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04. Cassie

(04)

CASSIE.



Recuerdo sus duras palabras, seco mis lágrimas y tomo asiento en la cama. Por un momento creí que todo empezaría a marchar bien nuevamente pero que tonta fui al creerlo. No habrá otra oportunidad para dejarnos de hacer daño a ambos si de hecho nuestro único lazo es el dolor mismo. Nuestras vidas están marcadas por los fantasmas de un pasado que no logramos afrontar y que nos recuerda día a día que la vida es efímera que al igual que ella solo somos pequeños instantes anhelando una segunda oportunidad.

Pero algún día nos volveremos a encontrar de nuevo y ya no habrá tanta prisa, podremos brillar tan permanente como el sol que sale cada mañana. Sonreiremos a la luna he olvidaremos nuestras tristezas, ya no recordaremos lo que fuimos sino lo que a de vivir en el ahora. Aunque nos hemos marchitado como las flores en el invierno a de renacer nuevamente en primavera.

No es el momento de rendirse es hora de seguir el camino. Es el turno de una nueva historia que ha de comenzar.

Me levanto de un salto directo a mi clóset detallo cada prenda de ropa.

—Creo que necesito urgentemente renovar todo mi armario  —susurro en compañía de una pequeña risilla.— A Valentín...

Exacto. ¿Por qué no lo pensé antes? Llamaré a Valentino. Cojo mi teléfono y le marco en seguida.

—Cass —contesta al segundo tono.

—Valentín —digo mordiendo mis uñas.—Necesito de tu ayuda.

Lo escucho discutir con alguien por unos segundos.

—¿Estás bien, Cass? —pregunta recordando que habla conmigo.

—Mmm, estoy en medio de una crisis en este momento y...

—¡Respira! ¡Respira! En unos minutos estaré ahí contigo, solo espérame —exclamó, como si estuviera corriendo un maratón.

¿Uh?

—Valentín... ¿Hola?

Me ha colgado el teléfono, ¿y ahora? Hago berrinche con mis pies y me tumbo en la cama dando patadas e puñetazos como loca suelta.

—¡Voy a llegar tarde! —chillo molesta.

Mi estómago gruñe pero la escena de hace unas horas me recuerdan a que todos mis planes de hoy pueden venirse abajo. Todo empezó hace unos meses, comer sin control alguno fue el inicio de un gran problema. Comía hasta no poder más, provocando así vomitar todo para luego repetir la misma secuencia otra vez. Pronto la delgadez comenzó a ser visible, sumado a eso las veces que me desmaye  y hasta llegue a creer que moriría.

Kevin no pudo pasarlo en alto, después de todo es mi hermano mayor quién sino para conocerme mejor que él. Me llevo con un especialista y desde entonces no ha sido fácil librarme de esta batalla que espero ganar.

Tocan a la puerta y voy de inmediato, me imagino de quién debe tratarse. Al abrir un Valentín pálido como un papel y una Patty despeinada me alegran con su presencia.

Me observan de pies a cabeza, luego de una inspección completa y de asegurarse de que estoy bien preguntan a una sola voz:

—¿Estás bien?

Suelto una carcajada.

—Chicos todo marcha bien...

—¿Entonces? —me interrumpe Valentín acomodando su suéter de un color verde manzana.

Sonrío.

—Necesito tú ayuda —hago una pausa y corrijo—, necesito de ambos, no se que usar para la fiesta de cumpleaños de Maddie.

Patty suelta un suspiro.

—Nos has dado un susto de muerte —dice acomodando su cabello.

Miro a este par y no puedo sentirme más orgullosa, han sido tantas las tormentas y siguen de pie a mi lado soportando cada prueba, cada llanto. Hay tanto por sanar y aprender, tanto por soportar y no se han marchado... siguen aquí esperando una nueva aventura.







LUKAS.

Los obstáculos siguen creciendo en nuestro camino, queremos dictar cuál es nuestro destino a nuestra mejor conveniencia pero el destino mismo es quién se encarga de jugar todo a su favor. Me he esforzado tanto para dejar a un lado está culpabilidad que me aprisiona y me roba todas las probabilidades para seguir adelante... mi camino, pero uno sin ella.

Dudo que algo cambie, dudo que algo mejore. Cada vez que doy un paso retrocedo tres y con ello la misma pregunta de siempre, ¿algo cambiará? ¿Sigo siendo el culpable?

Ya e tomado una decisión y esta vez no hay marcha atrás.

Hoy será nuestra definitiva despedida, mis sentimientos son sofocantes en este momento.

Esta vez será por siempre.







CASSIE.

Algo presiona mi corazón, me siento tan abrumada e empiezo a cuestionarme así misma.

Es tan frustrante...

Solo espero no equivocarme está vez. Respiro profundo y entro al salón de fiesta, doy pasos inseguros pero me detengo un momento. Debo calmarme o terminaré haciendo el ridículo. Repaso en mi mente una y otra vez las palabras de Valentín.

—Mariposita... ¿Estás segura de lo que harás?

Asentí a pesar de no estar muy segura de ello.

—Por más que tú intentes hallar un parecido entre ambos no quiere decir que así sea. Jael y Lukas son muy diferentes.

En ese momento sentí mi corazón encogerse.

—Claro, la mayor diferencia es que ya, Jael no está aquí —fueron mis dolorosas palabras.

Unos pequeños brazos me sacan de mi ensimismamiento.

