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Denki Kaminari 

02/08/2021
07:30 am

Me encontraba lavándome los dientes, sabía que solo me quedaban quince minutos para que comenzaran las clases, pero las ventajas de vivir a una cuadra de la escuela ayudaba bastante.

Ayer vi una película de un chico nerd enamorado de la chica popular, él estaba sólo por ser inteligente...

Hollywood siempre tacha que las personas con buenas notas son unos rechazados sociales, y no es así, en la realidad nadie se salva, yo diría que los deportistas y los inteligentes actualmente son quienes lideran las escuelas.

Pregunta del millón ¿Por qué siempre en las películas los inteligentes son descuidados con su apariencia y tachados de feos y los que ocultan sus buenas notas por aceptación deben parecer Dioses?

Simplemente ridículo y poco realista.

Hay muchas personas que sufren al ser irrelevantes en la escuela y enserio intento comprenderlo.

A mi no me molesta estar solo, me es más cómodo, porque duele cuando te dan la espalda y se marchan de tu vida.

Sero y Mina se alejaron hace años...

¿Sufrí en ese entonces? Sí, a los once años duele ser abandonado por tus amigos por tener mis problemas.

¿Qué niño quiere ser amigo de alguien como yo?

No los juzgo, no soy alguien que calza en el grupo de los populares.

Me miré fijamente al espejo del baño, creo que la soledad me hizo inmune a las opiniones públicas.

¿De qué sirve sufrir por el pasado?

Mi familia me quiere a pesar de no ser el mejor atleta y un genio, me quieren tal cual soy.

¿Por qué sentirme mal? Lo terrible sería que mi familia me diese la espalda.

Salí del baño bostezando y fui a mi dormitorio en búsqueda de mi mochila, hoy era otro lunes en mi vida estudiantil, y tocaba literatura... como odiaba esa asignatura, me causa terror que los profesores me hagan leer algún párrafo del libro.

El viernes pasado ya me habían hecho una pregunta en matemáticas, comencé a toser compulsivamente, gracias a Dios sirvió.

Miré la hora en mi celular, me coloqué mis audífonos y comencé a correr, no iba a lograr llegar a la hora nuevamente...

Corre, corre, corre...

Al llegar a la escuela sonó el timbre, había llegado justo a tiempo, caminé por los pasillos mirando el suelo, mi día comenzaba con música...

Odiaba y amaba la asignatura de música, la primera era porque no me gusta el trabajo colectivo y la segunda porque puedo escucharla cantar.

Kyoka Jiro, la chica más linda del salón, al menos para mí, ella es completamente perfecta en todo, inteligente, atlética, bonita sin necesitar maquillarse, su carácter rudo y humor sarcástico, su voz es preciosa...

Es perfecta, al menos para mi, pero jamás se daría cuenta de mi existencia, y no lo digo porque ella sea superficial y me trataría mal al hablarle, el problema soy yo, no me gusta ser expuesto y entablar conversaciones ya que sé que terminará todo mal, y prefiero verla de lejos antes que decirle "Hola, mi nombre es Kaminari Denki" 

Suena fácil decirlo, pero tardaría segundos en decir solamente hola, ver esa sonrisa de lejos es lo mejor.

Odio este sentimiento, odio que me suden las manos al verla, odio sentir el corazón en la boca cuando nuestras miradas se topan, odio pensar en mi aspecto solo porque no deseo verme mal ante sus ojos...

Odio que me guste ese sentimiento que sé que terminará mal.

¿Quién desearía estar conmigo? La persona que se enamore de mi debe ser alguien que no esté cuerdo.

La clase pasó volando y con ello comenzó literatura, el maestro con su sonrisa amable me hizo leer, lo odiaba, él sabía que no deseaba hablar y siempre hacía el gesto de que me tocaría a mi para asustarme, y vaya que lo hacía, pero escogía a otro.

Y hoy fue la excepción...

-Kaminari, lea el quinto párrafo- Dijo con su voz apagada.

Sentí un frío en mi espalda, mis manos comenzaron a sudar, leí la hoja y las letras como siempre se movían, el tiempo pasaba y pensaba una excusa, pero estaba perdido, así que abrí la boca para hablar y al tardar demasiado, Kirishima comenzó a leer en voz alta por mí. 

