Capítulo 10: Intriga
Al ver que se abre la puerta Edward piensa automáticamente que es una enfermera pero, se lleva una sorpresa.
— Tú... ¿Quién eres?
— Soy Alejandra ¿te olvidaste de mí tan rápido? Soy amiga de Carolina y vine a verla.
— Verdad, discúlpame que estúpido soy — dice Edward mientras pone sus manos en la cabeza — ¿Cómo supiste que está hospitalizada Carolina?
— Mí tía está en terapia intensiva y vi cuando metieron a Carolina de emergencia.
Mientras Alejandra y Edward hablaban un poco, las horas fueron pasando hasta que amanece y Carolina finalmente despierta, por otro lado Jesús y Miguel se levantan para desayunar en la mesa antes de ir por Carolina.
— ¡Esto se está saliendo de control! Ahora tenemos un loco o loca detrás de nosotros.
— ¡Déjame comer Miguel! Ya pasó y no fue grave — réplica Jesús.
— ¿No fue grave? Te hirieron y pudieron matarte, no sabemos quién está detrás de nosotros pero no se va a detener, esto va a seguir y tú solo te preocupas por comer. Carolina entra de emergencia ayer, ahora padece ritmo cardíaco anormal y tú solo dices que ya pasó, que no fue grave ¿really?
— ¡Ya basta! No pienso seguir esta conversación... Me voy a buscar a Carolina ¿vienes o no?
— Ve tú, encárgate es lo menos que puedes hacer...
Jesús se para de la mesa, termina de vestirse y se dirige a la clínica donde está recluida Carolina, mientras tanto están Edward y Alejandra en la habitación conversando un poco con ella, preguntándole si está bien y por supuesto pasando un rato agradable hasta que al fin llega Jesús a estropear todo.
— ¡¿Qué hace Alejandra aquí?! — dice Jesús al entrar a la habitación.
— No empieces, me molesta cuando te pones así — responde Carolina.
Aunque Jesús venía malhumorado por esa charla que tuvo con Miguel, el doctor entra evitando que él se saliera de control.
— Señor Taylor, le agradezco que baje la voz esto es una clínica no un gallinero. También señorita Taylor quiero informarle que hoy puede regresar a su casa pero tiene que tomar más medicamentos por... Su salud — omite una buena parte de lo que iba a decir porque Jesús con la mirada no quería que le dijera lo que en verdad tiene además del cáncer que padece — La quiero aquí el martes para... Sus tratamientos.
— Gracias doctor — argumenta Jesús aliviado.
Al salir el doctor de la pieza, Carolina se para a ponerse su ropa mientras que Edward se despide de Jesús y de ella para retirarse del lugar, así como Alejandra se va detrás de él. Al estar lista, se fue junto a su primo Jesús a su domicilio y al llegar estaba Miguel sentado en el sofá de la sala.
— Hola primos... ¿Te sientes bien Carolina? — pregunta Miguel.
— Si, pero esto sigue siendo extraño, tenemos alguien que nos quiere hacer daño y ya atacaron a Jesús, esto es una intriga que por ahora no tiene respuesta — opina Carolina mientras Jesús no dice nada porque sus pensamientos lo transportaron.
« ¡No!... ¡Jesús no lo hagas! ¡No! »
— ¡Jesús!
— Sí, tienes razón hay que comer Carolina.
— ¿Qué te pasa? No dije eso. ¿En qué estás pensando? — le pregunta Carolina.
— En nada.
Aunque Carolina nota un poco extraño a Jesús como si algo lo atormentara, se fue a su recámara a estudiar para el examen final que tiene mañana, Miguel se fue a caminar y Jesús solo se queda abajo para hacer una llamada importante.
En la llamada.
— ¡Tenemos que vernos hoy en la noche!
— Bien, nos vemos en el hotel Paraíso. Espero no me hagas perder el tiempo.
— Te espero allí a las seis de la tarde.
Fin de la llamada.
Carolina tiene que estudiar así que dedica todo su día y Jesús sin que se sintiera sale de la casa a esa reunión que tiene y como ella está estudiando, luego se puso hablar con Edward por teléfono el tiempo pasa y Jesús llega al lugar acordado con su receptor en la llamada.
— Ya que estamos aquí... ¿Ahora sí dirás la verdad? — dice Alejandra a Jesús.
— ¡Cállate Alejandra! Carolina no se puede enterar.
— ¿Por qué? ¡Ya sé! Porque te va a odiar así como te odio yo.
— ¡Basta! Te cité aquí en este lugar que me arrepiento haber pisado alguna vez porque quiero que me digas la estúpida verdad ¿Fuiste quién me atacó?
— Si hubiese sido yo, te mato, pero tú muerte será en vida y muy despacio, como solo me citaste para eso me voy, estoy cansada de tus juegos de niños.
— ¿Te parece esto un juego de niño? — le dice Jesús a Alejandra mientras la pega contra la pared.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro