Adam

A pesar de que no había tomado, esa mañana sentí como sí mi cabeza fuera a explotar, y es que no paraba de darle vueltas a la rara actitud de Alissa, porque algo en ella me decía que eran diferentes, no sabía como pero sentía una rara conexión, teniendo en cuenta que seguía siendo una desconocida para mi.

Era difícil admitir que mi interés hacia ella era el claro parecido a Lara, y aunque habían pasado ya muchos años desde la última vez que la vi, seguía recordándola exactamente como era, todas esas aniñadas facciones que sin saber porqué, me producían ternura, su sonrisa que me alegraba el día, y sobre todo, que Lara se había convertido en mi cómplice, éramos como un dúo en absolutamente todo lo relacionado al orfanato, y mi mente nunca me traicionó, porque hasta ahora no la había olvidado.

Cuando salí de mi habitación, a pesar de que era sábado la casa estaba por completo vacía, lo que me daba a entender que mis padres salieron a trabajar, y Connor se habría quedado o en la misma mansión, o en la casa de una de las tantas chicas con las que se enreda a diario.

Ese día no tenía planeado en general algo para hacer, pero justo cuando pensaba buscar comida para desayunar, una pulsera se resbaló de la mesa auxiliar que estaba al lado de mi cama, y cuando me dispuse a levantarla, la reconocí.

Era la misma que le había hecho a Lara antes de que se fuera del orfanato, y una gran cantidad de recuerdos junto a ella se transportaron a mi mente, no era necesario, pero una idea se creó en mi cabeza, de hecho, fueron unas irremediables ganas de visitar el lugar donde viví gran parte de mi infancia. Motivado por mi no tan lógica propósito, me alisté lo más rápido posible para salir de mi casa.

A Pesar de los años, aún me preguntaba las razones por las que mi madre biológica no quería que naciera, pues sí bien cada mujer tiene la libertad de elegir sobre qué hacer con su cuerpo, me hubiera gustado por lo menos una carta explicándome las razones, algo que me diera una idea de porqué el que era novio de ella en esa época me dejó en ese orfanato como sí me hubiera encontrado en alguna parte de la ciudad y tuviera la piedad de rescatarme.

Mientras subía la gran colina a paso lento, ya que no quería ir en moto por la necesidad de pensar al aire libre, sonreí al recordar el día en que me dijeron que una familia había decidido adoptarme, pues la verdad, mis esperanzas habían disminuido por no decir que desaparecieron en el momento en que Lara se fue.

Sin darme cuenta, llegué a una gran edificación donde en la entrada se alcanzaba a leer el viejo letrero del lugar...

"Orfanato Corazón De Jesús"

Una extraña sensación me invadió cuando me acerqué a una pequeña oficina que era la recepción, y al fijarme en la persona que se encontraba al otro lado del vidrio, sonreí, pues era el mismo guarda que estuvo cuando era pequeño.

—Buenas Tardes — Saludé llamando su atención.

—Buenas Tardes, ¿En que puedo ayudarlo? — Sonreí ante su tan característica cordialidad, pues luego de que Lara se fuera, Jhon, como él se llamaba, jugaba conmigo la mayor parte del tiempo y era raro verlo serio para mí, porque claro, aún no me reconocía.

—Hola Jhonny — Sonreí llamándolo por el apodo que le había puesto en una pasado — ¿Me recuerdas?

Esta vez fijó su mirada por completo en mí como sí no pudiera creérselo, para luego abrir los ojos sorprendido.

—Ya decía yo que ese cabello un tanto despeinado me recordaba a un pequeño demonio — Su expresión se relajó — Tengo que saludarte como es — Salió de su pequeña oficina para luego abrazarme — Has cambiado mucho Matt, no sabes cuánto me alegra volver a verte ¿A qué se debe tu visita?

—Quería venir a recordar mi viejo hogar, ¿Cómo ha ido todo por aquí? — Pregunté curioso — ¿Aún asustan en los comedores? — Los dos reímos cuando terminé, pues mi versión infantil, siempre tenía miedo de ir a cenar, así que él me acompañaba afirmando que no había brujas en el lugar.

—Pues la verdad no muy bien — Respondió disminuyendo mi emoción — Cada vez ingresan más niños y los recursos se escasean, hace poco escuché a las directivas considerando declararlo en quiebra.

—¿Qué pasará con los niños sí eso sucede? — No podía hacerme el indiferente, pues yo podía ser uno de esos tantos que se quedarán sin hogar — No pueden olvidarlos así como así

—Eso no lo sé Matt — A pesar de que en sí ese ya no era mi nombre, no me molesté en corregirlo — Es lo que más me preocupa, necesitamos un milagro como la hermana Elena dijo...

—Encontrare la forma de ayudarlos — Exclamé preocupado

—De eso estoy seguro, Lara y tú son de los pocos que aún se acuerdan de nosotros — Me tensé al escuchar la mención de ella.

—¿Lara? — Pregunté confundido — ¿A qué te refieres?

—Pues que ella viene de vez en cuando a jugar con los niños — Dijo extrañado — Pensé que ya se habían reunido.

—¿Ella está en Miami?.

—Sí... ¿Cómo es que no se han...

—Me pregunto lo mismo, la verdad pensé que estaba en otro país — Susurré interrumpiéndolo.

—De lo poco que me ha contado, siempre ha estado en la ciudad — Dijo posando una mano en mi hombro — Yo te ayudaré a comunicarte con ella, seré cupido solo porque me caen bien.

Me parecía muy ridículo que la mujer que busqué durante un gran tiempo por todo el país, estuvo siempre en la misma ciudad, y que también visitó el orfanato, lo que me permitió pensar que no me había olvidado, donde en cierto sentido era tanto bueno como malo, bueno porque tenía esperanzas de encontrarla, y malo porque estaba seguro, ella tenía la idea de que había incumplido mi promesa, esa que hasta ahora pensé que necesitaba olvidar.

Para ese momento las cosas cambiaron, a pesar de que antes de mi viaje a Italia, decidí rendirme y dejar de buscarla, ahora, que ya tenía un nuevo y mucho más seguro camino por el que iniciar tenía más convicción que antes.

Esta vez, pensaba encontrarla...

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