Ese chico de cabellos negros y ojos apagados, de alguna forma me salvó, obviamente lo hizo para terminar de una vez por todas.

Me mordí el labio, no era divertida la situación, era deprimente, pero así era la vida, mi vida...

El timbre sonó, era hora del recreo, como siempre rápidamente saqué de la mochila mi cajita de jugo y una barra de cereal, esperé que todos saliesen y cuando vi al último alumno caminé hacia la salida.

Caminé por los pasillos mientras bebía mi jugo, observé de reojo como algunos compañeros hablaban de videojuegos y otros sobre películas que vieron, con cuántas personas estuvieron.

Me senté en la mesa más apartada de la cafetería como es lo usual, el bullicio de las voces de compañeros era irritante, lo único que deseaba era comer tranquilamente y ellos básicamente gritaban.

Saqué de mi bolsillo mis audífonos y los conecté a mi celular, hora de encerrarse en el mundo de la música.

Muchos pensarán que comer solo es triste, pero en mi caso me ayuda a despejarme de todos mis problemas, al final de cuentas no es como si alguien quisiese hablar conmigo...

Miré la hora, los minutos pasaban volando y al fin tocaba lo único en lo que sabía que era bueno, a veces me costaba porque debía leer en algún momento, pero lo lograba y a las personas les gustaba, yo había nacido para estar en ese taller.

Y como ya expliqué, genio no soy, como deportista doy pena, los debates y el club de lectura..., en el taller de música debería convivir mucho y aunque me guste Kyoka no seré ese chico que se uniría a un club por la chica que le gusta, no es una novela o película de adolescentes, esto no es una ficción, si lo fuese odiaría al creador.

En fin, el talento que no se me dio en la mayoría de actividades que gran parte de las personas realizan se me dio en la repostería, sí, asisto al taller de repostería desde los catorce años.

Somos ocho personas, siendo yo el único chico en el grupo, las chicas son amables conmigo y a la maestra le encanta todo lo que hago, intento cruzar un par de palabras cuando ellas me hablan, lo mínimo para que no se note demasiado mi tartamudeo y lo máximo para que no crean que las detesto, buscar el equilibrio durante estos años ha sido difícil, en especial cuando me preguntan cosas o me piden ayuda...

Sí, hay un poco de trabajo colectivo, pero no demasiado para entrar en pánico...

La escuché cantando "You can be king again"

¿Por qué ahora duele no poder estar allí cantando con ella? ¿Desde cuándo comencé a sentir tristeza al no poder interactuar?

Solté un suspiro, enserio detesto lo que Kyoka hace conmigo, me hace ver cuan triste es mi elección de mantenerme en silencio.

Pero jamás me arrepentiré de mi decisión, porque sin ella ahora podría ser el centro de las burlas.

Sé que mi historia de amor culminará con un final feliz, algo en mi me lo dice... no es como si fuese otra novela más drama donde no lograré estar con ella.  

Llegué al salón e ingresé con una sonrisa, esta clase me relajaría del

-¿Hagakure tu crees que a Midoriya le gusto?- Preguntó nerviosa Uraraka a la peliverde -Él siempre intenta hablar conmigo a solas y me da chocolates.

Izuku Midoriya, un chico muy popular e inalcanzable para las chicas y chicos. Y no, no es inalcanzable porque tiene novia o es un superficial que se junta con un grupo estereotipado descerebrados.

Es inalcanzable porque es perfecto; soy heterosexual y no voy a negar que el peliverde es guapo; sus calificaciones son altas; está en el equipo de fútbol americano; es amistoso, para nada superficial, respetuoso, siempre ayuda a las personas...

Ese chico no hace nada mal, yo creo que viene de otro mundo, es imposible que una persona sea tan perfecta y buena.

Algo oculta, de eso estoy seguro.

-¿Qué ocurre si es una apuesta?- Dijo asustada la castaña -Es amigo de Bakugo...

Bakugo Katsuki, un hijo de puta, solo eso diré, estoy seguro de que si supiera mis problemas me haría la vida imposible.

Yo creo que la tiene pequeña y por eso molesta a las personas.

