poder con esto y yo tampoco, mira a tu alrededor por Dios. Te hirieron, Carolina está enferma y este jodido secreto me está matando — dice Miguel borracho.

— ¡Escúchame! No va a pasar ¿sí? De esa perra me encargo yo, ahora ve acostarte que mañana vas a tener una gran resaca.

Miguel se para y se va caminando despacio a su habitación, Jesús hizo unas cuantas llamadas antes de descansar, la noche es larga, las horas pasan lento hasta que al fin amanece siendo un gran día porque Carolina tiene que presentar su examen final para ya estar a un paso de su graduación.

Se levanta para hacer lo que eventualmente acostumbra, baja, desayuna con sus primos y se va al liceo. Jesús al ver que se fue hizo una llamada rápida.

En la llamada.

— Ya saben lo que tienen que hacer.

— Entendido.

Fin de la llamada.

— ¿A quién le marcaste Jesús?

— Al control animal Miguel... Dicen que cuando las perras se ponen rebeldes hay que domarlas... Me voy, tengo que trabajar, nos vemos luego — aclara Jesús, se para, agarra su maletín y se va.

« ¿Qué estará planeando ahora este? » piensa Miguel.

Carolina ya está por llegar al instituto así como Alejandra viene por su cuenta también al lugar cuando unos hombres armados la atacaron.

— ¡Esto le pasa por perra!

Los hombres de un 1.80 de altura y una contextura gruesa agarraron a la mujer, uno por detrás y otro por delante, la golpearon sin compasión hasta dejarla totalmente herida, las personas empiezan a ver cuándo se escucha un fuerte disparo...

Carolina llega al liceo y se encuentra con la persona que más detesta.

— ¡Quítate de mí vista!

— Eso te lo digo a ti, inepta.

— ¡Cállate asesina! — responde Carolina.

— ¿Asesina? Estas loca.

— ¡Tú mataste a mis padres hace años atrás! ¡Jesús te vio! ¡Así que aléjate de mí vista Marta! — dice Carolina caminando hasta el salón sin ver atrás.

— ¡DEBERÍAS INVESTIGAR MEJOR! - le dice gritando a Carolina pero ella no voltea de vuelta.

Al entrar al aula de clases, se sienta en su puesto y al poco tiempo después entra Edward y le saluda con un beso en la mejilla, el docente entra a los dos minutos después para comenzar la clase, claro está que solo fue repartiendo los exámenes a cada alumno.

Pasaron unas largas dos horas de examen, al sonar el timbre Carolina estaba nerviosa porque no puede reprobar el examen y al mismo tiempo estaba pensativa ya que Alejandra no asiste de nuevo a clases sabiendo que hoy es el examen final y prácticamente el último día de clases, ella entrega su examen y al salir Edward sale tras ella.

— ¡Hey! Escucha esta canción — le dice Edward mientras le pone sus audífonos a Carolina y le pone "Perfect" — ¿Te gusta?

— Si cla... Claro, me gustó mucho.

— ¿Vamos por un helado?

— Claro va... Vamos.

— ¿Te sientes bien?

— ... Sí.

Carolina y Edward salen del instituto por un helado y en el camino empiezan a charlar un poco agarrados de las manos (que cursi ¿no?).

— ¿Cuál es tu pasatiempo favorito Carol?

— El... Dibujo — dice un poco mareada Carolina.

— ¿Estás segura que te sientes bien?

— Eh...

Carolina al momento que le va a responder cae en sus brazos desmayada, están en plena calle, Edward desesperado empieza a gritarle para que despertase pero no funciona, agarra su teléfono y le marca a sus primos pero le sale Miguel porque Jesús no está en la casa...

En la llamada.

— ¿Carolina?

— No, soy Edward, por favor haga algo ¡Carolina se volvió a desmayar y ahora está sangrando!

— Enciende tu GPS, voy a llevar una ambulancia y necesito saber tu ubicación, ya voy para allá.

Fin de la llamada.

Al minuto después llega la ambulancia.

— ¡Aguanta! — dice Edward a Carolina cuando ve una ambulancia.

— Súbanla ¿Vienes Edward?

— ¡Claro! Vámonos ya.

Los dos chicos se van con Carolina en la ambulancia, al llegar la meten nuevamente a emergencia cuando Edward ve a Alejandra con una vendas.

— ¡Hey Ale! ¿Qué te pasó?

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