¡Ya basta! (Parte 1/2)
Estaba muy nerviosa como para pensar con claridad, estaba físicamente en mi habitación pero mentalmente corriendo por la avenida entre los coches. Di un suspiro alejándome del espejo, miré mi reflejo admirando el vestido color azul marino, era largo, muy elegante y excelente para la ocasión. Miré el marco de la puerta al observar a alguien ahí, era David sosteniendo una sonrisa—Te ves preciosa —le devolví el gesto sin decir nada, él se veía muy guapo, solo que ahora mismo estoy con la culpa y no sé qué decir.
—Tú... Tú igual —él caminó hasta mí, pasó sus manos de mis hombros hasta mis brazos y apretó suavemente de ellos. No estaba incómoda, sino que simplemente no tenía ni idea de cómo reaccionar, quiero decirle ahora mismo pero no puedo.
—¿Pasa algo? —me giré para poder verlo de frente. La conciencia me estaba comiendo la cabeza y no podía hacer nada aún, al menos esperar a que la fiesta se acabara—. Ya sé lo qué sucede.
—¿Ahh... Sí? —mi estómago se revolvió, había pocas probabilidades de que se hubiera enterado, pero no pude evitar ponerme nerviosa.
—Por tu cara intuyo que olvidaste comprar mi regalo de cumpleaños —soltó una risilla tomándome de mis mejillas, no quería que me besara, eso no lo había permitido desde que le dije mis sentimientos a Charlie—, pero sé que si me darás uno, tú eres mi regalo.
—Tengo que decirte algo —me alejé un poco de él sin que se notara que lo estoy evitando. No estaba lista para contárselo, pero tengo que hacerlo ahora que tengo la oportunidad de estar a solas con él. Asintió sentándose en mi cama prestando toda la atención en mí—. Lo que pasa es que yo no...
—¡Hola chicos! —Gabriela entró a la habitación sin siquiera tocar la puerta—. David tenemos que irnos, están llegando los invitados —él asintió y me miró un tanto apenado.
—Puedes decirme si quieres —negué con una sonrisa en mi rostro.
—Más tarde, con calma.
—¿Te irás con Charlie y Camila? —dije que sí con mi cabeza, él me plantó un beso en la frente y salió junto a su irritante prima.
Me dolía un poco la cabeza, miré fijamente la alfombra que tenía a un lado de mi cama. Quería acostarme ahí, quedarme dormida y no saber qué va a ocurrir, no me sentía con ánimos de asistir a esa fiesta, solté un suspiro largo mientras me levantaba de la cama—Te vi con Charlie en ese restaurante —me llevé un gran susto al escuchar la voz de Gabriela de nuevo.
—¿De qué hablas? —intenté parecer segura y que ni siquiera estaba confundida. Ella sonrió con cinismo, por favor que no vaya a decir nada, no ahora.
—Te veo en la fiesta primita —dio media vuelta bajando las escaleras de nuevo. De plano, en este instante quiero desaparecer de la faz de la tierra. Como la odio, siempre está en donde menos le llaman, esa es una de las razones por las que dejamos de ser amigas en la secundaria y no puedo creer que después de todo este tiempo siga estando en mi vida.
A ella la conocí días antes que Charlie, éramos las mejores amigas, no había quien nos separara. Pero un día ella cambió conmigo, se empezó a alejar de mí e incluso me agredía verbalmente, me manipulaba. Llegó a tal grado que yo me deprimí mucho, porque no lo entendía, yo no le había hecho nada para merecer su odio. Aquella vez decidí hablar con ella y por fin aclarar todo, sin embargo, Gabriela y sus amigas me dieron la golpiza de mi vida. Para ese entonces Charlie y yo ya estábamos más unidos, todo eso transcurrió aproximadamente un año, ni siquiera mi mejor amigo sabía lo que en realidad me estaba pasando. Fue cuando mis padres decidieron volver a Roma, solo mantuve contacto con Charlie los cinco años que estuve en mi país natal, pero nunca le conté lo que en realidad pasó. Esta es la historia del porqué odio a Gabriela.
Me preocupa el hecho de que ella diga algo, es tan capaz de arruinar la fiesta de David solo para perjudicarme a mí. Un problema más estaba rondándome, ¿qué se supone que deba hacer? Y si no voy, salgo con algún pretexto. Lo único malo es que ya estoy lista y mis familiares están en el salón. Ayer justamente lo que hice con mis padres fue sacar una excusa a último momento.
"—¡Basta! ¡No voy a casarme! —había sido un impulso repentino, pero no podía dejar esto así, no de esta forma—. Aún... Quiero decir..., en dos semanas sí —lo sé, es totalmente patético."
—Hola rojita —Camila entró entusiasmada a mi habitación, ella lucía un vestido negro hasta las rodillas, era esponjado y de encaje, se veía muy linda—. Pero mírate, estás muy elegante, te ves muy perra con tu vestido, me encanta —hizo que diera una vuelta entera. Ella siempre era así, una persona muy extrovertida.
