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Jugar con fuego

Me abrazaría al diablo sin dudar, por ver tu cara al escucharme hablar.
Eres lo que más quiero.

Esa noche el chico de cabello azabache, se preguntaba una y otra vez, ¿tendría un futuro con Magnus?

Mientras aquel moreno estaba en su tienda dando vueltas, su padre había muerto, pero en su mente estaba un problema que involucraba su vida, él sabía la verdad del porque no tenía la marca aunque le gustaran los chicos, era porque las chicas también. Pero... ese soldado, no tenía la marca, no era como los demás que no lograban comprender lo que era estar muerto por dentro, sin nunca sentirte completo, porque no pertenecía al mundo puro u al de los marcados.

Pero... si Alec era igual que él, podría entenderlo, por fin... había encontrado a alguien igual a él, que le había dado la vida.

*  *  *   *   *    *    *   *   *   *
Apenas había soldados levatandose, Alec fue despertado por un Jace demasiado emocionado para ayer haber dormido tan noche, pero Jace  estaba literal saltando sobre Alec.

- Jace, más vale que esto sea bueno- abrio los ojos, apenas iba a amanecer, se vestía y maquillaba la marca una vez más, como hacia siempre, el maquillaje se estaba acabando, así que decidió que si ya iban a llegar a palacio era mejor guardarlo, el frío llegaba así que el mismo traje lo cubriría.

—Querido amante de ojos azules... si eres como yo, me haz regresado la vida, espero no sea lo último que me des...— Jace lo leía tratando vagamente de imitar la voz de Magnus, aunque Alec le quitó el papel de las manos mientras lo leía — TE DIJE QUE ERA BUENO, AHORA SAL QUE SE ESTÁN YENDO.

Alec salió apresurado, recogiendo sus cosas de la tienda, era cierto todos estaban ya montando caballos con mucho silencio, iban a entrar a zona de avalanchas.

Así que era mejor así, subió a su caballo, que está vez le hacia tocado ser a la pobre Iglesia el caballo de carga, llevaban las armas que aún quedaban, mientras caminaba guardando muy bien la nota, porque eso, aunque no conocía mucho de amor, era una declaración, de las más románticas que se podrían hacer en la guerra.

Magnus iba muy serio, todos lo entendían, pero por dentro aún suspiraba por aquella nota un tanto afectiva que había dejado a un soldado, no podía creer lo que había hecho, pero después de todo esto ¿se merecía ser él mismo? ¿No?

De pronto, se paro en seco, los caballos sabiendo en donde se encontraban se quedaron quietos sin hacer ruidos, los ojos bicolor de aquel capitán se abrieron demasiado, eso... esos eran pasos, pasos más arriba en la nieve, este sentido era al que se referían cuando decían que Magnus era mágico, casi como un brujo.

—EMBOSC.....— jamás termino de decir la palabra completa, porque una flecha le atravesó una parte del hombro, tirando lo del caballo, tiñendo la nieve de su al rededor de rojo.

Eso, iba a ser una masacre liderada por Sebastián, que estaba en la punta de la colina por la que habían bajado, y las flechas comenzaron a descender, hacia ellos.

Era su fin.

No se puede describir todo lo que pasa en una batalla, era como tratar de describir un terremoto, un incendio, siempre trataba de bloquear recuerdos.

Alec, era el que más recordaría de ese día.
Todo parecía estar en cámara lenta después de que vio como Magnus caía al suelo, corrió hacia él mientras los demás bajaban las cosas de carga.

—Magnus ..aquí estoy — El tomo el arco que le tendía Raphael que le dio con una sola mirada "Saca al capitán de aqui".
Alguien le había dado su propio caballo, iglesia estaba lista para huir, subió a Magnus como pudo para comenzar a correr.

Sus flechas se disparaban contra todos, tanto era el ruido que solo tenía tres flechas más y un claro objetivo, darle a una luz de bengala, que hiciera un sólido tan fuerte y provocara una avalancha.

—¿A donde llevas al capitán? Si el capitán muere todos lo hacen — era Sebastián, con su caballo a todo galope, alcanzando a Alec, Jace quería salir y decirle que si iba a matarlo era ahora, pero....si mataba a Sebastián el ejército lo vengaria y no tenían a los suficientes soldados para vencer.

Su primer flecha la utilizó para darle al caballo, solo en una pata, la segunda....la segunda cayo al suelo, porque Sebastián le había dado al momento de caer, una acuchillada, pero la tercera....dio en la bengala.

Y eso, eso era lo último que recordaba.

Había abierto los ojos, los abria por escasos segundos, había visto primero a Magnus que sangraba sobre él, y un susurro " No me dejes así "

Después la imagen de Mark llevándolo en el caballo ya una zona más plana, la voz...la voz del doctor que siempre estaba con ellos.

Un poco después a Raphael que por primera vez le sonrio de verdad.

Finalmente abrió los ojos, tenía una venda al rededor del torso, no tenía el traje y Magnus....Magnus lo veía con desprecio.

—Eres el marcado de tu familia, no eres Gideon, eres Alexander ... un marcado más.— esas palabras casi lo hacían desmayar de nuevo.

¿Qué creen que pase ahora? JAJAJAJAJAJAJA.
Ya va asaber que realmente tiene la marca... 

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