-L-lo dudo- Dije sin querer, no deseaba hablar, pero prefería calmar los nervios de mi compañera.

Uraraka y Hagakure me miraron avergonzadas.

-No diré n-nada- Dije preocupado, ya no iba hablar más, estaba nervioso y eso solo significaba tartamudear más.

-Sí, Kaminari tiene razón- Dijo la castaña con una sonrisa -Midoriya jamás haría eso, tal vez solo quiera que seamos amigos.

¿Enserio? ¿Amigos? Un chico no le da chocolates a una chica para ser su amiga, además Midoriya no le daría falsas esperanzas a una chica, porque hay que ser un idiota para no saber que dar ese tipo de regalos se pueden malentender de parte de la otra persona...

Esperen un momento, a mi no me interesa la vida sentimental de ellos dos, me basta y sobra con la mía.

-¡Gracias Kaminari!- Exclamó Uraraka formando en su rostro una hermosa sonrisa.

Uraraka era un chica muy amable y dulce, a veces rozaba lo diabética, además es bonita, sería muy cruel querer lastimarla con una apuesta.

Ahora hablando enserio ¿Quién demonios hace ese tipo de apuestas? Creo que solo sucede en la ficción, porque debe ser tedioso lograr enamorar y luego hacer sufrir a esa persona por las risas.

Aunque la realidad supera a la ficción.

Al terminar el taller me fui directo a casa, estaba agotado de convivir con ellas, en especial últimamente.

Hagakure se acerca demasiado e intenta hablar, Uraraka le susurra cosas de vez en cuando.

No me trae buena espina...

Cuando llegué a casa me topé con mi hermana sentada en el sofá, estaba apunto de colocar una película recién estrenada en Netflix.

-Denki, ven a ver la película- Dijo sonriente, si bien a veces discutíamos por cosas absurdas, la quería demasiado.

Mi hermana ha sido mi gran apoyo durante mi infancia, a pesar de llevarnos por 3 años, ella me ayudaba a hacer las tareas y me explicaba las cosas mejor que la maestra o mis papás.

Sin Hikari habría sido más difícil aprender a escribir, ella dice que mi letra es horrible, pero no tengo mala ortografía...

Solo omito y desordeno las letras.

-¿D-De qué tra-trata?- Pregunté curioso, esperaba de que no fuese de esas cosas románticas que tanto odio.

-Es sobre un drama de romance, el protagonista es un joven tímido que la única forma que encuentra para expresar sus sentimientos es con bellas cartas anónimas a su enamorada- Dijo con una enorme sonrisa, no sé por qué demonios pregunté si la respuesta es obvia.

Género de romance.

Obligado me senté, era mejor ese cliché a que hacer la tarea, luego les diría a mis padres que me vi obligado...

La película duró poco más de dos horas, no me avergüenzo al decir que lloré en muchas escenas junto con mi hermana.

Ambos éramos unos llorones a la hora de ver películas.

Después de terminar la película, fui hacia mi dormitorio para terminar la tarea de literatura, odiaba esa asignatura.

Mientras la hacía con mucha dificultad, se me ocurrió una idea absurda...

Iba a escribirle mensajes anónimos en notas de papel a Kyoka; ya lo había decidido, enamoraré a la chica de mis sueños siendo yo mismo.

A bolígrafo y papel.

Mi letra es horrible y tiene esos defectos, de seguro creerá que es una broma, pero si lo intento de forma anónima no saldré lastimado.

Sonreí al pensar en su rostro, en aquella bonita mirada oscura.

Agarré una hoja y escribí lo primero que se vino a mi mente; iba a ser corto para que no se viese tan feo, pero tendría las palabras precisas.

Cuando terminé, examiné la carta al revés y al derecho, de seguro estaba mal escrita, pero desgraciadamente no lograba ver los errores.

Para Jiro:

Jiro me gutas mucho, tsu ojos son muy bonitos

Ate. D

Desearía pedirle ayuda a mi hermana, pero de seguro se reiría y luego me ayudaría, las hermanas mayores pueden ser crueles, además sería patético.

Maldita película, has provocado en mi a un ser patético.

Nota

Volví con esta historia ;)



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