—Tú también te ves muy guapa —sonreí. Miré el marcó de la puerta, ahí estaba Charlie luciendo un traje color gris oscuro, se veía realmente guapo. Caminé hasta él para darle un abrazo el cual fue correspondido. No podía besarlo aún.
—Vámonos chicos, me contaron que hay barra libre —Camila tomó del brazo a Charlie en cuanto nos separamos, ellos se adelantaron mientras yo agarraba mis cosas y le dejaba alimento y agua a Roma para no preocuparme ya que iba a estar sola hasta tarde.
Me subí al asiento trasero del auto de Charlie, no conduciría ya que mis padres y mis hermanos se llevaron mi auto. Tanto Charlie como yo no dijimos nada durante el camino al lugar del evento, solamente nos mirábamos a través del espejo retrovisor, Camila observaba por la ventana concentrada en el paisaje de la ciudad.
—Estas muy guapa Natalie —me sonrojé al escuchar el cumplido de Charlie hacia mí. Le sonreí.
—Tú... Tú estás más que guapo —solté una risilla nerviosa. Ambos miramos a Camila, pero ella seguía perdida en la ventana o eso creíamos.
—Menuda tensión sexual, ¿no? —la chica volteó sonriendo, acompañó con una risa un tanto juguetona su comentario. Abrí mis ojos claramente incómoda por su mención, rasqué mi cabeza sin saber que hacer, Charlie simplemente se rió junto a ella ya que creyó que lo decía en broma—. ¿De qué te ríes? Son tan obvios chicos.
—¿Cómo...? —mis manos comenzaron a sudar y el vestido me estaba sofocando un poco.
—¿En serio creyeron que no me iba a enterar? —Camila se veía tranquila, por eso Charlie pensó que se trataba de una broma—. Bien, en realidad me lo dijo la prima de David hace un rato —rió fuertemente dejándonos confundidos—. Venía de mete mierda, pero la ignoré, aun así sabía que era verdad, algo tenían ustedes.
—¿Gabriela te dijo eso? —Camila asintió.
—Charlie, ella nos vio en el restaurante —no podía negar nada ya, quiero decir, como quiera hoy será el día en que todos se enteren que no me voy a casar con alguien que no amo.
—No estoy enojada, sé lo que estar enamorada de alguien durante tantos años y no abrir los ojos sino hasta mucho tiempo después —Charlie se estacionó en el parking del salón al cual no le puse mucha atención, solo quería salir del auto y evitar la incómoda conversación de ellos dos.
—¿Podríamos hablar más tarde? —les dije a ambos antes de salir del carro sin esperar respuesta, solo quería saber si Gabriela había hablado de eso con David. Espero que no, no quiero que se arruine su fiesta por culpa mía.
Entré al lugar casi corriendo, la música a todo volumen inundó mis tímpanos en cuanto abrí las grandes puertas de la entrada, observé entre toda la multitud y las mesas en donde había más gente, visualicé a Gabriela y a David juntos en una esquina tomándose fotos con sus familiares, solté un suspiro fuerte antes de agarrar las suficientes fuerzas para recorrer todo el salón hasta llegar donde estaban ellos. David sonrió en cuanto me vio, caminó hacia mí para pasar su brazo por mi cintura y guiarme hasta donde estaba Gabriela. La chica sonrió sarcásticamente viéndome de arriba a abajo.
—Gabriela, ¿podemos charlar a solas? —ella asintió y caminó sin decir nada hasta los baños del lugar, miré a David, él simplemente asintió dándome a entender que me esperaría. Me encaminé a los sanitarios, abrí la puerta para encontrarme a la chica mirándose en el espejo de los lavabos, rodó los ojos y se giró a mí.
—Sé lo que quieres, no, aún no le diré nada —levanté ambas cejas. La conocía, sabía que estaba pensando en amenazarme con algo—. Disfruta la poca felicidad que te queda, te dije que haría todo lo posible para que te alejaras de él.
—Mira Gabriela, yo hablaré con él, tú no tienes por qué meterte en donde nadie te está llamando —frunció su entrecejo, cruzó sus brazos sobre su pecho. Estaba preocupada ya que creí que en serio había abierto su boca tan grande, es tan egoísta que de verdad es capaz de hacer lo que sea con tal de salir ella ganando.
—¿Acaso quieres que salga y haga un escándalo por tu culpa? —hice una mueca—. Bien, entonces no me digas que esto no me interesa. Cómo sea, hoy no, primita —me dedicó una sonrisa antes de salir del cuarto.
—Maldita perra —dije para mí misma. De todos modos no confío en su palabra, sé que en cualquier momento se lo dirá a David, estoy segura.
...
Si llegaste hasta aquí de verdad lo agradezco mucho. Este es uno de los proyectos que más ganas le he puesto y al cuál más cariño le tengo. De verdad gracias por leer. <3
P.D: Este mensaje también es para recordar que estamos en la recta final de esta historia.
xoxo.
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