—¡Maddie!

—Cassie, creí que no vendrías —dice haciendo un emojis con su cara.

—Ya ves que te has equivocado está vez —le digo pellizcando su mejilla derecha.

—Y me alegra haberlo hecho, esta fiesta no sería lo mismo sin tí.

Sonrío al escucharla.

—¿Los demás...?

—Ven, vamos con el resto —me interrumpe llevándome sujeta de manos hacia dónde estaban todos.

Llegamos y de inmediato Maddie empieza a hablar de lo emocionada que estaba de verme. Sin embargo, aunque repasé una y mil veces que hacer en ningún momento me preparé para encontrarme de nuevo con el rubio cascarrabias. Sus ojos no se apartan de mí, Valentino tenía razón. El púrpura me hace lucir increíble. Mis ojos caen en la chica que lleva a su lado, es la misma de aquél día. La misma que iba sujeta a su mano el día de la inauguración de la pastelería.

Verla a su lado a destruido por completo lo que tanto pensaba hacer.  Patty a de notarlo, de inmediato me pone plan de conversación y es lo mejor.

Creo que disfrutaré de la fiesta.








DANNA.

Lukas a estado tan sumergido últimamente en sus propios pensamientos y eso me enfada tanto. Saber que en sus pensamientos hay alguien más y el hecho de que no sea yo la dueña de ellos me hunde en un mar de envidia y odio.

Que hermoso es ver cuando dos almas brillan por el mismo anhelo. Quisiera ser ella y que él me regalara aquellos destellos que reflejan sus ojos cuando están cerca ambos.

Pero no voy a rendirme, sé que ella solo está confundida y que únicamente ve el vago recuerdo de su novio 'el muerto' en él. De ninguna manera dejaré que me arrebate su cariño.

Su cuerpo se tensó al verla llegar de sus ojos brotaron fuegos artificiales y su mirada no se apartó de la de ella en ningún momento. Me pegue más a su lado y él pareció no notarlo, sin embargo, fue la chica quién rompió el contacto visual para hablar con alguien más.

La santificación me inundó por completo.

Ésta noche después de todo ha sido agradable, la fiesta a ido de maravilla y ambos han estado alejados uno del otro.

Y así será siempre.









LUKAS.

Cada lágrima es una gota de lluvia y cada profunda noche es un recuerdo existente. Solo espero que en el futuro pueda volver a verla con una sonrisa aunque ya no esté a su lado.

—¿En dónde haz estado metido? —reprocho.

—Sabes que soy un chico ocupado —responde ligeramente.

Niego.

—Regresaré, volveré a dejarlo todo —digo.

Un silencio invade la línea.

—¿Por qué te rindes tan fácilmente?

—Le estoy haciendo daño, me estoy viniendo abajo.

—Esta vez no vuelvas... o volverás todo tan complicado como ahora.

Suelto un suspiro.

—Es tú turno de cuidarla.

Cuelgo el móvil antes de que él pueda reprocharme algo y me quedo viendo a la nada en el balcón. Hoy es una noche sin estrellas el cielo está sumergido en una profunda oscuridad.

Unos delgados brazos me envuelven en un abrazo.

—No quiero que te vayas.

Un dolor cruza mi pecho. No puedo prometerle que me quedaré en medio de esta tormenta, no soy lo suficientemente valiente para hacerlo.










CASSIE.

—Y yo no quiero quedarme —soltó en un susurro.

Un nudo se forma en mi garganta.

—No me importa, no voy a soltarte al menos no como tú pretendías hacerlo conmigo.

—¿Has escuchado todo?

—Si.

Se gira quedando frente a mí, me aferro más a su cuerpo. Su rostro es inexpresivo sin embargo, sus ojos tan castaños como los míos están a punto de derramar su mar de lágrimas.

—Debo marcharme otra vez, Cass.

—Iré contigo entonces.

Suelta un bufido.

—No tienes idea de lo que dices —masculla.

—Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión.

Trata de deshacerse de mis brazos pero no lo logra por lo que se ve obligado en alzarme  y caminar pegado a mí hasta llegar a el único asiento en el balcón. Señala para que tome asiento pero me niego a hacerlo, él niega dibujando una breve sonrisa.

—¿Sabés por qué debo marcharme... sin tí? —pregunta viéndome fijamente a los ojos.

Sin tí... ¡Auchs! Como siempre siendo tan directo.

Aunque...

—¿Me odias?

¡Oh! No sé porque he preguntado eso, ¡ayúdame Merlín!

Acuna delicadamente mi rostro en sus manos, mi piel se eriza.

—Porque te he amado en silencio todo este tiempo —confiesa.

Las palabras se me atoran en la garganta sin poder salír. Quiero separarme de él pero mi cuerpo a quedado sin movimientos.

:añade;— Un corazón dividido en dos mitades no podría seguir adelante. Por eso debo irme.

Sus palabras se escuchan lejanas lágrimas ruedan por mis ojos de pronto ya no soy consciente de toda esta situación. Quiero salir corriendo, necesito gritar, quiero cerrar mis ojos pero el miedo llega como un viejo amigo y entonces ya no puedo saber nada.



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¡Espero les haya gustado este nuevo capítulo!

Sigan leyendo un próximo capítulo, ¿qué le habrá sucedido a Cass? ¡No pueden perderse ni un solo detalle!

Los quiero ♥️

Anne Fernández.

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