—KIM!!!! —mi hermana entró corriendo a mi habitación —TIENES QUE BAJAR AHORA! —estaba exaltada.

No sabía que decir, como reaccionar o que, bajamos un poco las gradas a escuchar quien había tocado el timbre.

—Buenos días señor, vengo a hablar con usted sobre su hija —vimos que era Juan.

—Tienes que intervenir, capaz tu padre lo mata —me susurro Cecia.

—Y qué digo? —le susurre.

—Tu solo improvisa —me susurró mi hermana.

Sin más que decir bajé directo a la puerta de entrada, suspire y hablé.

—Buenos días padre —lo saludé —Juan, qué haces aquí? —le pregunté viendo el arreglo que cargaba en sus manos.

—Vengo a hablar con tu padre y esto es tuyo —me entregó el arreglo.

—A mi despacho, ahora —mi padre le dijo a Juan.

Yo solo vi como ellos dos se iban, solté el aire que tenia acumulado, espero que no pase nada malo.

—Quien era hija —mi madre salió de la cocina —quién te dio eso? —me pregunto.

—Juan se lo regaló —se acercó mi hermana.

—Y esta con mi tío en su despacho —Cecia igual se acercó.

—Por qué están despiertas tan tarde? —mi hermano bajó algo adormilado.

—Son las nueve y media de la mañana primo —le dijo Cecia.

—Bueno, esperamos, pero ahorita vamos a desayunar —nos fuimos a la cocina.

Solo jugo tome, por que no dejaba de pensar en que estarían hablando, luego de una hora y media, escuchamos como nos llamaba mi padre para que fuéramos a la sala.

*Narra Juan*

Me encontraba en el despacho del padre de Kim, yo creí que me iba a echar de patadas de su casa.

—No pensaba en abrirte la puerta, pero... —suspiro —veo que nunca te rindes —se fue a sentar.

—Mire —yo nunca me rindo de verdad amo mucho a Kimberly, haría de todo para hacerla feliz, yo la amo —suspire —y si es necesario, le quiero pedir permiso para andar con ella, salir y todo —dije seguro.

—Tengo aceptar que.... ella ya no tiene diez años, que ella se puede cuidar sola —suspiro —mi mayor felicidad y deseo es que mis hijas sean feliz —me miro —y si Kimberly, es feliz contigo muchacho... voy a apoyar su relación.

Me sorprendí por lo que dijo, por que yo creía que se iba a enojar, que me iba a echar de la casa, y me iba a mandar a la prisión o algo peor.

—Enserio señor? —seguía un poco sorprendido.

—Ven —se levantó —vamos a la sala.

Salimos de su despacho, y nos fuimos al lugar al que mencionó. Llamó a su familia, Kim se sentó a mi lado.

—Estas bien? —Kim me susurró.

—Si, tranquila —le sonreí.

—Para qué nos llamaste amor? —mi madre preguntó.

—Los reuní por que, quiero hablar sobre la relación de ellos dos —nos señalo con la mirada —ustedes ya están grandes, ya no son unos niños pequeños para que nosotros los estemos cuidando, los dos tienen muy buenos trabajos y se saben cuidar... —mi madre lo interrumpió.

—Si nos quieren dar nietos, no hay problema —dijo feliz.

—Mamá... —Kim le susurro y estaba sonrojada.

—En lo que iba diciendo... —mi padre rodó los ojos —es que.... acepto su relación, que salgan y que se diviertan —nos sonrió.

—Es enserio papá? —Kim quería llorar, pero de la emoción.

—Si hija, me gusta verte feliz —asintió.

Kim y yo nos levantamos y nos abrazamos emocionados.

—PERO.... —lo dijo casi gritando —nada de besos enfrente mío —dijo serio.

—Entendido —dije cuando me separe de Kim.

—Y tengo cuñadoo!! —dijo la hermana de Kim.

—Y yo pricuuu!! —dijo Cecia.

—Gracias papa —Kim abrazó a su padre.

—De nada princesa —me miro —si le haces algo te mato —me dijo moviendo la boca.

—De qué me perdí? —Carlos entró a la sala comiendo un sandwich.

—Que ya tenemos cuñado oficialmente —le dijo Stefanny.

—Si me disculpan, voy a mi despacho —el padre de Kim se fue.

—Amor, tengo que decirte algo —nos fuimos para la habitación de ella.

—Dime —se sentó a mi lado.

—Mi padre viene en dos días —me puse serio —quiere conocerte, y aparte, nos va a presentar a su nueva novia —rodé los ojos.

—Claro, a qué hora? —ella sabía como era mi relación con mi padre, por eso no me preguntó nada.

—Será un almuerzo, yo te voy a venir a traer —suspire —qué es eso? —mi mirada se fijo en algo.

—El qué? —sentí que ella se puso nerviosa.

Me levanté a ver que era eso, ella rápido venia atrás de mi, agarré una caja.

—Qué es esto? —alzaba la caja.

—Dámelo Juan de Dios —ella me lo trataba de quitar, pero no podía.

—Qué es? —volví a repetir.

—Dámelo —me arrebató la caja —no es nada.

—Entonces, porqué no me quieres decir? —me puse serio.

—Por que no es de mucha importancia —puso la caja en una mesa —y si te quedas a dormir —puso sus manos en mi cuello y yo en su cintura.

—No, por que no me quieres decir que hay en esa caja —le di un beso en la punta de su nariz.

(....)

AVISO

Si este capítulo llega a los diez votos, haré maratón, qué les parece? ❤.