Capitulo 1
"La Primera Impresión"
Aquella era una tarde como cualquier otra, tomaba una espléndida taza de expreso, en aquella cafetería nueva que habían abierto hace poco menos de un mes, siempre quise visitarla, ahora ya era un cliente frecuente, el aroma a café en cuanto entrabas era impresionante
Realmente mi gusto por aquel sabor era arrebatador, provocaba en mi sensaciones pero no las mismas que aquel rubio de ojos rasgados que atendía el lugar, muchas chicas solo asistían al mismo tan solo para mirarlo como hacia arte con el café, el era el Barista, sinceramente podía decir que el me tenía hechizada o algo por el estiló, siempre me sentaba en la orilla de la barra justo donde quedaba la máquina de café, donde el siempre a cada segundo estaba, de espaldas podía notar lo fino de su silueta, era delgado pero sin llegar a lo flacucho, se veía con unos músculos bien tonificados, podía notar dos bultos en su espalda baja, tenía un buen trasero, bastante redondo, de esos traseros que diría mi madre, como para darle unas buenas nalgadas, siempre trataba de disimular.
Como dije antes últimamente era un cliente regular, a veces intercambiaba miradas con el ojiazul, tenía un encantó como pocos varones que conozco, su mirada profunda y llena de esa expresión tan sensual que despedía lo podía apreciar cuando estaba en la máquina de molienda, posaba prácticamente para mis pupilas que seguramente se dilatan al verle, ahí parado, tan perfecto en su espacio lleno de ese algo que hacía que me llamara la atención no solo de mi vista si no de mis hormonas, las cuales revoloteaban a tan solo una mirada o una sonrisa, mi corazón se aceleraba a más de mil revoluciones por segundo en aquel preciso momento que el se acercaba a la máquina de café, a veces podía sentir en mi olfato el ligero perfume que emanaba de su cuerpo, pero mi cerebro solo se paralizaba.
Jamás antes me había sentido tan atraída a alguien de está forma tan avasalladora, mi corazón palpitaba tan solo de verle sonreír a aquella rubia que parecía más que oficinista una modelo, la cual le hacía cumplidos, mismos que yo deseaba tanto hacerle y que siempre se quedaban atorados en mi estúpida garganta.
El solo agradecía amablemente pero nunca llegaba a más, había veces que mientras daba sorbos en mi pequeña taza de expreso podía sentir claramente sus ojos clavados en mi, más sin en cambio cuando levantaba la vista el solo miraba hacia algún cliente más.
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